Capítulo 29 ¡Pobre, Pobre Rosario!!!
Por: Maria
Elena Venant
Esa noche, Antonia en camisón, le dice a su nana que como le da
asco de atender enfermos, ahora está a cargo de la
administración del hospital. Damiana reporta lo que ha pasado en
la casa. Desapareció Santamaría, se fueron los Patanes y llegó
Silvano. Le comenta que Silvano y Rosario andaban platicando muy
juntitos. Toñita se queja de que en el hospital no se entera de
nada y casi no ve a Manuel.
“Yo también me siento sola” dice Damiana. Se le ocurre que
Toñita, faltando Santamaría, se haga cargo de la administración.
Antonia se ve pensativa, le contesta desganada “Si está bien”
De mañanita, Manuel sigue con ganas de hacer cosita. Su esposa
le reprende
“Las mejores horas son las de mañana” dice el Dr. Fuentes Guerra
“A mi me enseñaron que esas cosas no se hacen de mañana”
Manuel se ríe
Ella le dice que para el, toda hora es buena para el cuchi cuchi
“Te deseo” le responde su esposo “Mi cuerpo te necesita”
“Te amo Manuel Nunca pensé que estar casada fuera tan hermoso”
Don Gregorio Heredia va a Ciudad Trinidad a entrevistarse con
Ramón Márquez. Le explica que los hacendados de su región tienen
muchos problemas con los cuatreros y que el Alcalde no los
apoya. Ramón reconoce conocer a Quintero y promete hacer algo
“Su reclamo me parece justo. Me encargaré de esto”. Feliz
Gregorio comenta
“Su cuñado me dijo que usted era un hombre integro” Ramón
pregunta donde ha visto a Renato y se entera que él y “el joven
Peñalver” están en San Cayetano
“¡Que interesante!”
“¿No lo sabía?”
“Le agradezco que me lo haya dicho. Justamente, el otro día, un
amigo de Humberto preguntaba por él”
Gregorio se ofrece informarle a Humberto
“No se lo diga” le pide Ramón “Deje que sea una sorpresa”.
Matilde comienza su investigación sobre Rosario interrogándolo
sobre la madre de Manuel. Silvano reconoce haber conocido a
ambas “Rosarios” pero no suelta más prenda. “Pregúntele a ella”
le dice
Mati sigue su consejo y llama a Rosario a su cuarto. Le dice que
le tiene mucho aprecio. Rosario también la quiere, pero le pide
por favor que no vuelva a encargarle comunicarse con Adolfo. Su
nuera la tranquiliza
“Me he dado cuenta que quiero a mi marido”
“¡Ay niña! Me alegro por usted y por el Señor”
Mati dice que su esposo es bueno a pesar de la rudeza con la que
trató a Rosario al llegar. La criada lo justifica. El le tenía
desconfianza por como se conocieron
“¿Conoció usted a la madre de Manuel?
Asustada Rosario responde “¿Cómo se le ocurre?”
Es que Mati todavía no justifica el afecto que Rosario siente
por Manuel. Rosario le dice que le dio lástima verlo herido “¡Es
que soy muy chillona, niña!” dice con lágrimas en los ojos
Pilar visita a Augusta que está sola. El General está en la
hacienda, Prudencia en San Cayetano, Matilde no le escribe y
Humberto está en la capital. Pilar regresa a su casa y le cuenta
a su marido que Humberto esta en Ciudad de México. Su marido le
dice que Augusta le mintió. Humberto y Renato están con los
Fuentes Guerra
“Ya le mandé un telegrama a Icaza” dice ufano el Lic. Márquez
Pilar se horroriza, el hermano de Josefina puede matarlos
2Bien merecido se lo tienen. Te prohíbo que le avises a Doña
Augusta”
Pilar lo mira asustada
“¿Entendiste?” ella se queda callada “Que bueno” se va.
Rosario ha quedado preocupada con las indagaciones de su nuera.
¿Qué pasa si a Manuel le da por interrogarla?“Échele otro cuento
“le dice Silvano “Enrédese con sus mentiras o dígale la verdad”
En eso aparece Manuel. Rosario se aleja
“Ahora te vas a dedicar a enamorar sirvientas”
Silvano se molesta. Rosario es seria
“¿De qué hablaban?”
“Solo chismeábamos”
“Ah ¡Es chismosa!”
Silvano se enoja. Su amigo lo hace enredarse con las palabras
Cambian de tema. Se ha sabido que en cuartel de Cerro Alto hay
muchas reses quizás ahí hayan llevado el ganado robado.
Matilde comenta sus sospechas con su tía. No entiende el
exagerado amor de Rosario por su esposo, ni tampoco la confianza
que le brinda el Padre Urbano “¿Será que es ella?” se pregunta
la Sra. Fuentes Guerra “¿Será Rosario la madre de Manuel?” A Pru
la sospecha le da urticaria “¿Tu suegra esa mujer? ¡Que
espanto!”
