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Amor Real

Capitulo 28º

Capítulo 28.  Amor al Natural

Por: Maria Elena Venant

Matilde expulsa a su hermano. Humberto jura que no tuvo nada que ver con lo de Adelaida
“¡Manuel quiere que te vayas hoy mismo!”
“¡Convéncelo!”
“¡No lo haré!” Mati está furiosa
Humberto la amenaza con contarle la verdad a su esposo
“¡Estoy harta de amenazas! ¡Hazlo!”
“¡Lo voy a hacer!” grita Greñaldo
Mati se va. Betito parece un energúmeno y la emprende contra Renato.
“Ha llegado el momento de retirarnos” dice su amigo
“No voy hasta que me den mis mil pesos” gime el ambicioso.

Matilde le cuenta a su tía de las amenazas de su hermano. Pru es de la opinión de que hay que convencer a Humberto. Pero Mati ya no aguanta más
“¡Esta no es vida! Desde la llegada de Adolfo he vivido en constante zozobra. Siento que me estoy volviendo loca”
Prudencia le dice que no pierda lo que ha conseguido junto a Manuel. Su sobrina le dice que ahora es peor. Antes le era más fácil mentirle a su marido, pero ahora que lo ama…
Además “Manuel se ha portado tan bien. Ha tolerado mis desplantes”
“¿Le vas a contar todo?” pregunta Pru asustada
“No tengo el valor” confiesa Mati “Pero me cansé de rogar. ¡Que sea lo que Dios quiera!”

Matilde sale llorando al pasillo, por una ventana la ve Renato. Se preocupa, entra y se le acerca quiere tocarla y no se atreve (¡Renato está enamorado de Matilde!) Ella se vuelve, lo mira con desprecio, y se aleja. Renato se apoya en la pared y suspira.

En la finca, Adolfo le comunica a Delfino sus intenciones de abandonar San Cayetano. Su amigo se alegra. Adolfo siente que le ha hecho daño a Matilde con su presencia. “No quiero verla sufrir” dice. Delfino aventura que quizás Matilde se haya acostumbrado a vivir con su marido. Adolfo no acepta que Matilde se haya enamorado “Lo aprecia. Fuentes Guerra es un hombre cabal, pero enamorada.. Nunca”

Quintero le dice al Dr. Fuentes Guerra que Adolfo Solís sigue prófugo y que si anda por esos rumbos tendrá que arrestarlo. “¿Por qué habría de andar por estos rumbos?” pregunta Manuel y exige que si arrestan a Solís se lo entreguen a él.

Prudencia entra en la recamara de Matilde y la encuentra probándose ropa y actuando con exagerada alegría
“Voy a ponerme bonita, muy bonita” dice Mati “Quiero disfrutar de este día que” su voz se quiebra “quizás sea el último día feliz de mi vida”

El ayudante del alcalde le pregunta por qué no le mencionó lo de Delfino a Fuentes Guerra. Quintero no quiere que Manuel ate cabos y llegue a sus mismas conclusiones. Son varias las coincidencias que vinculan a Adolfo y Santamaría. El militar es de Ciudad Trinidad como lo es la Sra. Fuentes Guerra, y ella es hija de un militar. “quizás hable con Doña Matilde” dice Quintero “A ver qué le sacó”

Humberto en la entrada se encuentra con Renato que va saliendo con su equipaje de la hacienda
“Te has acobardado” le dice despectivo
Enojado Renato responde “Siento afecto por Matilde. Y tengo mis límites” Le pide que se vaya con el
“Yo me quedo” dice el terco Greñaldo.

En el pueblo, Rosario busca al Padre Abundio. No quiere volver a San Cayetano. Cree que Silvano la delató “¡Ojala!” dice el cura “Usted quiere mi desgracia” gime Rosario
“Espero que encuentres la paz y ya no seas criada. Manuel no te va a rechazar y Matilde te tiene aprecio” “Como criada” responde con amargura la madre de Manuel. Ella teme a que su hijo la interrogue sobre su pasado, las razones que los mantuvieron separados.

Renato sigue tratando de convencer a su amigo “Anda a empacar. Yo te espero”. “¡Lárgate tu!” le responde el amable Greñaldo.
Humberto no entiende los remilgos de Renato. Al fin y al cabo su cuñado debería agradecerle todas sus tretas para separar a Mari de Adolfo. Renato le dice que piense en las consecuencias. Humberto feliz dice que Manuel matará a Adolfo “¿Y que va a pasar con ella?” Despectivo, Humberto comenta que las mujeres saben arreglar esas cosas. Matilde va a lloriquear y Manuel la va a perdonar igual que lo hizo cuando supo que ella iba a huir con Adolfo. “Deberías quedarte callado” insiste Renato “¡Tu no me dices cuando callarme!”

