Capitulo 15.- Los planes de Adolfo
Por: Maria
Elena Venant
Manuel conoce a su nuevo administrador. Se sorprende al verle
tan joven, le hace un vale para que pueda comprarse ropa y le
dice que Antonia siempre ayudó a su padre así que si necesita
algo referente a la administración la consulte. Termina
diciéndole que algunos empleados comen en la mesa patronal y que
le agradaría que “Felipe” cenará junto a él y su esposa.
Delfino hace amistad con Ceferina y descubre que Manuel y
Matilde no se llevan bien y que no duermen juntos. Esta noticia
agrada a Adolfo quien no pierde las esperanzas que Mati siga
virgen. Decide robársela antes que Manuel pierda la paciencia y
la tome a la fuerza.
Mati esta hecha un manojo de nervios. Así la encentra Manuel
quien no entiende porque su mujer no está contenta si ya va a
volver a su casa. Matilde vuelve con sus remilgos y no quiere
bajar a comer con él ni conocer al nuevo administrador. Manuel
le dice que ya se hartó de sus caprichos y si no baja el mismo
la bajara a rastras.
A la hora de la cena, Manuel nota la cojera del administrador.
Le dice que de seguro no le soldaron bien su pierna y ofrece
soldársela. Adolfo se rehúsa. Manuel le platica sobre lo
sucedido con Juan Alvarez. Lacónicamente Adolfo le dice que era
natural que un ejército poderoso como el de Baranda venciese a
tropas mal preparadas como las del Ejército del Pueblo. Manuel
le pregunta si apoya al gobierno el “Sr. Santamaría” frió le
dice que es apolítico. Manuel le esta comentando sus sospechas
sobre el acalde Quintero cuando Matilde baja la escalera. Al ver
a Adolfo, casi se va de hocico. Alcanza a retroceder sin que la
vean y se oculta en su cuarto. Esta llena de felicidad al saber
a Adolfo cerca.
Humberto visita a Finita. De pronto cae de rodillas delante de
ella y le dice que la ama y quiere casarse con ella. La pobre
Fea esta feliz. Greñaldo corre a contarle a Renato lo sucedido.
Este va a casa de la solterona quien no sabe guardar el secreto.
Le cuenta que se ha comprometido con Humberto y solo espera que
venga su hermano de la capital, para que El General y Augusta
pidan su mano. Con grandes aspavientos el teatrero Renato le
cuenta que los Peñalvert han arreglado un compromiso entre su
vástago y Mercedes Cobian. Humberto no es libre para casarse con
otra y culpa los encantos de Finita de haber enloquecido a su
amigo. Renato feliz busca a Greñaldo y le dice que no habrá
problema en conseguir que la Srta. De Icaza huya con el y acepte
una boda en secreto,
Matilde escribe una nota a Adolfo y se la entrega a Rosario.
Esta no quiere hacerle daño a Manuel. La hipócrita de Matilde le
dice que no es nada malo, que de hecho es en beneficio de
Manuel. Rosario le lleva la carta a Adolfo que acepta lo que le
pide Matilde; encontrarse en la capilla.
Manuel le pregunta a Antonia qué le ha parecido el nuevo
administrador. Ella expresa su sorpresa al verle tan joven.
Manuel sonriente le dice que ser joven no significa ser incapaz.
Turbada, Antonia concede la razón arguyendo que tanto Sixto como
el Dr. Guerra son jóvenes y muy inteligentes. Manuel le pone a
mano en el y le pregunta si lo esta halagando. Antonia se
sonroja. Manuel lo tranquiliza. Solo bromeaba se sienta y se
quita la alianza matrimonial con la que procede a jugar mientras
habla. Le dice a Antonia que ella es muy linda y eficiente.
Siempre preocupada por todo y todo le importa (Probablemente la
compara con el desgano de su esposa). Termina diciéndole que el
hombre que se case con ella será muy afortunado.
Matilde se escabulle de la casa y va a la capilla donde la
espera Adolfo. Se besan apasionadamente.
Manuel va al cuarto de su mujer y no la encuentra: Va al baño y
tampoco la haya.
Antonia llena de felicidad le cuenta a su Nana la plática que
sostuvo con su amo. Damiana le dice que hay que aprovechar que
Matilde se va. Antonia se queja que con el luto no puede verse
muy atractiva. La Nana le dice que puede ponerse de medio luto (Blooper.
Ayer ya Antonia andaba de medio luto), bajarse el escote
peinarse más provocativa. Antonia teme ser muy obvia, pero
Damiana la tranquiliza: esa es la idea.
