José Benito Freijanes Martínez |
ÍNDICE DE POEMAS | |
Cada verso una rama, en ella hiervo
por un nido llevar y hacer el lecho
-don Íñigo sonríe, él lo ve hecho-
a una palabra, de mis rimas siervo.
Es este árbol de catorce ramas
como un ciprés anciano, donde asientan
mil pájaros su hogar, con sus mil camas
sitas en el follaje en que se cuentan...
sopa de letras en la que, cual llamas,
mil flores ya del corazón revientan.
de Garcilaso, que al sentido advienen
en admirable y rara floritura,
fluyendo de su pluma con dulzura,
dejando que en igual dulzura suenen.
Vida guerrera, que al calor o al frío
azar dejaba por coger la pluma,
amor por guerra, en llano o en el río,
que de hechos admirables fue la suma.
Laurel y flores, Garcilaso mío:
tu verso fue mediterránea espuma.
Esos tus dedos blancos y pequeños
tenían que su pieza haber movido.
Mas, sobre el ajedrez, quieto el sentido,
diez silencios se hicieron de ellos dueños.
¡Ay! Aún mi sueño sigue siendo tuyo;
sí, perdiéndote pierdo en él mi alhaja.
Mas, tal vez fuera por tu insano orgullo,
tal vez desprecio, pues te di ventaja,
tú más perdiste, porque, aún capullo,
mi flor trocaste por ajena paja.
No sé si fue en mis sueños, hoy te he visto
o, al menos, lo he creído. ¿Quién lo sabe?,
y, ¿qué le importa al mundo que se acabe
un bien para uno si otro lo halla listo?
Pues, a pesar de ti, impávido asisto
sin celos, ni el dolor en mi alma cabe
por ver lo que ocultabas como grave...
¡Fingir amor..! ¡Efímero flogisto!
¿Y qué, si, paseando por la acera
del brazo de otro, en fin, te vi cogida?
¿Tan indigno le crees que, insincera,
me negaste el saludo enrojecida?
Si tu pasar por mí fue primavera,
habrá más primaveras en mi vida.
José Benito Freijanes Martínez |