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Parte VII: Escalando

Capítulo 35 - Perdidas Operativas

El ataque de Khyron devastó a Ciudad Macross y redujo drásticamente una gran porción del suministro de oxigeno de emergencia de la nave. Las llamas que rugían a lo largo de la ciudad ocasionaron que se encendieran los sistemas de ventilación. La corrosión generada por la larga estancia de la nave en Isla Macross ocasiono que los interruptores de temperatura fallaran. Miles murieron. Familias completas fueron destruidas. De hecho, el ataque de al SDF-1 demostró ser el punto de regreso en la Primera Guerra Robotech, pero no por las razones que pensamos en ese momento.

En los tres meses anteriores, un trío de espías Zentraedi habían abordado a la nave. Buscando la información que ayudaría a los Zentraedi a recuperar el SDF-1, los espías encontraron la hospitalidad y libertad a bordo del SDF-1 -características que contrastaban enormemente con el estilo de vida estricto que ellos conocían como soldados- atractivamente irresistibles. Al regresar a sus naves, los espías corrieron la voz entre sus compañeros de tropa y compartieron algunas de las cosas que ellos habían almacenado mientras estaban a bordo de la fortaleza de batalla: comida, música e historias de lo que los seres humanos hacían uno con el otro. En poco tiempo, toda la flota Zentraedi se encontró llena de soldados que querían experimentar personalmente la cultura Microniana. Cuando sus fuerzas cargaron dentro del brazo ariete, Khyron no tenía conocimiento de que sus propias tropas estuvieran "infectadas" por el deseo de vivir una vida diferente. Las deserciones en masa que ocurrieron en ese infernal día, quizás hicieron mas para salvar el SDF-1 que cualquier cosa que la tripulación haya podido hacer, Khyron se enfureció tanto que empezó a matar a sus propias tropas -y a cualquiera que se parara en su camino. Para el tiempo que finalmente dio la retirada, era casi imposible decir quien había matado mas Zentraedi -la defensa de abordo o el mismo Khyron.

Aun así, las deserciones no pasaron lo suficientemente rápido para prevenir la masiva destrucción que recorrió a lo largo de la fortaleza de batalla. Casi todos los edificios de Ciudad Macross estaba dañado o destruido, tres cuartos de las defensas móviles de la nave -Destroids, Valkyries, etc.- estaban aniquiladas, y miles de personas estaban heridas o muertas. Como vimos a primera vista, Khyron no era de los que titubeaban en apalear civiles indefensos que se encontraban atrapados en lo despejado.

Nuestras perdidas fueron tremendas. Casi la mitad de las literas, en las barracas, estaban vacías y perdimos algunos de nuestros mejores aviadores. Mi escuadrón fue afortunado. De los once pilotos Aguilas Veloces que salieron ese día, tres -Wise, Martin y Mitchell- no regresaron. La perdida del Tte. Brian Mitchell fue particularmente preocupante. Habiendo sobrevivido una salida de emergencia bajo el agua en Julio pasado, él peleó para regresar a estatus de vuelo y su determinación fue una inspiración para todos. Cuando se trataba de peleas de cantina, él era la persona con la que había que estar en buenos términos y con la que uno podía contar para cuidar tu espalda en una escaramuza. Brian era un de los pilotos más trabajadores a bordo de la nave. Él había pasado mas tiempo en los simuladores, que nadie mas y estaba constantemente buscando maneras para mejorar su técnica. La parte desafortunada era que, a pesar de sus mejores esfuerzos, este as veterano nunca ganó la condición que tenia antes del accidente y no tenía duda que el tiempo que paso lejos de la cabina, contribuyo a su muerte prematura.

Las malas noticias no pararon aquí. El Tte. Joe "Nudillos" Burkett - uno de dos amigos que estaban conmigo el día que conocí a Rebeca- murió cuando las tropas de Grel abrieron fuego sobre los Destroids, dentro del Dedalus. Atrapado en medio de la formación, sin ningún lugar a donde correr, agacharse o esconder, Joe fue abatido a tiros en una granizada de láser y cañonazos llevándolo a un fin oprobioso la vida de una persona tremenda. Estaba impactado por la noticia, que me tomo totalmente fuera de guardia. En los últimos meses no había pasado mucho tiempo con Joe como debería, siempre buscando excusas para posponer una visita a verlo. Me comportaba así porque nunca espere que algo les pasara a mis amigos más cercanos -especialmente a este guerrero talentoso. A pesar de la tremenda desventaja contra nosotros, sentía que eventualmente agotaríamos la resolución del enemigo y emergeríamos victoriosos. Las cosas regresarían a la normalidad y la amistad se retomaría de donde se dejo, reforzada por los retos que habíamos enfrentado y conquistado. Pero esta grandiosa fantasía no sucedería, y ahora que Joe se había ido, me sentía abrumadamente culpable por considerar su presencia como concedida. Solo podía esperar que en sus últimos momentos no estuviera resentido por haberle fallado.


Había buenas noticias junto a las malas. Joshua, Waylan y Andresen fueron recomendados ante el RDFC por sus acciones en ese desafortunado día de Mayo. EL trío anoto un raro triple doble dígito con su ataque compartido al crucero, anotando 18, 15 y 10 muertes, respectivamente -la gran mayoría con solo pistolas. Cuando los Zentraedi enviaron una segunda fuerza de ataque ante el SDF-1, Waylan y Josh se lanzaron a ellos mismos dentro del "Club 200" durante una lucha corta de 15 minutos, anotando 8 muertes cada uno (por comparación, mi total llego a 137). En realidad, sus totales probablemente estarían cerca de los 300, pero, a pesar de la moderna tecnología, nuestra habilidad para confirmar victorias era algo pobre.

