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Notas relacionadas

 

 

 

 

 

 

1.VENIR A LA LLAMADA

Los utensilios que debemos utilizar para este ejercicio son: un collar de cadena estrangulador y una correa de cuero de 6m.
La duración ha de ser de diez minutos y el tiempo estimado es de cinco días. Para que nuestro perro se acostumbre a acudir de inmediato a nuestro lado siempre que lo llamemos procederemos de la siguiente forma:
Colocamos en lugar de la correa normal de adiestramiento que usamos en los demás ejercicios una correa larga de aproximadamente seis metros y lanzamos un objeto a cierta distancia, dentro del alcance de ésta. Provocaremos al perro para que vaya a buscarlo y una vez que lo esté olfateando lo llamaremos por su nombre seguido de la voz de mando "AQUÍ", mientras vamos trayéndolo con pequeños tirones de la correa. Cuando lo tengamos cerca lo acariciaremos felicitándolo con las palabras muy bien, muy bien.
Después de ensayar cinco o seis veces el perro ya habrá asociado la palabra de mando con la acción a realizar. La siguiente vez llamaremos al perro acompañando la voz de mando con un chasquido de dedos que, en lo sucesivo sustituirá la voz de mando.
Finalmente perfeccionaremos el ejercicio soltando al perro y combinando el chasquido con un silbido, silbato, pito etc.para asegurarnos que el perro acudirá a nuestra llamada si el sonido del chasquido se hace imperceptible. Será el momento de ensayar aumentando las distancias.
Podría ocurrir que nuestro amigo se desentendiese de nuestra llamada y desobedeciera nuestra orden, en ese caso lo peor que podemos hacer es correr detrás de él o gritarle perdiendo los nervios. Lo mejor es andar en sentido contrario haciendo que lo abandonamos. Pronto intentará alcanzarnos. Cuando observemos que ha iniciado nuestra persecución nos pararemos haciéndole frente y, con el silbido, le iremos acercando para felicitarlo una vez que esté junto a nosotros.

2. ANDAR JUNTO AL DUEÑO

Ataremos al perro con una correa regulable, de dos metros de longitud, y paulatinamente le enseñaremos a andar junto a nosotros sea cual sea el ritmo o la dirección del paso.
La posición de partida es siempre la misma: a la izquierda. El perro, pues, está sujeto lo más corto posible y a la izquierda de su amo. Nos situaremos de forma que a la izquierda del perro haya un muro o pared que seguiremos para impedir que el animal se aleje. En el caso de que quiera hacerlo presionaremos su cuerpo con la rodilla contra la pared sin detener la marcha. Seguramente, por muy dócil que sea nuestro perro, intentará adelantarnos o retroceder. En estos casos actuaremos de la siguiente forma:
* Si se adelanta colocaremos nuestro pie derecho en la ingle, cruzándolo por detrás de nuestra pierna izquierda, con el fin de trabar su paso.
* Si se atrasa, efectuaremos un simple tirón sobre la correa, hasta conseguir que su morro venga a la misma altura de nuestras rodillas.
No debemos obligar al perro mediante tirones, gritos o enfados. Se necesita paciencia, cariño y "tozudez". Si el perro intuye que tiene posibilidades de eludir la orden lo intentará siempre. La voz de mando ha de ser una sola. La palabra "FUSS", que aplicaremos en este caso, será dicha al principio del ejercicio y sólo una vez, ya que no debemos acostumbrar al animal a obedecer a la segunda o tercera voz.
El perro debe saber que cuando empieza el ejercicio está sometido a obedecer hasta que acaben las órdenes y consiga su recompensa. Una buena medida es atar al can con la correa sólo durante el ejercicio para que relacione la correa con la obediencia. Las clases no durarán más de media hora. Una buena distribución es media hora por la mañana y media por la tarde. Luego podrá jugar, saltar...
Se aconseja que la recompensa no sea siempre una golosina (carne, galletas), pues no puede existir un perro en forma si come a todas horas. Con algún juguete y demostrarle nuestro cariño le basta y le sobra para su entrega total.

3.ORDEN DE SENTARSE

Una vez habituado nuestro can a seguirnos, le enseñaremos a sentarse. El método más conocido era el de presionar con la mano el lomo del animal hasta que se éste se sentase. Existe un método más efectivo pero requiere cierta práctica. Situando al perro a nuestra izquierda, como es habitual, proceremos (igual que hicimos cuando le enseñamos "fuss") a presionar la grupa del animal con el pie derecho, de forma que éste no sabe qué es lo que ha producido la presión, ya que no ve, como en el método anterior, nuestra mano. Esta presión irá acompañada de la palabra "SITZ".
Una vez se haya sentado nos alejaremos obligándole a quedarse quieto y sentado. Seguramente intentará levantarse, así es que necesitaremos grandes dosis de paciencia. No hay que desilusionarse si el primer día no responde, seguramente el segundo, cuando haya olvidado las presiones del primer momento de clase, nos dará la sorpresa de obedecer.
Con el tiempo el animal se acostumbrará al ejercicio y podremos alejarnos cada vez más hasta darle la espalda.

4.ORDEN DE ECHARSE

Si queremos enseñar a nuestro amigo a echarse, la palabra que utilizaremos es "PLATZ". Para este ejercicio, una vez colocado el perro a nuestra izquierda, pasaremos la correa por delante de nuestro pie izquierdo, y a la voz de "platz" presionaremos con el pie sobre ella hasta obligarle a que se eche. No hay que hacerlo violentamente, pues el ejercicio consiste en mantener la cabeza ergida y las patas paralelas, no en aplastar en el suelo el cuerpo y la cabeza. Si intenta levantar el trasero presionaremos con la mano en el lomo sin violencia, siempre tranquilizándolo. Recordemos que no debemos felicitarlo en posición echado si hace bien el ejercicio, pues tenderá a levantarse buscando la mano que le acaricia. Cuando haya efectuado la orden le diremos que se siente y entonces lo premiaremos.
Una vez echado debemos enseñarle a permanecer quieto, por lo tanto nos alejaremos "tranquilamente" dándole la espalda. Digo "tranquilamente" porque la fina percepción canina capta el nerviosismo o la inseguridad de su amo y no obedece de la misma forma. Es aconsejable contar con la ayuda de uno o dos amigos para que, una vez dada la orden de echarse, pasen por su lado haciendo ruido y moviendo objetos. El perro tiene que hacer caso omiso de ellos.

