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DÁMASO ALONSO.
(1898-1990)
AMOR.
Primavera feroz. Va mi ternura
por las más hondas venas derramada,
fresco hontanar, y furia desvelada,
que a extenuante pasmo se apresura.
Oh, qué acechar, qué hervir, oh qué premura
de hallar, en la colina clausurada,
la llaga roja de la cueva helada,
y su cura más dulce, en la locura.
Monstruo fugaz, espanto en mi vida,
rayo sin luz, oh tú, mi primavera,
mi alimaña feroz, mi arcángel fuerte.
¿Hacia qué hondón sombrío me convida,
desplegada y astral, tu cabellera?
¡Amor, amor, principio de la muerte!
No sé. Sólo me llega, en el venero
de tus ojos, la lóbrega noticia
de Dios: sólo en tus labios, la caricia
de un mundo en mies, de un celestial granero.
¿Eres limpio cristal, o ventisquero
destructor? No, no sé... De esta delicia,
yo sólo sé su cósmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.
Yo no sé si eres muerte o eres vida,
si toco rosa en ti, si toco estrella,
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.
Junco en el agua o sorda piedra herida,
sólo sé que la tarde es ancha y bella,
sólo sé que soy hombre y que te amo.

La Palestra de Euterpe.