INTRODUCCIÓN:
Hace unos años, para dar un ejemplo gráfico de la teoría del azar y de lo que significa la eternidad, alguien acuñó una imagen que luego se ha usado en la literatura de CF: una banda de monos aporreando las teclas de una buena cantidad de máquinas de escribir —hoy podemos cambiarlas por computadoras personales— terminaría por escribir al azar, algún día, las obras completas de Shakespeare.
El ser humano, sin embargo, no es un mono, y dispone de mucho menos tiempo y mucha más voluntad e intencionalidad.
PRESENTACIÓN
El ser humano, si desea transmitir por escrito lo que piensa y siente, debe aprender primero el orden de las letras, luego el de las palabras, más tarde el de las frases, y finalmente el de las ideas. Así se hace un escritor, aprendiendo. Este aprendizaje no es una mecánica, no es una imposición de recetas, no es un ejercicio de desarrollo muscular, puramente físico, para hacer que los mediocres simulen ser genios (he escuchado todo tipo de pavadas de ese estilo): el aprendizaje es necesario. Se le llame "oficio" o se le llame "inspiración", la concreción de una gran obra lleva siempre mucho trabajo y pulimento. El oficio requiere lectura, mucha lectura, y no solamente de traducciones y más traducciones, descuidadas o no: es importante leer a los que saben escribir en nuestra lengua. Los traductores pueden tener muy buena calidad de escritura —en Argentina tenemos el orgullo de poseer más de uno así— pero ellos están haciendo un trabajo mecánico y no creativo —debe ser así, necesariamente, para que resulte respetada la obra original—. Además, los que lo hacen bien no abundan, cosa que a las editoriales parece importarle muy poco. El buen resultado de la inspiración también implica, obligatoriamente, el cumplimiento de reglas. Reglas que muchos ignoramos.
Escribir es muy difícil. Nunca, nunca, se termina de aprender. Habrá genios que escriben una vez y así como escriben publican y tienen éxito. No sé si lo saben, pero aquellos que nacen con capacidades por las cuales pueden ser considerados genios son menos del 0,1 % de la raza humana.
Desde Axxón pretendemos, humildemente, hacer algo por la literatura fantástica en lengua hispana. Desde hoy, y continuando con el abortado proyecto que se inició con el Taller de Melquiades (que Fabián Labeau debió interrumpir por razones de supervivencia), esta sección intentará aportar pautas que sirvan de guía para mejorarnos en este difícil oficio que muchos deseamos dominar.
Y respecto a lo de los monos... no hubo intención de que sea una indirecta...
INTENTEMOS MEJORAR LO QUE HACEMOS
Como director de Axxón durante siete años, y habiendo cumplido la función de Jurado en diversos concursos, he visto todo tipo de "horrores" en los textos que me presentaron y debí leer. Es posible que al actuar en la función de Jurado sea inevitable este tipo de sufrimiento, ya que los concursos que no son discriminatorios invitan a la presentación —cosa que de hecho ocurre— de muchas personas que intentan mostrar lo suyo por primera vez (lo cual es muy bueno, por cierto). Se supone que en una revista se reciben obras algo más pulidas, ya que el autor, en este caso, puede comparar su trabajo con los trabajos que ve publicados en la revista. Desde ya, no siempre pasa así, y los directores de revistas deben enfrentarse con materiales de todo nivel, desde los que no requieren corregir ni una coma hasta los que son imposibles de leer. Pero estos defectos no son propios ni exclusivos de la fase editorial autor-editor. Hace muy poco, leyendo un libro de Ciencia Ficción editado por la editorial Atlántida en Buenos Aires, La utopía de Turing, escrito por Harry Harrison y Marvin Minsky y traducido por un tal Patricio Nelson, me tropecé con tantos errores que realmente me preocupé por el futuro de nuestra lengua. Luego de eso, releyendo otro libro de Atlántida, Ser digital, volví a encontrar errores, aunque en menor grado. Llegué a la conclusión, en este caso, de que no sólo hay una falla —iba a decir culpabilidad— de los traductores sino de la Editorial: la Editorial tiene la obligación —no sé si legalmente, aunque así debería ser— de hacer revisar los textos que publica por un corrector profesional. Evidentemente no lo hacen.