5.EJERCICIO DE ALTO

Utilizaremos un collar estrangulador y una correa de adiestramiento para enseñar a nuestro can este ejercicio. La duración será de diez minutos y el tiempo estimado para su aprendizaje de cinco días.
El perro en marcha a nuestro lado debe saber pararse cuando lo hacemos nosotros, pero ya por disciplina, sin orden de ninguna clase. Sin embargo ¿qué ocurre si se lanza en persecución de alguien y queremos pararlo?
Para enseñarlo procederemos de la siguiente forma:
Le ponemos su collar y correa de adiestramiento y nos dirigimos a un lugar tranquilo, preferiblemente al aire libre y empezamos con los ejercicios que ya domina a la perfección:marchar al lado, pararse, sitz,etc. y después de haber practicado dos o tres veces iniciamos nuestra marcha con el perro en posición de junto atado a la correa. Haremos alto y le mandaremos sitz, nos situamos delante de él y lo llamamos con la voz de aquí, para, tan pronto como el perro se dispone a venir a nuestro encuentro ordenarle "ALTO" o "STOP" al tiempo que avanzamos nuestra palma de la mano abierta rápidamente. Esto provocará en nuestro alumno la reacción de quedarse inmóvil, lo que hay que aprovechar para felicitarlo.
Progresivamente se irán aumentando la distancia entre perro y adiestrador dejándolo unas veces sentado y otras de pie, al tiempo que se disminuirá el tono de voz en cada sesión hasta eliminarla por completo y provocando la reacción del animal solamente con la señal de alto.Aprovecharemos los altos para ejercitar la obediencia básica a distancia: sentarse, echarse,etc.
Pero ¿qué ocurre si el perro marcha delante y no puede ver nuestra señal? Ahora entra en juego el empleo de la correa de adiestramiento. Arrojamos delante de él, a poca distancia un objeto que él conozca. Cuando vaya a por él le ordenaremos "AlTO" o "STOP", si no obedece la correa de adiestramiento le obligará a cumplir la orden porque tan pronto como se acabe el recorrido de ésta nuestro amigo se verá obligado a parar recibiendo un gran tirón hacia atrás. Unas cuantas sesiones serán suficientes para el aprendizaje de este ejercicio.

6.EJERCICIO DE EN PIE

Para enseñar este ejercicio utilizaremos el collar de cadena estrangulador y la correa de adiestramiento.
La duración es de 30 minutos y el tiempo estimado para su aprendizaje es de tres días.
Iniciaremos la clase con el perro en posición de sitz, tomamos la correa junto al mosquetón del collar y ordenamos "EN PIE", a la vez que pasando nuestra pierna derecha por detrás de la izquierda buscamos la zona de la barriga del perro comprendida entre sus patas delanteras y traseras. Nuestro pie funciona como una especie de elevador que haremos funcionar cuando demos la orden. De esta forma la actuación sería la siguiente: decimos "EN PIE" mientras damos un tirón hacia arriba de la correa y levantamos con nuestro pie la barriga del perro que inevitablemente tendrá que levantarse. Ensayamos unas cuantas veces.
Para enseñarle a ponerse en pie a distancia nos situaremos delante de él con el extremo de la correa en nuestra mano izquierda. Mientras ordenamos "EN PIE" levantamos nuestra mano con su palma hacia arriba y le hacemos el ademán de arriba. En cada repetición vamos disminuyendo el tono de nuestra voz de forma que llegará un momento en que asociará el gesto de nuestra mano con la acción de levantarse.
Finalmente ensayaremos todos los ejercicios que ha ido aprendiendo pero nunca en el mismo orden pues los aprendería mecánicamente y lo que se pretende es crear el hábito incondicional de obedecer en cualquier momento lo que se le manda.

7.SALTAR A LA ORDEN

Este ejercicio no es, obviamente, para enseñar al perro a saltar porque evidentemente sabe hacerlo. Se pretende acostumbrarle a saltar a la orden.
Comenzaremos con alturas pequeñas. Atado el perro a la correa y situado a nuestra izquierda, empezaremos una pequeña carrera y al llegar al obstáculo saltaremos emitiendo la palabra "HOP". El can forzosamente saltará también. Repetiremos el ejercicio varias veces.
Cuando veamos que haya asimilado la orden, repetiremos el ejercicio con la correa suelta y obligándolo a saltar sin nosostros. Si no obedece nos situaremos detrás de la valla llamándolo y tirándole de la correa. Una vez haya saltado le recompensaremos no con golosinas sino dando algunos saltos pr el campo o con su juguete favorito.

8."APORT"

El "apport" es un ejercicio que consiste en llevar en la boca un objeto determinado y traerlo al dueño. Este ejercicio es más complejo de lo que realmente se cree y tendremos más facilidad con un can que haya sido acostumbrado a llevar objetos entre los dientes que con uno que no lo haya hecho jamás.
En primer lugar tendremos que encontrar un material que le guste al perro. Generalmente este material ideal es la madera. También les gusta el cuero y el plástico pero tienen la gran desventaja de que el perro puede masticarlos fácilmente, defecto que debemos evitar pues el objeto tiene que llegar intacto a las manos del dueño.
Lanzaremos el objeto frente a nosotros a una distancia de un par de metros. Con el perro atado nos dirigiremos hacia el objeto, se lo enseñaremos y le invitaremos a que lo coja con la boca. Si rechaza el objeto, fingiremos que es un nuevo juego y se lo pondremos en la boca con caricias y palabras cariñosas. El can debe asimilar el objeto como un juguete suyo, por lo que dejaremos que se familiarice con él y juegue con él sin dejarle que lo mordisquee o lo tire al suelo. Sólamente tendrá que llevarlo sintiéndose orgulloso del ejercicio.
No acepte tampoco que el objeto sea depositado en el suelo, el perro debe entregarlo en la mano cuando usted lo requiera. El ejercicio final debe ser extremadamente preciso: se lanza el objeto, el perro en posición sentada y tranquilo espera la orden de ir a recogerlo, lo recoge del suelo y vuelve por el camino más corto hacia su dueño. Se sienta delante de éste con el apport en la boca, y a la orden lo entrega fácilmente. Una vez entregada la pieza de madera, el perro irá a sentarse a la izquierda del amo, listo para repetir el ejercicio si hace falta.

9.LADRAR A LA ORDEN

Para enseñar este ejercicio necesitaremos un collar estrangulador y una correa de adiestramiento. La duración aproximada es de diez minutos y el tiempo estipulado para su aprendizaje es de cuatro días.
No vamos a enseñar a nuestro perro a ladrar, lo que sí vamos a enseñarle es a canalizar ese ladrido de forma que se emita en determinados momentos cuando sea necesario.
Llevaremos a nuestro perro a un lugar tranquilo y allí lo ataremos a un árbol o a cualquier otro objeto que resista bien los tirones del animal.Cuando hayamos terminado nos situaremos delante de él y,levantando el dedo índice, con la mano cerrada, le ordenaremos "LADRE","LADRE", moviendo el dedo como si estuviéramos reprendiéndolo. Por supuesto el animal se quedará callado porque no sabrá que significa este nuevo término ni el gesto. Entonces nos alejaremos de él, querrá seguirnos pero la correa se lo impedirá lo que provocará que empiece a ladrar insistentemente. En ese momento nos damos la vuelta y acercándonos a él lo felicitaremos: "muy bien, LADRE", "muy bien,LADRE" sin olvidar levantar el dedo de la forma que dijimos anteriormente. La correcta ejecución del ejercicio se conseguirá si el perro realiza el ejercicio sólo con hacer el gesto.
Cuando ya sabe nuestro perro ladrar cuando se lo ordenemos, procuramemos acostumbrarlo a hacerlo ante cualquier bulto sospechoso. Pondremos un paraguas abierto, que constituye un elemento extraño para él y le ordenaremos que ladre. Acto seguido cerraremos el paraguas. Nuestro amigo asociará la idea de que si ladra ante lo que le extraña o sorprende, en seguida desaparece. Practicaremos varias veces con diferentes objetos. Al final habremos conseguido que el perro, al detectar lo más insignificante prorrumpa en ladridos que nos pondrán alerta ante cualquier posible peligro.