Tales puntajes no pueden parecer razonablemente comunes. El aficionado puede sentarse de brazos cruzados y preguntar, "¿Cómo diablos puede uno anotar 300 muertes en 15 meses?" Cuando un considera la extraordinaria capacidad de los cazas del día, los efectos de un daño a una nave volando en el vacío y las increíbles habilidades de tales pilotos de combate como Fokker, Green, Sterling y Kauffman, estas anotaciones pueden ser mucho más razonables. Nunca antes en la historia de un conflicto armado, había existido una combinación tan mortal y los éxitos y fallas de nuestros pilotos de combate durante la Primera Guerra Robotech proporcionaron la historia con una sorprendente primera vista gráfica ante el futuro de la potencia ofensiva.

La historia de tal desgraciado día no podría estar completa sin mencionar las actuaciones de los Tte. Plog y Sprabary. En una muestra increíble de coraje y habilidad, el equipo comandado por el Tte. Plog destruyo dos cruceros y asistió a un tercero. A Plog y Sprabary les fueron acreditados la destrucción de un crucero de batalla Thuverl Salan y un parcial a un tercero. En la pelea que siguió, Plog se movió al cuarto lugar, llevando su total a 271 victorias confirmadas. Solamente Max Sterling, Roy Fokker y Bill Brubaker tenían anotaciones más altas. Para finalizar, los pilotos del escuadrón Aguila Veloz sumaron cuatro cruceros Zentraedi para llegar a un radio de 33 a 1 en la pelea que siguió -un trabajo sobresaliente dados los estándares convencionales, pero uno horrible ante los nuestros.

No podíamos ignorar la perdida de tres de nuestros camaradas, y el tono en la sala de juntas era sombrío para los miembros del VF-12. Cuando uno consideraba las probabilidades que uno enfrentaba y las perdidas sufridas por los otros escuadrones, perder tres pilotos era algo mínimo. Aun así, no había una Aguila de Ataque que buscara consuelo en el hecho de que lo habíamos hecho "mejor que el promedio." La perdida de tres compañeros de escuadrón, convertían en lo que hubiera sido un horrible día en uno tan terrible que solo podía ser hablado en murmullos.

Para mí, las horas gastadas dentro del SDF-1 durante el ataque de Khyron y las repercusiones que siguieron fueron algo, como una pesadilla, y me encontré una y otra vez volviéndolo a vivir. La cara de la muchacha de cabello castaño estaba indeleblemente grabada en mi mente, y en los momentos silenciosos, me sigue persiguiendo. El incidente que ocasiono su muerte -y la muerte del piloto Veritech- fue revisado por una junta de interrogación, precipitadamente convocado. La junta determinó que mi error de identificación fue el resultado de una fatiga extensa aunada a la tensión y una reprimenda no tan oficial fue emitida /un hecho que no me dio mucho alivio ante lo que había hecho. Aunque los incidentes de disparos amigos era un hecho de la vida tan viejo como la misma guerra, uno no podía encontrar excusas para ello. Ahí están los que creen que llegara el día cuando tales incidentes son cosa del pasado, pero yo no mantendría esperanzas. En vez de eso, cargaría ese día por el resto de mi vida, y trabajaría tan duro para asegurarme que eso no volviera a pasar.

El incidente sirvió como una lección interesante sobre la camaradería entre los aviadores. En los días que siguieron al incidente, esperaba ser recibido fríamente por mis compañeros guerreros. Nada podía estar mas lejos de la realidad. Con todos los que me encontraba, recibía un suave "Aguanta" o una palmada en la espalda y una cabezada reconfortante. Tanto Waylan como Josh pasaron tanto tiempo conmigo, como se lo permitían sus obligaciones, proporcionando apoyo moral. Rick Hunter, preocupado por los efectos de la acción del día y la recomendación de la junta, me retiro de la actividad por tres días. "Te necesito a un ciento cincuenta por ciento cuando continuemos con el programa del Super. Trata y olvida lo que ha pasado. Sé que es basura, pero trata de parar en hacer hincapié sobre eso -te comerá vivo si no paras."

Hice lo mejor para seguir las palabras de Hunter, pero no tuve éxito. En la noche me sacudiría y reviviría la pesadilla una y otra vez, solo para despertar en un sudor frío, tan asustado que era imposible volver a dormir por el resto de la noche. El piloto que mate tenia una familia - una esposa e hijos. Se les dijo que había muerto cuando se estaba enfrentando contra una fuerza enemiga superior, pero no escucharon como había pasado realmente. Seguramente se merecían a saber la verdad. Seguramente se merecían saber los detalles de su trágica muerte. Pero no sé si alguna vez lo sabrán. Quizás algún día tendré el coraje de enfrentarlos, aunque me encontraba dudando si alguna vez llegaría ese día.

El tiempo dirá.


Durante mis tres días libres, decidí que seria prudente pasar el tiempo con mi familia. Ultimamente no había estado con ellos lo suficiente. El dolor de la acción previa era abrumador, y estaba consumiendo mi ser. Me senté con mi padre y hable con el de los efectos que habían ocurrido, esperando que al compartir mi dolor se iría. No fue así.

Durante esos días, pase mucho de mi tiempo saliendo a caminar. Durante esos momentos de soledad me encontré hablando en voz alta a Dios, preguntándole -rogándole- a Él para que me perdonara sobre lo que había hecho, pero mi consciencia no me dejaba. La imagen del Battloid acribillado, la cara de la jovencita mirándome para salvarla, los cuerpos muertos y los edificios quemados de Ciudad Macross, todo se combinaban en un recordatorio arremolinante de los horrores de la guerra -una clase de proyecciones dementes en mi mente. Nada de lo que hiciera podía hacer que se fuera.