Al almuerzo Manuel comunica a su familia su intención de ir al
Cuartel de Cerro Alto.
Su única preocupación es dejar a Mati sola con tanto bandolero
suelto. Deciden que Prudencia y Mati se quedaran unos días con
los Heredia.
Esa tarde, Rosario y su tía en el salón siguen dando vuelta a la
hipótesis de Rosario=madre de Manuel.
¡No insistas!” se altera Pru “Manuel dice que su madre murió”
“Eso es lo que cree, pero no está seguro”
Entra Rosario con el chocolate. Las dos la miran con cara de
culpables
“Dios quiera que estés equivocada” dice Prudencia cuando la
criada sale. Si fuera verdad Augusta se moriría
“No veo por qué” dice sarcástica Mati Su madre sabía que Manuel
era un bastardo
“Suponte que sea verdad” le dice a su tía “No es justo que la
tengamos de sirvienta”
Pru se pone odiosa. Dice que aunque la vistan y la arreglen,
Rosario seguirá siendo una pobre criada “Piensa en tu vergüenza”
y la que pasara Manuel al presentarla a la gente
“Manuel no tiene prejuicios” dice Matilde
Su tía se ríe. ¿Por qué cree entonces que se buscó como esposa
una señorita de abolengo? ¿Por qué mejor no se casó con Antonia
entonces? Mati le dice que Manuel se casó con ella por amor.
En la cocina, con Silvano Rosario está muy triste.
“La niña me mira de otra manera. Con coraje” y todo porque la
cree amiga de la madre de Manuel
“¿Cómo se pondrá sin sabe la verdad? Me verá con asco. Siempre
me ha tratado bien pero desde su lugar de señora.
Silvano le dice que Manuel no es así, no es altivo
“No me hago ilusiones” suspira Rosario “Mi hijo es un señor muy
fino” Solloza
“Nunca le harán el feo” la consuela Silvano
“Pero tendrá dificultades con su esposa”
Por fin su hijo y su nuera se han contentado. No puede echarles
a perder la felicidad
Silvano se sorprende ¿O sea que antes no se llevaban bien?
Manuel visita a los Heredia y es atendido por Catalina que le
dice que Gregorio esta de viaje. Catalina tose. Preocupado el
Dr. Fuentes Guerra le pregunta como está Ella dice que bien solo
esa tos que no se va. El pregunta si toma medicamentos “No
ayudan mucho” dice ella con sonrisa triste. El se retira a y
ella lo ataja e impulsivamente pregunta cuando podrán visitar
San Cayetano de nuevo. Sonriente, Manuel le dice que cuando lo
desee. Se va. Catalina queda feliz cantando “La Paloma”.
Adolfo luego de vendida su finca emprende el camino de regreso a
San Cayetano. Le dice a Delfino que luego de entregar el dinero
se irán al Norte.
¿A unirnos al ejercito de Juan Alvarez? Pregunta Delfino
No, a los Estados Unidos
Pero si están en guerra” (la de Secesión)
¡Aquí también estamos en guerra! Le dice que quiere ir a buscar
oro a California
“¡Quiero ser rico!”
En Barranquillas, Renato se encuentra con Antonia y la escolta
al Hospital. Ella le cuenta que Santamaría sigue desaparecido.
Esa noticia desespera a Greñaldo que ya no aguanta la taberna
donde viven. Quiere vender las joyas, pero Renato le hace ver
que en Barranquillas nadie las comprara. Tienen que ir a una
ciudad Grande
“¿No has pensado en volver a Ciudad Trinidad? Puedes decirle a
Icaza que estás arrepentido”
“¿Y casarme con Josefina? Antes me pego un balazo”
Manuel regresa a San Cayetano, ya es noche. Las criadas que ya
conocen los gustos de los patrones, le tienen agua caliente
preparada para un baño. Manuel, en la alcoba, le dice a su
esposa que no encontró a Heredia. No viajara a Cerro Alto “No
seas aprehensivo” le dice su esposa “No va a pasar nada” Es
importante que él vaya a recuperar sus reses
“Tu eres lo más importante en i vida” Le dice Manuel
acariciándola
“No quiero ser un estorbo”
“No me lo creo que estemos así. Que te muestres cariñosa”
Se besan y se acarician
“No me lo creo tampoco. Es tan bonito” dice ella”
Entra Ceferina que les avisa que la tina ya esta lista. Sale
“¿Nos bañamos juntos?” se le ocurre a Manuel
Ella le pone cara de escandalizada
“¿Por qué?” dice el doctor
“No puede ser” dice su mujer. El comienza a quitarle el vestido
Al día siguiente, Manuel deja San Cayetano dejando a Silvano a
cargo de la hacienda y de todos sus habitantes especialmente
Matilde “Te confió lo que mas me importa en la vida” le dice
refiriéndose a su esposa.
Manuel se despide de Mati y le pide que no salga de la hacienda.
