Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

Parte VII: Escalando

Capítulo 33 - Pisadas en la Puerta

Durante las siguientes semanas, mi tiempo estaba dividido entre el trabajo intenso del proyecto VF y mi hija. Todavía volaba misiones de combate periódicas, pero por la mayor parte del tiempo, Josh y Waylan volaban solos, y su desempeño continuaba al acostumbrado nivel de excelencia. Sin ninguna sorpresa, Josh había reanudado su paso tórrido que lo había llevado al Club 100, y parecía que el Club 200 también llevaría su nombre en sólo unas cuantas semanas.

Era un alivio salir de los combates por un rato. Dejando cada otro día para salir en una misión, el saber que un mal día en la oficina puede dejar huérfano a un pobre crío, pone una tremenda tensión a cualquiera y yo no era la excepción. Aunque estaba volando el prototipo sin probar del Super Valkyrie en un programa de pruebas agotador y peligroso, casi todos los defectos habían sido encontrados. El duendecillo más peligroso -una incongruencia en las especificaciones entre las bombas de combustible y la línea principal del mismo- habían sido arreglados hace varias semanas y el nivel de riesgo era, comparativamente, bajo. Así como estabamos, volaba el Super cada tercera salida, y los días cuando no lo volaba, estaba como seguidor de los otros dos pilotos. Claramente uno podía pensar en aventuras riesgosas. De la manera que lo viera, el programa del Super VF me daba la oportunidad de bajar mi presión sanguínea por un rato, y lo recibía bien. Después de todo, el combate nunca se convierte en algo "divertido" o "rutinario", no importaba cuanto tiempo lo hiciera uno, y la única manera de liberar tensión, además de levantar pesas -lo que yo y mi equipo hacíamos religiosamente- era estar en la cubierta.

El programa de pruebas del Super VF, era la cosa más cercana a una rutina que jamas haya experimentado desde que me uní a la Naval, y me permitió pasar una cantidad decente de tiempo con mi hija. Ser padre era una experiencia verdaderamente recompensante, y saboreaba cada momento con mi bebita. Cada noche, mientras leía, escribía y revisaba el Manual de Operaciones del Piloto (POH) para el Super, Casey se dormiría en mi regazo mientras detenía su botella con una mano y una pluma roja en la otra. Su respiración, un suave suspiro, su boca en un movimiento perpetuo mientras ingería el contenido de su botella, me maravillaba ante su belleza. Me preguntaba como era posible que yo, ahora de un metro noventa, había alguna vez estado del tamaño de este pequeño bulto de inocencia. El estarla viendo me daba una nueva perspectiva de la vida, una nueva manera de ver al mundo mientras seguía avanzando, inconsciente a todo, menos las aciones colectivas de los que vivían en este -y los que lo acaban.

Los rasgos de un niño son cosas que cada padre aprende a apreciar, y los de Casey no eran la excepción. Cuando la llevo al parque o a la tienda, aprecio el gesto de maravilla y asombro que se genera en su mirada de ojos grandes y en su cabeza, apoyada y controlada por los músculos en su cuello y las terminales nerviosas aun en desarrollo, se tambalearía alrededor para mantener la mirada en una ave o en una ardilla (sí, las teníamos a bordo de la nave). A otras horas, se despertaría de su siesta, llorando incontrolablemente. Intentaba todo lo que se me ocurría para que dejara de llorar, pero nada funcionaba. Finalmente con un sentimiento genuino de preocupación y desesperación, decidía llamar al doctor. Mientras me acercaba al sofá, decidí que necesitaba ambas manos para hacer la llamada. Acostándome en el sofá con el estómago de Casey sobre mi pecho, alcance el teléfono y empezaba a marcar. Misteriosamente, ella dejaba de llorar. Cualquiera que fuera la razón, usaría este método para calmarla, y cada vez que lo hacia no podía mas que sonreír. Pequeñas cosas como estas son las que hacen la maravillosa experiencia de ser un padre.


La mañana del 2 de Mayo empezó como cualquier otra. Después de arrastrarme fuera de la cama, empece con las preparaciones para el nuevo día. Mi primera acción fue prepararle el desayuno a Casey, hacia tiempo que había aprendido lo gruñona que se ponía cuando ella no recibía su botella al inicio de la mañana. Me colocaba encima ni traje de vuelo después del ritual de regadera y rasurada, darle a la semillita su botella, cambiarle sus pañales y llevarla a la casa de mis padres, donde permanecería hasta que regresara de mi deber. Mis padres siempre se alegraban de ver a la pequeña y no tenía preocupaciones cuando ella estaba bajo su cuidado. Con un beso en su mejilla y una palmadita en la cabeza, se la daba a mi madre antes de encaminarme a uno de las tres salas de juntas a bordo del SDF-1 donde debía reunirme con Rick Hunter y James Dickson para nuestra sesión informal diaria.

Nuestra primera misión del día, un vuelo de prueba de tres horas del sistema apuntador, estaba programada a las 1300 horas. Yo era el piloto seguidor primario para Hunter, quien volaría el Super y lo llevaría a través de ataques simulados contra Dickson y yo. Se esperaba que estuviera completo el programa de ataque del Super para el 15 de Mayo, con las pruebas de armas iniciando la siguiente semana. El desarrollo del Super estaba progresando a un ritmo acelerado, y teníamos confianza en que cumpliríamos con nuestro itinerario.

La sesión informal concluyó con la usual "Nos vemos en cubierta" y mientras los dos pilotos dejaban la mesa, yo me volvía a sentar silenciosamente, mirando fijamente mi jugo de naranja mientras lo agitaba con una cuchara. La paz interior que había sentido durante las ultimas semanas se había evaporado y en su lugar estaba una abrumadora sensación de temor. Sentía que algo faltaba, pero no podía eliminarlo. Todo era perfecto en mi vida. Era un piloto y líder muy respetado. Mi hija era feliz y saludable y la oportunidad de mi vida había caído en mi regazo con la asignación al proyecto del Super VF. Además, acababa de recibir mi promoción como 2do. Teniente y la fabrica de rumores indicaban que seria propuesto como el Oficial Ejecutivo de un escuadrón que se formaría durante Mayo. Las cosas claramente iban en mi camino.

Aunque era cierto que extrañaba a Rebeca, me había acostumbrado a su ausencia, y había desconectado esa parte de mi mente, usando la energía, una vez consagrada a lamentarme y autolástima, a propósitos más constructivos. Había funcionado muy bien, hasta ahora, sentí que debería llevar mi vida como cualquier persona normal y sana. Pero hoy había algo diferente en el aire, y buscando por todos lados, no podía determinar que era.

Bebí la ultima gota de mi jugo de naranja y me levante de la mesa. Con un sonoro suspiro, empuje la silla y salí por la puerta hacia mi cuartel -tenía unas preparaciones para antes del vuelo que necesitaba atender y que no podían esperar. Mientras descendía por la acera, me di cuenta del zumbido de actividad que me rodeaba. Todos estaban ocupados, haciendo las cosas que uno hace en nuestra situación. Algunas caras estaban rígidas y enfocadas, otras estaban alegres y relajadas. Las caras que pasaron no cayeron en ningún patrón en particular, pero eran mas bien, solo parte de un flujo irregular de gente, en camino a hacer lo que tenían que hacer.