En desesperación, me aventuraba a un bar local que de alguna manera había sobrevivido la devastación del ataque de Khyron y procedí a aplastarme completamente. El lugar estaba sorpresivamente desierto, y después de atragantarme de alcohol pense que explotaría, me tambalee por la calle hacia mi casa. Nunca logre llegar.

Mi siguiente pensamiento consciente fue el de Joshua y Waylan reclinándose sobre mí, con unas expresiones consternadas en sus caras.

"Jake... vamos Jake... ¡Despierta!" me imploraba Waylan, golpeándome los lados de mi cara, su voz sonaba como si viniera de un largo túnel. "¡Jake! Vamos... Deja eso muchacho."

"Esta volviendo en si," vino la voz de Josh. "Vamos a ponerlo en pie. Tenemos que moverlo antes de que nos de una sobredosis."

Los dos pilotos de combate me levantaron para ponerme de pie, cuando me encontré que no podía pararme en piernas de hule.

"Dios, Jake, ¿Cuánto te tomaste?" preguntó Waylan retóricamente. "Vamos gran hombre, párate por mí. 'Vamos chico'."

Mi cabeza estaba girando y dolía como el infierno. Todo estaba brillando como alquitrán en un día caliente y empezaba a tener nausea incontrolables antes de empezar vaciar mis viseras -como hice cuando vi dentro de la cabina de ese Battloid.

"Eso es, sácalo de ahí dentro Jake," dijo Waylan, palmeando mi espalda con su mano libre.

El sabor del ácido estomacal se presentaba en espadas y estaba urgido por beber agua. "¿Do-dónde estoy?" pregunté, mis palabras horriblemente articuladas por los efectos persistentes del alcohol.

"Estas con nosotros, compañero. Te vamos a llevar a casa," respondió Josh.

"Yo no quiero ir a casa... Déjenme aquí afuera... cu... con las... sur-sur serpientes..."

Era la cosa incorrecta de decir, mientras Waylan no estuviera en el modo de auto compasión. "¡Maldición, Jake! ¡Corta el gimoteo! ¡Estoy enfermo de esta actitud de compasión!" Me levanto del suelo por mi camisa del uniforme y me agito violentamente. "¡Manténte levantado, maldito seas!" tuvo el efecto deseado -empece a desembriagarme inmediatamente.

"Muy bien.. Don. Muy bien... Ya diste tu punto de vista. Llévame a casa," alcance a decir.

El voluminoso piloto de combate me bajo y con la ayuda de Josh, me escoltaron a mis aposentos. Los dos guerreros platicaron conmigo y yo hable de lo que había pasado, aunque ellos ya lo habían escuchado antes.

"Esas cosas pasan, Jake. Debes dejarlo ir y seguir adelante," dijo Josh.

"Exactamente," agrego Waylan. "La guerra es una cosa horrible. La libertad se paga con la sangre de los patriotas -comprada con el sacrificio de unos cuantos. Nosotros somos esos cuantos. Esta gente que murió el otro día fueron esos pocos. Fue un error que cualquiera pudo haber cometido y tu no puedes derrotarte a ti mismo sobre eso. Tu tienes la obligación de salir adelante de ahí y hacer lo mejor que puedes. Tú ni puedes hacer eso a través de la autocompasión y tu sabes muy bien que no lo puedes hacer bebiendo."

"Si... ya sé," conteste, antes de vomitar una vez más. "Oh, Dios, me siento mal..."

"Sip. Si que lo estas," indico Josh. "Espero que hayas aprendido tu lección."

"Vaya que si..."

Los dos pilotos de combate me cargaron para subir las escaleras a mis aposentos, donde me dejaron en un sofá y me velaron durante la noche. Había consumido tanto alcohol como para matar a un caballo, y ellos querían asegurarse que nada me pasaría mientras dormía. Los sueños continuarían por un largo tiempo. Cuando desperté en la siguiente mañana, mi cabeza sonaba como una campana de iglesia, mi estomago dolía en protesta. Me tomo 8 horas para que me pasaran los efectos de la pasada parranda y aprendí de la manera más difícil que el alcohol no resuelve los problemas de uno, solamente crea nuevos.


Las masas de Zentraedi desertores durante el asalto de Khyron en el SDF-1 se convirtió en uno de los eventos más inusuales durante la Guerra Robotech Uno. Los tres espías Zentraedi -Rico, Bron y Konda- llegaron a pedir asilo a bordo de la fortaleza de batalla. A pesar de las objeciones firmes del Cor. Maistroff, el Cap. Gloval acepto la petición de los alienígenas y se convirtieron en los oficiales residentes de la nave. Una serie de pruebas revelaron que la estructura genética de los Zentraedi era casi indistinguible a la de los Homo-sapiens, sugiriendo un ancestro común. El tonto, siempre mente cerrada, Maistroff, se rehusaba a creer en las pruebas y amenazo con hacer contacto con el Consejo de la Tierra Unida [CTU] y hacer que derroquen la decisión de Gloval.

Lo que nos lleva al desafortunado día del 20 de Mayo de 2011. Un vuelo de transbordador estaba programado para llevar al Primer Oficial del SDF- 1, Comandante Lisa Hayes, a la Tierra en un ultimo esfuerzo para armar el apoyo a la teoría de que se puede negociar con los Zentraedi. Las recientes revelaciones demostraron que los Zentraedi pueden ser pacíficos y la Cmdte. Hayes estaba determinada en convencer al CTU que un intento para negociar la paz con los Zentraedis podría rendir frutos -después de todo, su padre era un Almirante en el consejo y ella sentía que si nadie la podía escuchar, quizás él si lo haría.