Nuestra lengua está en peligro; ya no se trata solamente de combatir las ocurrencias fantásticas —¿o prácticas?— de un escritor famoso (García Márquez propuso "eliminar los acentos no razonables, la diferencia entre la be y la ve, aclarar la frontera entre los usos de la ge y la jota y borrar del idioma las h mudas"... y casi lo matan), hay que pensar en defender seriamente una herramienta que es fundamental para la propagación de la cultura. No se trata sólo de actos aislados, el problema ya es masivo. A los hechos que describí hay que agregarle la destrucción sistemática de los acentos y eñes que se sufre en el e-mail de Internet, una cuestión que se presenta como para escribirle un epitafio a la riqueza de nuestro lenguaje. Peor aún, he visto revistas de Literatura por e-mail que ya han hecho lo que propuso García Marquez y tantas críticas le valió: eliminar las letras conflictivas de todos los textos que publican, no sólo en notas y artículos sino también en cuentos y poemas. Por esta razón, me retengo de enviar material a ese destino, ciertamente que me dolería ver publicado de ese modo algo escrito por mí: sería como ver mutilado a un hijo.
Ni hablar de lo que ocurre con las reglas del idioma en las carteles y publicidades, sean gráficas o en TV: los argentinos pudieron ver durante semanas, por dar un ejemplo, el cartel de presentación de la serie Loco por ti en TELEFE, canal 11, un letrero que se extendía ocupando todo el tercio superior de la pantalla en adornadas y coloreadas letras, en el cual aparecía la palabra ti con un gran, gran tilde erróneo. Esa incorrecta letra i con tilde ocupaba en mi televisor unos buenos 2 x 5 centímetros: como para no verlo y que no se grabe en la mente de los niños y adolescentes que nunca leen un libro.
Peor —mucho peor— es lo que ocurre en los subtitulados de las películas, plagados de descuidos y HORRORES de ortografía y sintaxis. Hay que entender la importancia de estos hechos: estos textos son, para algunas personas, la única lectura que existe y la única situación en sus vidas que podrá obligarles —si quieren entender su película o serie— a ejercitar el mecanismo de la lectura.
Me dije: hay que hacer algo. Entre otras cosas, me propuse escribir este trabajo, con la esperanza de que sirva para que algunos escritores —quizás también los traductores, aunque no tengo muchas esperanzas— le presten un poco más de atención a como escriben sus textos. Permítanme afirmar algo que considero clave: para quien es consciente de ellos la lectura de obras literias con errores es un trabajo, nunca un placer. La mente del lector se distrae en los defectos cuando debería estar concentrada en la historia, el contenido y otros valores literarios del trabajo que se lee. Para los que leen estos errores sin ser conscientes de ellos, el mecanismo es más destructivo aún: la mente va tomando inconscientemente lo erróneo como forma correcta. Las formas y los usos incorrectos que uno encuentra una y otra vez se graban con fuerza, como conceptos básicos e inamovibles. Luego cuesta mucho corregirlos: se requiere aprender, estudiar, hacer un esfuerzo consciente.
Vayamos a la experiencia de un Director de revista o Jurado. Los errores tienen grados, no siempre son causa de distracción. Hay desde los que pasan casi desapercibidos (y son detectados en una revisión muy detallada del texto o a veces se escapan) hasta los que resultan inaceptables. Los inaceptables pueden ser causa de tanta irritación en quien los lee que descalifican el resto de los valores de la obra. Un Jurado o un Director de revista puede considerar que, o bien quien escribe no tiene ninguna consideración por quien va a leer su obra, o bien sabe muy poco del idioma que, se supone, debería aprender manejar antes de intentar comunicar algo a través de lo escrito. Fíjense qué importante es este efecto psicológico cuando se presenta una obra a un concurso o para ser considerada su publicación.
Creo que es importante que cada escritor se preocupe por sus defectos, si es que ama y considera importante lo que está haciendo. Trataré de dar algunas herramientas.
DEFECTOS MÁS COMUNES QUE SE OBSERVAN EN LA PRESENTACIÓN DE OBRAS ESCRITAS
Pretendo ofrecer aquí una lista de los errores más comunes que he visto en textos presentados, y, cuando es posible, reglas sencillas que pueden evitarlos. Para no extenderme en cuestiones subjetivas que pueden aburrir y hacer abandonar la lectura, he pensado la parte práctica de este trabajo como una serie de notas breves. Intenté que sean claras, y por eso busqué eliminar los tecnicismos de diccionario. No pretendo —ni podría pretender porque no tengo la formación necesaria— que sea un trabajo académico. Ni siquiera que sea usado como referencia. Sólo quiero llamar la atención de aquel que intenta escribir, quizás convertirse en un escritor (que no es lo mismo), sobre aquellas cosas que yo he observado en mi escritura y en la de otros. Con seguridad, habrá muchas más. También es seguro que encontrarán obras mucho más exactas que ésta sobre el tema. Si lo presentado hoy les despierta algún interés, búsquenlas. Les aseguro que será beneficioso para ustedes.