Entre a mi cuartel y jale mi Folder con el Perfil de la Misión (MP). El Folder MP contenía lo que era básicamente una sinopsis detallada de los próximos vuelos de prueba del Super VF, con las fechas tentativas y los procedimientos a seguir en cada salida. El Folder MP también tenia secciones para "Operaciones Normales," "Procedimientos de Emergencia," unas notas informativas -incluyendo frecuencias, nombres clave y notas de vuelo. Este Folder siempre era revisado, para que sirva mejor para los futuros pilotos del Super VF. Todos los tres pilotos tenían una copia y debíamos familiarizarnos con los perfiles, tanto de los pilotos seguidores como del piloto de pruebas primario, para cada misión. Mientras hojeaba la carpeta para buscar la misión del día, sentí como la sensación de temor se apoyaba mas en mis hombros. Decidí que era mejor llamar a alguien.

Alcanzando mi teléfono, llame a los cuarteles de Waylan. El no estaba. Dejar un mensaje en la contestadora seria una perdida de tiempo, ya que probablemente estaría volando en una misión. Josh y Max también estarían fuera, ya que los tres estaban volando juntos en los días en que Hunter y yo estabamos trabajando en el proyecto del Super VF. No había nada mas que hacer, mas que borrarlo de la mente y seguir adelante.

Me senté y me sumergí en la lectura del perfil de la misión del día hasta que mi concentración fue deshecha abruptamente por la campana de mi teléfono. Lo levanté y escuché la voz del Tte. Hunter.

"Te necesito en el CIC del SDF-1 en el acto," ordeno.

Colgué el teléfono y me dirigí hacia el Centro de Información de Combate del SDF-1. El CIC era el centro nervioso del SDF-1. Hacia él fluía toda la información sobre la posición y disposición de las unidades de combate, tanto amigas como enemigas. Aunque el Director de Vuelo en el puente del SDF-1 tenia la ultima palabra sobre sonde debían desplegarse los caza, ahí era donde la verdadera coordinación se realizaba y siempre era una colmena de actividad.

Camine dentro del CIC y quede bañado de luz roja. Alrededor de mí, los técnicos contemplaban sus pantallas de radar y enviaban instrucciones a las naves caza y de reconocimiento. Charlas suaves por le radio llenaban el aire, mientras los pilotos se comunicaban con sus controladores. Mientras mis ojos se ajustaban a la tenue luz, el joven Teniente alargo y estrecho mi mano. "Hola, Yah. Cancelamos por hoy. Algo grande apareció y esta en camino," murmuro tranquilamente, indicando con la mano el tablero de posiciones en el centro de la sala.

Mire hacia el tablero de posiciones, una lamina alta de vidrio, con varios cientos de puntos esparcidos por todos lados. Cada punto representaba una nave o caza -azul y rojo para los cazas y naves de reconocimiento amigas, verde y amarillo para los cruceros y cazas enemigos- mientras el centro del tablero representaba al SDF-1. Pequeñas letras blancas debajo de cada punto daban la información sobre el curso, posición, distancia, identificación y para los cazas amigos, nivel de combustible. Inmediatamente, el grupo de luces verdes en la parte superior izquierda del vidrio llamó mi atención. Los puntos verdes se estaban moviendo hacia nosotros a un paso lento, aunque acelerado.

"Parece que vamos a tener compañía, CAG," indique de manera desagradable. La razón de mi inquietud ahora estaba clara.

"Si," replico, con una seriedad que era apropiada a su posición.

Mire hacia el tablero, buscando la designación del Equipo Iglú. Ellos estaban a punto de llegar a bordo de la nave. Probablemente a reabastecerse. La nave de Waylan indicaba 7600 en el transmisor, indicando una emergencia durante el vuelo. Mire al punto por varios segundos y luego camine hacia su controlador para preguntarle cuál era el problema.

"Bueno, señor, él tiene una falla intermitente en la bomba del combustible, así que lo estarán trayendo de regreso a bordo. Lo acabo de enviar a control del Prometeus, así que debe estar en cubierta en dos minutos y medio," dijo el controlador antes de regresar a su consola de radar.

"Muy bien. Gracias," dije, regresando con el Tte. Hunter. "Ahora, ¿Cual es el plan, Capitán?"

"Bueno, tenemos una carestía de naves, en este momento. Hay muchas aves cansadas allá afuera y ahora no tenemos el tiempo de mantenerlas despiertas a todas." La apariencia en la cara de Hunter mostraba una mezcla de preocupación y frustración y cualquier duda que alguna vez hubiera tenido sobre su habilidad para ser el Comandante del Ala Aérea se evaporaron en ese momento. "Creo que este grupo esta aquí para hacer que los sigamos. Vamos a tener ninguna opción mas que lanzar todo lo que pueda volar para intentarlo y comprar algo de tiempo. Vamos a llenar el Dedalos con todos los Destroids que pueda cargar y usar la Maniobra Dedalos en esas naves si se acercan a nosotros," dijo, apuntando a un grupo de nueve cruceros Zentraedi -cada uno de mas de una milla de longitud y capaces de lanzar casi veinte mil cazas, cada uno- que se estaban separando de la flota principal, que había visto hace unos momentos.

La "Maniobra Dedalos" fue usada por primera vez el último Septiembre, un poco antes de que Rebeca saliera del hospital. Considerada nuestra primera victoria ofensiva durante la Primera Guerra Robotech, la batalla culmino con el uso de la punta cargada de Destroids como ariete. Al colocar las barreras punto de alfiler al frente del portaaviones, grandes agujeros pueden ser perforados dentro de cualquier nave Zentraedi. Una vez dentro, la bahía de carga delantera del Dedalos se abría y un remolino de destrucción era liberado por los mismos Destroids. Esta maniobra había sido utilizada, pero con menos resultados efectivos, durante la Batalla por Isla Bird. Irónicamente, el mismo Tte. Hunter había sido gravemente herido durante esa batalla cuando su Veritech fue alcanzado por los misiles disparados por el Dedalos, después de que la nave gigante atravesara todo lo largo de un crucero de ataque Thuvern Saluul.

"Muy bien, Capitán. ¿Que quiere que haga?" pregunté.

"Quiero que cuides el Super. Don va a tener que estacionar su ave y no va tener otra opción mas que volar la de alguien más. Contigo en el Super, tu avión esta libre y quiero que Green lo use. Tu solamente vas a tener una pistola -no misiles, no armadura y no unidad mochila. Mantén esa nave fuera del peligro. No enfrentes al enemigo, excepto en caso de defensa. Necesitamos esa nave intacta ¿Entendido?"

Asentí afirmativamente.

"Muy bien. Dirígete al Prometeus y mueve ese caza. Voy a ir a buscar a Max y ver que podemos hacer para detenerlos. Buena Suerte," me dijo con una sonrisa sombría.

A usted también, señor."

Con una última mirada al tablero de posiciones me voltee y salí del CIC, en camino al hangar del Prometeus y la Super VF.


Entre a la Sala de Espera y me encontré a Waylan y Josh sentados en la mesa con Max. Los tres estaban bebiendo café, esperando que sus naves se reabastecieran y cargadas con oxigeno antes de salir como parte del esfuerzo defensivo que estaba ya armándose.

"Hola, Max," dije, alcanzando un vaso de agua.