10.ATAQUE

El consejo más difundido por todos los expertos, con respecto al ataque, es que hay que ponerse en manos de profesionales pues un mal adiestramiento puede desiquilibrar facilmente a nuestro perro.
Lo primero que tiene que aprender el perro es a morder el saco. Lo agitaremos para llamarle la atención, si no muestra ningún interés sería aconsejable traer, a las sesiones de entrenamiento, a otro perro ya entrenado, no podemos ni imaginarnos el mimetismo que existe entre ellos y cómo el más joven aprende del adulto.

Lo alemanes, que son doctos en la psicología canina, suelen llevar sus cachorros de seis o siete meses a las sesiones de entrenamiento de los adultos porque saben que, aun siendo tan jóvenes, cuando los adiestren recordarán estas experiencias visuales, lo que facilitará la asimilación de ejercicios básicos.
Otro problema que puede surgir es que el perro muerda el saco con los dientes de delante (esta mordida se denomina "en pinza") y lo suelte rápidamente. La solución está en colocar el trapo lo más profundamente en la boca del perro y tirar suavemente. Cuando el perro oponga resistencia tiraremos de él con movimientos más amplios hasta que el animal le tome gusto a retener el trapo. Cada vez que suelte le diremos "NO" e intentaremos en cada mordida que lo haga con los molares.

Una vez que sepa morder el saco comenzaremos con el ejercicio. Al principio la duración será de cinco minutos de mordida. Debemos tener cuidado con aquellos perros de dentadura joven, mal asegurada o mal formada, porque necesitarán más tiempo ya que les duele la boca.

Nuestro perro ya está listo para atacar. Daremos el yute a alguien desconocido del perro que deberá mover el trapo llamando su atención. Es el momento de infundirle valor y animarle a ladrar para que se enfrente a esa persona amenazante. Cada vez que el perro pretenda morder, le ordenaremos "FASS" al mismo tiempo que el hombre de ataque retrocederá fingiendo temor. Cada vez que el perro muerda el trapo, el atacante deberá entregárselo como signo de derrota. El perro desarrollará una fuerte seguridad en sí mismo. Lo que queda es alejarlo cada vez más del atacante. Será ahora el perro quien busque el brazo con el trapo e incluso, más adelante aprenderá a perseguirle y a encontrarle cuando se esconda.  

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Cuando el rottweiler deja de ser negocio

Lic. Claudio C. Pena (Argentina)

 

Criar y educar un perro, y en particular, un Rottweiler, no es tarea sencilla. Siempre que uno se proponga hacerlo con seriedad.

Existe una especie de explosión demográfica de esta raza en la Argentina que augura muchos problemas para estos perros, ya que no existen controles adecuados de calidad. Este tipo de vigilancia será en buena parte una utopía, hasta que el Rottweiler deje de «ser negocio». Será tal vez en ese momento el comienzo de una cria selectiva y rigurosa, ya que los oportunistas estarán pensando en otros mercados, y las dificultades que se enfrentan para mantener con vida una camada durante las primeras semanas de vida desalentarán la especulación con fines exclusivamente económicos. Pero para eso aún falta bastante.

Estamos en un momento que promete una pronta saturación del mercado de Rottweiler, con decenas de crías semanales. Falta aún la etapa de la difusión de los problemas resultantes de esas crías indiscriminadas, es decir, la etapa de los titulares en la prensa y las víctimas de feroces ataques. La gente se atemorizará, correrán cientos de mitos, como sucedió con el Dobermann, el Dogo Argentino, el Boxer o el mismo Ovejero Alemán, todos con su momento de apogeo y crecimiento demográfico explosivo: que pierden el olfato, que les crece el cerebro y se le aprieta contra el cráneo, que desconocen a sus dueños, etc. Luego, el cálculo es sencillo, habrá muchos perros y pocos compradores dispuestos a llevarse una «bestia salvaje» a su casa, y entonces, tal vez, pueda empezarse una cría en serio.

Lo que implica no sólo criadores responsables, sino propietarios responsables y conscientes de la enorme capacidad de estos perros, y los requerimientos indispensables para una buena crianza y educación. Se sabe que no hay vacunas contra la idiotez, por lo que el Rottweiler no es un perro para cualquiera. Lo mismo sucede con otras razas de carácter fuerte y gran poderío. Buena parte de lo que decimos bien puede ocurrir, por ejemplo, con los Mastines Napolitanos, sólo que en menor escala, debido a su menor número de ejemplares en nuestro país. Y así como incide el número de ejemplares en las estadísticas de mordidas (se dice que en la Argentina los más mordedores vienen siendo los Ovejeros Alemanes, y en Estados Unidos, los Labradores, que son las razas más numerosas en cada caso) es predictible que el mayor número de propietarios incluya mayor cantidad de personas sin condiciones para manejar un Rottweiler, con lo que el cóctel que anunciamos tiene ingredientes claros: un perro duro de carácter en manos de un bobo, y ¡¡a prepararse para el show de víctimas!!.

Ya a esta altura son cada vez más frecuentes las consultas que recibimos vía Internet, respecto de Rottweiler que resultan «inmanejables» tanto a los 5 meses como a los 2 años. Lamentablemente, aunque no sea «culpa» del perro, será él el que pague las consecuencias. Existen algunos países en los que se comienzan a aplicar legislaciones restrictivas tanto sobre la cría como sobre la tenencia de Rottweiler, Dogos Argentinos, Am. Pit Bull Terrier, etc., lo cual bien puede ser otro tipo de oportunismo: el de los políticos que saben que el miedo también es una fuente de votos, tanto como la simpatía. Y adoptan el método más rápido y menos complicado de ganarse adhesiones: aumentar el temor y proponer una «mano dura» con los supuestos causantes, sobre la base de estadísticas preparadas para la ocasión.

No queremos decir que es parecido a lo que sucede a comienzos de este 1999 con los inmigrantes. Sino que es un método bastante utilizado en muchas partes del mundo. Tal vez, en nuestro caso, no falten tampoco los intentos de políticos transformados en «nuevos cinófilos especialistas» provistos de todo un kit de soluciones por la vía de la restricción y la censura.

La «solución definitiva» sólo puede acarrear tristes consecuencias, particularmente si es declamada por alguien que cree en la uniformidad sobre la base de la reglamentación. Sabemos lo que significaron esos términos en boca del nazismo. Creemos en la «solución consensuada» la cual nunca será definitiva ni absoluta. Sólo la sumatoria, de uno en uno, de aquellos que no esquivan la pérdida económica, porque saben que es tan efímera como la ganancia; que no huyen de las dificultades, porque creen que son un buen motivo para esforzarse en hacer las cosas mejor; que entienden que el esfuerzo por hacer las cosas mejor es, si se quiere, tan irracional como el afán económico y sólo se apoya en un «porque sí», «porque quiero» o «porque se me antoja» lo cual no deja de ser un buen motivo, un buen veneno.

