A estas
alturas podemos decir que es un elemento más en la vida cotidiana de una buena parte de
nosotros. No obstante, las tecnologías relacionadas con Internet guardan aún un
potencial mayor si cabe que el que ya conocemos.
En los últimos años, una serie de
aplicaciones de Internet se han venido abriendo paso en los medios de comunicación aún
antes de estar disponibles, algunas de ellas, como el "comercio electrónico"
han alcanzado por méritos propios la categoría de mitos. Si se ha dicho que Internet es
la última frontera, bien podría añadirse que el comercio electrónico es el nuevo
"Eldorado". Pocas aplicaciones son tan pobres, tecnológicamente hablando, como
las que actualmente se publicitan bajo la etiqueta de "solución para comercio
electrónico", eso sí, la cosa aún puede empeorar si añaden la palabra
"seguro".
¿Quiere esto decir que el comercio
electrónico en Internet del que tanto se habla y se escribe es una falacia?, ¿que no es
factible tecnológicamente dar una respuesta a tan importante demanda? Desgraciadamente la
respuesta es (por el momento) afirmativa en ambos casos, aunque eso no impide que la red
mueva y genere mucho dinero y que, por supuesto, alguno este haciendo el negocio del
siglo. Los continuos avances en la tecnología hacen prever que en un futuro no muy lejano
estaremos en condiciones de atacar el problema con mejores expectativas que las actuales.
El esfuerzo investigador que se está dedicando es muy importante y ello debe, más pronto
que tarde, dar sus frutos (podíamos hacer una analogía con lo que sucede con
enfermedades como el cáncer).
Pero entremos un poco más a fondo
en las causas de tan sombrío panorama. ¿Porqué no es posible realizar aplicaciones de
comercio electrónico sobre Internet si existen otras aplicaciones como el correo
electrónico o la web cuya complejidad es, a priori, similar?. La razón hay que buscarla
en la naturaleza de esta aplicación: comercio, empresas, economía, intereses, ... en
definitiva dinero. La falta de seguridad de las aplicaciones existentes tiene escasa
repercusión en su uso (o más concretamente en la reticencia a usarlas); no sucede lo
mismo en el caso de que haya intereses económicos por medio. Por alguna razón tenemos
más miedo a que alguien nos birle unos miles de pesetas de la tarjeta de crédito
(pérdidas usualmente limitadas por un seguro) que a que se descubra que estamos abonados
a tal o cual sitio web de dudosa reputación, a que tenemos un ligue en un IRC o a que
conspiramos contra el jefe usando el correo electrónico.
Y en esta coyuntura nos hallamos
cuando en cada pasillo y en cada informe de cada gran empresa una voz reclama
atronadoramente la necesidad de subirse al carro del comercio electrónico, por aquello de
que el que da primero da dos veces, y desde arriba los jefes hacen suya la voz y presionan
para que la empresa se suba a ese carro que, como el de Manolo Escobar, no aparece por
ninguna parte.
Aunque todos tenemos una idea sobre
en qué consiste el llamado comercio electrónico, nadie sabe a ciencia cierta cómo se
materializará ni hasta que punto llegarán sus potencialidades, pero al menos ya podemos
hacernos una idea clara sobre lo que puede ser y lo que no es ni será nunca. Por ejemplo,
no será el sustituto del comercio como hoy lo conocemos, pero sí revolucionará la forma
en la que las empresas se comunican. No será una solución total, pero es seguro que
introducirá nuevas formas e incluso nuevos objetos de comercio.
Lo que aún nos falta
Algunas de las claves que debemos ir
descubriendo para que el comercio electrónico llegue a materializarse pueden encontrarse
en el siguiente resumen:
- Medios de pago adecuados. Una parte muy importante
del potencial del comercio electrónico reside en la posibilidad de comercializar
información especializada "a la carta". La naturaleza inmaterial del objeto de
este tipo de transacciones, la gran cantidad de las mismas y la pequeña cuantía
económica que representa cada una de ellas hacen que tanto los medios de pago
tradicionales como su adaptación a Internet sean insatisfactorios para este cometido.
- Identificación y responsabilización de los
usuarios. Es necesario proporcionar mecanismos de identificación de los usuarios (tanto
clientes como proveedores) y manejo de la confianza entre los mismos. Está
identificación puede o no ser análoga a la que realizamos en el mundo real. En muchos
casos será suficiente con una identificación tipo autorización (cómo la que figura en
un cheque al portador), mientras que otras veces se necesitarán medios de identificación
más sofisticados.