"Hola, Jake. Ya era hora de que se pusiera peligroso allá afuera," dijo, mirándome sobre su taza.

"Si, Hunter acaba de hablarme de esto. Él espera encontrarte en la Sala de Espera del Escuadrón Skull en diez minutos."

"¡Oh! Bueno, es mejor que vaya para allá," dijo, levantándose y dirigiéndose hacia la puerta. "Nos vemos, amigos."

"Guárdanos algunos para nosotros, ¿Quieres?" dijó Josh con un gimoteo fingido.

"¡No se preocupen, les voy a dejar a ustedes muchos pedazos pequeños!" gritó el de cabello azul sobre su hombro mientras la escotilla de la Sala de Espera se cerraba detrás de él.

"Que personaje," dijo Josh riéndose. Era difícil no reírse ante las bromas de Max.

"Así, ¿Cuales son las ordenes, Jake?" preguntó Waylan.

"¿Que le pasa a tu nave, Don-Don?"

"La bomba de transferencia del combustible esta herida. Les tomara dos horas reemplazarla," dijo disgustado. "Esas malditas cosas nunca se mantienen enteras por mucho tiempo. Esta es la tercera que pierdo en las ultimas semanas. Las personas que diseñaron estas malditas coas han de tener sus cabezas pegadas al trasero." Era una queja común. Diseñadas para operar en cualquier ambiente imaginable, el sistema de combustible presurizado del Valkyrie dejaba mucho que desear y los problemas inherentes en el diseño plagarían el VF-1 a lo largo de su vida de servicio. Con un caza tan complejo como el Valkyrie, se esperaban encontrar problemas y las fallas de sistema no eran poco frecuentes. Lo único que podían hacer los pilotos de combate era quejarse, lamentarse, gemir -y seguir adelante.

"Bien, temo que no tenemos todo ese tiempo," dije, mirando a mi reloj. "Quiero que tomes el Dos-Cero-Nueve. Los seguiré tan pronto como me haga cargo de algunos asuntos pendientes."

"¿Que pasa, Jake?" preguntó Josh.

"Dios, las cabezas musculosas quieren que les ayude a coordinar el contraataque desde el CIC. Voy a tratar y serpentear mi salida de ahí y estar con ustedes antes de que los disparos empiecen," mentí. El Super VF era un gran secreto que solamente los que estaban involucrados en él -y como media docena del personal de la torre- sabían de él y se nos había indicado que lo mantuviéramos así.

En ese momento, un oficial de mantenimiento seguido de cerca por Wise, Andresen y Martin, asomó su cabeza dentro de la sala. "Tenientes el 209 y el 210 están listos para partir."

"Gracias, Jefe," contestó Waylan, apilando papeles y equipo de vuelo antes de levantarse.

Me voltee y mire a Waylan fijamente al ojo. "No quiero ni un solo rasguño en esa nave cuando regreses, ¿Entendido?"

"Si señor, entendido," dijo solemnemente el voluminoso piloto de combate, "No te preocupes. Tendré cuidado con ella. Lo prometo"

Asentí. Era una regla de combate no escrita que morir es algunas veces inevitable -no obstante, era imperdonable hundirse en el avión de alguien más.

"Buena caza, muchachos," dije, mientras los veía salir hacia sus cazas, con los cascos en la mano.

"Nos vemos en la cubierta," grito Josh sobre el estrépito creado por el arranque de una docena de Veritechs con armas nucleares.

Los dos veteranos pilotos de combate procedieron hacia sus cazas, mientras la tripulación de tierra se revolvía frenéticamente alrededor de ellos. Cargados con cuatro misiles nucleares y ocho Stilettos cada uno, se esperaba que pudieran detener -al menos frenar- las naves Zentraedi que se aproximaban. La masa adicional de las armas nucleares que sobresalían de las alas podrían cortar seriamente la tasa de ataque de los Valkyries y su única oportunidad de éxito quedaba e atacar el blanco y salir del área tan rápido como sea posible. Volar un Veritech en esta configuración toma mas potencia de la usual para compensar la masa adicional colgada de las alas, así mismo, se requiere mas potencia para parar la inercia de un vuelo en progreso. Intentar una pelea cerrada podría ser un suicidio y los Valkyries deben de evitar cualquier enfrentamiento, para que no fueran obligados a eliminar sus misiles lejos del blanco. La red de defensa de combate Zentraedi se enfocarían en una meta -obligar a los Valkyries que abandonaran sus esfuerzos- y esto les daba a los interceptores enemigos una tremenda ventaja.

Philo se paro junto a "Hard Case," mirando pacientemente que Waylan alcanzara la escalera de abordaje. Mientras observaba a los dos pilotos revisar la disposición de las armas amarradas debajo de las alas de sus Valkyries, una punzada de culpabilidad me acosaba. Ellos eran mis camaradas, mis socios -mi familia- y estaba obligado a verlos pelear sin mí. Era el mayor sentimiento de frustración que jamas había conocido, pero mis ordenes eran claras -"Mueve el Super y no enfrentes al enemigo excepto defensa propia." Concluí que aun si fuera capaz de volar esta misión El caza de Waylan estaría fuera de uso hasta después de que terminara la batalla. De mala gana, acepte el hecho de que no había nada mas que pudiera hacer y dirigí mi atención hacia la tarea que tenia a cargo.

En ese momento, la voz del Primer Oficial del SDF-1 llegó por los altavoces. "¡Alerta Roja! ¡Alerta Roja! ¡Todos los pilotos Veritech despeguen! ¡Despeguen! ¡Esto no es un simulacro!"

Con la apuración urgente de Lisa, regrese a la Sala de Espera y asentí con los tres pilotos que habían entrado hace unos cuantos momentos. Con una palmada en el hombro les desee a cada uno de ellos buena suerte mientras salían apresuradamente de la Sala, entonces tome mi casco y me dirigí hacia la sección de mantenimiento de estribor, lejos de la actividad bulliciosa del hangar principal. Mostré mi identificación a los guardias que cuidaban las puertas que protegían de la vista al caza y rápidamente se recorrieron a los lados. Deslizando la tarjeta en la cerradura electrónica, entre el código de seguridad y observe como las puertas blindadas se abrían lentamente. Dentro encontré el Super VF en modo VTOL, iluminado en una luz blanca brillante, sin su armadura y propulsores mientras esperaba pacientemente que la regresara a la vida. Buscando con los ojos por cualquier cosa fuera de lugar, le di un rápido rodeo, removiendo las cubiertas protectoras y jalando los seguros del rifle GU-11 y los láseres montados en la cabeza. Satisfecho de que estaba lista para salir, subí a bordo y la encendí. La cabina familiar volvió a la vida con información, mientras los sistemas llegaban a su velocidad. Una vez los sistemas se habían estabilizado, eche un vistazo alrededor para revisar el área, entonces camine el Valkyrie fuera del hangar, girando hacia la izquierda para dirigirme hacia la popa y el túnel que conectaba el Prometeus y el SDF-1.

