Chocó 7 días
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EDITORIAL Algo
huele mal en Dinamarca
Por
cuenta del evidente propósito reeleccionista que anima al actual
gobierno, estamos llevados del diablo. Se perdieron las metas de seguridad democrática y de
anticorrupción, portaestandartes y banderas de la campaña presidencial
de Uribe Vélez, en la medida en que afloraron sus aspiraciones de
continuidad en el poder, contra todas las previsiones y la tradición
constitucional de la República. El país -perplejo-
ha vivido esta metamorfosis, que le ha devuelto al exgobernador y
exsenador de Antioquia, su verdadera
dimensión política. Pese
a los guarismos de las encuestas que lo colocaron en la cresta de la opinión
inicialmente con un índice de favorabilidad sin antecedentes, el globo
comienza a desinflarse en la medida que pasa el tiempo y el pueblo
comienzan a sentir los efectos de una ideología y de unas políticas
manifiestamente contrarias a sus intereses. Los consejos
comunales tan promocionados por los medios televisivos oficiales, en los
cuales el autoritario mandatario hace gala de su desprendimiento y
preocupación, imparte ordenes perentorias a sus subalternos y da la
sensación de estar atento frente a los múltiples reclamos de las
comunidades, a nuestro juicio y el de connotadas opiniones respetables no
pasan de ser activismo político populista.
La verdad del sainete presidencial televisivo, es que está en cam
paña y lo seguirá estando hasta cuando se agote la posibilidad de ser
reelecto, algo que está por verse. Si
ya una vez los demócratas colombianos derrotamos el referendo de Uribe Vélez,
que también perseguía la perpetuación en el gobierno de Uribe Vélez,
¿por qué es imposible detener sus aspiraciones autoritarias para
sostenerse?. A los amigos de la
reelección le formulamos una sola reflexión:
¿Qué ocurrirá con la república cuando un mandatario arbitrario,
disponga de los recursos y de la fuerza pública para su reelección
inmediata? ¿En dónde irán
a parar los derechos de la oposición y las voces independientes?
¿Cuál será el destino de las garantías ciudadanas? ¿Qué pasará
con el presupuesto nacional y con las vocerías en el congreso que no se
sometan a la férula gubernamental?. A propósito de
presupuesto nacional, en el umbral de lo que está por venir, ya existen
antecedentes alarmantes de actualidad sobre lo que viene en camino:
A última hora se aprobaron partidas del presupuesto nacional por
1.3 billones para obras regionales en las cuales estaban interesadas las
bancadas uribistas; a la presidencia se le adjudicó un rubro de 500 mil
millones que los expertos consideran servirán para alimentar la campaña
reeleccionista; y el contralor general de la república llama la atención
porque de los 98 billones para el año entrante el 38 por ciento de los
recursos se van para el pago de la deuda externa e interna, 16 billones
para el pago de pensiones, 15 billones para la salud y educación y 10
billones para la defensa y funcionamiento del estado. Ni en estas cifras
multibillonarias ni en el mega proyecto de 2.500 de Invías que le concedió
unos kilómetros de pavimentación a la vía El Siete, El Carmen o a La
Mansa, no encontramos justificación alguna a que sin previa consulta con
las autoridades regionales se les de prioridad en los planes nacionales de
obras públicas a construcciones que si bien revisten interés público,
no sobrepasan las expectativas que en materia de vías, han sido
identificadas como prioritarias para nuestro desarrollo. Algo huele mal en Dinamarca. |
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