Sabemos que existen varios criadores que saben que la meta de «lo mejor» es inalcanzable o imposible, y precísamente por eso perseveran en esa senda, sin intención de dar codazos al que va al lado, sino aprendiendo y compartiendo lo aprendido. Viejos y nuevos criadores, porque la antigüedad es sólo un argumento en favor de los escasos de ideas y de los que piensan que han llegado vaya a saberse a qué pedestal o prebenda que temen perder. Migajas, sobras, en la mesa del verdadero poder, tratadas como si fuesen el plato principal. Hablamos de cría de perros, ¿qué poder puede hallarse en eso? ¿Cuánto dinero? ¿Hay alguien que piense que puede llegar donde Macri, o Bill Gates, criando perros? Da risa, ¿no es cierto?. O lástima.

En algunos casos se llenan la boca hablando de los criadores alemanes y la ADRK, pero no siempre crian o criaron con ejemplares plaqueados, ni con bocas correctas, ni esperaron 24 o 30 meses para servir a sus perras... Hay también los que después de algunos años, no muchos, y algunas crías, no muchas tampoco, ya creen saber más que los mismos alemanes que crían desde hace varias décadas. Y no sólo de cría y de genética dónde piensan que le pueden enseñar a Mendel sin conocerlo, sino de adiestramiento, aunque después se vean las consecuencias de un entrenamiento sin juego, sin cariño. Perros temerosos, autómatas, máquinas de morder cimentados en el temor. Al fin y al cabo, usan la estrategia del miedo como los políticos que mencionamos antes. Incapaces de argumentar o de asimilar el fundamento etológico de cualquier adiestramiento. Necios oportunistas que también montan un kiosquito alrededor del Rottweiler y se la pasan hablando de aquellos principios sobre los que defecan diariamente. Perros atosigados de anabólicos, cachorros comprados sin papeles a los que les donan los de alguno suyo. Suman mentiras y resentimiento para hablar de aquellos a quienes envidian. Ayer criaban o adiestraban Ovejeros Alemanes, hoy Rottweiler, mañana algún otro que se les presente como redituable. En definitiva, no aman a los perros, sino al dinero.

Son esos que siempre tejen escenas de confabulación de las que son víctimas, para justificar su descarga de odio producto de esa envidia basada en no soportar las mínimas diferencias. Juegan entonces el papel de mártires, pero cuando tienen la posibilidad de ejercer algún tipo de autoridad, ni se les ocurre pensarse como teniendo algo que aprender o enseñar, cosas que siempre vienen juntas, sino que habiendo salvado su cabeza en tantas confabulaciones imaginarias, se disponen prontamente a cortar otras. Ya decía Ciorán que un tirano es un mártir al que no se le cortó la cabeza a tiempo, desnudando el sentimiento de omnipotencia de ambos.

Como en cualquier orden de la vida, la cría de perros, tiene todo tipo de razas y de especímenes humanos. En el caso del Rottweiler no hay excepción y la estadística indica fácilmente que a mayor cantidad de crías, mayor cantidad de especímenes humanos. Para contrarrestar las lacras, no proponemos ninguna "solución final". Ni siquiera proponemos nada a nadie.

Confiamos en que el tiempo, el mercado, y la inteligencia y perseverancia de los criadores serios, harán lo suyo en el decantamiento. Sin salir a cortar ninguna cabeza. Como contrapartida, los consumidores, los que buscan perros de raza para sus casas y sus familias, también harán su aprendizaje y de a poco irán descartando lo malo.

Es una cuestión de proporciones y de tiempo. No hay raza perfecta. Ni avance tecnológico que erradique la mezquindad y la estupidez humanas. Sin embargo con criadores como Colella, Messina, Warcalde, Bono y algunos pocos más, vamos a seguir juntándonos, asado mediante, a conversar sobre cría, Rottweiler, Ovejeros y adiestramiento, y a admirar los perros propios y de otros. Aunque no simpaticemos con sus dueños. Y la vida seguirá su curso, como siempre sucede.

 

MI QUERIDO ADOLESCENTE - Por Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros (*)

(Ver artículos precedentes de esta misma serie)

Nuestro buen Truco ha comenzado a cambiar la boca de cachorro por la definitiva, sus conductas lúdicas y de exploración son cada vez más intensas, el miedo a lo desconocido hace que sus cerdas dorsales se ericen con frecuencia ante una situación novedosa, y su carácter ya es más que un boceto. ¡Está entrando en su periodo juvenil, es todo un adolescente!.

Todos los humanos que hemos pasado este periodo, lo recordamos como un desastre en cuanto a sentimientos, problemas familiares, cambios morfológicos y aparición de amores no correspondidos. Además, los hombres, en ese periodo echamos la barba, peleamos con los amigos en un lícito intento de competición y nos enfrentamos al sistema legalmente constituido. Las mujeres menos afectadas por la Testosterona y más por la Progesterona, realizan los primeros intentos fallidos de selección sexual, muestran menos impulsos que los hombres de abandonar el territorio y discuten más con sus madres para tratar de subir en el escalafón familiar.

Nuestros padres, en esa época, se ven en la obligación de enderezar al "arbolito joven" para evitar que se tuerza y son capaces de darnos el cachete que no nos habían suministrado hasta la fecha. Realmente, nuestra biología de mamífero es la responsable de casi todo el desastre. ¿Por qué no iba a pasar lo mismo con nuestro cachorro de perro?.

Jugando a cazar
El primer instinto que licitará nuestro perro con más intensidad, será el de la caza. Es lógico si pensamos que depende de ella para obtener recurso, resolver la supervivencia y elevar su tasa de aptitud. Caeríamos en un grave error si pensamos que podemos enseñarle algo en esa materia y pasaría lo mismo si opináramos que, porque sabe hacerlo, no es necesario que se la estimulemos. No olvidemos que es un depredador y que necesita para desarrollar su capacidad psicofísica, aumentar su habilidad venatoria instintiva.

Para ese menester debemos utilizar un trapo de gamuza, una piel de conejo enrollada o un mordedor tierno. Su boca está muy débil como para que le demos tirones y nuestro proceder debe consistir en arrastrar el trapo por el suelo atado a una cuerda y simular que "la presa" está viva. Digo que lo haga por el suelo porque nuestro Truco desciende de cazadores de herbívoros y no de pájaros. Cuando note que está suficientemente motivado, deje que "mate " a la presa y se la lleve ganando, de esta forma, una pequeña batalla que elevará su autoestima de predador. Es muy importante el que, después de este juego, el trapo desaparezca hasta la sesión siguiente. Si realizamos con corrección y a diario este juego, tendremos mucho ganado a la hora de adiestrar a nuestro amigo.

Modelando el instinto de supervivencia
Si ya come en armonía con los demás miembros de la "manada", caza y respeta las jerarquías, juega y se "codea" con el Superalfa, es el momento de enseñarle a evitar la depredación. En libertad, esta evitación consistiría en medir sus fuerzas antes de entrar en combate, resolver en poco tiempo, si vale la pena enfrentarse o retirarse, desarrollar toda su capacidad de comunicación agonística (1) y finalmente, en correr más que el depredador si decide que este es más fuerte que él. ¿Realmente puedo creer que estoy en condiciones de enseñar todo eso a mi cachorro?. ¡Ni falta que hace!. Todo eso se lo deben explicar los "especialistas", es decir, sus compañeros adultos.