Mientras caminaba a lo largo del camino rayado, jeeps y camiones - apresurando pilotos de combate hacia la cubierta del hangar del Prometeus- se hicieron a un lado, a mi paso. Sin los propulsores y armadura, el Super se veía como cualquier otro Veritech, y por lo tanto, nadie parecía darse cuenta. Mientras procedía por el seguro de aire del túnel y giraba para llegar al interior del SDF-1, decidí que el mejor lugar a donde ir seria cerca de la armadura del soporte de las secciones de las piernas de la nave gigante. Este era la parte mas fuerte de la fortaleza de batalla y la que menos pudiera sufrir un daño mayor en el caso de un ataque serio.

Alrededor de mí, las unidades de defensa civil se estaban preparando para la batalla, movilizando a los civiles hacia los refugios y tomando posiciones defensivas a lo largo de la ciudad. Aunque la probabilidad de una banda de abordaje Zentraedi era rara, las unidades civiles no se arriesgaban. La mayoría de los miembros de los Cuerpos de Defensa Civil nunca habían tenido la oportunidad de pelear, y como tal, se movían con un abandono de ferocidad -razcándoce en una mano por la oportunidad de pelear y orando con la otra de que nunca tengan que hacerlo.

Moviendo el acelerador ligeramente hacia adelante, lleve mi caza fuera de la cubierta y revolotee como a 30 pies arriba de la calle. Con una ligera presión en la palanca, moví el Valkyrie sobre la Avenida Militar - un nombre raro para una calle dentro de la nave, pense- antes de girar hacia la izquierda, sobre la calle Macross. Esto me permitía liberar el camino para que los pilotos pudieran llegar a sus aviones tan pronto como les era posible.

Ajuste mi pantalla táctica central para que me diera la vista desde el sistema de radar del SDF-1, y le dije que rastreara la posición del Sand Pebble. Waylan había empezado su vuelta para unirse con Josh después de lanzarlo por la catapulta y vi como los dos puntos se unían antes de dirigirse hacia la estación de patrulla. Después coloque mi radio secundario a su frecuencia, dejando el primario en la frecuencia de la Defensa Civil.

Las naves Zentraedi, continuaban acercándose, enormes, elefantes gigantes, apiladas en una formación de pirámide, intentando pisotear el SDF-1 hasta convertirlo en polvo, con solo unos cuantos mosquitos pequeños entre ellos y su objetivo. Me di cuenta que, hasta la fecha, este era el esfuerzo más intenso que jamas habían hecho los Zentraedi y mientras sobrevolaba hacia la sección de la armadura de la pierna, la sensación de terror se intensificaba -rivalizaba solamente por la intensa frustración que sentía al estar forzado a permanecer atrás y verlo todo.


Después de llegar a la sección de la armadura, estacione mi Valkyrie en un descanso oscuro, convirtiéndome invisible a cualquier ojo no deseado. La batalla empezó a desarrollarse ante mí y observe con aprehensión mientras Don y Husky iniciaban su ataque sobre uno de los cruceros gigantes Zentraedi. Mientras observaba, los cinco puntos que formaban el Escuadrón Sand Pebble se separaban en diferentes direcciones antes de unirse con el punto más grande de la nave Zentraedi. El tamaño del navío Zentraedi. El tamaño del crucero Zentraedi borraba efectivamente del radar a los cinco Valkyries y mantenía mi respiración por varios segundos, esperando que reaparecieran en la pantalla. Después de lo que parecía una eternidad reaparecieron, uno por uno -pero solo cuatro de ellos salieron por el otro lado. La embestida hacia la nave Zentraedi fue la ultima para "Martian" Martin.

Maldije amargamente al darme cuenta de que uno de mis muchachos se había perdido. "Maldición... maldición, maldición, maldición."

Un guerrero hábil, Martin se había unido al escuadrón después de haber perdido al Sgto. White. El ya era un piloto de combate experimentado, lo había elegido como líder de mi Equipo de Ataque Dos por varias razones. No era de los que se retiraban de una tarea difícil, Martin se había distinguido en el combate y me gustaba el cuidado que le daba a sus deberes. Una clase de persona de las que se encargan de todo, Martian hacia las cosas de la manera que quería que se hicieran y siempre podían contar con que siempre ponía su mejor esfuerzo. Él estaba volando como la nave Numero 5 en la formación y él era responsable de cubrir a los otros cuatro cazas, mientras ellos hacían sus corridas hacia el blanco. Sus ojos enfocados en cuidar a sus camaradas, Martin no vio a la torre de comunicaciones que sobresalía del casco del crucero Zentraedi, o cuando la vio ya era muy tarde. Mientras él volaba dentro y fuera, detrás de los otros cuatro cazas su ala izquierda golpeo la torre a una velocidad de mas de 2000 nudos, retorciendo violentamente su Valkyrie hacia la izquierda, donde impacto la chapa armada de la nave enemiga con la cola y explotando. Era una tremenda perdida.

Mientras el Equipo Sand Pebble salía del blanco en todas direcciones, vi al equipo de mando de Plog iniciar su embestida sobre el segundo crucero enemigo. El "Cirujano" sin lugar a dudas haría su experto trabajo.

"Muy bien, Sand Pebbles, fórmense conmigo," llamo Waylan, su voz una octava más alta de lo normal. No había duda que los cuatro pilotos estaban experimentando como corría la adrenalina.

"Líder Aguila Veloz, ¡Felix Siete! ¡Felix Siete!" vino la llamada excitada de Plog. Él había soltado un par de misiles nucleares hacia la nave Zentraedi, así como lo hizo su Numero 2.

"Sand Pebbles, manténganse pegados," llamo Waylan, su voz casi implorándoles. El área estaba llena con los cazas enemigos y les estaba recordando a sus pilotos que se mantuvieran juntos para protegerse mutuamente. "Mantengamos nuestra velocidad aquí, muchachos. Mantengan sus ojos abiertos ahora. Ellos ya vendrán."

"Líder Sand Pebble aquí Dos. Doce RVs a las 11 en punto, arriba," Josh grito, alertando a su líder de la presencia de 12 naves de combate Raulon'ves, adelante y a la izquierda del equipo.

"¡Buen tiro, Cirujano! ¡Buen tiro! El crucero uno esta abajo. El crucero uno esta abajo." Era Sprabary. "Buena puntería, Cirujano." El crucero Zentraedi de Plog acababa de morder el polvo y estaba, sin lugar a dudas, enviando remaches y armadura hacia la eternidad mientras hacia erupción en una serie de explosiones internas. La tripulación moriría en una violenta muerte, ya sea por el holocausto radiactivo que estaba recorriendo la nave o de la descompresión explosiva mientras el crucero se partía en pedazos.

"Sand Pebbles, vamos a movernos un poco a la derecha. Un poco mas de velocidad, ahora. Estén conmigo, muchachos," continuo Waylan, guiando a sus pilotos a través de la maraña de cazas enemigos que estaban intentando interceptarlos. Sobrepasados y desarmados, seria un suicidio - sin mencionar ineficaz- enfrentar a los Zentraedi tan lejos de la nave y de los refuerzos y rearmamento que proporcionaba.

"Aguilas Rápidas, vamos a tomar la izquierda."

"Escuadrón Garra a la IP. Vamos a iniciar nuestro ataque en el crucero, ahora. Garra pasen a 'Ataque'. Garra Tres, acércate. Aquí vamos."

"Líder Sand Pebble aquí Cuatro, esos bandidos se han separado."