Mientras las preparaciones para la misión iban en camino, estaba ocupado bebiendo agua en la Sala de Juntas. Las pruebas de las armas del Super Valkyrie habían sido arruinadas debido a la misión del transbordador. Max Sterling, como comandante del grupo de escolta, había elegido a los pilotos que harían en la misión. Waylan estaba programado para volar como parte del grupo de escolta del transbordador y yo estaba reasignado como "Listo 5". Los pilotos "Listo 5" tenían que estar preparados para salir en solo cinco minutos de aviso, lo que significaba que nunca estabamos lejos de nuestros aviones. Mientras esperaba a que armaran y alimentaran a los cazas, sentía una intranquilidad en mi hombre ala.

"Hey, Don, ¿Hay algo mal?" pregunté.

"Si, Jake. Eso creo," alcanzo a decir.

"Bueno, escúpelo."

"No quiero volar con Max, hoy," dijo Waylan.

Casi me ahogo con mi agua. "¿Qué quieres decir con que no quieres volar con Max?"

"Tengo un mal presentimiento," dijo, con una confusa mirada en su cara.

"Ah vamos, Don. Aquí estamos hablando Max. Max Sterling," indique.

Él miró hacia abajo, hacia el tablero que estaba descansando en la mesa. "Si, ya sé. Pero preferiría volar contigo o con Husky."

Le di la vuelta a la mesa y palmee a mi amigo sobre el hombro. "Escúchame, tu vas a estar bien. Es simplemente una misión de escolta. Una fácil. Tú no vas a tener problemas, Además, tú eres un gran piloto y tienes al 'Demonio Azul' para cuidarte si se pone caliente. El personalmente pidió por ti. No quieres decepcionarlo, ¿o sí?"

"No, creo que no."

"Yo tampoco lo creo. Solo relájate. Estarás bien."

"Si, señor."

"Eso es muchacho."

"Sabes, he estado pensando. ¿Cuándo va a parar toda esta matanza?" suspiró por nadie en particular.

Aproveche la oportunidad para meterme. "Quizás termine hoy, Donny. ¿Quién sabe? Quizás termine cuando ellos desgarren nuestra nave en mil pedazos," indique con tanto optimismo como pude. Salió con un sonoro vacío.

"Quizás termine cuando todos estemos muertos. Sobrepasados en nueve millones a uno... ¿Estamos locos? ¿Por que nos engañamos a nosotros mismos?"

"Porque tenemos la ventaja de un planeta hogar, eso es por que," bromee, esperando descarrilar el tren de pensamientos negativos de Don.

No sentamos en silencio por varios minutos, cada uno de nosotros estudiando el plan de la misión. Si una de las escoltas tenia que abortar yo seria el primer caza que tomaría su lugar y me daba cuenta que todavía tenia que preparar mi avión. Parándome de la mesa, palmee al hombro de Waylan y trate de animarlo.

"Relájate, socio. Estarás bien. Hablare contigo cuando regrese."

"Si, señor," dijo, con un saludo medio broma, medio en serio que desmentía la incomodidad que el claramente sentía por dentro.

Regrese el saludo con la misma informalidad. Las acciones de Waylan eran simplemente una prueba física del nerviosismo previo a la misión que a todos nos afecta, y no tenía dudas que estaría bien. Volar al espacio sin que te protegiera mas que unas cuantas pulgadas de acero y vidrio era suficiente para hacer enfermar del estomago a cualquiera, y respecto a Don, el no era diferente a nosotros.

"Te veré en la cubierta," le dije antes de voltearme en busca de Max Sterling. Tenia un favor que pedirle.

"Si, Nos vemos," contesto.

Mientras caminaba hacia el hangar y llegaba hacia la sala del Escuadrón Skull, estaba hipnotizado ante el panal de actividad. La electricidad en el aire era poderosa. Por todo alrededor, la tripulación estaba apresurada para alistar los Veritechs y Fantasmas para lanzar la fuerza de escolta y sentía una abrumadora sensación de orgullo en ser parte de este sobresaliente grupo de personas.

Mirando dentro de la sala de espera del Escuadrón Skull, lo encontré vacío. Mirando alrededor del hangar cargado de Veritechs, localice a Max hablando con un par de pilotos de combate que no reconocí. Caminando hacia donde él estaba, me escurrí detrás de él, lo mas silenciosamente como pude y espere pacientemente a que terminara de hablar con los dos aviadores.

"¿Alguna pregunta?" les pregunto.

"No, señor."

"No, señor."

"Muy bien. Los veré en cubierta en quince minutos."

"Si, señor," respondieron al unísono los pilotos.

"Continúen," dijo, antes de girar, en un movimiento hacia atrás deliberadamente lento. "Hola, Tte. Jake," dijo con una sonrisa, sus ojos azules brillantes, iluminados con picardía.

"Dios, debes tener ojos detrás de tu cabeza."

"No. Te vi en el reflejo de la pintura de la ave de allá," dijo apuntando sobre su hombro hacia un Valkyrie de color bronce. "Tú estas en Listo Cinco, ¿No?"

"Si."

"¿Qué puedo hacer por ti?"

"No es la gran cosa, realmente, pero, uh... Mira, Don esta un poco nervioso por alguna razón. No sé por que, pero si apreciaría que mantuvieras un ojo en él, por mí."

"¿Cuál es el problema?" me preguntó Max, estrechando su mirada.

"Él esta un poco nervioso por el vuelo de hoy. No sé por que, pero no creo que él tenga nada de que preocuparse. Ustedes estarán libres y en casa antes de que pueda sacar un refresco de la maquina," dije, sonriendo.

"Si, bien, lo cuidare. No hay problema."

"Gracias, compañero," dije, estrechando la mano de Max.