He visto a muchas personas que se reúnen para pasear y dar juego a sus perros, evitar el contacto de sus cachorros con otros perros adultos por miedo a que los primeros, sufran una lesión. Excepto algunos individuos especialmente peligrosos o "manipulados", no hay perro adulto capaz de atacar en serio a un cachorro y, mucho menos, de llegar hasta el acto final de agresión.

La parafernalia de revolcones, gruñidos y carreras no es más que una lección de socialización interespecífica beneficiosa para el aprendizaje del que, en su día, será un Alfa pero que hoy no es más que un adolescente pretencioso.
Recomiendo rotundamente, el socializar a nuestro cachorro con otros perros adultos de cualquier sexo.

Descubriendo el mundo
Hay quien mantiene la tesis de que un cachorro no debe abandonar el territorio familiar hasta que haya completado el periodo vacunal. Si extrapolamos esa creencia al ser humano, resultaría que los niños, que no acaban esta fase hasta los doce años, no deberían salir a la calle y, mucho menos, ir al colegio o guardería. Yo pienso que, si el calendario de vacunas es el correcto, nuestro cachorro no estará expuesto mas que nuestros propios hijos al contagio de enfermedades.

Debemos enseñar nuestro mundo al buen Truco. Con cuatro meses debe saber cual es el entorno del territorio exterior y acostumbrarse a oler humos de gasolina, asfalto y cualquier agresivo químico. Debe adaptarse al caminar "caprichoso" de los humanos que casi nunca utilizan la línea recta en sus desplazamientos. Los pequeños depredadores humanos tratarán de acariciarlo o lisiarlo, las solícitas hembras adultas le hablarán en tono alto y timbre agudo y los machos viejos le suministrarán una patada si estorban en su camino. Todas esas pruebas, en compañía de su Alfa, son tremendamente beneficiosas para su adaptación al medio.

Los bondadosos dueños serán el escudo de estas "agresiones", un escudo que no podrá detenerlas pero si amortiguarlas. Piense el amable lector que su perro tampoco desea vivir en una urna. Necesita desarrollar su
aprendizaje súbito (2) y para eso, nada mejor que recibir información mas o menos molesta, de cualquier agente de interacción.

Trate de que su perro, en esta edad, se acostumbre definitivamente a ver en el niño un elemento neutro, a no tenerle miedo, a retirarse delante de él sin perder su autoestima jerárquica, a evadirlo cuando los juegos humanos se conviertan en cacerías violentas, a no ver en él un competidor territorial ni de recurso y, sobre todo, a considerarlo como un pequeño Alfa sin desarrollar. Estas lecciones de convivencia interespecífica solo pueden ser impartidas por un profesor especialista, el niño, cualquier niño.

Los cachorros humanos son más habilidosos que los adultos en el arte de inventar juegos y desastres, su capacidad cognitiva es más alta que la del perro, su resistencia física hace que los estímulos lúdicos se prolonguen el tiempo que sea necesario y, como no, su respuesta a la falta de subordinación, es más rápida y contundente que la de sus padres.

Nuestra única tarea en esta relación es ejercer de árbitros. Nuestra presencia es fundamental y necesaria a la hora de "cortar" el partido impidiendo la lesión de uno de los jugadores y, sobre todo, para decidir el momento de retirar a los equipos impidiendo el desgaste excesivo o la saturación de los contrincantes.

Hace cuatro años observaba el entrenamiento de un perro de raza Pastor Belga (Malinois) para competir en el Campeonato del Mundo en la disciplina Mondioring. En la fase de defensa, el perro mordía a los figurantes que se aproximaban al dueño. Al ser dos los agresores, el animal debía decidir a cual atacaba y a cual soltaba para volver a morder, según la distancia que los separaba de su guía. El animal ladraba, mordía y sobre todo, segregaba tanta Adrenalina que casi se podía oler desde donde yo me encontraba. Su estado de excitación era tan alto que le costaba trabajo "oír" a su dueño. En este punto y, en medio del campo de batalla, apareció un niño de tres años armado con un palo de mas envergadura que él. Sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, le propinó al buen perro tal estacazo que partió el palo en dos sobre sus lomos. Después, lo increpó mientras se retiraba indignado hacia su padre que era uno de los figurantes.
 

No hubo por parte del perro, ninguna reacción de defensa hacia el agresivo cachorro humano. El magnífico ejemplar solo realizó una conducta de agresividad redirigida (3), es decir, se comió literalmente el palo antes de volver a entrar en defensa con los figurantes.

Yo no sabía si se trataba de algo preparado o espontáneo y, cuando pedí que me lo explicaran, el padre del airado cachorro, más asustado que su hijo, me comentó que no era la primera vez que el espontáneo defensor se escapaba y se metía en estos peligrosos trances. Mientras felicitaba al dueño del perro y al padre del niño, me explicaron que ese animal se dejaría tullir a garrotazos por cualquier niño. Su única reacción sería la huida o, en el peor de los casos, la que realizó sometido a la acción de la Adrenalina: una conducta redirigida.

¿Tengo que recordarte la jerarquía?
Si hemos actuado hasta ahora, con cabeza y paciencia, nuestro animal sabrá exactamente cual es su sitio en el escalafón de la manada. Si por el contrario, nuestra conducta hacia él ha sido tibia o despreocupada, podemos encontrarnos un grave problema alrededor de los cinco meses de vida del cachorro. Por término medio, la fase de jerarquización se va fijando entre los cinco y seis meses a tenor de la raza, del individuo, del sexo y del entorno.

En especímenes muy dominantes (sobre todo machos), mal jerarquizados y/o con dueños pusilánimes, se puede presentar la
agresividad competitiva (4). En estos casos y, de forma imprevisible, el cachorro lanzará al dueño una comunicación agonística muy bien diseñada para que no quepa duda de que su intención es probar sus fuerzas con el, hasta ahora, líder.

La intensidad de la comunicación puede ir desde un ligero gruñido hasta una demostración de colmillos. Si se ignora en ese momento, la siguiente será de más intensidad y así continuará hasta que hayamos perdido el control sobre el perro. Por lo tanto, hay que cortarla de raíz y a la primera. Desgraciadamente, esto es un combate en serio con nuestro buen Truco. Yo no puedo pronunciarme sobre el armamento que debemos utilizar pero debo decir que debe ser el adecuado para producir un efecto de derrota total. Hace diez años pasé un mal rato con uno de mis perros cuando él tenía seis meses. Desde entonces, Roco es el Alfa de la manada canina de mi territorio pero, el Superalfa, su dueño y su amigo, soy yo. Fueron dos minutos malos y diez años de alegría.

Descubriendo su sexualidad
Un buen día nuestro cachorro, macho o hembra, se nos "engancha" a la pierna y comienza a realizar su paripé sexual. ¡No pasa nada, está sano!. Solo hay que convencerlo para que busque pareja entre los de su especie y no entre los de la nuestra. Un ligero empujón con la rodilla y un ¡Quita! es suficiente para enseñárselo en pocas repeticiones. Por el contrario, no debemos regañarle si lo intenta con otro perro ..¡Ya se encargará él de contárselo! Y lo va a hacer como lo hacían con nosotros en nuestra adolescencia, con una bofetada o con una aceptación. ¿Quién sabe?.