"Sand Pebble Uno aquí Aguila Veloz Uno, ¡negativo! Esos bandidos están contigo, acercándose a tus 7 en punto, bajo." Aparentemente Sand Pebble Cuatro había perdido contacto visual con los bandidos y Plog quería asegurarse que Waylan supiera que no se confiara.

"Cirujano aquí Don. ¿Si te alcanzo allá puedes dispararles?"

"Correcto. Ven en cualquier momento."

Observe la liga del radar. Cuatro puntos, seguidos por doce, que a su vez eran seguido por otros tres. Mientras el grupo de Waylan se quebraba a la derecha, el equipo de Plog se liberaba.

"Líder Aguila Veloz, Felix Tres, dirigiéndose hacia tres-tres-cero, uno-cero."

"Aguila Dos, Felix Tres."

"Aguila Tres, Felix Tres, Felix Tres."

Mientras observaba, un grupo de doce misiles se concentraron en las naves enemigas. Al tanto de que estaban bajo fuego, los Battlepods de ataque se esparcieron en diferentes direcciones en un intento desesperado para evadir la descarga liberada contra ellos -pero era muy tarde. Los doce puntos desaparecieron de la pantalla mientras los misiles del equipo de Plog los convertían en polvo cósmico.

"Muy bien, Sand Pebbles, vamos a continuar a la derecha. Aceleren, ojos abiertos. Pliéguence ahora," Waylan estaba sus cargas de regreso al SDF-1 para proporcionar cualquier protección que pudiera dar mientras hacia lo posible para eludir a los cazas que estaban intentando interceptarlo.

Mientras los cuatro Veritechs completaban su vuelta un grupo de Raulon'ves hicieron un arranque encolerizado para interceptarlos. Convergiendo por todos lados, no había a donde ir, excepto a través de ellos y mientras los cazas se acercaban el infierno estallo libremente.

"Sand Pebbles, a posición de combate." Los puntos de luz se separaron ligeramente, formando parejas para una mejor defensa mutua en el caso de que el enfrentamiento cambiara.

Cuando los cazas enemigos entraron al alcance del cuarteto de Waylan, lanzaron la mitad de los misiles que les quedaban de largo alcance, anotando una docena de golpes. Eso dejo dos docenas de cazas Zentraedi con los que tratar y una descarga de misiles que esquivar.

"¡Lanzamiento de misiles! ¡Lanzamiento de misiles! ¡Una en punto!" Mientras los misiles se acercaban, los miembros del Equipo Sand Pebbles se separaron en diferentes direcciones, evadiendo exitosamente la descarga Zentraedi antes de formarse en un equipo, una vez más. Mientras observaba, los Veritechs del Escuadrón Sand Pebble se encontraron completamente rodeados, mientras los cazas enemigos lanzaban una segunda descarga de misiles de corto alcance.

"¡Lanzamiento de misiles! ¡Lanzamiento de misiles! Once en punto, Sand Pebbles," gimió Waylan sobre la red.

A partir de aquí, la batalla se volvió muy confusa, como para seguirla, mientras los misiles eran disparados por ambos lados y los cazas se tamboleaban en cualquier posible dirección. Waylan y Josh se cubrían el uno al otro, así como Andresen y Wise. Con la habilidad y la precisión que venia después de meses de trabajo en equipo, el escuadrón Sand Pebble anoto nueve muertes en una sucesión rápida -pero en su lugar llego una docena de Regults que atender y sin misiles para dispararles.

"¡Donny quiébrate a la derecha!" llamó Josh.

Dos misiles pasaron como rayo sobre Waylan Green, mientras Joshua Kauffman se enfrentaba al Battlepod que los había disparado. Él destruyó, luego otro, después dos mas, cada uno llegando de distintas direcciones, como un juego de "Asteroides 2001." Los pilotos estaban por si solos mientras los Raulon'ves los separaban por todos lados. "Beowulf" Andresen y Will "Notso" Wise habían matado a cinco cada uno y Waylan estaba haciendo su acostumbrado lo mejor sin miedo. Pero la suerte no podía durar para siempre. Tarde o temprano alguien se separaría. Tarde o temprano alguien estaría un medio segundo tarde al moverse del camino de la lesión. Era una de esas cosas que a veces pasan y tarde o temprano, alguien moriría. Y alguien murió.

Mientras un trío de Battlepods se acercaron al Sgto. Wise, el joven as se volteo para enfrentarlos. Andresen, moviéndose por el punto ciego de Wise estaba también enfrentando a otro trío. Mientras los cazas enemigos lanzaron ocho misiles hacia él, solo había una cosa que el estirado literario podía hacer. Nivelo su arma hacia los misiles que se acercaban y disparo. Las descargas hipersónicas salieron del GU-11 como rayos de luz, llenado el cielo enfrente de la descarga Zentraedi. Seis de los ocho eruptaron en pequeñas bolas de fugo, mientras las otras dos se acercaban a él, rápidamente. Con los dos ojos fijos en el par de rayos rojos en el HUD, un tono de advertencia estallo en sus oídos, Andresen se deslizo hacia la izquierda en el último instante, evitando por poco a la muerte. Pero no se dio cuenta que su hombre ala estaba detrás de él. Los misiles no están tan desprovistos de conocimiento, sin embargo, como el último tiro de Wise limpio el barril de su GU-11, el primer misil golpeó el hombro derecho de su Valkyrie, girándolo hacia delante y hacia la izquierda. "Que di-" transmitió sobre la red, una fracción de segundo antes, su giro coloco su paquete vernier directamente en el camino de los misiles apresurados, los cuales golpearon el punto muerto de la unidad de aceleración. Con un brillante relámpago de luz, el Veritech de Wise se desintegro en una violenta explosión la cual arrolló un billón de piezas de acero y compuestos, cada una no mayor del tamaño de un borrador de lápiz.

"¡Pebble Uno aquí Tres, acabo de perder a Cuatro!" gritó Andresen, casi en pánico. Él estaba solo ahora, rodeado por una docena de Battlepods de distintos tipos, con solo su rifle y láseres aguardando entre el y un funeral.

Sin apoyo, "Beowulf" Andresen se iría pronto, también.

Waylan y Josh estaban un poco mejor. "Husky esta Winchester," indico Joshua sobre la red mientras un Raulon've era reducido a pedazos por la ultima metralla de 55mm de su rifle. El ahora estaba sin municiones y Waylan no estaba muy lejos.

Observaba impotentemente, luchando ante la urgencia de salir de la nave, a través de una escotilla sobre mi cabeza. Iba a ser un gesto inútil. Para la hora que llegara, seria muy tarde y mordí mi labio en ira y frustración, hasta que derrame sangre.

"Cirujano, aquí Don. Necesitamos ayuda, pero ya." Llamo Waylan. Pero el Cirujano tenia sus propios problemas que atender hoy y el silencio en el radio le indico a Waylan que no iba a encontrar ayuda del comandante Aguila Veloz.

Despachando un par de Regults, Waylan grito en su radio, su respiración agotada por el esfuerzo del combate, "Muy bien Sand Pebbles, mantengámonos juntos. Beowulf usa el láser. ¡Usa el láser!" Una alternativa obvia, pero una que era fácil de olvidar en el calor de una batalla. Un aviso oportuno que atendió Andresen, anotando tres mas muertes con su láser sencillo, hasta que se sobrecalento y se encontró a sí mismo indefenso.

