Chocó 7 días

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Un acto de reflexión

Por Miguel Medina Rivas

La Universidad Tecnológica del Chocó desde su fundación ha sido administrada por profesores o funcionarios de la misma, excepto en cuatro ocasiones: Primero, cuando inició labores. Luego, el segundo rector, porque los docentes no sabían lo que tenían y no les interesaba administrarla.

Tercero, el octavo rector, un chocoano nombrado desde Bogotá por su amistad con el inmolado Galán.

Cuarto, el séptimo fue designado por un ministro santandereano, quien nombró a su paisano por el canibalismo que se desató entre los candidatos chocoanos. Este rector pasó sin pena ni gloria ya que era un funcionario de bajo rango en el ICFES con poco conocimiento del manejo universitario, pero fue venerado por muchos estamentos universitarios. Amenazaba: "El que venga a joder lo llamo a calificar servicios". Todo el mundo le marchó, nadie lo demandó, no le sacaron anónimos, no le montaron paros y por poco lo condecoran y se fue feliz con un buen botín producto de un salario que nunca en su vida había soñado ganar.

Hoy día todos los docentes universitarios continuamos con la opción de ser rector, lo único que hay que hacer es llenarse de carisma y valor, lanzarse a la plaza pública y convencer a los consejeros. Pero el problema no es este, se está despertando nuevamente el canibalismo que trajo al séptimo rector, y cuando la nostalgia del poder los acosa los pone a delirar y a recordar que hay problemas graves que fortalecieron o ignoraron cuando tuvieron el poder y en consecuencia el rector de turno es el responsable y hay que tumbarlo por cualquier mecanismo.

A raíz de esto transcribo unas líneas de un artículo del diario El Tiempo de abril 3: "Había un pescador con un balde de langostas vivas en un rincón del puerto. Un extranjero se acercó y le advirtió que uno de sus animales estaba a punto de salirse del balde. El pescador, sin levantar siquiera la mirada y continuando con su labor de doblar las redes, le dijo: No hay problema, no pasa nada. Pero se le puede escapar –replicó el extranjero sin entender la situación. Entonces el pescador se sonrió y le explicó con una sonrisa en los labios: Son langostas colombianas, míster. Si una de ellas quiere salir del balde y está ya en el borde, las otras se encargan de regresarla al fondo.

Si nosotros no nos unimos a apoyar las labores administrativas de la Universidad, estando o no en el poder, se nos va a acabar el "trabajadero" y nos va tocar salir del Chocó a matarnos a otras partes por un puesto.

Como dice el columnista, haciendo referencia al Chocó: "Un chocoano es más inteligente que cualquier otro individuo donde sea que esté, pero dos no chocoanos son más inteligentes que varios chocoanos juntos. ¿Por qué? Porque varios chocoanos juntos, en lugar de hacer equipo, se dedican a pelear y a tratar de que nadie haga nada hasta que todos terminen enterrados, como las langostas en el fondo del balde", esperando que venga el tigre y nos coma y felices porque estamos todos en el suelo.

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