Lo peor de la aceptación es el ridículo que correrá el buen Romeo en sus primeros lances de amor. No se preocupe, todos hemos pasado ese mal periodo obteniendo sanas experiencias. Las hembras alcanzarán su madurez con la primera menstruación o celo (entre los 7 y los 10 meses) y los machos, sobre el año. En esta época, nuestro Don Juan Tenorio nos meterá en otros problemas pero, si ha llegado hasta aquí y en buenas condiciones psicofísicas, debemos felicitarnos. En libertad, solo el 20% de los individuos, según Darwin, llegan a la fase de reproducción y son capaces de dejar copias genéticas.

(1) - Las comunicaciones agonísticas son un conjunto de señales especialmente diseñadas para indicar la intención de lucha o defensa. Las más frecuentes son:
Erizamiento de las cerdas dorsales.
Ladrido ronco o gruñido.
Flexión de las extremidades.
Posiciones de la cola.

(2) - El aprendizaje súbito tiene lugar cuando un perro es capaz de resolver un problema sin recurrir al método de ensayo y error es decir, es capaz de emplear información obtenida en un contexto, para resolver un problema surgido en un contexto diferente. Los adiestradores utilizan, para este concepto, la palabra "Resolución".

(3) - La agresividad redirigida se produce cuando el animal lanza su agresividad contra otra persona, animal o cosa en vez de hacerlo hacia lo que le produce esa agresividad. Así, un perro es capaz de morder un palo con el que ha sido golpeado por su dueño ya que no "puede" atacar a su Jefe.

(4) - Esta clase de agresividad aparece cuando el perro disputa recurso o escalafón con el humano u otro congénere. Es muy normal en perros dominantes y va unida a la acción de la Testosterona.
 

Ver primer artículo de esta serie: La Etología y nuestro perro
Ver segundo artículo de esta serie: ¡Me voy a comprar un perro!
Ver tercer artículo de esta serie: Criando a mi perro

El Lic. Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros es Asesor y Terapeuta en Comportamiento Animal (Título propio de la Universidad de Granada - España); Estudió Etología en la Facultad de Ciencias (Universidad de Granada - España); es Presidente de AEPE (Asociación para el Estudio del perro y su Entorno); Jefe del Departamento de Etología aplicada al perro. Co-autor del libro HUTA (Texto oficial de la Escuela Andaluza de Comportamiento y Adiestramiento Canino).

Enlaces relacionados:
AEPE - Asociación para el Estudio del perro y su Entorno

 

¡Me voy a comprar un Perro! - Por Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros (*)

Aún cuando en este artículo solo toque las primeras etapas vitales de nuestro perro, pienso que será el más complejo en su exposición ya que, los cuatro principales meses, en la vida del animal, son estos primeros que pasará con usted.

Debemos tener en cuenta que cada perro tiene un papel a desarrollar en la convivencia con su dueño. Así, el que va a ser utilizado como guarda personal, defensa o trabajo deportivo debe ser "modelado" con otros parámetros que los del animal de compañía pero, dado que la mayoría de estos simpáticos cachorros van a caer en manos de familias normales sin excesivas pretensiones de especialización, detallaré el método más lógico - científico en la cría de nuestro amigo y que no se oponga en absoluto al destino que, en su día, queramos darle. Quiero decir que, esta crianza, es la deseada como base para cualquier especialización futura.

El primer y principal trabajo consiste en enseñarle a nuestro cachorrito cual es su territorio y su puesto en el escalafón familiar. Él necesita, como nosotros, un rinconcito de privacidad propio dentro de todo el territorio de la "manada". Cuando entre en casa, enséñele cual es el sitio donde debe dormir, comer y ponerse a salvo de los niños propios y ajenos, esconderse de las visitas y eliminar el estrés que, cualquier perro-bebé, necesita con elevada frecuencia. Tenga en cuenta asimismo, que ese será su sitio hasta que cambiemos de casa y no trate, por falta de planificación, de cambiárselo caprichosamente.

Su puesto en la jerarquía familiar tratarán de enseñárselo los humanos más pequeños sin que usted deba impedírselo. Quizás la única precaución que deba tomar es prevenir que los "profesores" atenten contra la integridad física del perrito, dejándolo lisiado, en el propio afán de su magisterio. No solo es aceptable que los niños jueguen con el cachorro, hasta cansarlo, sino que lo preconizo.

La evidencia clínica enunciada por el etólogo español Xavier Manteca, muestra que, perros que no han tenido contacto con niños en los primeros meses de vida, son responsables en el futuro de conductas agresivas hacia ellos. Piense el lector que un niño es un cachorro humano y, por más que nos declaremos amantes del perro, su integridad es objetivo fundamental en el otorgamiento de nuestros cuidados parentales y que, cualquier atisbo de agresividad del cachorro hacia un menor, debe ser erradicado con contundencia.
 

En la vida del perro distinguimos varios periodos o etapas vitales:

Periodo neonatal.
Periodo de transición.
Periodo de socialización o crítico.
Etapa juvenil.
Periodo de madurez.

Si el perrito nos ha sido vendido por un buen criador estará en el de transición o en el de socialización, y su carácter habrá sido modelado por él y por la perra. En este tiempo no debemos tratar de adiestrarlo ni enseñarle nada que requiera esfuerzo ya que es como un bebé, al que no se le puede exigir que resuelva ecuaciones. Insisto en que solo debemos educarlo en la jerarquía y el territorio. Si el perro crece, sin tener claros estos conceptos, será un animal inestable y potencialmente peligroso.

Aparte de la inestimable colaboración de los infantiles profesores aficionados, nosotros, sus dueños adultos, trataremos de estimular su gregarismo y enseñarle su sitio y forma de actuación en nuestra familia.

A la hora de comer
El perro siempre debe comer en el mismo sitio y a la misma hora mientras dura su crianza. Jamás se le debe dar ningún alimento fuera de su escudilla o mientras comemos nosotros, ya que esta sería la mejor forma de hacerlo un maleducado pedigüeño. La regularidad en la hora viene impuesta por su respuesta fisiológica. El perrito tiende a defecar pasados diez o veinte minutos de su comida. Sabiendo esto, no tenemos más que llevarlo, a esa hora, al sitio donde queremos que defeque de ahora en adelante. Cuando lo haga, alábelo siempre con las mismas palabras y en el mismo tono. ¡Muy bien! o ¡Bravo!.

Mientras se le suministra el alimento, los miembros de la familia y concretamente los niños, deben acariciarlo y jugar a quitarle la comida para posteriormente, devolvérsela. Con esto conseguiremos dos objetivos. El primero es aumentar la voracidad del animal incidiendo en su capacidad de alimentación per se (1) evitando uno de los problemas molestos para el dueño que ve inapetente a su perro adulto. El segundo es demostrar al cachorro que él se alimentará cuando nosotros queramos y no cuando le apetezca. Esta práctica de otorgamiento de recurso es una de las bases de la jerarquización temprana al igual que el suministro controlado del agua.

Algunos cachorros de tres o cuatro meses y de carácter excesivamente dominante, tienden a gruñir cuando tratamos de retirarle la comida. En ese caso, se le retira con más brusquedad a la vez que le golpeamos ligeramente en el hocico. Solo se le dejará comer cuando acepte este juego, incluso con los niños. Tenga en cuenta que, a esta edad el cachorro tiene muy poca capacidad de agresión y casi ninguna de provocar una lesión.