"No lo menciones."

Nos giramos y empezamos a caminar hacia el Valkyrie de Max, descansando pacientemente en el extremo del hangar. A ambos lados de nosotros, estacionados ala con ala, estaban las marcas de los nuevos Valkyries blancos y cafés. Me maravillaba ante sus líneas pulidas mientras los pasábamos. La fabrica estaba sacando las refacciones más rápido que antes y ara bueno verlo. Los nuevos cazas llevaban los accesorios para el acoplamiento del equipo del Super VF y apenas podía contener mi excitación. El Super seria un aguijón gigante -no, un árbol- en el costado de los Zentraedi. Ya no regresaríamos a casa, con barracas a la mitad de su capacidad. Pronto seria hora de cobrar.

Mientras hablábamos de los últimos eventos, un anuncio por los altavoces nos llamo la atención. "Grupo de Escolta del Transbordador se reportara por asignaciones especiales en la Cubierta de Vuelo A en cinco minutos." Era la voz de Samantha Porter.

"Sammy debe de estar sustituyendo a la Comandante," dijo Max, mirando hacia arriba.

Gemí calladamente. "Espero que se mantenga en calma. La ultima vez me mantuvo volando ochos alrededor de la torre," indique secamente, esperando que Sammy no repitiera el fiasco de su no tan atrás pasado.

"¡Oh!" exclamó Max, volteando y señalando el "Skull One" de Rick Hunter, el cual había sido modificado recientemente para servir como el prototipo de servicio operacional para el programa del Super Valkyrie. "Ese Veritech armado, seguro que puede dar su ración de daño. ¿Si que seria bueno volarlo?"

"Eso supongo," conteste, fingiendo ignorancia. "Cuídate allá arriba," agregue, antes de dirigirme a mi caza.


Todos los sistemas de mi Valkyrie estaban revisados. Después de ver a Waylan, me dirigí a la sala de espera, y pase la mejor parte de una hora haciendo unos reportes que tenían que llenarse. Los tiempos eran mas duros que antes y el alto mando quería mas respuestas a preguntas que no las tenían.

Justo cuando sentía la seguridad de que la misión era de hecho una misión fácil, mi concentración se rompió ante una alerta de salir. Alcanzando mi casco, salí de la sala de espera y me lance dentro de la cabina de mi Valkyrie mientras el tono agudo de la sirena barría por todo el hangar. Con una practicada precisión, empece a amarrarme al avión, asegurando arneses, conectando las mangueras del oxigeno y cambiando interruptores. Estaba listo para salir en menos de sesenta segundos.

Recibí una corto resumen por el radio. Un grupo de mecha Zentraedi esta haciendo un ataque al transbordador y sus escoltas. Sobrepasado y rodeado, el grupo de escolta se encontró en una desesperada necesidad de asistencia. Mientras salía hacia el elevador, el director de vuelo me indico que parara. Estaba petrificado y arroje mis manos hacia él, como si dijera, ¿Qué diablos estas haciendo?" Él apuntó a mi derecha y la respuesta estaba clara. Rick Hunter, en su traje de vuelo y casco, estaba arrojándose hacia el segundo Super Veritech. Mientras observaba, Hunter encendió el Super y lo movió de sus cuñas hacia el elevador enfrente de mí.

"Lo siento, Yah-Yah. Cambio en los planes," dijo mientras me pasaba. "Discúlpame por reemplazarte."

"Solo hazles ver el infierno, Teniente."

Una señal de pulgar fue su respuesta.

Observaba y escuchaba como el caza de Hunter era llevado a la cubierta de vuelo. Cuando llegó la incompetencia, pense que Sammy Porter le había demostrado al mundo lo que se podía ver. Estaba equivocado.

"Tu destino es Lambda 34," dijo, mientras el caza de Hunter se tensaba en la catapulta.

¿Qué? No tengo ideo de lo que estas hablando," vino la respuesta exasperada de Rick.

Pensando que él estaba fuera del deber hasta el siguiente día, Sammy había fallado en pasarle el último libro de códigos al Tte. Hunter. No podía creer lo que escuchaba.

"¡Jesús!" grité, indicando al director de vuelo que se quitara de mi camino. "¡Dale el código viejo, Sammy! ¡El código viejo, por Dios!"

Hubo una interminable pausa mientras el caza de Hunter gastaba precioso combustible en la catapulta, entonces la voz de Sammy rompió el silencio. "Aquí están las coordenadas del viejo código. Diríjase a punto Delta Cinco."

"Entendido," contesto Rick, mientras salía de la cubierta de vuelo.

Con Hunter fuera del camino, ahora era mi turno. Empuje hacia adelante el propulsor y empece a rodar hacia el elevador, pero el director de vuelo sé rehuso a moverse. Increíblemente, él me indicó que apagara mis motores. No podía creer lo que veía. Furioso, abrí mi cabina, me desabroche del asiento expulsor y me lance de la cabina.

"¿Cuál es la gran idea, hijo de perra?" grité, agarrándolo del cuello.

"Lo siento Teniente. Me dieron ordenes. Usted no puede llegar a tiempo para hacer algo," alcanzo a decir.

"¡Y no voy a poder llegar nunca si no salgo!" exclamé. "Jesús, ¿Qué les pasa a todos aquí?" Arroje al director de vuelo y salí corriendo en busca de algunas respuestas.