"Oh, Dios," murmuro. Mientras veía alrededor a las naves enemigas que pasaban sobre él en todas direcciones, Andresen solamente vio su condena inminente. Para el no había nada mas que hacer, y con una determinación valiente que hubiera pasmado a cualquiera que la viera, dirigió su Battloid hacia un trío de Regult -y cargo. "¡¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!" gritó sobre la red, pensando que moriría.

Pero los Regults tenían otras ideas y ellos se quitaron de su camino, dos de ellos chocando en su intento frenético de escapar del psicópata y suicida piloto -Microniano-. Esquivando los disparos, Andresen cargo una vez mas contra ellos, y una vez mas, ellos se dispersaron. Dos movimientos de la misma naturaleza y los Regults decidieron ir ante una presa más fácil. ¡-Beowulf- estaba libre y despejado!

"¡Hijos de perra!" gritó en la red, incrédulo ante la realización de que todavía estaba vivo. Rodeado por nada mas que el espacio vacío, se clavo de cabeza hacia Green y Kauffman, en un intento en hacer lo posible por ayudar a sus camaradas sitiados. Mientras se enfrentaba hacia las naves Zentraedi, ellos también, se dispersaron en todas direcciones. Tomando la idea, Joshua hizo lo mismo, cargando y disparando. En unos cuantos segundos, las naves enemigas que no habían sido destruidas se movieron hacia un mejor juego.

Estaba extasiado "¡Que demonios¡" grité. "¡¡¡Vaya manera de pelear bebes!!!"

El trío había escapado de una muy mala situación, y sin municiones y sin casi combustible, los tres pilotos lograron una apresurada retirada hacia la seguridad del portaaviones después de haber barrido tres divisiones de Battlepods de ataque. Al hacerlo, Waylan anoto su muerte 194, Josh su 192 y Andresen su 80ava. Su hazaña fue una verdadera hazaña que iría en los libros de historia como uno de los capítulos más increíbles en la historia de la Fuerza de Defensa Robotech -una que rápidamente estaría arruinada por un pie de pagina oscuro y siniestro.


Capítulo 34 - Fiesta de Abordaje

Mientras esperaba en mi escondite, los cruceros Zentraedi se movieron para entrar en la batalla. Los escuadrones Valkyrie lograron sacar de combate a cinco de los nueve cruceros de ataque, pero nuestras perdidas eran tremendas y con un Cañón Principal irritable, no había nada que el SDF-1 pudiera hacer para detener a los que faltaban. Circunde mi área esperando por la ráfaga que destruiría a la fortaleza de batalla de una vez por todas, pero nunca llego. En vez de eso, los cruceros Zentraedi se acercaron al SDF-1, colocándose ellos mismos para ser golpeados por la Maniobra Dedalos.

Mientras la nave líder Zentraedi se movía lentamente dentro del alcance, el masivo portaaviones tomo vuelo hacia atrás, y luego hacia delante como un boxeador enviando un golpe. El casco de la nace enemiga no era reto para la energía quinética generada por el impacto de mas de un millón de toneladas de acero, lanzada a una velocidad increíble. La capa exterior de la nave enemiga se doblo hacia adentro, por la fuerza del impacto antes de colapsarse y el Dedalos fue impulsado como una púa dentro del corazón del masivo crucero Zentraedi. Mientras llegaba a un alto, las puertas de embarque se abrieron de golpe y una división de Destroids se movieron para disparar.

Nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo.

Por detrás de cada hendidura y mampara, los mecha Zentraedi emergieron y desataron una descarga de proporciones tremendas. Los escuadrones Destroid, alineados hombro con hombro, uno junto al otro, eran patos sentados. Los primeros misiles Zentraedi golpearon al líder de la unidad Espartana y emitió una reacción en cadena de explosiones que se combinaron con el fuego de los otros mecha Zentraedi para destruir completamente a los Destroids amontonados en el frente del Dedalos.

Con una señal de su mano, el esbirro de Khyron, Grel, escribió la primera línea de aun otra pagina en el legado de su comandante mientras ordenaba a sus equipos de ataque que entraran al Dedalos. Khyron Kravshera -el fanático comandante Zentraedi, cuya persecución obsesiva del SDF-1 había hecho que fracasara en la arena del desierto que rodeaba a la Base Marciana Sara, rechazado sobre las olas del océano en la Isla Bird y entorpecido en el valle montañoso de Ontario, Canadá- estaba de regreso por su venganza, y la historia no olvidaría pronto su villanía.

Mientras Grel cargaba dentro del Dedalos, Khyron trajo otra división de Battlepods dentro de las bahías de aterrizaje del SDF-1. Los gritos que helaban la sangre sobre la red me indicaban que las unidades de Defensa Civil estaban reducidas a pedazos con la impunidad del ataque combinado. Con solo una resistencia simbólica, las fuerzas de Grel se abrieron camino por el Dedalos y se abarroto por todo el interior del SDF-1, dejando un sendero de destrucción en su arranque. Mientras el fuego estallaba por toda Ciudad Macross, me asome desde mi escondite y vi una pared gigante de fuego que caía del techo de la nave. En minutos la carnicería excedía las capacidades de las bandas de control de daños y empece a temer por la seguridad de la nave. Si se permitía que las flamas continuara por toda la ciudad -y muy probablemente el mismo SDF-1- estarían perdidos.

Desde mi punto de ventaja, estaba claro que algo drástico sé tenia que hacer. El caos recorría toda la nave, alimentada por el fuego y la destrucción liberada por el ataque implacable del taimado Khyron. Mis intentos desesperados de pasar directamente a través del puente eran inútiles mientras mis transmisiones eran eliminadas por los gritos frenéticos de los pilotos de la Defensa Civil. Hacia tiempo que la disciplina en el radio se había evaporado y el canal no era mas que una masa de gritos y lamentos, haciendo la comunicación imposible. Me di cuenta que la ayuda no vendría pronto y que mi deber de proteger al Super Valkyrie era inútil si el SDF-1 era destruido. Medidas drásticas debían ser tomadas -y rápidamente.

Como cualquier explorador sabe, el fuego no puede existir sin tres elementos: combustible, calor y oxigeno. Si retiramos uno de los tres, el fuego se apaga. Lo que los equipos de bomberos no podían hacer entre la sangre, sudor y lagrimas, la privación de oxigeno lo haría. Empujando los propulsores hacia delante, lleve mi Battloid hacia la escotilla sobre mi cabeza. Despresurizar la nave era la única alternativa que veía para detener el daño que estaba ocasionando el fuego.

Mientras mi confiable Valkyrie se elevaba hacia el techo, eche una mirada hacia abajo. Era un caos total. Los escombros ensuciaban las calles y las naves Zentraedi abundaban por todos lados como hormigas, demoliendo edificios, volteando carros, aplastando civiles y bomberos. De lo que podía determinar, el mío era el único Veritech de Combate en funciones dentro de la nave.

