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LA COLUMNA DE MENA MENA

Una cumbre musical inolvidable

A orillas del San Juan en la ciudad de Istmina

Promediaba el año 1945. El profesor Efraín Córdoba y otros organizaron una excursión a pie, a la provincia del San Juan (Tadó, Istmina, Condoto y Nóvita). Nuestra alegría y expectativa no nos cabía en el pecho. Esa provincia, cercana hoy, entonces era todo un lejano sueño. Había tramos de río, a pie y automotores. Además nuestras edades de 15,16 y 17 años, propicias para anhelos, hicieron de lo propuesto toda una aventura con un trasfondo romántico.

Nos sorprendió en Tadó una bella y singular iglesia, como en los cuentos de hadas con su altar mayor en plata.

En Istmina, la capital de la provincia, con una Normal de Señoritas repleta de mujeres bellas. No creo que se haya vuelto a dar desde entonces una cosecha igual. Istmina, distinguida y señorial, parecía envuelta en un hálito para el romance y la pasión. Allí, en esa tarde serena y tranquila, se dio una cumbre musical inolvidable, para mi la más grande y significativa por lo original y su trascendencia histórica.

Por circunstancias especiales que se dan cuando las cosas grandes y sublimes suceden, se reunieron allí, en El malecón de la República, en el apartamento de Gastón Guerrero, anfitrión, Víctor E. Dueñas (q.e.p.d.) que estudiaba entonces en la Escuela de Artes y oficios y de quien se ha dicho con acierto que ha sido quien con el mejor gusto musical mejor sonido sacó a las cuerdas de una guitarra.

También acompañaba Gonzalo García Rodríguez, maestro del tiple, el más grande intérprete de esa modalidad que jamás se ha escuchado en el Chocó. Poseedor de un finísimo oído capaz de captar el más mínimo desliz instrumental. Entonces era inspector de sanidad, en esa ciudad. Tenemos los quibdoseños todavía el placer de escucharlo a sus ochenta años.

Presente estuvo Jairo Booder, cantautor de Istmineñita y Condoteñita y otras bellas melodías nativas. También Luis Rentería (Cayayo) que comenzaba con destreza a puntear al lado de su maestro Dueñas. Ignacio Hinestroza (Chagualo) a la postre cargaba las guitarras con el ojo y el alma en los arpegios de sus maestros.

No podía faltar en esa cita Luis Angel Mosquera (El Nene), (q.e.p.d.), aquel del Son Chocoano: Cuando voy bailando/ siento que me tocan/ ahí, ahí y mi morena/ ... Fue el hombre de las maracas, siempre sonriente y alegre. De esa cumbre inolvidable, unos años más tarde Gastón Guerrero (q.e.p.d.) saltó a la fama nacional como figura estelar del "Trío Los Isleños". Su voz y el timbre de su guitarra hicieron el deleite nacional e internacional. Chagualo se impuso en el Valle del Cauca como la primer y respetada guitarra. Fue director hasta su muerte del "Trío Montecarlo" y estuvo en giras internacionales por Europa y el Oriente con La Negra Grande. Treinta años después, lo oí amenizando las tardes con su Trío en el Hotel Intercontinental de Cali. El prodigio de sus dedos y el buen gusto musical, heredado de su maestro, me hizo recordar aquella lejana tarde de hace 59 años a orillas del San Juan.

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