Corrí hacia el Control de Vuelo Primario del Prometeus para ver que es lo que estaba pasando. Mientras llegaba hacia el puente, el Jefe Aéreo me informo de lo que había pasado. La misión del transbordador había encontrado algunos problemas. Por razones desconocidas a todos, los Zentraedi decidieron que bloquearían el regreso del transbordador a la Tierra. Los libros de historia demostrarían que el líder del ataque no había sido otro mas que Khyron Kravshera. En vez de una corta misión a la Tierra, el grupo de escolta de Max se encontró en una batalla de vida y muerte por su sobrevivencia. Ante tremenda desigualdad, las escoltas lucharon valientemente, pero uno a uno cayeron ante las armas Zentraedi.

El prototipo operacional que Max había señalado en el hangar fue la diferencia entre la vida y la muerte para el transbordador y la escolta sobrante. Con su apabullante potencia de fuego, el Super convirtió una segura derrota en una resonante victoria.

"El grupo de escolta regresando a la base," vino la voz de Max. "El Tte. Hunter esta ahora cuidando el transbordador."

Su tono me ocasionó una terrible sensación en el fondo de mí estomago y recordé la aprehensión de Waylan. Me pasee en el puente impacientemente, esperando a los cazas que regresaran. La mitad del grupo de escolta había fallado al pasar lista y Waylan era uno de ellos. Mientras los minutos pasaban lentamente, los pilotos entraban en el patrón y uno por uno aterrizaban en la cubierta del Prometeus. El caza de Max fue el último en aterrizar y Waylan aun no se encontraba. Mientras el caza de Iglú descendía a la cubierta del hangar me apresure para averiguar que había pasado.

Aparte de un empujón al capitán de vuelo de Max y me trepe a la escalera de abordaje. "¡Iggy! ¿Qué paso? ¿Dónde esta Waylan?"

Él me miró con una expresión demacrada.

"Maldición Max, ¿Dónde esta Waylan?"

Él se sentó en la cabina y arrojo sus manos en desesperación. "No lo sé Jeff. Lo siento, pero solamente no lo se. Estuvo muy duro allá afuera. Nos ataco un grupo mixto de Raulon'ves y Regults. Ellos si que nos patearon, Jake, si que lo hicieron." Él miró dentro de la cabina antes de continuar. "Hice lo que pude para mantener un ojo sobre él, pero tenia mis manos llenas. Lo ultimo que vi de él, él estaba enfrentando a un Glaug. Cuando se rompió la batalla, lo llame pero no recibí su respuesta. Espere por el tanto como pude, pero mi nivel de combustible estaba tan bajo que tuve que retirarme. No sé, quizás el aun este allá afuera, Jake." Los ojos de Max estaban cargándose de lagrimas, así como los míos, él apretó los dientes en un esfuerzo para mantenerlos. Mirándonos los unos a los otros, ambos reacios a creer que el "Gigante Gentil" se había ido.

Había colocado una mano sobre su hombro, "Muy bien, Max."

Brinque del avión de Max y camine de regreso del hangar a mi caza - tenía que encontrar a mi hombre ala antes de que sea demasiado tarde. El director de vuelo podía decir por la mirada en mi cara que no estaba en el modo de discutir el tema. Con un brusco asentimiento, el se retira mientras me dirigía al elevador y era elevado a la cubierta de vuelo del Prometeus. Cargado con una rabia que desafía a la definición, estalle hacia la fría oscuridad en busca de mi amigo. Se convertiría en un gesto inútil.


Capítulo 36 - El Fin de la Línea

Estuve fuera por casi seis horas, cubriendo cada milla cubica de espacio a lo largo de la ruta de vuelo del transbordador, buscando por cualquier señal del 3er. Tte. Waylan James Green. Josh Kaufmman y el Tte. Plog poco después de que yo había salido y pasamos una buena parte de las cinco horas rondando junto a mí. Max no pudo acompañarnos. Su caza había sido dañado durante la escaramuza -una rara ocurrencia para "El Demonio Azul"- y estaba en reparación en la bahía de mantenimiento. Después de tres horas de búsqueda sin ningún rastro del caza de Waylan, mis esperanzas se estimularon cuando Josh vio lo que penso era una luz de aterrizaje.

"Rescate Tres aquí Rescate Uno. Tengo una luz de aterrizaje a Ojo de Toro tres-uno-cero, tres-cuatro-cero, hacia uno-siete-cinco-cinco millas. Repito, 3-1-0, 3-4-0 hacia 1-7-5-5 millas. Estoy maniobrando para interceptar. Aguarden."

El silencio era desquiciante mientras esperaba el reporte de Joshua. Entonces llego.

"Líder, aquí Tres. Lo siento. No hay nada mas que deshechos. Es solamente la luz del sol reflejándose en la basura, maldición."

La reacciones no característica de Josh, hizo eco en la frustración que todos sentíamos y por otros cuarenta minutos revisamos los cielos sin éxito, buscando a nuestro camarada. Con nuestro combustible a un nivel critico, de mala gana regresamos a la nave. Atraque a bordo del Prometeus, sin fanfarrias, y ordene que le pusieran combustible a mi caza. Rick Hunter estaba ahí cuando descendí de la cabina y espere por su orden de dejar la búsqueda. En vez de eso, él ordenó que salieran diez cazas para que se unieran al Tte. Plog, a Josh y a mí. Agarre un emparedado de la sala de reunión y despegue a una segunda búsqueda. Por mas de cuatro horas lo busque en vano. Max también se unió al esfuerzo de búsqueda, una vez que su caza se había reparado, pero todo fue en vano. A pesar de lo que odie admitirlo, no había vuelta de hoja. A menos que el de alguna manera haya entrado a la atmósfera de la Tierra, junto al transbordador de la Comandante Hayes, Waylan James Green había muerto.