Silvano le pide trabajo a Manuel. “Trabajo de qué” se ríe su amigo “¿De flojo?”
Fuentes Guerra sube a su cuarto y ve a su mujer guapísima con el dos piezas celeste y blanco con el que la conoció
“¿Tenemos invitados?” Pregunta
“Me arregle para ti”
“¿Para mi?”
“Quiero que me lleves al campo”
“Pasa algo”
“Pasa que te quiero y quiero pasar unas horas sola contigo”
Se abraza a él y oculta su rostro lloroso en el hombro de Manuel.

En la cocina las criadas comentan que Doña Rosario “se largó”. Entra Silvano y se presenta como “Silvano, hombre de confianza de Manuel” Se pone a husmear en las ollas. Las criadas se presentan. El les comenta que es amigo de Manuel de chiquito y también de Rosario ya que ella es de Barranquillas como él. Las criadas se sorprenden Rosario dijo que venía del Norte

En el campo los Fuentes Guerra están compartiendo un picnic en el suelo. Manuel le cuenta que aunque tuvo una vida difícil no está amargado. “Tuve suerte” dice “Pude estudiar” Mati comenta que ella creyó que los médicos eran ricos. Su esposo le explica que sus clientes eran pobres que le pagaban con gallinas o mazorcas de maíz. “Tu, en cambio, viviste en la abundancia” Matilde lo corrige. Sus padres le enseñaron a no despilfarrar. Eso no lo aprendió Humberto menciona Manuel “¿Ya se fue tu hermano?” “Mañana se ira” Manuel deseaba que se fuera hoy Su mujer le dice que no quiere hablar de eso ahora. Su marido le ofrece una copa de vino “No estoy acostumbrada a beber” “Es una ocasión especial”. Matilde bebe.

Damiana está husmeando por todos lados cuando la encuentra Pru. La nana se excusa “Es que la casa se ve tan solita”. “Todavía queda alguna que otra alimañaza” dice Prudencia “UD. Me tiene mala voluntad” se queja la bruja. Entra Renato y pide hablar a solas con Prudencia. Le dice que aunque Humberto insista en quedarse, él se irá. Le tiene mucho aprecio a Matilde y no quiere hacerle daño
“Trate de hacer que Humberto entrara en razón, pero es muy necio”
La tía dice que si su sobrino habla ella le romperá la crisma. Renato dice que quizás pueda hacerlo, pero ya el daño estará hecho. El cree tener la solución
“Voy a confiarle algo que tal vez evite que Humberto hable” le pide que Greñaldo ni Mati se enteren que fue el, el delator y procede a contarle que Icaza quiere matar a Humberto y que razones lo llevan a eso. Le cuenta de la boda falsa con Finita

En el campo, de pie Matilde y su esposo están abrazados. Ella le comenta que el es muy atrevido en sus conversaciones. Los caballeros no aluden al cuerpo de una dama y no hablan de corsés. Manuel comienza a besarla. Le dice entre besos que el cuerpo humano no es pecaminoso. El corset debe ser doloroso, impide respirar, provoca desmayos (Mati ya parece que va a desmayarse) El le desata las cintas del sombrero y se lo quita Es cierto que el corset ayuda al cuerpo a verse más esbelto, pero “prefiero la suavidad de la carne” (la acaricia y le desabrocha la basquiña) Matilde lo detiene y se aleja unos pasos
¿Qué haces?
“Vamos a hacer el amor al aire libre”
“No, no está bien. Nos pueden ver”
“¿Quiénes? ¿Las aves, las mariposas?”
Mati se ríe “Me da vergüenza”
Manuel se acerca, levanta el mantel y se lo pasa a su esposa
“¿Es suficiente para cubrirte?”
Ella bromea fingiendo taparse con el mantel. Se abrazan y se besan.

Humberto llega al comedor y se encuentra a la hermana de su madre almorzando sola.
“¿Y los demás?” pregunta
Prudencia le dice que Mati y su marido se fueron de picnic y Renato ya se mudó
“¡Siéntate!”
“La escucho” dice su sobrino sentándose
“Tu de manera terca y egoísta insistes en dañar a tu hermana”
“La terca es ella que no le pide dinero a su marido”
“Manuel no es un blandengue al que se le pueda manejar”
Prudencia va al grano
“Si abres la boca, cuento lo de Josefina” Le dice al aterrado Humberto que acaba de recibir carta de Augusta donde le cuenta lo sucedido. O se queda callado o ella se comunica con Icaza que vendrá a matarlo.

En la cocina, Silvano pregunta por Antonia. Le cuentan que es la hija del antiguo administrador. “¿Por qué es tan mandona?” “Es joven y bonita, y el patrón la consiente” Llegan a avisar que el Alcalde viene a hablar con Manuel. Silvano sale a recibirlo. Las criadas comentan todas las mentiras de Rosario “El que dice mentiras, algo oculta”.

