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Quiénes somosAl finalA Los Sonetos de mi VidaA O Recuncho do Galego
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FRANCISCO DE LA TORRE SEVIL.
(h. 1650-1680)


A UNA VELA ARDIENDO.

Vela que en golfos de esplendor navegas
por candores lucidos extendida,
hasta desvanecer, desvanecida,
y ciega por lucir, hasta que ciegas;
si serena luz hay, presto te anegas;
si corre tenpestad vas sumergida;
huyes con breve soplo de tu vida
y con serena calma a tu fin llegas.
Tan sin memoria viene tu occidente,
que aun de leves cenizas breve copia,
noticia no dará de lo luciente.
Humo será a tu fin, pira no impropia;
dejarás sombra en todo, y solamente
no dejarás la sombra de ti propia.




AL MAR, EN METÁFORA DE UN CABALLO.

Espumoso caballo en quien procura
ser señal, como estrella, el norte frío;
carreras se le imponen a tu brío
y pasos se le miden a tu altura.
Formidable relincho es tu voz dura;
tienes, con extendido señorío,
una torcida crin en cada río
y en cada fuerte puerto una herradura.
Haces mil caracoles de contino;
paras fiel a la calma que te enfrena
y pisas lo que abate tu camino.
Pícate espuela el aire que te llena;
el hombre te inventó silla de pino
y Dios te señaló freno de arena.




Al principio

La Palestra de Euterpe.