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El gato de nueve colas (I)

La versión naval

 

Los azotes, o látigos con varias colas han sido usados como instrumentos de castigo a lo largo de toda la historia de la humanidad. Los Egipcios, los Romanos, los Judíos, todos los utilizaron. Pero el más famoso de ellos es el “gato de nueve colas”, llamado en inglés “cat o’nine tails”, “cat o’nine”, o simplemente “the cat” (el gato).

 

Varios azotes diferentes comparten este nombre, pero el original fue el usado en las Marinas del mundo desde alrededor del año 1600, que tenía no varias, sino exactamente, nueve colas.

 

Por qué nueve? Para entender la razón se necesita algo de conocimientos sobre sogas. Una soga (o “cabo” como se llama en el área naval) está compuesto por fibras largas, naturales en esa época, y mayormente artificiales ahora.

 

Esas fibras son agrupadas en tres haces que se hacen firmes en una punta y se enroscan individualmente, al mismo tiempo y en la misma dirección, por la otra punta, produciendo tres cordones. (No intente hacerlo a mano, a menos que tenga, por lo menos, tres manos). A medida que la tensión del torcido aumenta, los tres cordones se enroscarán uno sobre el otro, formando la soga.

 

  

La forma usual de hacer sogas más gruesas, es repitiendo el procedimiento explicado, pero comenzando con tres sogas más finas.

 

Volvamos al gato. Para hacerlo, los marineros invertían el proceso de hacer sogas. Tome 90cm (1 yarda) de soga, desenrosque (o, técnicamente, descolche), la mitad, obteniendo tres colas y descolche nuevamente esas colas, obteniendo las infames nueve colas.

 

(*)

Dado que a bordo había abundantes cabos, y que el castigo era sangriento, los látigos eran descartados después de usarlos, de manera que no sé de ninguno que haya sido preservado.

 

A veces, como castigo adicional, el propio condenado era obligado a hacer el gato que sería usado sobre su espalda desnuda. 

 

Para castigar las faltas más comunes, pelear, beber, desobedecer alguna orden o no trabajar bastante, las puntas eran simplemente envueltas en hilo para prevenir que se descolcharan con el uso (eso se llama “falcacear” las puntas).

 

 

Sólo para crímenes más serios, como robar, a las puntas se les hacían nudos, usualmente tres separados por unos cinco centímetros.  Esos eran llamados “gatos de ladrón” (thieve’s cats).

 

Las puntas falcaceadas producen verdugones angostos, y  pueden cortar la piel. Los nudos, en cambio, dejan moretones, magullando la carne y desgarrando la piel.

 

Una versión más moderna, de alrededor de 1820, fue descrita como ( mi traducción) :

“Un palo de madera de 18 pulgadas (45 cm.) y de cuatro centímetros de grosor, forrado en una bayeta de lana verde claro. Cada punta tiene tiras de ¼ de pulgada (6 mm.) cosidas alrededor como un tipo de decoración. Tiene, desde luego, las nueve colas de cuerda fuerte (no de cuero), cada una de 24 pulgadas (60 cm.). Las colas tienen tres nudos cada una, a intervalos de ½ a 2 pulgadas (4 a 5 cm.) y las puntas están atadas con hilo para prevenir el desgaste (el “gato de ladrón” tenía aparentemente más nudos). El primer nudo está a unos cinco centímetros de la punta de cada cola”

 

Todavía están las nueve colas, pero sólo por tradición, y hasta donde se puede saber, lo que describe era un látigo de ladrón. No es que los de ladrón tuvieran más nudos, es que los normales no los tenían.

 

La foto siguiente muestra un gato como el descrito, sólo que las puntas están falcaceadas.

  

En la Marina Británica, los capitanes no podían condenar a más de doce latigazos sin orden de una corte marcial, pero esta norma era ignorada, y la cantidad a dar dependía solamente del juicio del Capitán, y a veces la condena era de hasta 7 docenas.

 

Aún cuando no había normas acerca de cuantos azotes merecía cada falta, se puede decir que dormir en funciones era castigado con 6 azotes, ebriedad con 12 (más para un reincidente), lo mismo por usar ropas húmedas, por suciedad, 18 y por el peor crimen castigado con azotes, robo, 36 latigazos.

 

El castigo era motivo de una ceremonia formal, con toda la tripulación en cubierta y con los oficiales en uniforme de gala. El culpable, con sus espaldas desnudas, era atado a un enrejado de los que tapaban las escotillas, puesto vertical, el Jefe de Artilleros daba la orden y un contramaestre azotaba la espalda del  marinero con el gato. El Jefe de Artilleros contaba los azotes, hasta completar la cuenta. El capitán entonces ordenaba “Deténgase. Llévenlo abajo”. Los azotes se daban por docenas, cambiando de contramaestre por cada lote

 

Con respecto al efecto sobre el castigado, el látigo de soga era mucho más pesado que los de cuero, y cuando era usado por un contramaestre fuerte, un azote podía voltear a una persona y cortarle la respiración, y una sentencia completa destrozaba la piel de la espalda, dejándola en carne viva, y dejando cicatrices de por vida.

 

Un testigo ocular dice que, después de dos docenas, “la espalda lacerada no parece humana; recuerda  carne asada ennegrecida por un fuego abrasador”

 

El gato fue prohibido en la Marina de EE.UU. en 1850 y su uso suspendido en la Marina Británica en 1879, aunque sólo fue retirado de la lista de castigos navales en 1948. 

(*)Este gato es una buena reproducción moderna hecha por Adam and Gillian's Sensual Whips and Toys (http://www.aswgt.com/welcome.html)

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