En el campo los Fuentes Guerra terminan de vestirse
“¿Cuándo te diste cuenta que me querías?” Pregunta Manuel
“Poco a poco”
“Yo te amé desde el primer día”
Matilde suspira “Si Dios nos hiciera un milagro”
“Ya nos lo hizo” dice Manuel
Matilde lo abraza “Nunca dejes de quererme Manuel. Pase lo que pase”
“Nada va a pasar. Dejar de quererte no puedo sería como arrancarme la mitad del alma”

Silvano le dice al Alcalde que el patrón no está, pero que puede hablar con él ya que es el “hombre de confianza de Manuel” Le explica que “Manuelito” y el se conocen por años. Quintero pregunta si hay noticias de Felipe y Delfino Pérez. Dice que estaría dispuesto, en caso de arrestarlo, de entregar a Adolfo Solís a Manuel siempre y cuando le informasen más sobre el asunto. Silvano se pone serio “Su vino a sonsacarme, no gaste saliva” Quintero se va.

Rosario regresa a la hacienda sigilosamente y cubierta con su rebozo. Ve al alcalde alejarse y llama a Silvano. “¿Ya se lo dijo a Manuel?”
“¿Qué cosa? ¿Qué usted es su madrecita? No sin su permiso Rosarito”
Rosario se lo agradece.

En el campo, Manuel se pregunta que habrá pasado con Santamaría. Mati le dice que quizás se fastidió con el trabajo. Manuel dice que eso no es propio de un hombre serio como Felipe. "Te caía bien” dice su esposa “A ti también” Manuel recuerda la amistad que surgió entre su esposa y el administrador “No me gustó esa amistad” comenta y la carga en brazos hasta el coche “Soy muy celoso de lo mío”

Silvano cerca de unos agaves le cuenta a Rosario que Manuel cree que a su madre no le importa “¿No me importa?” dice adolorida Rosario “lo entregue para que tuviese una mejor vida” “Dilató mucho su regreso” comenta Silvano Le pide que se lo diga. No le gusta verla de sirvienta aguantándole ordenes a “esa chamaca tan mandona” Le pregunta si Manuel es amante de Antonia. Desde lejos Damiana los observa

Rosario entra a la cocina y dice que se ausentó por cumplir un encargo de la Señora. Las criadas se sorprenden, Mati andaba preguntando por ella. Molesta Rosario, dice que le hizo el encargo después

Los Fuentes Guerra entran a su casa y se encuentran con Humberto
“Los estaba esperando” dice maliciosamente
“¿Cuándo te vas?” Le pregunta su cuñado
“Quiero hablar contigo en privado” dice Greñaldo
Mati aparentemente serena los deja solos. Arriba corre a despertar a su tía y le dice que su hermano “se lo va a decir”.

En el despacho Greñaldo agradece en nombre de Renato y propio la hospitalidad Insiste en no tener nada que ver con la falsa esposa de Adolfo Solís. Manuel no le cree
“Está bien. Deberías agradecerme lo que hice”
Manuel le dice que siempre supo que su cuñado era un ser despreciable.
“Lástima que tu perspicacia se acabó conmigo”
“¿Cómo? pregunta Manuel
Deberías aplicarla con otros” dice venenoso Greñaldo
“Habla claro”
“Nada, no te apures” Humberto se marcha.

Matilde en su cuarto. Llega Ceferina. El ama pregunta por Rosario. La criada se sorprende. ¿Acaso no la mando a una diligencia? Mati, se da cuenta que Rosario mintió, pero lo arregla diciendo que se había olvidado Ceferina le cuenta que Rosario mintió diciendo que era del Norte y es de Barranquillas. Llega Prudencia y echa a la criada. Al parecer Humberto se fue y no dijo nada. Ambas se abrazan y Mati llora de felicidad.

Silvano le cuenta a Manuel de la visita del Alcalde. “Voy a olvidarme de ese tipo (Adolfo)” dice Fuentes Guerra “llegó el momento de poner una piedra sobre el pasado. Nos hicimos daño, pero eso ya quedó atrás”

Humberto es recibido en la posada por Renato. Mira todo con asco “Bienvenu a Versailles” le dice su amigo. Humberto le cuenta de la carta de Augusta y de las amenazas de su tía

Delfino pregunta a Adolfo si va a delatarlo por la muerte de Benigno. Adolfo le dice que jamás lo hará. Son amigos, el volverá, le dará el dinero a Humberto y se marcharan “Matilde está perdida para mi” dice con tristeza

En su cuarto, Manuel le dice a su esposa que le escribirá a Sixto para que le comunique a la familia de Santamaría si desaparición. Matilde pone cara de asustada. Manuel enumera todo lo que ha pasado: el robo, el incendio, la muerte de Benigno y la desaparición de su administrador. Le pregunta a su esposa si tiene miedo. Ella asiente El le ofrece que vuelva por un tiempo con sus padres “¿Y separarnos?” dice Mati angustiada. Se abrazan