Presento en primer lugar la simple enumeración. Quienes quieran profundizar encontrarán más adelante (y seguramente continuando en una nota próxima) explicaciones un poco más amplias.
Los errores más comunes que he observado son:
1. Confusión en el uso de:
a. Mas y más.
b. Porque, porqué y por qué.
c. Que y de que.
d. Aun y aún.
e. Solo y sólo.
f. Cual y Cuál.
g. Cuando y Cuándo.
h. De más y Demás.
i. Donde, Dónde, Adonde y A dónde.
j. Este y éste, esta y ésta, esto.
k. Quien y Quién.
l. Sobre todo y sobretodo.
m. Conciencia, consciente, inconsciencia, inconsciente.
n. Si y sí.
o. Sino y si no.
(El listado está, más o menos, en un orden de mayor a menor en la cantidad de apariciones en los textos.)
2. Errores de puntuación:
a. Colocar punto después de ! y ?
a. No colocar apertura de signos de interrogación y de admiración (¿ y ¡).
b. Coma innecesaria entre sujeto y predicado.
c. Coma innecesaria al usar "y".
d. Abrir coma para comentario y no cerrarla, o a la inversa, cerrar coma de comentario que no se abrió.
e. Manejo de mayúsculas o minúsculas en comentarios dentro de guión de diálogo.
f. Usar demasiadas veces los tres puntos para terminar frases (bastante común en autores que empiezan).
g. Uso de terminación de párrafos con punto y guión, al estilo legal: .-
h. Usar guión doble como suspensión en lugar de punto y coma o tres puntos.
3. Defectos en la presentación del material:
a. Falta de doble espaciado.
b. Falta de indentación.
c. Falta del nombre del autor y/o de la obra.
d. El uso de comillas para los diálogos en lugar de guiones de diálogo. (Al estilo inglés.)
e. Falla en el cumplimiento de las reglas de posición de los guiones de diálogo.
4. Otros defectos:
a. Poner tilde en monosílabos: Vió, dió, fué, fé, tí, dí, fuí, etc.
b. Tilde en diptongo ui: destruido, derruido, recluido, disminuido, concluido, huido, etc.
c. Uso excesivo de "el cual", "la cual", "el mismo", etc.
d. Uso de la abreviatura Ud., Sr., Dr., Prof., etcétera, en lugar de usted, señor, doctor, profesor, etc.
e. Problemas con los tiempos verbales, cambios de tiempo dentro de una misma situación.
f. Usar un número en lugar del artículo correspondiente ("Vi 1 caballo" en lugar de "Vi un caballo") o números en frases en las que corresponde poner la palabra ("Corrían libres 25 o más de ellos" en lugar de "Corrían libres veinticinco o más de ellos").
Empezaré en orden con los ejemplos de errores que listé, detallando por qué, dónde y/o cómo observé que se cometen, y las reglas que un escritor debería intentar aplicar para evitarlos. La ampliación y detalle no va a terminar en esta edición, por razones de espacio y para no abrumar y aburrir, de modo que los invito buscar las continuaciones de este trabajo en los próximos números de Axxón...
ALGO MÁS DE DETALLE
1a. Mas y más
La palabra mas (sin tilde(*)) es una conjunción que se puede intercambiar con pero. En Argentina se usa mucho más la forma "pero" (el uso de mas suena como anticuado).
(*) Estamos acostumbrados a llamarlo "acento", pero no es del todo correcto.
Cuando uno pronuncia una palabra, por lo general la acentúa de determinada manera: pronunciamos con mayor intensidad alguna sílaba. La mayor parte de las palabras tiene este acento, que se puede representar o no en la escritura por medio de una (o un) tilde. (De cualquier modo, en el Diccionario Ilustrado de la Lengua Española se le llama "acento".)
Ejemplo:
"Prometió amarla para siempre, mas con el tiempo la olvidó".
La palabra más (con tilde) es un adverbio con el que se denota idea de cantidad, aumento, exceso o superioridad en comparaciones.
Ejemplos:
"Recibí más dinero que el mes anterior". "Él tiene más suerte que su hermano". "No te detengas más" (en este caso se aplica la idea de exceso: exceder un tiempo).
Más que: cantidad.
A más y mejor: superioridad.
De más: cantidad.
Más bien: superioridad.
Por más que: cantidad.
En caso de duda, basta con reemplazar mas por pero y ver cómo queda la oración.
