"...Y
si uno se mete en las páginas ensangrentadas de la Iliada,
perfectamente puede oír el silbido de las flechas, el
rasgar el aire por las azagayas, el sonido del tambor de un
escudo de piel de buey, endurecida, que ataja el golpe de la
espada de bronce..."
Por
: Mario Escobar Velásquez
Para el maestro Rojas Herazo, tanto la pintura como la literatura
son mucho taller, mucha física. "Le agrada el taller
porque da humildad y de la buena. Humildad para conocer sus
propios límites y saber cuando algo va bien encaminado.
Siempre conoció su propio ritmo y su propia tarea, para
lo cual proponía un gran comienzo": "No hay
maestro más fiel y más afectivo que un aprendiz
entusiasta" No quiso olvidar una frase bandera de Leonardo
Da Vincci: "Sabiéndote efímero trabajas como
si fueras a ser eterno, y por la perfección no te preocupes,
porque esa, no la alcanzarás nunca"
Decía
que esto era una lección de humildad, porque Leonardo
era un genio humilde y la humildad de Rojas Herazo sale a flote
cuando al referirse a su estudio aclaró: "No es
un estudio. Solo un cuartico donde pinto y escribo".
Fueron
60 años de vida artística que cobijaron un valioso
quehacer literario marcado por sus 5 libros de poesía:
"Rostro en la soledad" (1951), "Tránsito
de Caín (1953), "Desde la luz preguntan por nosotros"
(1952), "Agresión de las formas contra el ángel"
(1960) y "Las úlceras de Adán" (1995)
por sus 3 novelas: "Respirando el verano (l962), "En
noviembre llega el Arzobispo" ( l967) Premio novela Esso,
"Celia se pudre" (l.986); y también números
artículos periodísticos publicados mayoritariamente
en "El Universal" de Cartagena en la columna "Telón
de Fondo".
De
su obra escrita ha llegado a afirmarse que sin su precedente
no hubiera sido posible la figura literaria de Gabriel García
Márquez.
Respectos
a esta simbiosis artística escribir-pintar-escribir,
Rojas Herazo confesó: "Lo necesito de manera biológica
y fatalmente. Me he preguntado en profundidad, si yo podría
vivir sin esto, sin alimentarme de ambas cosas, y siempre me
he respondido negativamente".
La
perduración en la obra de Rojas Herazo, es una lucha
constante contra la desaparición. Me refiero no sólo
a Celia personalmente, sino al esfuerzo que ella hace para hacer
perdurar a otros personajes. El predominio de este conflicto,
expresado de esta manera -perduración contra desaparición-
Se destacan como una cualidad especial de "Respirando el
verano" su primera novela.
Su
segunda novela consta de una serie de semblanzas de la vida
plueberina, aquel pueblo es el protagonista y la novela cuenta
con la historia de ese pueblo. "En noviembre llega el Arzobispo"
es un estudio serio de una zona aterrada. La causa del terror:
Leocadio Mendieta, a quien conocemos en el último día
de su vida. Su poder - y su manera de emplearlo - lo identificaron
como un agente del no-nombrable.
La
esperada visita del arzobispo es la fuerza opuesta al terror.
Uno de los aspectos de esta narrativa es la asociación
de la visita obispal con el exceso de carnaval.
Si
preguntas cuál es el verbo central, ¿qué
hace Celia? La respuesta obvia es que Celia se pudre.
Podríamos decir que Celia vive, Celia se consume. En
términos de la trilogía, que es al fin y al cabo
mi manera de ver las tres novelas, Celia perdura. Celia contempla
la vida y nota que siempre te pudres, allá adentro y
acá afuera te pudres" (Celia se pudre, Pág.,
52) Todo pasa, las muertes como los pájaros que hacen
sonidos, como ver las hojas, como escuchar el mar. Así
desfila una vida de acontecimientos. Una vida y una cultura".
Fragmentos
del estudio "En diciembre Llegó Celia: tres novelas
de Rojas Herazo"
Por: John S. Brushwood, profesor de la Universidad de Kansas,
Estados Unidos.