Alcanzando la escotilla sobrevolé con mi nave. En desesperación hice varias llamadas frenéticas para alertar a todos sobre lo que iba a pasar. Había cientos, quizás miles de personas, corriendo en el piso -bomberos, pilotos que escaparon de los Battloids y Destroids en llamas y civiles incapaces de alcanzar los refugios. Una vez que la escotilla se abriera, cualquier cosa -y alguien- que no estuviera amarrado o sujeto a algo seria absorbido fuera de la nave, como un refresco por un popote. Sin los trajes de ambiente hostil, muchos de los que se encontraban en el piso morirían por la exposición al vacío frío y sin oxígeno del espacio. Luche con las consecuencias morales de la decisión que tenia que hacer. Fácilmente pudiera haber sido yo el que estuviera desamparado en el suelo y otro hombre -un piloto, a salvo dentro de una cabina de Veritech- el que tuviera que determinar el que yo viviera o muriera. Aun así, era yo, solo y protegido del escabroso vacío del espacio, quien estaba a punto de tomar una decisión que podría matar a miles. Borre el pensamiento de mi mente y me dirigí hacia el Panel de Control de la Escotilla. Simplemente no había otra opción.

Después de palpar torpemente la cubierta del panel de control, finalmente la rompí y la arranque de sus bisagras. Con una ultima mirada a la carnicería que pasaba abajo, utilice mi Battloid para jalar la palanca del control del seguro antes de girarla media vuelta en sentido de las manecillas del reloj. La luz verde que indicaba una puerta segura cambio de verde a amarillo y a rojo, mientras la puerta se empezaba a abrir. Con mi mano izquierda le di mas potencia y ascendí dentro del compartimento de seguridad, usando las luces montadas en el hombre del Battloid para ver el panel de control. Repetí la misma secuencia y me asegure esperando la fuerza que jalaría a mi caza -y casi todo en Ciudad Macross- al espacio. No paso nada.

Intente otra vez. Nada.

"¡Maldita sea!" maldije, golpeando el panel de control. La puerta de la escotilla no se movía. "No puede ser," murmure, descendiendo fuera del compartimento de la escotilla.

Una vez mas hice una llamada en el radio, pero nadie me contesto. Los fuegos estaban creciendo en intensidad y el tiempo estaba agotándose rápidamente. Frustrado y sin opciones, cargue dentro del compartimento una vez mas, en un intento por hacer que la puerta se abra, pero mi esfuerzo fue en vano. En desesperación, me deje caer fuera de la escotilla por segunda vez, apunte mi arma hacia la puerta y con la mandíbula apretada, apretando el gatillo en la palanca de control.

El Super Valkyrie se estremeció y brinco mientras las balas de cañón rebotaban en la puerta blindada y rasgaban mas de una docena de agujeros en los brazos y torso de mi Battloid. "¡Maldición, hijo de perra!" me grité, mientras mi Veritech volaba lejos de la escotilla en una espiral hacia la derecha. Era el movimiento más estúpido que había hecho en mi vida. Debido a que era un lugar lógico para que una banda de abordaje lograra la entrada, todas las escotillas de la nave estaban hechas con una placa de armadura reforzada. La presión de la situación ocasiono que me olvidara del hecho de que una puerta construida con placas armadas, esta armada por ambos lados. Al descuidar este hacho trivial, casi me había disparada a mí mismo.

Con la cubierta armada de la nave golpeándome, luche con mi caza herido por lo que parecía una eternidad antes de ganar el control, preguntándome todo el tiempo como alguien tan estúpido había tenido la fortuna de vivir tanto tiempo. Mirando alrededor, estaba claro que las llamas estaban creciendo en intensidad. La capa de humo que estaba elevándose hacia el techo de la nace, estaba engrosando a un ritmo precipitado. La nave estaba en un gran problema y nadie parecía estar al tanto de este hecho. Apenas pudiendo controlar mi aprehensión creciente, hice otro intento desesperado de localizar a alguien en el radio.

"Aguila Veloz Dos Cero Nueve al puente del SDF-1." Una pausa, pero no hubo respuesta. "Aguila Veloz Dos Cero Nueve al puente del SDF-1, esta es una emergencia." Otra pasa. "Maldición, ¡Alguien contésteme!" rugí, golpeando mi puño con la codera.

Estática.

No tenía tiempo para preocuparme de ello. Una serie de golpes ruidosos balancearon mi Veritech mientras el fuego de cañón hacia mas agujeros en mi ya acribillado Battloid. "¡Jesús, este no es mi día!" grité, empujando todo hacia delante en un clavado desesperado hacia el infierno rojo- naranja que se encontraba debajo. No sabia quien me estaba disparando, ni me importaba. Lo que sabía, sin embargo, era que estaba fallando miserablemente en mi deber de proteger al Super Valkyrie y la única manera de evitar convertirme en una estadística era ponerme en cubierto lo más rápido posible.

Golpee el suelo y me agache detrás de uno de los pocos edificios de la ciudad que no se estaba quemando. Con el rifle de mi Valkyrie listo y la espalda de mi Battloid hacia la espalda, me prepare para la embestida que pronto llegaría. Un destello de luz en las ventanas del edificio a mi izquierda llamo mi atención. Un Battlepod Regult de Artillería Pesada estaba intentando sorprenderme, sin lugar a dudas cubierto por otra docena. Mire rápidamente hacia la derecha. No viendo nada, me lance rápidamente sobre la calle, esperando evitar el contacto. Era un juego del gato y ratón y estaba todo menos emocionado de jugar.

Zentraedi Regult Heavy Artillery Pod

Tuve éxito de cruzar la manzana sin ser visto. Girando a la izquierda en la siguiente calle, corrí medio camino antes de agacharme a la derecha en un oscuro callejón. Con mi espalda hacia la pared y con una vía de soporte sobre mi cabeza, solo había una manera de salir si ellos tenían éxito de rastrearme -y nunca había caminado un Valkyrie a través de un edificio, antes. Mirando cuidadosamente alrededor de la esquina, observe como el Regult de Artillería pasaba de largo. Justo detrás de él venían otros cinco. Estaba agradecido de haberlos evitado y espere que ellos no regresaran y me encontraran. Era como jugar ajedrez y no poder ver las piezas de tu oponente -aunque las apuestas en este juego eran mucho mas altas.

Mientras reflexionaba mi siguiente movida, el rugido staccato del disparo de un cañón atravesó la serenidad de mi cabina oscura. Un par de ruidosas explosiones siguieron, mientras los escombros volaban de donde esperaba que estuvieran los Regults. Relámpagos brillantes iluminaban la oscuridad arrojando sombras macabras en las paredes de los edificios cercanos mientras un par de Battlepods hacían una retirada apresurada, seguido por la oscura silueta de un Battloid que los perseguía detrás de ellos, su GU-11 escupiendo fuego.

Abriendo mi mascara, me quite los guantes y sople sobre mis palmas para secarlas. Entonces, con un profundo respiro, me moví cuidadosamente de mi escondite, encaminándome en dirección del punto del que me había retirado. Las llamas continuaban creciendo, y podía sentir que mis nervios empezaban a rasgarse. En ese momento, la sombra de un Battle Pod Glaug se lanzo desde la esquina e instintivamente jale el gatillo de mi GU-11. Fue un error, y lo sabia, pero mis reflejos eran más rápidos que las señales de mi cerebro y aunque instantáneamente solté mi jalón y tire la palanca hacia arriba y a la derecha, una docena de balas estallaron del cañón triple de la mano derecha de mi Battloid. El tiempo desaceleró al ritmo de un caracol y mientras observaba, ocho de las balas golpearon el punto muerto del Valkyrie en modo Battloid, los otros cuatro golpearon un complejo de apartamentos que se encontraban cruzando la calle. El Battloid se tambaleo hacia atrás y luego sé cayo de espaldas, una mano buscando el cielo, su rifle disparando al aire, en desafío antes de quedarse sin municiones.