Manuel en la cocina sigue buscando a su mujer. Esta está besa
que besa con Adolfo en la capilla. Se detiene le dice que debe
marcharse. Manuel es violento y no sabe que le hará si lo
descubre. Adolfo pregunta cómo Fuentes Guerra sabe de su
existencia. Matilde le cuenta lo ocurrido el día de su boda.
>Adolfo la tranquiliza se irán juntos “Mañana nos vamos” No dice
Matilde, ahora ella es la esposa de Manuel. Adolfo se sorprende.
¿Por que tiene escrúpulos cuando planeaba fugarse con él ya
estando casada con Fuentes Guerra?. Mati avergonzada dice “Ahora
yo soy su mujer” y le cuenta que Manuel abusó de ella. Furioso
Adolfo dice que lo va a matar. Le pregunta si fue a la fuerza.
Mati reconoce “Yo no quería, pero me dejé”. Agrega que él fue
tierno con ella. Ahora no puede huir con otro hombre. “Ya no soy
la misma”. Irritado Adolfo pregunta ¿Qué? ¿Te gustó?” Pide
disculpas dice que no le interesa el cuerpo de Mati solo su
alma. Mati está emperrada. Adolfo debe irse de San Cayetano y
solo. El Teniente Solis se indigna ante los escrúpulos que ella
demuestra tener con un hombre que abusó de ella. Matilde
reconoce que es cierto. “Todo es verdad” pero no se puede ir con
él.
Matilde sale de la capilla sola y ve que su marido la observa a
la distancia. Se apresura a acercársele para que Adolfo pueda
salir sin que lo noten. Le dice a Manuel que quiso ver la
capilla. Manuel la escolta a la casa. En el camino a su cuarto,
Matilde sufre un mareo. Manuel cree que finge, pero luego se da
cuenta que es real. La reconviene por no comer. Se está
enfermando. La conversación con Adolfo le ha devuelto a Mati el
carácter agrio y caprichoso. Chilla “¡Mejor morirme! ¿Qué caso
tiene mi vida?” Dulcemente, Manuel le dice que ella puede hacer
de su vida lo que desee, incluso quedarse con el, formar una
familia juntos, tener hijos. “¡Hijos de la violencia y la
brutalidad!” grita inconsecuentemente la Sra. Fuentes Guerra
Manuel molesto le recuerda que el no uno ni violencia ni
brutalidad con ella. “No me provoques” le dice antes de irse.
¿Adivinen que hace Matilde? ¡Pues se pone a llorar!
Adolfo le cuenta a Delfino el resultado de su entrevista. Le
dice que Mati esta llena de pretextos tontos. Delfino le
pregunta si de veras no le importa que Matilde ya no sea virgen.
Adolfo dice que no. Cariñoso, Delfino le dice que piense
entonces que Matilde “sea una viudita”. Se acerca su amigo y
hace como que dispara un arma “La hacemos enviudar” dice.
El pobre Manuel se encierra en su despacho a beber. Antonia
(ahora de medio luto con vestido negro con cuello y bocamangas
de encaje blanco y listones blancos en la falda. También se ha
desabotonado la basquiña para mostrar un poco de busto)
preocupada le cuenta a Damiana. “Seguro que aquella lo hizo
enojar” dice rencorosa “No me gusta verlo de malas”.
Matilde sigue llorando encerrada en su cuarto. Amargamente
piensa cual será su futuro. Encerrada en casa de sus padres,
expuesta habladurías y regaños de Augusta. “¡Mejor me voy con
Adolfo!” piensa. Llega Rosario. Matilde le pide que le suba la
cena. “Se pelearon con el señor” pregunta la criada y le cuenta
que Manuel esta bebiendo. Mati dice displicente que lo siente
mucho. Su suegra le dice “Soy ignorante, pero”Se va a marchitar
sin el cariño de un hombre”. Exasperada Mati grita que no ama a
su esposo El futuro que le espera es horrible y miserable. No
sabe que hacer. Le pide disculpas a Rosario por haberle gritado.
Manuel ha salido al patio y se ha derrumbado junto a una muralla
donde continua bebiendo. Damiana empuja a Antonia para que se le
acerque. Antonia no quiere ofrecérsele al patrón. Damiana le
dice que no lo haga, que solo tiene que acercarse y demostrarle
que está con el. Antonia baja al patio, es de noche. Manuel
ebrio, da un manotazo a la botella que rueda por las piedras.
Antonia se inclina a recogerla. Con voz aguardentosa, Manuel le
dice que la deje ahí. Antonia se inclina hacia él, le toma la
mano y la acaricia como si fuese la de un niño. Manuel la mira
ella le toca el rostro con gran ternura, y luego lo besa
delicadamente. Manuel responde, poco a poco va abrazándola. Sin
despegar sus labios se paran. Se abrazan en medio del patio
besándose intensamente. Delfino llega y los ve.
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