Llegue a bordo del Prometeus después de tres intentos. Cansado, sudoroso y con nada, mas que la pura adrenalina, entreviste a cada uno de los pilotos sobrevivientes de la misión de escolta. Nadie vio que le pegaran a Waylan y al menos un piloto corroboró la historia de Max de que Waylan salió a perseguir un Battlepod de Combate Glaug. Era algo muy difícil de manejar. Waylan James Green. El desprovisto de compañero de cuarto en el campo de entrenamiento. El fiel hombre ala que protegió mi cola por cientos de misiones de combate. El gigantesco y guapo piloto de combate as que nunca estaba muy ocupado para ayudar a alguien necesitado, nunca muy cansado para prestar una palabra de consejo y siempre listo para detener una bala dirigida a un amigo. No parecía posible que el se haya ido y aun así, cuando su nombre apareció como "Perdido, se Presume Muerto", de mala gana me obligue a aceptar lo inaceptable. Mi amigo se había ido. Nunca antes había perdido un hombre ala, y perderlo en una misión que hice que volara contra sus deseos fue de las cosas más difíciles que me toco vivir. El vacío que dejo en su paso fue algo que nunca pude superar.


Un pequeño servicio conmemorativo fue realizado el día después de que los reportes de los desaparecidos fueron publicados. El Eulogio del capellán fue corto y al grano y claramente no llego a dar la verdadera fotografía de este gran guerrero. Estaba claro que las probabilidades de encontrar a los pilotos perdidos habían pasado hace mucho, y el servicio era un intento de traer un cierre a los eventos de la semana pasada. Solamente sirvió para poner sal en la herida.

Una vez que el servicio terminó, camine a las habitaciones de Waylan mareado. Era mi deber encargarme de los efectos personales de Waylan y como él lo había requerido, le pedí a Josh que me asistiera en la tarea. Pasar por el equipo de personal de Waylan, era una experiencia serena y muchos de los objetos que encontraba me traían recuerdos de los días que éramos felices, y de otros en que no lo éramos. Empacamos cuidadosamente su equipo en algunas cajas de cartón y hablamos de lo buena persona que había sido Waylan. Era algo difícil de aceptar, el hecho de que se había ido y nos encontramos los dos desmintiéndonos. Como un mal sueño, esperábamos despertar -pero no lo hicimos.

Mientras colocaba el casco de repuesto de Waylan en una caja, me voltee y revise su estante. Ordenado pulcramente, como habían estado miles de veces antes, era la única evidencia que indicaba que este cuarto había sido de él.

"Bueno... Creo que es todo, Josh," dije sobriamente.

"Si," dijo, alcanzando la almohada de Waylan. "Hey, ¿Qué es esto?" preguntó, jalando un sobre que se encontraba debajo.

"Vamos a verlo," dije, alcanzando el sobre blanco. "Abrir solamente en caso de muerte o incapacidad," se leía en letras negras manuscritas.

Abrí la carta cuidadosamente y la leí en voz alta.

"Queridos Jeff y Josh,

Esta carta probablemente fue escrita ya hace mucho tiempo. Planeo colocarla debajo de mi almohada antes de cada misión porque sé que mi numero saldrá algún día. Si ustedes están leyendo esto ahora, entonces es seguro asumir que he muerto. No se inquieten. Ya había estado preparado para esto.

Mi único remordimiento es que nunca tuve la oportunidad de pasar un día en la playa con mi hija. Así es. Tengo una niña de tres años de edad. Fue un estúpido error, tener una bebe a tan joven edad. Pero la amo con toda mi alma y no la cambiaría por nada. Su madre esta muerta. Ella murió cuando los Zentraedi atacaron Isla Macross.

Ah, Karen Ann. Ella era una hermosa mujer. Tan joven y dulce. Ella era muy parecida a tu Rebeca, Jeff. Nunca he sido tan feliz como el primer día que me beso. Nunca tan orgulloso como el día en que dio a luz a nuestra bebita. Nunca tan demolido cuando ella murió.

No tengo ninguna familia. Ellos me echaron de la casa cuando descubrieron que había dejado encinta a Karenn. Y no sé si ellos siguen con vida, todavía. Karenn y yo nos mudamos a la isla, con la esperanza de encontrar una mejor vida y tuvimos éxito. Fue una pena que los Zentraedi tuvieran otros planes.

Quiero que se hagan cargo de mi Lisa. Edúquenla para que se una persona decente y compasiva. Díganle que su padre no murió en vano. Díganle que él murió porque él la amaba con todo su corazón y que valía la pena pelear por ella. No dejen que se vuelva amargada. La amargura no lleva a nada. Créanme, yo lo sé.

Ahora, por el lado legal de las cosas, declaro lo siguiente:

Yo, Waylan James Green, estando en cuerpo y mente sano, por este medio requiero que el cuidado y custodia de mi hija, Lisa Ann Green le sea otorgada a mi amigo, Jeffrey Dale Framton. En el evento de que el Sr. Framton no sea capaz o no este dispuesto de hacerse cargo de ella, solicito que ella sea otorgada al cuidado de Joshua Neal Kauffman.

Ahí esta. Esta hecho. Pueden encontrar a Lisa por medio del Capellán Tomlin. Sepan que me he mudado a un mejor lugar, Los he querido a todos ustedes -Jake, Josh y Max- como si fueran mis hermanos y mi ultimo pensamiento consciente será el que cada uno de ustedes encuentren la paz en sus vidas.

Sinceramente.

Waylan J. Green Teniente, RDFN

P.D. -- La vida es una cosa divertida. ¿Se han dado cuenta de que nunca la sobrevivimos?"

Baje la carta sin poder pensar claramente. "Jesús," alcance a decir. "No puedo creerlo. Él tenía una hija, Josh. ¡Él tenía una hija! ¿Sabias tú algo de esto?"