"¡Cielo Santo!" grité, arrojándome hacia el arrugado Veritech.

Segundos después, un par de Battlepods Regult de Artillería Ligera, aparecieron a la vuelta de la esquina y soltaron un nido de avispas de misiles de corto alcance. No tenía oportunidad de reaccionar mientras los misiles rugían hacia mí, retorciéndose salvajemente. Cerré mis ojos y sabiendo que era el último acto consciente que jamas haría, rocíe el área enfrente de mí con el rifle. Sentí un golpe que se traslado a través de la armadura de mi Battloid y me afiance esperando la explosión que me mataría. "Bien, parece que ya termino," pensaba mientras esperaba el calor abrasador que me convertiría en cenizas. Y espere... espere... espere... Pero nunca llego.

Zentraedi Regult Light Artillery Pod

Abriendo mis ojos incrédulamente, encontré solamente devastación y ruinas. Metralla, escombros y restos ensuciaban las calles. Los Regults ya no estaban. Todo lo que quedaba de ellos era un par de cascos quemados, rodeados por piezas llameantes de despojos. Jalando y pisando los controles, me tambalee torpemente hacia el Battloid que había destruido unos momentos antes. Arrollidándome junto al torso achicharrado y acribillado, ilumine, con las luces de mi hombro, el compartimento oscuro del piloto. Las balas de mi GU-11 habían golpeado dentro de la cabina, una de ellas perforando un agujero de casi tres pies de diámetro que destruyeron todo -panel de instrumentos, asiento expulsor, todo- desde el pecho del piloto hacia abajo. La parte superior del cuerpo achicharrado del piloto aun se aferraba de los controles de la cabina quemada y sangrada. La vista me enmudeció.

Desfajandome la funda de mi traje de vuelo, vomite incontrolablemente dentro de ella, arrojando todo hasta que pense que nunca pararía. Las lagrimas llenaron mis ojos, el sabor ácido de la bilis simplemente me agobiaba. Cerrando la funda de nuevo, mire sobre el caza roto, cargado de furia, rabia e incredulidad. Los edificios enfrente de mí y detrás de mí estaban completamente barridos -ahora nada mas que pilas de concreto y acero rotos- destruidos por los misiles que estaban dirigidos a mí. Mientras continuaba mi giro a la izquierda, vi el edificio que estaba a mi derecha cuando el Zentraedi me había disparado. Ya no estaba mas de pie -La maniobra del único misil que había golpeado a mi caza. Lanzado a corto alcance había fallado de estallar, reboto en la pierna derecha de mi Battloid y golpeo contra el primer piso del edificio que estaba junto a mí, colapsando.

Coloque mis manos en mi casco y pense, "¿Cielo Santo! ¿Qué he hecho?" Simplemente no podía creer lo que había pasado.

Después de varios momentos, decidí que era hora de seguir. Las llamas que rugían a lo largo de la nave se estaban acercando y tenia que quitarme de su camino. Las explosiones en esta área, sin lugar a dudas, atraerían la atención, también y la prudencia dictaba que debía moverme. Con un saludo al piloto de combate que acababa de matar, me encamine hacia la calle y pase sobre los Battlepods Regult, luchando ante la urgencia de vaciar mi arma en sus carcazas magulladas.

Alcance el interruptor para apagar las luces montadas en mi hombro cuando los escombros se empezaron a mover en la esquina derecha de mi alcance visual. Llevando las luces en esa dirección vi una mano pálida salir de los escombros que cubrían las calles. Moviendo mi Valkyrie tan rápido como me atrevía, me encontré observando a una mujer joven de cabello oscuro. Estaba atrapada por los escombros del complejo de apartamentos que había golpeado con mi rifle.

"Oh, Dios," murmure, cambiando mi Valkyrie a modo Guardián. Mirando alrededor vi más cuerpos. Cambiando a la frecuencia de Guardia, hice una llamada de emergencia a ciegas, rogando que alguien me escuchara. "Este es el Tte. Framton en Guardia. ¡Tengo personas heridas en la esquina de las calles Delrose y 14ava! ¡Necesito paramédicos aquí en el acto!"

Soltando mi arnés con una mano y abriendo la cabina con la otra, arroje mi casco fuera de la cabina y salte del asiento expulsor. Corrí hacia la primera mujer, las luces de aterrizaje delanteras de mi Veritech enviando sombras escalofriantes sobre las paredes. Arrollidandome junto a la cabeza de la mujer, acaricie su cara con mis manos. NO mayor de veintitrés, ella me observaba con sus penetrantes ojos azules que parecían decir, "Por favor, no me dejes morir -no aquí." Ella no podía hablar e intente asegurarle que ella estaría bien.

"Aguanta, cariño, estas haciéndolo bien," le dije a ella. Era una mentira. Ella era todo menso estar bien y ella estaba perdiendo sangre a un ritmo constante. Mientras ella se aferraba de mi mano, luchando desesperadamente por su vida, me di cuenta que si la ayuda no llegaba pronto, esta hermosa joven no viviría mas de una hora.

Mirando a la derecha vi el complejo de apartamentos donde la jovencita vivía. La razón de su condición era clara. Una de las balas de mi cañón había entrado dentro del cuarto donde ella estaba protegiendo durante el ataque. Cuando el edificio se colapso, ella callo en la calle, solamente para ser enterrada por miles de libras de concreto.

Con toda las fuerzas que pude reunir, luché con los escombros que la atrapaban, pero mis esfuerzos fueron vanos. Sostuve su mano y acaricie su cara bajo la anodina luz blanca que salía de mi Valkyrie. Buscando desesperadamente por la ayuda que tenia que llegar, hice lo posible para poner una buena cara. Alrededor de mí yacía gente muriendo y muerta, pero no podía dejar a la chica de cabello castaño -sabia en mi corazón que si la dejaba, ella moriría. Por mas de cuarenta minutos me senté en los escombros con la jovencita. La ayuda aun no llegaba y podía ver como ella empezaba a desfallecer por la pedida de sangre.

Mientras las llamas alrededor de nosotros empezaban a morir, ella me sonrío débilmente y con un suspiro callado, sus pupilas se dilataron... y ella estaba muerta. Empece a darle RCP inmediatamente, pero mi esfuerzo fue inútil. En menos de un minuto después de su ultimo respiro, los primeros paramédicos llegaron a escena. Demasiado tarde para ayudar a nadie -demasiado tarde, una vez más.

Con estupor, les mostré a todos, los cuerpos alrededor de mí antes de tambalearme débilmente a mi Guardián y volando hacia la cubierta del hangar del Prometeus. Había visto y hecho suficientes muertes en lo que va de mi vida -no había caso en ver mi obra por mas tiempo.



por Jason W. Smith
Julio 1995

traducción Gerardo Campos De León
Julio 1998

Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith

(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)

Basado en los personajes y situaciones de
Robotech, © 1985 Harmony Gold, USA, Inc.

Robotech ® es propiedad de Harmony Gold. Este documento de ninguna manera tiene la intención de violar sus derechos

Última Fecha de Revisión: 30 de Octubre de 1999