Chocó 7 días
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ARMADURA ¿Libres o esclavos? Amilcar Cuesta Torres Alguien
puso en duda alguna vez la autoría de la frase “por la ignorancia se
desciende a la esclavitud y por la educación se asciende a la libertad”
atribuida al patricio liberal Diego Luis Córdoba y traída a colación por
la gente del barrio César Conto en su disfraz de este año. Nuestras
pesquisas no alcanzan a determinar su origen, pero sea de quien sea esta
sentencia, conviene que los chocoanos la analicemos y la comparemos con
nuestra realidad social para darnos cuenta en cuál de los dos extremos
estamos. La
ministra de educación y cultura se sorprendía de que en el Chocó se paga
una de las más costosas nóminas magisteriales del país, cuando es
precisamente acá donde están los más bajos índices en calidad de la
educación. Coincidencialmente, al poco tiempo estalló el escándalo de los
maestros vinculados con títulos falsos. Lo
primero que hace el egresado chocoano es colgar con orgullo su diploma en la
sala de la casa, cerca del televisor para llamar más la atención. Al cabo
de unos años se encuentra enredado en la telaraña de la cleptocracia que
predomina en esta tierra. Esa
puede ser una de las raíces de nuestros problemas: a mayor especialización
mayor desgreño y vergüenza en una relación inversamente proporcional. En
la época de Diego Luís Córdoba los negros pobres, pero honrados le tenían
pavor a la ignorancia como antes lo tuvieron a la esclavitud; los bienes públicos
eran manejados con respeto por gente que sólo cursaba la primaria. Pero
ahora, con tantos profesionales sueltos en la calle, el erario se halla en
constante peligro. La abundancia de títulos nos ha vuelto más indecentes,
más vanidosos, más vulgares y más corruptos. Regresando
a la frase de marras, la educación tampoco ha causado en el Chocó un
efecto liberador, pues estando graduados en diversas disciplinas, seguimos
haciendo gala de una perniciosa visión política que nos ha vuelto esclavos
de unos clanes familiares y unos conciliábulos grupistas que tienen
estancado el terruño. Un pueblo instruido sabría escoger mejor su
dirigencia. Los
chocoanos presumimos de ser muy “cultos” y no se puede decir que nos
oprima el yugo de la ignorancia, sin embargo es evidente que nuestra compe
tencia profesional y ciudadana riñe con la instrucción que recibimos. Y como se debe entender que ser profesional implica también ser buen ciudadano y actuar con madurez política, nos sobran razones para afirmar que en el Chocó son muchos los titulados, pero pocos los educados. |
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