La
azotaina
Entonces
comience con palmadas suaves con las manos. (todas
las azotainas sensuales deberían comenzar suavemente y con las manos, no
importa lo fuerte que les guste jugar). Las nalgas de la sumisa deben ser
precalentadas. Un área convenientemente preparada le permitirá
soportar mucho más dolor después. No use su mano rígida como una
palmeta. Déjela relajada, pegue como con un látigo.
Mezcle
las palmadas, cada vez más fuertes, con caricias y contactos. Cuando crea que ya fue bastante, levante la
falda (o baje los pantalones)
para pegar en las bragas. Cada vez que recomience, las palmadas deben
ser más suaves que al interrumpir, y hacerse cada vez más fuertes. Recuerde
masajear, tocar y acariciar durante toda la sesión.
Toda
la azotaína debe ser así, de más suave a más fuerte, caricias, recomenzar
con una fuerza intermedia para alcanzar un nivel más fuerte que antes,
acercándose al limite del sumiso, para recomenzar otra vez. Cuando
acaricie, recorra con la punta de los dedos suavemente,
presione con la mano las nalgas, toque las áreas sensibles, frote
suavemente las nalgas.
Y
entonces baje las bragas, y comience acariciando la piel desnuda, y
otra vez pegue de más suave a más fuerte. Dependiendo de las
preferencias del sumiso, los ciclos se pueden repetir con diferentes
instrumentos, cada vez más severos, una chinela, una paleta, e
inclusive una caña o un látigo (suponiendo que tenga Ud. bastante
control de los instrumentos para hacerlo correctamente, sin lastimar al
sumiso más de lo necesario). La paliza puede, debe ser dolorosa, pero
dentro de los límites.
La
sesión debe ser cuidadosamente medida por el dominante. Conocer al
sumiso ayuda. Pero se debe atender constantemente a las reacciones de su
cuerpo. La experiencia no será buena si ella termina la sesión dormida,
ni tampoco si termina gritando desesperadamente la
palabra de seguridad. Debería
doler, pero el dolor debe ser placentero, un dolor que se pueda
disfrutar, rozando pero jamás pasando el límite. ( Si no sabe de qué
hablo, lea Se puede disfrutar del
dolor?).
Las
caricias entre las ráfagas de golpes le dan tiempo al cuerpo a liberar
endorfinas, que es lo que permite que el sumiso soporte cada vez más
dolor, y le dan tiempo a los nervios a recobrarse, recuperando la
sensibilidad y evitando el adormecimiento que pueden producir los
azotes.
Desde
luego, hay un límite, probablemente cuando todos los receptores de
endorfinas están ocupados, o
cuando el cuerpo no tiene más materia prima para producirlas. El límite
varía también por muchas otras razones. No asuma que porque ella
disfrutó la última vez una azotaina severa con la vara, no va hoy a
alcanzar el límite con la chinela, o aún con la mano. Sea cuidadoso y
perceptivo.
Donde pegar?
Hay
también áreas que son más placenteras, como se muestra en las
ilustraciones, pero desde luego, cada uno tiene sus propias
preferencias.
Pegue mayormente en el área
sensual,
la mas placentera. Evite pegar repetidamente en el
mismo lugar, porque el dolor aumenta muy rápidamente. Pegue con algún
esquema, por ejemplo arriba, en el medio y debajo de un lado, y luego lo
mismo del otro, así la castigada puede anticipar donde va a pegar y
prepararse. Dependiendo del sumiso, a veces una azotaina larga, cada vez
más fuerte, predecible y rítmica tiene un efecto casi hipnótico, que
le hace alcanzar la extagonía, el
éxtasis
que surge de la agonía.
Pruebe también
períodos
de ritmo con “sorpresas” (un golpe
faltante, una serie rápida en el mismo sitio, un golpe en los muslos o
entre las nalgas), pero sin abusar.
Lo que se intenta con una azotaina sensual es darle una intoxicación de
endorfinas, llevarla a ese lugar, el sub-espacio (el espacio del
sumiso), donde
uno es uno con el universo, en paz y lejos del dolor y
las preocupaciones. Ese lugar no es fácil de alcanzar, necesita
confianza, habilidad y práctica, pero se puede hacer que lo alcance. Y
nunca lo olvidará.
Tal vez hasta alcance un orgasmo en el camino.
La
azotaina sexual, en cambio, debe ser excitante para los dos. No toque sólo
sus nalgas y muslos, toque los genitales, el ano, haga cosquillas en el interior
de los muslos, hágala retorcerse sobre sus piernas para que
frote sus genitales, alterne juegos sexuales con la azotaina.
Usando
Instrumentos
Si
su mano empieza a doler (me encanta el ardor caliente de mi mano después
de un rato de dar nalgadas) o si su sumisa necesita una experiencia más
severa, se pueden utilizar instrumentos, pero bajo los mismos
lineamientos.
Al
final de cada serie debería estar pegando lo bastante fuerte para que a
ella le duela, pero no tanto como para que la experiencia se convierta
en castigo. Y desde luego, también se necesita tocar y acariciar. Si
hace falta doblarla sobre una silla o ponerla en cualquier otra posición,
trate de mantener tanto contacto físico como sea posible, sujetándola
con una mano en la parte baja de la espalda, o sosteniendo sus manos atrás,
para ayudarla a no moverse y para mantenerse en contacto.
Después
Como
se termina? Desde luego, no le voy a explicar como terminar una azotaína
sexual. Ud. ya lo sabe, o mintió acerca de su edad.
Unas
nalgadas sensuales deberían terminar suavemente. Una azotaína es una
experiencia muy exigente para el sumiso, desde el punto de vista físico
y emocional. Los azotes deben ir disminuyendo hasta terminar en
caricias. Si estaba usando un instrumento, vuelva a la mano. Dependiendo
de las preferencias del sumiso, déjelo descansar en su propio mundo,
tal vez sólo sosteniendo su mano, o abrácela y bésela, demostrándole
que la ama y que le importa. Un masaje con aceite para bebés es erótico
y le calmará
un poco el ardor de los azotes.
Espero que estos consejos
hagan sus escenas más placenteras, y tal vez ambos puedan decir conmigo
“amo este juego”.