Cuando acepte de buen grado esta jerarquización, lo dejaremos comer a la vez que lo acariciamos y lo premiamos con la voz. Los niños, si los hay, deben estar siempre presentes en estas manipulaciones e intervenir como actores principales de la comedia.

Enseñándole la negación
El cachorrito aprende con facilidad a detectar el estado anímico de su dueño pero es necesario, enseñarle una palabra que él asocie a nuestro descontento. Esa palabra es. ¡NO!. Hay que dársela en un tono mas elevado que la de ¡Muy bien! y si pensamos que no la asocia con rapidez, la acompañaremos de un ligero golpe en el hocico (siempre con la mano).

Cuando crezca y, si le regañamos siempre por las mismas cosas y castigamos por los mismos desastres, conseguiremos que el perro entienda el bien y el mal sin tenérselo que explicar todos los días y de forma más contundente.

¿No puedo adiestrarlo en ninguna orden?
Bajo ningún concepto debemos enseñarle habilidad alguna hasta que aya completado su madurez psicofísica. Eso no quiere decir que no lo estemos educando constantemente en sus órdenes básicas como son el conocimiento de su nombre, la llamada y la sugerencia de que se retire a su sitio y no moleste.
 

Enseñándole su nombre
Debemos nombrar a nuestro perro con una palabra seca, sonora, corta y en las que aparezcan, a ser posible, las consonantes K, R, T y las vocales A, O. Diversos experimentos demuestran que una palabra onomatopéyicamente correcta, facilita enormemente la capacidad de comprensión y adaptación al lenguaje humano del perro. Uno de mis perros, Roco, ha llegado a entender cerca de cien vocablos (en diez años) pero he tenido que enseñarle, por ejemplo, que los pájaros de mi aviario se llaman KIKOS y la leña que él debe aportar a la chimenea son TRONCOS. Si le digo "Troncos a los kikos" comenzará a llevar leña al aviario hasta que lo felicite y libere de la orden. Esto parece cosa de brujas pero, realmente, es un condicionamiento básico, aunque mantenido durante diez años.

Supongamos que hemos decidido que nuestro protagonista se llame, de ahora en adelante, TRUCO. Vamos a enseñarle a que venga y contacte con nosotros cada vez que emitamos ese sonido.

Llamando a "Truco"
Para enseñar a nuestro cachorro a que venga cuando nosotros querramos, debemos utilizar el Condicionamiento Operante, es decir, vamos a hacer una adquisición de hábito basada un poco en la paciencia y un mucho en la Ciencia. Llamaremos al perro con voz suave y jovial (nunca lo llame para castigarlo), acompañaremos la voz de ¡Truco! con unas palmadas mientras nos inclinamos hacia él y esperaremos a que "se le ocurra" venir.

Cuando esté a nuestro lado lo acariciaremos efusivamente e incluso, le daremos una pequeña porción de golosina. Para este trabajo necesitamos que el animal tenga hambre y que la golosina sea lo suficientemente pequeña para que no se sature su instinto de alimentación. Se sorprenderá de lo rápido que aprende a venir y de lo "listo" que es el alumno.

Supongamos que ya viene cada vez que lo llama pero que no toma contacto con usted, es decir, no llega a tocarlo sino que se mantiene medio metro alejado de su pantalón. Dejaremos de acariciar y acercaremos la golosina a nuestra ropa hasta que el hambre y la necesidad de caricias lo venzan y toque nuestra pierna. Inmediatamente le suministraremos su premio y le diremos: ¡Truco, muy bien!. Pocas repeticiones bastan para que lo entienda.

Insisto en que nunca llame al perro para castigarlo porque destrozaríamos, para siempre, el trabajo. Si hace una faena y, al llamarlo viene, debemos premiar su acción y olvidar la fechoría. Por otra parte, si decide castigarlo, no lo llame, vaya hacia donde está él y regáñelo con el ¡NO!.

¡No molestes, vete a tu sitio!
Si desde que llegó a casa él tiene una manta, transportín, rincón o cualquier "pequeño territorio" donde se sienta a cobijo de calamidades, coma, duerma y se tranquilice, observará que la conducta de "retirarse" la ejecuta con espontaneidad. Solo tiene que inventar una palabra como ¡SITIO! y hacérsela llegar mientras él se retira. Cuándo se eche en su rincón, alábelo con ¡Muy bien, SITIO!. No se preocupe del tiempo que tarde en aprenderlo ya que usted está grabando en su "disco duro" palabras imborrables a lo largo de su vida.

En el siguiente artículo veremos la segunda fase de la educación de su cachorrito cuando este se acerca a su adolescencia. Mientras tanto no se canse de jugar con él y sobre todo, no impida que cualquier niño se le acerque e incluso lo toque y juegue aunque no sea de su familia.


(
1) Los perros, como todos los animales gregarios, se alimentan per se y por actividad de alimentación.
La primera forma implica hambre y necesidad de recurso. La practica el animal que tiene una necesidad imperiosa de consumir alimento para cubrir sus necesidades biológicas.
La actividad de alimentación consiste en alimentarse porque ve hacerlo a los demás miembros del grupo aunque su necesidad de alimentación no sea perentoria. Suele ser una terapia adecuada el hacer comer a un perro inapetente junto a varios compañeros hambrientos de tal forma que, estos estimulen a comer al primero, con su amenaza de consumir su ración al acabar la suya.


Ver primer artículo de esta serie: La Etología y nuestro perro
Ver segundo artículo de esta serie: ¡Me voy a comprar un perro!

El Lic. Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros es Asesor y Terapeuta en Comportamiento Animal (Título propio de la Universidad de Granada - España); Estudió Etología en la Facultad de Ciencias (Universidad de Granada - España); es Presidente de AEPE (Asociación para el Estudio del perro y su Entorno); Jefe del Departamento de Etología aplicada al perro. Co-autor del libro HUTA (Texto oficial de la Escuela Andaluza de Comportamiento y Adiestramiento Canino).

Enlaces relacionados:
AEPE - Asociación para el Estudio del perro y su Entorno

 

¡Me voy a comprar un Perro! II- Por Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros

Es posible, amable lector, que cuando acabe de leer este artículo y, si ya ha disfrutado o disfruta de la compañía de un perro, piense que se equivocó en casi todo, cuando decidió adquirirlo. No se preocupe, yo pienso igual después de haber enterrado muchos de estos amigos y lo que es peor, creo que siempre seguiré equivocándome. En España, hay un viejo refrán que dice: mal de muchos, consuelo de tontos. Sin menospreciar, en absoluto, su capacidad intelectual ni la mía, pienso que si a los humanos nos cuesta trabajo elegir a nuestra propia pareja... ¿Cómo no nos vamos a equivocar con nuestro perro?.

El problema es que antes de casarnos, intentamos conocer a nuestra futura "costilla" mediante el noviazgo y, aún así, muchas veces erramos. Para adquirir un perro, que será nuestro amigo durante varios años, nos fiamos del compañero, familiar, pajarero o peor aún, leemos toda una enciclopedia canina y llegamos a la conclusión de que todos los perros son buenos.

A usted, que ya tiene uno, debo decirle que
no hay perro viejo para educar sino cachorro al que destrozar, y al que esté pensando en adquirirlo, le diré que lea el artículo sin complejos, ya que pertenece a una especie tan evolucionada que siempre será admirado por su futuro amigo.

