Claude-Michel Cluny
Los lectores ya conquistados por Los nombres del aire y En los labios del agua 1 van a encontrar de nuevo al autor atípico, con su escritura fluida, cercana a los sueños, que continúa ahora en otros escenarios su celebración de los encantos femeninos. Aunque el lugar central, el epicentro de esta apuesta narrativa mayor, de la cual Los jardines secretos de Mogador es el tercer libro o tercer círculo, sigue siendo la inmutable y siempre embrujadora ciudad portuaria de Mogador.
Mítico y presente, irreal detrás de su batería de cañones antiguos, el puerto cherifiano de Mogador se ha vuelto digno de figurar en el Diccionario de Lugares Imaginarios de Alberto Manguel.2 Alberto Ruy Sánchez, en este libro, hace de ese puerto el corazón de una flor cuyos pétalos son, cada uno, un jardín distinto. De ese sitio irradia la imaginación imprevisible del autor.
Una mujer encuentra al narrador, lo seduce, lo guía y lo pierde en los misterios de sus revelaciones sensuales y oníricas, otorgándole la posibilidad de embriagarse con los olores y los colores de jardines que no existen. “Viendo las cosas de otra manera” obtiene el poder de soñarse en los jardines que imagina o que ha conocido. Como una de las bellezas celestes que habitan los jardines divinos del Islam, la joven Jassiba da la palabra a los sentidos para alcanzar, a través de ellos, la plenitud. La deambulación del narrador por las animadas callejuelas de Mogador no es sino un acercamiento a tientas hacia un mundo resguardado: hacia un Ryad oasis, jardín secreto, refugio… El placer sensorial nos llevará hasta ahí si los sentidos logran descifrar los signos de ese esplendor. Cuando leemos: “…señal favorable. Lo invisible está de su parte” podríamos pensar que se trata de un verso de Saint-John Perse.
“Sólo tú podrás verme donde ya no estoy”: una sublimación hace que se deslice lentamente el relato, o los relatos, hacia la plenitud de lo maravilloso. Evocando a su abuela, la bella Jassiba confiesa: “Cuando éramos niños ávidos de cuentos nuevos y viejos, ella nos reunía bajo un árbol de granadas, aquí afuera. Y cuando mi abuela contaba una historia hasta el viento se detenía a escucharla. Ella abría un hueco en el tiempo, como si de pronto un segundo se convirtiera en una fruta madura partida por la mitad, y en ese territorio apetecible nos atrapaba con el sabor de sus palabras. No importaba entonces qué hora fuera. Era la reina del tiempo.”
Novela múltiple, este libro conjuga la magia del relato medieval (pienso en Coeur d’Amour épris…) con la del cuento árabe, mostrando esta cualidad moderna del conocimiento comparativo de las culturas que ha modificado nuestra relación con los signos.
El informado editor de arte mexicano, el viajero de curiosidad infatigable que es Alberto Ruy-Sánchez, no permiten, desde hace algún tiempo, que el escritor se separe de sus sueños: ya que él se ha impuesto como meta reinventar lo que sabe para alimentar nuestros propios sueños. Tiene con certeza un don: el de combinar los elementos, las sensaciones y la memoria viva, con esa otra dimensión de la vida que es el arte de contar historias.
Los jardines secretos de Mogador, como las dos novelas que la preceden en este ciclo, se sitúan bajo el signo del deseo. Hasta la raza o casta privilegiada de “los Sonámbulos” extrae su sabiduría del deseo: esa fuerza “que nos modela”. Siempre y cuando seamos dóciles a sus lecciones. “El Sonámbulo sabe que el deseo es siempre una búsqueda. También sabe que al buscar no siempre encontrará lo mismo que anhela.” A imagen del paraíso, espejismo de aguas vivas y follajes, el Ryad al que acceden estos afortunados del mundo parece situarse bajo un signo desconocido de nuestro zodiaco. El paraíso no es sino un sueño que siempre comienza de nuevo.
La escritura vence las dificultades de esta especie de levitación novelesca ejerciendo una ciencia amorosa de las palabras y del ritmo de respiración de la lengua. Despliega recursos tan discretos como aparentemente infinitos, capaces de inventar espacios y formas que se burlan de las leyes de los géneros. Pone en escena la belleza del alba, la suntuosidad de las telas antiguas con motivos discretos, o el canibalismo real de árboles maléficos. Mejor que un sueño, este libro es un viaje que realizamos sin movernos y que nunca termina.* ÅÅÅ
1 Los tres libros han sido publicados por Alfaguara en México y por Editions Du Rocher en Francia.
2 La Mogador de los libros de Alberto Ruy-Sánchez figura desde su tercera edición en la obra de Alberto Manguel y Gianni Guadalupi: The Dictionary of Imaginary Places, Harcourt Brace. También figura en la versión española: Breve guía de lugares imaginarios, Alianza Editorial, 2000. Colección Gran Bolsillo 1004. Páginas 378 y 379.
* Artículo publicado originalmente en Le Figaro Litteraire, 16 de mayo de 2002, página 5; a propósito de la publicación en Francia de Los jardines secretos de Mogador, traducida por Gabriel Iaculli bajo el título de La Peau de la Terre, Editions du Rocher, 2002.
Claude-Michel Cluny, es poeta, novelista, ensayista y editor. Nacido en 1930, recibió en 1985 el Gran Premio de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Entre sus muchos libros están Asymetries, Feuilles d’Ombre, Trois Visions de l’Ephémere, A l’Ombre du Feu, Le Livre des Quatres Corbeaux, Poèmes d’Italie. En México ha publicado Los osoletas, en Ediciones Heliópolis,1995; Pastoral Hotel, Verdehalago, 1998; y proximamente el Fondo de Cultura Económica publicará su libro Atacama: ensayo sobre la guerra del pacífico 1879-1883. Ha escrito sobre otros libros de Alberto Ruy-Sánchez: Las barcas del sueño sobre Los nombres del aire; y La coreografía del deseo sobre En los labios del agua.
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