Naci
en un chalet pintado de blanco, como todos aquellos que existen en las
proximidades de Marsella, y mi padre, como todo jefe de familia, es
pescador. Cuando el vuelve del trabajo, transportamos el pescado para
el "entreposto". Es un sujeto quieto: raramente habla. Adquirio ese
habito en las horas que pasa, solo, en alta mar. No recuerdo haberlo
visto conversar muchas veces con mama, pero ellos se entienden muy bien.
Para mi un "loar" aquiescente de el vale mas que todo el elogio del
mundo.
Ultimamente
ando intrigado, pues cada vez que nos aproximamos del "entreposto"
el me lanza una mirada medio "maroto" e instigadora. Quiere que yo
enamore a Sandra. Cree que estoy en la edad del primer amor. La idea
es buena, principalmente porque ya la vengo meditando hace mucho tiempo.
Nadie puede enamorar a Sandra. La pobrecita es la joven mas timida
de la tierra. Casi todos los chicos de la villa, intentaron conquistarla,
y, ninguno consiguio, arrancarle, siquiera, un saludo.
El pueblo no comprende porque una moza de cabellos negros, ojos azules
y de cuerpo tan elegante, no piense en el amor. Nunca fue vista conversando
con chicos pero se dice que enamoro a un viajante que partio y nunca
mas volvio.
Creo
que es su ropa la que instiga tantos chismes.Se viste como un hombre.
Aun lejos del "entreposto", donde trabaja en el servicio de "pesagem
y pagamentos", no se quita los pantalones "compridos", y la blusa
de paņo ordinario. Eso es, justamente, lo que le da originalidad.
Una vez la bese cuando estaba distraida.
Fue tal la expresion que se estampo en su rostro que me senti avergonzado,
como si la estuviese violentando. Le pedi perdon con voz tremula,
e insulte a mi padre por instigarme a aquella aventura. Un chico intento
hacer lo mismo y se llevo una violenta bofetada. Habia conocido su
madre -doņa Mariana - que le pidio encarecidamente que "conquistase
a su hija para hacerla menos retraida"
Encuentro
a Sandra en la playa. Viene cargando un cesto lleno de mariscos. "Prontifico-me"
a ayudarla no recibiendo el menor agradecimiento. La marea alta desbordo
y tenemos que esperar la bajante. Nos sentamos en la arena.
Como
ella permanece en silencio, me dispongo a tirar piedritas en el canal,
percibiendo que estoy siendo observado de reojo. No se como, paso
a hablar de mis planes, y "logo rimos de um trocadilho que me escapou"
Despues de esto volvimos siempre a la playa. Nos amamos. Sandra es
extraņa e impenetrable. Primero exige que nadie sepa de nuestro amor,
despues me hace jurar que nunca ire a su casa. Estoy de acuerdo con
las dos cosas sin comprender.
Cierta
vez voy a esperarla al porton y doņa Mariana me viene a saludar.Simpatizo
luego con ella. Es una seņora adorables, sonriente, que me da muchos
consejos de como " domar a la nena". Cuando Sandra aparece se pone
palida y quiere acabar con el noviazgo. Solo que no terminamos porque
juro que nunca mas la esperaria en el porton. Este incidente me intriga.
No comprendo su espiritu timido , sus maneras misteriosas, tristes,
y sus exigencias extravagantes. Siempre encuentro a doņa Mariana por
las calles del pueblo. Ella siempre dice: Dejela. Son cosas de chica.
Despues pasan. Va a ver que ustedes se arreglan. Pase por casa para
tomar un cafe con la gente.
Resuelvo
hacerlo. Paso muchas horas conversando con doņa Mariana. Sandra no
quiere aparecer. Cuando me vio llegar, se encerro llorando en su cuarto.
Pasaron algunos dias, y como no hay manera de encontrarla, vuelvo
a la casa de doņa Mariana:
-Como
esta doņa Mariana...Hace tanto tiempo que no veo a Sandra...
-Usted
no sabe?
-No sabe que?
-Ella se fue
-Se fue?
-Un
dia despues que usted vino...
-Fue a buscar empleo en Paris.
-Creo
que esta en la casa de los parientes de la capital...-y con un suspiro-
Ah Hice todo para detenerla.
-Doņa
Mariana, amo a su hija y ella lo sabe, pero nunca podria casarme con
con una moza que se rodea de tantos misterios. Las mujeres deben ser
femeninas, hablar de la luz de la luna, usar vestidos vaporosos...
Me gustaria que ella fuese igual a las otras... igual a usted que
debia de haber sido muy diferente cuando tenia la misma edad.
-Claro
que si.
-No comprendo porque ella no queria que viniese aqui. Fue por causa
de esto que ella partio... Ahora le voy a confesar una cosa - espero
que no se enoje...
-Hable No creo que sea una cosa grave.
-Pues...una vez...bese a su hija...
-"Heim"
-Lo
confieso.
-Cuente como fue. Esta es la ultima cosa que yo esperaba. Sandra se
deja besar...Cuenta como fue.
-Yo espere que ella dijese algo, hiciese un gesto de reprimenda; pero
esa loquita me miro con la cara mas espantada del mundo y se fue como
si nada hubiese acontecido.
Doņa
Mariana frunce el ceņo, me mira lentamente, aproxima la silla mas
cerca de mi y me dice bien bajito, en mi oido:
-Estaba
cansada de decirle a ella que hiciese de otro modo. Ah Si fuese conmigo...como
seria diferente...
Paris - Maio 1.968