"No. Yo no sabia nada," dijo, con los ojos abiertos

Nos sentamos en un silencio abrumador por varios minutos. Observe alrededor del cuarto de Waylan, ahora desnudo de pósters y pertenencias. Un nuevo piloto lo ocuparía dentro de unos cuantos días, sin saber la grandeza del hombre que lo precedió.

"No sé que decir," le dije a Josh.

"Yo tampoco, Jeff. Ciertamente que no. Pienso que debemos asegurarnos de resistir a estas cosas por la pequeña."

"Yo no sabía nada sobre ella, por todos los cielos. Jesús, Josh. Nosotros somos su único enlace con su padre. Sin nosotros, ella no tendrá nada para recordarlo."

Cargamos las pertenencias de Waylan hacia la puerta y alcance por el interruptor con una mano mientras balanceaba la caja que estaba cargando con la otro."

"Hasta pronto, Waylan," murmure al cuarto vacío antes de apagar la luz.

"Si. Hasta pronto, compañero," indico Josh lúgubremente, antes de voltearse y bajar por el corredor.


Localice al Capellán Tomlin y arregle una hora para conocer a la hija de Waylan. No estaba preparado para la reunión. Mientras Josh y yo caminábamos hacia la oficina del capellán, nos quedamos impresionados ante lo que vimos. Lisa era una hermosa pequeña niña, con cabello rubio y ojos verdes -una copia exacta de su padre. Inmediatamente la reconocí como la niña de la fotografía que había descubierto en el casillero de Waylan hace mucho tiempo, y las lagrimas brotaron hacia mis mejillas.

Ella nos miró interrogantemente.

"¿Quiénes son ustedes?" nos preguntó.

"Yo-yo soy--amigos de tu papi," balbucee.

"Mi papi no va a regresar. ¿Verdad?" preguntó.

Mordí mi labio, en un esfuerzo por contener las lagrimas, pero no pude contenerlas. "No, cariño. Él no volverá. Él nos pidió que cuidáramos de ti," alcance a decir antes de estallar en lagrimas. La alcance y la levante, agarrándola cerca de mí mientras lloraba. Josh camino alrededor y puso sus brazos alrededor de la niña, también. Nos miramos el uno al otro por un rápido segundo y llegamos a la misma conclusión. No importando las probabilidades, nos haríamos cargo de la pequeña Lisa y cuidaríamos que ella se convirtiera en la fina persona que su padre fue.

"Vamos cariño," le dijo Josh. "vamos a hablar sobre tu padre."

Con su sugerencia, asentí con el Capellán y le di a la joven niña a Josh antes de salir por la puerta.


Hable con algunos de los pilotos que habían sobrevivido a la misión. Una practica común entre los pilotos de combate, era llevar una pequeña grabadora que conectábamos a nuestro sistema de comunicación de nuestros aviones. Después de una misión, escucharíamos lo que había pasado y aprenderíamos las lecciones que las cintas nos presentaban. Siempre me sorprendía la cantidad de información, aunque tan clara como una campana en una cinta, no se registraba cuando uno volaba.

Escuchamos a las cintas que los dos pilotos habían grabado y la revelación estaba brillando por su claridad.

Waylan estaba volando como "Líder Aguila" o "Aguila Uno." Max era "Iglú Uno." Los otros nombres eran los pilotos en sus equipos respectivos. Las cosas procedieron normalmente hasta que los invasores Zentraedi realizaron su movimiento hacia el grupo de escolta.

"Líder Iglú, al grupo. El enemigo se acerca por detrás, así que sepárense y prepárense para formar un perímetro defensivo."

"Correcto. Ala Aguila moviéndose ahora." Era la voz de Waylan. Él estaba comandando una de las dos alas del grupo de escolta, con Max a cargo de la otra, además de ser el comandante del grupo.

"Iglú Uno al grupo. Estén alertas. Quiero verlos a todos ustedes en el desayuno de mañana."

"Bandidos acercándose a las diez y a las dos," indico Waylan.

"Correcto, los tengo," vino la voz de Max. "La lucha esta prendida, vamos por ellos."

El radio hizo erupción en un remolino de voces distorsionadas.

"Espero que podamos aguantarlos mientras la ayuda llega aquí," comento Max entre las ordenes.

Mientras las cinta corría, las voces que se podían distinguir fácilmente, unas entre otras, empezaron a silenciarse. Y entonces llegó una transmisión que hizo que mi sangre se coagulara.

"Hey, tengo un problema," llegó la voz de Waylan, tan clara como el día, seguida por un golpe. "Qu-," su voz fue interrumpida por una rajadura y un sonido de aire. Recorrimos la cinta una y otra vez y la conclusión era inequívoca. El caza de Waylan había sufrido una catastrófica descompresión. Cualquiera que haya sido el resultado del intercambio de balas de un caza enemigo que haya brincado o simplemente la falla de la cabina o del sello de la cabina que cedió, estaba claro que su caza se había descompensado. Que su sentencia se haya cumplido tan abruptamente solo sugería una de dos cosas: su caza había explotado, matándolo instantáneamente o su mascara fallo al poco tiempo de la descompresión, matándolo un poco menos que instantáneamente. Expuesto al vacío del espacio, Waylan debió de haber muerto de una manera rápida y violenta.

Aquellos que estabamos reunidos alrededor del tocacintas, nos miramos el uno al otro con una comprensión sombría. No había vuelta de hoja. Waylan James Green, el as de la RDF, en la posición 8 del rango y un hombre de apenas 19 años de edad, se había ido. "Los Tres Picassos" ahora solamente sumaban dos.



por Jason W. Smith
Julio 1995

traducción Gerardo Campos De León
Julio 1998

Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith

(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)

Basado en los personajes y situaciones de
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Última Fecha de Revisión: 17 de Enero de 2000