La vida
personal de Hector Rojas Herazo fue una vida casi monacal, ermitaña
y cartuja, diría yo.
Era un
hombre totalmente despojado de los adornos y de las inquietudes
mundanas, él estaba concentrado absolutamente en acompañar
al hombre en su triste padecer en esta tierra a través de
su poesía, de su pintura y su escritura.
Nació
en Tolú (antes Bolívar, hoy Departamento de Sucre)
un 12 de agosto, una noche a las doce en punto, cayendo un torrencial
aguacero que impidió que la partera estuviera allí;
por lo tanto, su madre lo dio a luz sola ayudada por la madre de
ella, que más tarde sería "Celia" en todas
sus novelas.
Vio la
luz y casi lo ciega para siempre el líquido amniótico
que le cayó en los ojos. Gracias a Dios el Doctor se dio
cuenta de ello debido a su llanto y le puso una solución
que le salvó la vista que fue perfecta hasta sus 75 años,
ya después sí usó lentes El recordaba con un
terror retroactivo ese terrible suceso.
Cuando
se levantaba casi siempre lo hacía cantando, dando gracias
a la vida por el sol y un día más de energía.
Era un ser angelical por lo regular, y a veces turbio y azufrado
en muchas facetas.
Era inocente,
confiado, alegre y malgeniado; equivocado en muchas ocasiones pero,
sabíamos que aunque chocáramos muchas veces con su
carácter, también sabíamos que siempre estaba
allí en el hogar junto a mamá, su "Niña
Rochi" como él le decía.
Y cuando
ella se fue un 22 de Agosto, él quedó solo, retraído,
triste, y un 11 de abril a los 7 meses se murió de amor,
porque todavía le quedaba a los 81 años el suficiente
romanticismo para hacerlo.
Dejó
un acento personalísimo en todo lo que construyó;
ya fuera poesía, pintura, literatura o periodismo. Donde
más se identificaba era con la pintura.
A los
8 años una vez que mi abuela le rompió unos dibujos,
le dijo: " Mamá, no me rompas lo que pinto porque me
rompes el alma" Y así fue para todo, sensible, trágico,
pero un creador que ha dejado una huella imborrable en la historia
de Colombia.
Patrícia Rojas Barboza. Su hija.
Estudió la primaria y bachillerato en Cartagena y Barranquilla.
En lo demás fue autodidacta, practicó el yoga durante
30 años estuvo casado con Rosa Barboza Carazo, "la niña
Rochi" su compañera y colaboradora inseparable.
En su
soñado Tolú recordaba, "Las casas tenían
grandes patios de bahareque y de palma. Siempre dijo "Soy un
hombre de patio porque el patio fue el escenario donde estrene mis
sentidos, mi capacidad de asombro, entonces el lugar se fue mitificando..."
Había
personajes mitológicos que lo poblaban. La mujer de cabellos
de hielo, el enano cabezón, el mohan, las brujas que silbaban,
el mugido del mar y las sombras misteriosas de los árboles
frutales.
"Allí jugábamos mi hermana y yo con los amigos"
Sus tíos
y primos llegaban periódicamente a vacacionar a Tolú
donde también estaba la abuela materna, personaje que juega
un papel bien importante en su creación literaria. "Ella
representaba muchas cosas a la vez; era la ternura, la tesorera
de las cosas del pueblo, era la que encarnaba la evolución
de la casa... después en mis recuerdos se fue agrandando.
Mi abuela se llamaba Amalia Gonzáles Herazo. Amalia como
mi hermana, pero le decían La niña buena. Se caso
con un tío carnal y por eso tuvo que pedir dispensas a Roma".
Se ratificaba
como un costeno auténtico, admirador de la música
vallenata y de la cumbiamba "Hay un cumbiambero en su obra.".
Fue conversador, bailador y parrandero antes, en y después
de la "Niña Rochi", su compañera inseparable
y principal musa de su inspiración poética (3 libros
de poemas publicados)
"La
niña Rochi" lo mantuvo "embrujado" durante
53 años. Fue un hechizo de amor afortunado porque el maestro
Rojas Herazo creyó a pie firme en las otras "brujas",
en los seres malignos (existen así como existe el bien) decía.
Además
creyó en la reencarnación "Aun cuando uno no
puede hablar de lo que no conoce". Afirmaba que "los muertos
quedan vitalizados en el recuerdo, en los sueños, aunque
en estos tiempos se está perdiendo el sabor de la muerte.
Ahora el cadáver lo recomponen, lo maquillan... es todo totalmente
falsificado y la muerte perdió mucha notoriedad"
Vivió 10 años en España pero, fue un costeño
total, universal. Gran conversador y aficionado al buen cine.
"Porque el cine no es otra cosa que pintura en movimiento";
a las cumbiambas; a los vallenatos de Alejo Durán también
a las composiciones de Bach Bethoven, Wagner y Mozart.
Padre de 4 hijos y abuelo de un pequeño de 14 años.
Paginas
1, 3
y 4.
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