Augusta, la Reina de la Intriga.
Por: Maria Elena Venant
Augusta y Pru llevan a la apaleada Mati de regreso a su casa. El
Dr. Fuentes Guerra las sigue a respetuosa distancia. Cuando
Matilde ya no puede caminar por el dolor, él la carga en brazos.
Augusta agradece a Manuel sus atenciones para con su familia,
pero él le echa un balde de agua fría al anunciarle que parte a
la Hacienda y que renuncia a Matilde ya que ella ni lo pela.
Augusta desesperada le echa mentiras de que su hija es una
timidona, etc. Etc. Esa noche Manuel le revela a Sixto que le
cuesta abandonar a Matilde. Ella le gusta, le inspira compasión
deseos de protegerla y (textualmente) “me calienta”. Esa noche
Manuel en su cama sueña acariciando a Matilde.
Crisis en la Mansión Villarreal
Se vence el pago de la hipoteca de la hacienda. Manuel iba a
pagarlas ¿Pero ahora? Humberto le insiste a su madre (bellísima
en amarillo limón con encajes blancos) le dice que no puede
amarrar a Mati como a un cordero para el asado y ofrecérsela a
Manuel. Con una levita decente color azul (seguimos con temas
azulados) y el cabello recogido con una cinta, H. Recibe
instrucciones de su padre. Debe ir donde un tal Galiana y
solicitar un préstamo
La deshonra de Matilde
La Tía Pru atiende los múltiples golpes a su sobrina y le
pregunta qué médico la atendió. Muerta de vergüenza, Mati le
cuenta que fue Manuel y que le dijo que era médico. Pru se
horroriza y baja corriendo, casi rodando por las escaleras a
contarle a su hermana. Augusta ahora de azul violáceo con vuelos
en gasa azul marino bordados en puntilla celeste, escucha que
Manuel “manoseó “ a Matilde y la vio “en cueros”.
Feliz sube al cuarto de su hija y le dice que ahora tendrá que
casarse con el heredero Fuentes Guerra, porque estuvo en su cama
y el la vio y tocó desnuda. Mati insiste que el es doctor, pero
Augusta finge no creerle. Y le anuncia que tienen suerte. NO
habrá que exigirle a Manuel que se case ya que el mismo ha
solicitado la mano de Matilde.
Augusta visita a Manuel y finge estar molesta por su invasión de
la intimidad de Mati. Dice que a su hija solo la atiende un
médico viejito y siempre en presencia de ella o Prudencia.
Manuel le confirma que es médico. Augusta le pregunta si estudió
en Londres o París. Manuel enojado le dice que estudio en la
Escuela de Medicina Nacional. Augusta le confiesa que debido al
bochorno de Matilde, ella tuvo que revelarle los planes de boda
de Manuel. Este pregunta esperanzado cual fue la reacción de
ella. La astuta Augusta le dice que Mati “lloró de alivio, pero
también de emoción” Manuel queda estático de felicidad.
Matilde Escéptica
Mati no cree que deba casarse con Fuentes Guerra y huele que es
una trampita de su madre.
Humberto le cuenta a su hermana que fue en busca de Adolfo. Que
en el cuartel le dijeron que tras la visita de “su esposa” el
Teniente Solís desapareció y se teme haya desertado.
Mati recibe la visita de Pilar (en un precioso vestido azul
lino. Matilde tiene puesta una bata blanca de muselina con
cintas celestes) Aunque Augusta les ha dicho a todos que Mati se
cayó por la escalera, ésta le cuenta toda la verdad a su amiga.
Matilde se niega a aceptar que Adolfo sea casado y que la haya
engañado. Más tarde envía a Ignacia al cuartel a buscar noticias
de su ex prometido. Ignacia vuelve con noticias terribles.
Adolfo ha desaparecido creen que se fue y si regresa lo espera
el paredón de fusilamiento.
Los Peñalvert comienzan a ordeñar a Manuel
Augusta hace que H. Le diga a Hilario que no ha encontrado a
Galana, que este se fue de viaje. En presencia de Mati, el
General se desespera ¿Quién podrá ayudarlos?
Augusta y Pru visitan al DR. Fuentes Guerra y muy descarada , la
Sra. Curiel de Peñalvert le pide dinero para la hipoteca. Manuel
mueve la cabeza indignado. El iba a hacerles un préstamo, pero
sólo después de su compromiso. ¿Y que problema hay? Dice muy
fresca Augusta. Cuando quieran anuncian el compromiso. Manuel le
hace el préstamo, pero exige que Matilde no se entere. Si llega
a saber que ella algo sabe, no se casan.
Humberto casi no puede creerlo cuando llega Sixto cargando un
baúl de monedas de oro. Augusta le cuenta al General del
préstamo y este se altera. Siente que los compromete el que
Manuel lo ayude llevado por su afecto hacia su hija. Augusta le
dice que Manuel ha tenido la delicadeza de exigir que Mati nunca
se entere de su ayuda.
Augusta busca su hija que esta guardando ropa en un baúl. Otro
vestido precioso de Mati blanco con florcitas violeta y adornos
de seda lila. Augusta la cubre de reproches. Mati esta
deshonrada debido a su desvergüenza de ir a buscar a Adolfo al
cuartel y luego dejar que Manuel la viese desnuda. Si Hilario se
entera se morirá de la pena. Desesperada Mati acepta casarse con
Manuel pero le suplica a la madre que ya no la atormente. A
solas Matilde llora amargamente y dice que “Ojala Adolfo sufras
tanto como sufro yo”
¿Y dónde esta Adolfo?
En una celda horrible de San Juan de Ulua. Ha llegado con una
pierna fracturada por los golpes que se le ha gangrenado. Lo
llevan a la enfermería donde el médico dice que hay que
amputársela. Adolfo le suplica que no lo haga. Adolfo vuelve a
despertar en su celda tiene mucha fiebre. El guardia que le trae
la comida, le dice que no le amputaron la pierna. Adolfo le
suplica que buque a su amigo el Capitán no se cuantos. Dice que
es inocente. El soldado lo mira compasivo y le dice que quizás
sea cierto pero nada se puede contra una orden del General
Bermudez Cañedo
Humberto en líos
Esa noche Humberto vuelve a jugar con desesperación. Se nota que
su vicio es una enfermedad. Su oponente, un tal señor Cordero
(Carlos Amador) le exige una garantía de que si pierde le va a
pagar. H. Enojado le da la garantía que quien responde es su
futuro cuñado Manuel Fuentes Guerra. Humberto pierde.
Al día siguiente Manuel recibe la visita del Señor Cordero.
Furioso, el médico le dice que el no tiene ningún cuñado y
aunque lo tuviera no le pagaría sus vicios. En la calle, Manuel
se encuentra con su “cuñado” que muy meloso, le pide un dinero
para comprar pertrechos para la cosecha. Furioso Manuel le dice
que se dejen de ordeñarlo” y que nunca más lo ofrezca de aval en
el juego. H. Le pide mil disculpas, le hace mil juramentos, pero
le suplica que lo ayude sino se meterá en un lío muy serio.
Manuel le palmea el hombro y le dice que ya está metido en un
lío muy gordo.
En la Mansión Peñalvert, Mati recibe al Sr. Cordero que insiste
en ver al General. Este le cuenta sobre la deuda de Humberto.
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