- Mecanismos de protección de los elementos privados.
Sean estos una imagen, un documento, información en un determinado directorio de un
servidor, objetos de un sistema distribuido, cuentas de correo electrónico o
estadísticas de acceso y uso, es necesario definir mecanismos fiables para controlar el
acceso a estos recursos, evitar su uso indebido, proteger los derechos de autor, etc.
Algún día Internet será una enorme extranet.
- Anonimato. Las soluciones aportadas deben respetar la
privacidad o el anonimato cuando este sea lícito.
Servicios de Internet para comercio-e
En este momento el estado del arte
nos ofrece una serie de avances que hacen posible una gama nada despreciable de servicios
muy interesantes:
- Marketing. Este es el único aspecto del comercio
electrónico que se encuentra en pleno funcionamiento y obtiene resultados satisfactorios.
Aún así todavía hay problemas como por ejemplo los abusos por envío de propaganda no
deseada (Spam).
- Negociación y elaboración de Contratos. En este
sentido es posible realizar transacciones de forma electrónica con la misma validez que
en la forma tradicional. Estas transacciones pueden incluso realizarse de forma
automatizada mediante "agentes" (software que actúa como nuestro
representante).
- Pagos. En la actualidad disponemos de sistemas que
permiten realizar pagos seguros, no obstante estos sistemas están limitados a
transacciones con un importe mínimo y están basadas en los sistemas de tarjetas de
crédito, lo que su uso no es suficiente para cubrir todas las necesidades de pago que
pueden producirse en el entorno del comercio en Internet.
- Notarización y auditoría. Hasta el momento han
aparecido diversos sistemas que han sido tildados de "notarios electrónicos",
aunque en realidad su funcionalidad se aleja bastante de lo que su nombre pretende, pues
su misión se limita a realizar servicios digitales de sellado de tiempos. Sin embargo, el
desarrollo de herramientas que incluyan la mayoría de funciones automatizables de los
tradicionales notarios humanos sería de gran utilidad.
- Protección de derechos. Técnicas como la firma
digital o la esteganografía han supuesto avances importantes en este campo aunque su
desarrollo aún no puede considerarse maduro. Su interoperabilidad es muy limitada y en
muchos casos es muy difícil conseguir soluciones robustas.
- Establecimiento de redes privadas virtuales y
extranets. El uso de internet como medio de relación entre empresas introduce un conjunto
muy valioso de posibilidades de mejora en los procesos comerciales. En este sentido
existen soluciones muy potentes y adecuadas. Las mejoras en este campo se dirigen hacia la
flexibilidad, adaptabilidad dinámica y transparencia de las soluciones.
Conclusiones
Si bien, la situación descrita es
cuando menos poco alentadora, la realidad es que se pueden hacer negocios en la red y con
gran éxito económico, aunque esto no debe llevarnos a pensar que estamos en un terreno
sólido. Lo cierto es que todavía queda por andar hasta que se consiga una Internet como
queremos: segura, conveniente y sobre todo libre. Con un poco de paciencia los que tenemos
que solucionar el problema iremos logrando mejorar la situación y creo firmemente que en
pocos años habremos desarrollado soluciones que conseguirán por medios técnicos los
objetivos propuestos. La otra alternativa, consiste en desarrollar leyes para garantizar
la seguridad en base a responsabilidades (y castigos) aunque probablemente esto tendrá su
coste en el apartado de la libertad, pero eso es otra historia...
Antonio Maña (amg@lcc.uma.es ) es profesor del Dpto. Lenguajes y
Ciencias de la Computación, de la E.T.S. Ingeniería Telecomunicación de la Universidad
de Málaga desde 1995, cuya línea de investigación se centra actualmente en la seguridad
en comercio electrónico de contenidos digitales y en la protección de software, así
como en aplicaciones de tarjetas inteligentes y en servicios seguros para GSM, en cuyo
ámbito es responsable en su universidad del proyecto financiado por fondos FEDER titulado
"E-Ticket", que se realiza en colaboración con la Universidad Carlos III de
Madrid. Anteriormente ha trabajado en Infraestructuras de Clave Pública y en análisis de
algoritmos de cifrado.
Reproducido con permiso del
Criptonomicón (http://www.iec.csic.es/criptonomicon).
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