Ella quiere visitar al Padre Urbano. El le dice que lleve una
escolta
“Se prudente, por favor” la besa.
En el Hospital, Doña Ana (la enfermera, esposa del doctor)
instruye a Antonia en los contenidos del gabinete de medicinas.
Le señala unos frascos y dice que sólo su esposo o Manuel pueden
tocarlos, porque contienen venenos.
Matilde va al pueblo con una escolta. La recibe el Padre Urbano,
ella le cuenta donde ha ido Manuel. El peón Dionisio la escucha.
Cuando ella entra a la iglesia, Dionisio va a hablar con el
ayudante del Alcalde.
Mati va directo al grano
“Padre, usted conoció a la madre de Manuel. ¡Dígame la verdad!
¿Es Rosario?”
“¿Te avergonzaría si lo fuera?”
“Sería una sorpresa...” dice Matilde cohibida
“Te daría vergüenza y te entiendo. En tu ambiente los humildes
son a la vez algo familiar y ajeno. Familiar porque siempre los
han tenido a su servicio. Ajeno, porque no los conocen. Son
gente de carne y hueso con sentimientos como nosotros”
“Ya lo sé”
“Lo sabes, pero hay una cierta resistencia de tu parte”
Le cuenta que la madre de Manuel era decente y honrada, pero
pobre y analfabeta y que un hombre abusó de ella. Matilde
reitera su pregunta ¿Esa mujer es Rosario?
El Padre Urbano sonríe
“Cuando estés preparada, te contestaré”
Impaciente, Mati pregunta si Manuel no tendrá la misma
resistencia
“El nació humilde” dice el sacerdote “Creció entre gente
humilde. Es inteligente y sabe que el verdadero valor está aquí”
Se toca el corazón “Si de veras quieres a tu marido, prepárate a
recibir a su madre”
Matilde se agita “¿Qué me prepare? ¿Puede aparecer en cualquier
momento?
“Si el Señor quiere que suceda, pasará” le contesta
crípticamente el cura.
En el hospital. Antonia va al gabinete de las medicinas y saca
los venenos. Con un gotario echa de ambos en un frasquito que se
lleva.
El Padre Urbano le pregunta a Matilde por Adolfo. Ella le dice
que se fue para siempre. El sacerdote quiere la verdad “Le
faltaste a tu esposo? ¿Has pecado?” Agitada, Matilde llora y
responde afirmativamente. Luego sale corriendo de la iglesia. El
Padre le grita que no han terminado.
Quintero escucha de boca de su ayudante (que se enteró por
Dionisio) que Manuel ha ido al cuartel de Cerro Alto.
“¡Mándale un telegrama al Teniente Santibáñez!” dice “Que no vea
esos animales” Que se lleven lejos las reses de Fuentes Guerra
“Podemos meternos en un lío” dice preocupado.
Silvano sigue molestando a Rosario “¿Por qué no me platica de
Manuel y su mujer?” Rosario lo acusa de metiche.
Matilde le cuenta a su tía de la plática con el Padre Urbano.
Dice que si es verdad, no le va a costar trabajo aceptar a
Rosario, porque al menos ya la conoce. Entra la susodicha y las
mira acobardada. Cuando se retira comentan que debe estar muy
asustada.
Adolfo llega cerca de San Cayetano y decide mandar a Delfino por
delante a tantear el terreno. El lo esperara en un edificio
abandonado en tierra de los Heredia.
Silvano entra en la cocina y encuentra a Rosario hincada
limpiando el piso
“¡Mírenla, mírenla!” exclama sarcástico “De fregona, cuando
debería ser la mera, mera”
Enojada la madre de Manuel lo hace callar “Nos pueden oír” El
comenta que el genio si lo tiene de patrona ¿Ha oído hablar de
“un mentado Adolfo Solís”? le pregunta. Ella pone cara de susto,
pero calla.
“Se peló de San Juan de Ulua. Y ese pelado anda por aquí”
“Y yo que voy a saber” dice contrariada Rosario. No sé nada.
Enriéndalo”.
Antonia llega temprano del Hospital y esconde su retículo con el
veneno adentro en un cajón de su tocador. Mientras va al baño,
la Nana, abre el cajón y registra el bolsito saca el frasco, lo
abre, lo huele y pone cara de fuchi.
Esa noche, antes de acostarse Rosario le sube un té a la tía de
la patrona. Prudencia comienza a interrogarla
“Ay Rosario o sé por donde empezar” Hace que se siente
"Mira, tú y yo tenemos que hablar a calzón quitado. Mi sobrina
piensa que eres la madre de Manuel”
Rosario se altera “¿Cómo se le ocurre? No le vaya a meter esas
ideas en la cabeza al Señor”
“No se lo voy a decir a nadie” dice Pru “Quiero ayudarte”
“¿Ayudarme?”
¿Es Manuel tu hijo?”
Rosario no aguanta más y llorando dice “Si”
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