¡ Cuidado con botar el voto !

Por Víctor Cetre Mosquera 

Estamos a dos días de las competencias electorales de mayor controversia y agitación de cuantas han sucedido en los últimos años.

Por vez primera en la historia del país se realizan dos votaciones dentro del mismo mes y con diferencia de un día; todo lo cual, sumado a los temas a resolver le dan a estos comicios trascendental importancia, pues nunca antes la opinión nacional había estado tan expectante de lo que ocurra el 25 y 26 de este mes.

Por un lado, la clase dominante y su gobierno mueven todas sus fichas y puestos a funcionar todo su poderío y maquinaria, en orden a imponer el referendo a como de lugar: con el propósito de continuar el empobrecimiento del pueblo colombiano, reduciendo cada vez sus posibilidades de empleo e ingreso y abriendo las puertas para lanzar a la calle a la poca gente que todavía tiene el privilegio de un ocupación estable. Por el otro están los opositores a la propuesta de referendo, quienes rasguñando la tierra sudan la gota gruesa, a fin de impedir su aprobación, por considerarlo un nuevo atentado contra los intereses populares.

Para obstaculizar la victoria de los primeros, los segundos han adoptado como estrategia la abstención activa, es decir, la no participación en la contienda del sábado 25, con el objeto de evitar que la votación general por este alcance el 25% del censo electoral, vale decir, 6'290.000 votos, porque la misma Constitución que se pretenda reformar establece que para su modificación por la vía del referendo, los sufragios deben alcanzar dicho umbral.

Así las cosas, en la medida que se acerca el día de la quema, defensores y opositores utilizan los últimos cartuchos, con miras a lograr los objetivos propuestos.

Del mismo lado, a nivel regional y municipal está al rojo vivo la pelea por la gobernación, alcaldías, diputados y concejales; para los cuales, cada tres años crece la codicia por controlar los cada vez más disminuidos presupuestos. Sin embargo, en cualesquiera de los casos que tenemos a la vista, no podemos botar el voto, haciéndolo por presión, cualesquiera que sea.

No olvidemos que es necesario sufragar en conciencia, haciéndolo por lo que más convenga a los intereses del pueblo, en el caso del referendo, y por los mejores hijos en cuanto al gobernador, alcaldes, diputados y concejales.

No se puede votar por votar, sin antes meditar sobre las cualidades que aseguran fructífera gestión. Votar a la suerte o presionado por algún beneficio personal es el peor mal que nos podemos hacer individualmente y a todo el conjunto social. Ningún dinero y favor compensa en mínima proporción el daño causado con una equivocada decisión y escogencia. El sufragio debe ser el resultado del convencimiento íntimo del ciudadano sobre lo que considera la mejor opción. Sólo actuando de este modo el voto adquiere el significado atribuído a sus propósitos.