1b. Porque, porqué y por qué.
El vocablo "porque" puede escribirse de tres maneras diferentes, según sea la función que desempeñe en la oración:
Si expresa una causa, se lo debe escribir como una sola palabra y sin tilde.
Ejemplo:
"Me gusta porque es callada y reflexiva."
Cuando se formula una interrogación o una exclamación, directa o indirectamente, se escribe separado y con tilde.
Ejemplo:
"¿Por qué no salimos de paseo?"
"No sé por qué no fuimos."
Se escribe como una sola palabra y con tilde cuando funciona como sustantivo (el vocablo, en este caso, está precedido por un artículo):
Ejemplo:
"Nunca supimos el porqué."
1c. Que y de que
El uso de la forma "de que" es una causa de confusión muy común, más en la palabra hablada que en la escrita. La presencia de este error ha tomado tanta entidad en nuestro idioma que este defecto en la expresión ha sido bautizado como "dequeísmo". Veamos cuáles son los casos.
Una forma de frase muy común en respuestas a preguntas de reportajes es: "Yo pienso de que [... etc.]". La forma correcta es "Yo pienso que [... etc.]".
¿Hay una regla que permita definir en todos los casos cuándo se debe usar "que" y cuándo "de que"? Sí, y es muy simple: hay que dar vuelta la frase para convertirla en pregunta: ¿Qué pienso yo? contra la incorrecta ¿De qué pienso yo? (Es un buen ejemplo de lo mal que queda).
Ejemplos:
"Estoy seguro de que mi novia me quiere".
"¿De qué estoy seguro?" (correcto) contra "Qué estoy seguro" (incorrecto).
"Me dijo que confesaría su delito".
"¿Qué me dijo?" (correcto) contra "De qué me dijo" (incorrecto).
1d. Aun y aún
Aún (con tilde) es un adverbio de tiempo y modo, reemplazable por "todavía".
Ejemplos:
"Aún estaba absorbido por el curso ordinario de sus pensamientos."
"No llegó aún."
"Espero aún su respuesta."
(Prueben a hacer el reemplazo, como ejercicio.)
Aun (sin tilde) es reemplazable por "hasta", "también" o "incluso".
Ejemplos:
"Aun insultándome, me favorece." (Se puede cambiar por cualquiera de las opciones: "incluso", "hasta" y "también", aunque la última queda bastante forzada.)
La regla más fácil es observar si se puede intercambiar con "todavía". Si se puede, va con tilde, si no, no.
1e. Solo y sólo
Solo es un adjetivo que indica soledad: "Hombre solo", "El edificio se erguía solo en medio de la planicie", y también unidad "Se ha establecido que todas las obras son de un solo autor" (aquí "solo" es reemplazable por "único").
La palabra sólo con tilde es un adverbio que se puede usar como reemplazo del adverbio solamente: "No hay más naranjas, sólo quedan manzanas".
El escritor que no esté seguro de si corresponde usar la palabra con tilde o sin él debe comprobar si la frase queda bien reemplazando "sólo" por "solamente". Con los ejemplos de más arriba alcanza para aclaración: "Hombre solamente" no es lo mismo que "Hombre solo". "El edificio se erguía solamente en medio de la planicie" tampoco indica lo mismo en lo semántico. En cambio la oración "No hay más naranjas, solamente quedan manzanas" expresa lo mismo que cuando se usa sólo. Con esta regla debería ser suficiente.
EJEMPLO DE DESPROLIJIDAD EN ORACIONES
Si se coloca un adjetivo muy lejos del sustantivo al que se le aplica —lejos en cantidad de palabras dentro de una oración— es muy posible que al encontrar el adjetivo el lector deba volver hacia atrás en la lectura para descubrir a qué sustantivo aplicarlo.
Ejemplo:
Forma no recomendable: "Era un genio de la electrónica, pero encontraba la arcana jerga bursátil que se usaba en el mundo de las operaciones financieras ininteligible".
Forma más correcta: "Era un genio de la electrónica, pero encontraba ininteligible la arcana jerga bursátil que se usaba en el mundo de las operaciones financieras".
FICHERO DE GUIAS
REGLA
Tilde enfático:
Cuál
Cómo
Qué
Dónde
Quién
Cuándo
Cuánto
Por qué
Estos pronombres, cuando son interrogativos o exclamativos, llevan tilde.
REGLA
Tilde diacrítico:
Si / Sí
Mi / Mí
El / Él
Tu / Tú
Estas palabras llevan tilde o no para diferenciar funciones o significados.