ACERCA DEL ADVIENTO
(Miqueas 5:2)
El Adviento es un tiempo de reflexión sobre la venida de nuestro señor Jesucristo. Es también un tiempo de espera, de esperanza y de alegría. El tema central de Adviento es el gran amor de Dios, quien envió a Su único Hijo para que diera su vida por nosotros los pecadores, los que nos habíamos apartado de Dios y de Su pacto. Por la Ley sólo habíamos logrado merecer el castigo divino, pero ahora a través de Jesucristo, el amor genera perdón y reconciliación con el Creador de los cielos y de la tierra.
Ahora la misericordia de Dios genera compasión hacia el que sufre, al que está en desgracia, o al que en su condición espiritual no merece ningún favor. El Señor tiene esa disposición que hace beneficiario a todo aquel que crea en Él. Somos salvos por Su misericordia y no por la Ley. En otras palabras, somos salvos por gracia y no por obras, tal como lo afirma el apóstol Pablo: " porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
Esta misma misericordia es manifestada por Jesucristo en todo su ministerio terrenal. Él tuvo compasión para con los enfermos, los necesitados y los desprovistos de atención espiritual. Ejemplos varios tenemos en toda la Escritura. Esto había sido profetizado por los profetas, especialmente Isaías cuando anuncia:
"El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí,
porque me ha ungido Jehová.
Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres,
a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos
y a los prisioneros apertura de la cárcel;
a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová
y el día de la venganza del Dios nuestro;
a consolar a todos los que están de luto"
(Isaías 61:1-2)
Todo ese tiempo que Israel esperó a que se concretara la promesa del Señor, es llamado tiempo de adviento. La misericordia de Dios es una realidad evidente, de ahí que nosotros debemos también ser misericordiosos con aquellos que la necesitan. Esta misericordia debe ejercerse con alegría y no con tristeza o por compromiso, debe ser espontánea, ya que el Señor nos ama y perdona sin condiciones. Toda la Escritura y nuestra historia nos indican que siempre hay personas que practican esta misericordia con muchos prójimos.
Este tiempo de adviento debe ser una oportunidad más para que todos juntos reflexionemos acerca de este gran amor de Dios y de sus promesas hechas realidad. Que los símbolos que utilizamos nos permitan recordar los grandes temas que la Escritura nos enseña: la fe, el amor, la justicia, la esperanza y la paz.
Que el Señor nos ayude a poner en práctica su amor en medio de tanto dolor y nos prepare para celebrar con gozo y alegría el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que nuestro corazón también sea ese establo de Belén, que espera al niño Dios. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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