JOSÉ LUIS TEJADA
(1926)
ANTE EL ESPEJO
Tienes razón, el alma sobre todo;
pero detrás, el cuerpo insoslayable.
Por una vez perdona que te hable
de verdad, a mi gusto y a mi modo.
Estamos amasados con el lodo
mismo de Adán, parduzco y deleznable,
pero también, oh cándida inflamable,
cáustico y más con la avidez del yodo.
Ladra un perro de sangre por las venas.
Pide su pan y tensa las cadenas
y nos crispa el silencio con su aullido.
Démosle, pues, para que calle y coma,
y alcémonos después, cóndor, paloma,
mientras él queda a nuestros pies dormido.
La Palestra de Euterpe.