"We don´t see things as they are, we see things as we are.

No vemos las cosas como son, las vemos como somos."

Anais Nin

Imagen de Cobb

 

Camino despacio, tengo mucho tiempo delante de mí, observo con desdén a los transeúntes que envueltos en su propia prisa se mueven ajenos a su entorno y a los que los rodean, de pronto la voz de una pequeñita me saca de mis pensamientos y me trae de vuelta al mundo de los vivos: "¿Me compra una rosa monito?", pregunta con esa vocecita que apenas distingo entre el barullo de los carros y los bares, la miro y de forma inconsciente le sonrío, no lo siento nena, hoy no, y de nuevo ella me insiste: "para la novia monito" y esboza una gran sonrisa que deja ver que hace poco se le cayó uno de los dientes; tal vez sea eso pero me convence, o.k. dame una, y me extiende la flor envuelta en es plástico barato con manchitas blancas. Le doy un billete de dos mil y me voy, sé que la rosa vale menos pero no me importa sé que a ella le hace más falta el dinero que a mí.

Ahora, flor en mano, prosigo mi viaje, por el camino encuentro muchachos de tantas universidades y carreras que me llegan a fastidiar al cabo de un rato, tomo una calle menos transitada para poder despejar mis sentidos, en ella, bajo la luz de un farol pálido una pareja se devora a besos, el jean de él está casi en sus rodillas y ella está recostada contra un murito. Parece que hacen el amor, o al menos creo que están teniendo sexo, me refugio en la sombra de un árbol y me dedico a observarlos, no es que me considere un voyerista, bueno sí, pero en este caso es diferente; el hecho que lo estén haciendo en la calle me excita tanto como a ellos. Sé que el sexo no es para mí como era antes, pero he aprendido a disfrutarlo de otra forma, el observar se ha convertido en mi portal hacia un tipo de placer que ya no puedo disfrutar.

Los contemplo por no sé cuanto tiempo, hasta que me percato que de la rosa no queda casi nada en mi mano, es entonces cuando una de las dueñas de casa del sector los ve por la ventana y sale a hacer escándalo, se visten de afán, riéndose de forma nerviosa para luego salir corriendo hacia la noche en medio de los gritos de "descarados" y un coro de perros ladrándoles.

Al igual que ellos sonrío y emprendo de nuevo mi camino en dirección contraria a la que tomaron, por el camino vuelvo a encontrar los tumultos de jovencitos pero en su mayoría deambulan ebrios, escojo un grupo al azar, de los que caminan más gracioso, los sigo desde lejos esperando el momento en el que me les pueda acercar. Ascienden hacia los cerros por un callejón, supongo que tienen ganas de orinar, esta es mi oportunidad. Uno se quedó un poco atrás de los otros recostado contra un árbol, hay algo raro, no sé algo falta aquí, me acerco dispuesto a deleitarme con su esencia cuando de repente él da vuelta hacia mí, sus ojos brillan de una forma que solo creí posible en los vampiros, sus manos han crecido, debería temerme pero soy yo quien empieza a sentir miedo hacia él, no se que pasa pero mejor no me quedo a averiguarlo. Intento huir por en medio de las sombras pero siento como soy izado por una de mis piernas y lanzado por el aire en dirección de l monte que empieza más arriba. Recibo de pleno el golpe contra el asfalto en mi rostro, siento como la quijada se me rompe por el impacto al igual que un par de costillas, entre la sangre que brota de mi rostro hay pedazos de césped y tierra. Intentaría erguirme pero el dolor y la sorpresa me han bloqueado por completo así que desde mi humillante posición en el suelo observo como ese borracho se ha transformado en una "bestia", una especie de animal mezclado con algo de humano, es enorme, y juro por dios que intimidante. Gracioso pero por vez primera desde que morí empiezo a orar, al mismo dios que me ha permitido acabar con la vida de tantos en estos años, ojalá a mí si me escuche.

Empieza a acercarse a mí, sus amigos no los veo por ninguna parte, estúpidamente decido fingirme el muerto, escuché alguna vez que los osos no atacan a los que creen muertos, no creo que me sirva ahora pero es lo único que se me ocurre. Cuando está a mi lado me da un puntapié tan fuerte que las costillas que me quedaban enteras se hacen añicos y mezclado con un aullido de dolor escupo parte de mis ensangrentadas entrañas. De la patada me levanto casi un metro y es entonces que me doy cuenta que el -monstruo- me ha sujetado del cuello de la camisa y se agacha a mi lado para susurrarme al oído: Los cerros y las afueras nos pertenecen, no lo olvides maldita aberración, Gaia no tolerará su presencia fuera de la podredumbre de asfalto. Y me lanzó como si fuera un juguete por el callejón hacia abajo. Y aquí estoy, desde hace casi una hora esperando que sane lo suficiente como para poder levantarme y huir; y les aseguro que lo que soy yo no volveré a poner un pie a menos de un kilómetro de uno de esos malditos cerros.

¿Alguien que viva en este sector nos podria ayudar a definirlo dentro del WoD?, sería muy fácil hablar de una zona de la ciudad basándose en esterotipos pero la idea no es esa.

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