¿Por qué quiere un perro?
o dicho de otra forma, ¿para qué lo quiere?. En el artículo anterior decía que, también los humanos estamos sujetos a la Selección natural y el perro nos ayuda muchas veces a elevar nuestra aptitud sobre todo, en las funciones de supervivencia.
¡Yo soy muy gregario y necesito compañía!. ¡Cómprese un perro como el Boxer!. Si vive en un espacio de 60 metros cuadrados, tampoco le sirve esa raza sino otra que, a la vez de gregaria, no estorbe en su casa.
¡Tengo un problema de seguridad!. ¡No trate de solucionarlo con un amable Retriever!. Para su problema quizás un buen Pastor Alemán sea la solución adecuada.
¡Soy minusválido o convivo con ellos!. El Retriever del caso anterior sí es adecuado en esta ocasión.
¡Tengo poco carácter y no sé si me podré imponer a mi perro!. No adquiera un perro poco neoténico (1) como el Husky o Malamute.
¡Mi hogar está lleno de niños!. No se la juegue con un perro de raza tribal o expansiva que necesite competir por el liderazgo.

Condicionamientos vitales como los descritos hay muchísimos, pero también las razas que se comercializan cuentan entre ellas, con la adecuada al suyo. Siempre existirá el perro que usted necesita sea de raza pura o cruce.

Cuando preconizamos el adquirir un
pura raza no lo hacemos por elitismo o desprecio a los cruces. El factor importante que aporta el espécimen puro es que su conducta está más estandarizada y la posibilidad de que se comporte como sus patrones filogenéticos mandan, es muy superior a la del mestizo.

Otro de los factores importantes en el que debo hacer hincapié es el de nuestra formación cara a la educación y/o adiestramiento de nuestro amigo así como nuestra forma física, edad e incluso, sexo. Debemos ser conscientes de que nuestro perro, sea de la raza que fuere, está buscando en nosotros el líder o Humano Superalfa que le asegure su supervivencia y reproducción y, para demostrarle lo preparados que estamos para ser su señor feudal, debemos establecer un modelo jerárquico adecuado

a su raza y carácter individual. Tengan en cuenta que es muy difícil "engañar" a un perro. Si queremos hacernos pasar por lo que no somos, nuestra conducta será detectada de inmediato por él y clasificada como deshonesta. Somos capaces de impresionar a un humano con una comunicación de farol pero nunca a un perro. ¡Ellos son maestros en señales interespecíficas!.
 

Es muy normal en mi consulta la queja de muchos dueños relativa a que su perro se va con cualquiera. El único problema aquí, es que ese perro no tiene dueño o simplemente, lo está buscando en otra persona. Casi siempre son ellos los que eligen dueño pero. ¿Cómo lo hacen?. Buscan entre la familia, al humano más dominante para que les ampare en su "feudo" y, aunque quieran a todos los componentes, el respeto absoluto lo mostrarán hacia el líder de la manada humana. Los machos presentan esta conducta de necesidad de líder con mucha más intensidad que las hembras. ¿Por qué?. Simplemente porque el macho es más competitivo y territorial que la hembra.

La siguiente pregunta obligada es:
¿Que hace que un individuo, de cualquier especie, sea dominante?. Muchos etólogos, como Wilson, Yasukawa, Arcesse, Hoberton, Cristol y Piper, trabajaron duramente en la determinación del status individual hasta que Ketterson lanzó en 1979 los resultados: el factor más importante es el tamaño, seguido de la edad, la familiaridad con la zona, el sexo y el nivel de Testosterona en sangre.

No nos extrañemos, por tanto, si nuestro perro elige como dueño y señor al humano macho más corpulento, adulto y con mayor nivel plasmático de Testosterona. No quiere decir esto que no quieran y admiren a los demás miembros familiares. En mi caso y entre mis perros machos, la situación es algo así como la relación:

Mamá, comida y cariño.
Niños, juego y diversión.
Papá, trabajo y respeto.

Parece que al estereotipar al humano dueño caemos en una corriente machista. Realmente es así, pero no olvide el lector que su perro no entiende de modas ni filosofías humanas. La Testosterona, como saben, es una hormona muy unida a las conductas competitivas, agresivas y de dominancia social humana. Ellos respetan a quién la contiene y casi siempre le temen cuando la reacción previsible es de alta intensidad.

Cuando generalizo, no excluyo en absoluto a magníficas adiestradoras de corta edad, cuerpo ligero y poca Testosterona, sino que expongo conceptos etológicos que, aunque se opongan a nuestras creencias, están presentes en los patrones de conducta de la especie canina.

Otro práctica importante, a la hora de adquirir un perro, es hacer una introspección de nuestra forma de vida.
¿Me gusta el campo?...¿Tengo poco o mucho tiempo para dedicar a mi perro?....¿Estoy dispuesto a sacrificar ese tiempo en su beneficio?. Piense el lector que una equivocación, a la hora de elegir raza o individuo, puede ser una fuente de conflictos que se prolongará durante toda la vida de nuestro amigo. Por el contrario, una decisión correcta nos reportará muchos años de convivencia feliz entre ambas especies.

¿Dónde lo busco?. Mi consejo es que lo haga en criaderos serios, donde pueda ver y juzgar el carácter y la morfología de los progenitores, sus pedigríes, sus cartillas de trabajo o cualquier dato que contribuya a conseguir un ejemplar sano de cuerpo y espíritu. Si puede, hágase acompañar por un veterinario y por un especialista en conducta. Estoy seguro de que, entre todos, elegirán al espécimen correcto.

¿Con qué edad lo compro?. La edad perfecta para separar a un cachorrito de su madre, ronda los tres meses y medio y depende, en mayor medida de que haya superado el Imprinting y periodo de socialización(2). A esa edad ya veremos un retrato de su futuro carácter y un boceto de su morfología. Piense que un perro, aunque sea feo, si su carácter es bueno será un excelente compañero, pero si es guapo y con una tara psíquica tendremos en él una fuente de conflictos.

Si el perro nace en casa podremos estimular su desarrollo psicofísico mediante el estudio de sus periodos vitales y de las manipulaciones adecuadas. Es muy gratificante ver crecer en armonía un cachorrito hijo de nuestra perra. Podremos actuar sobre él como si de un hijo se tratara, aumentaremos sus condiciones intelectuales, nivel de instintos y patrones ontogénicos de conducta. Por su parte, él no entenderá otra clase de vida que la que usted le enseña.

En el siguiente artículo, veremos como desarrollamos este programa que empieza en el periodo neonatal y acaba cuando nuestro perro no necesita más que mirar nuestra cara para saber lo que queremos de él.

Ahora pregunto yo:
¿Está usted dispuesto?. Si es así... ¡Vamos a criarlo!.

1 La Neotenia es un retraso en el desarrollo psicomorfológico de una raza que hace que sus individuos mantengan caracteres juveniles en la edad adulta del animal. Está en relación directa al periodo de domesticación de esa raza. Así, un Pastor alemán seguirá siendo un cachorro juguetón hasta que muera mientras un ejemplar de razas nórdicas, se asemejará más al lobo en sus comportamientos.

2 El Imprinting o Impronta es la primera y más duradera forma de aprendizaje. Hace que un animal se identifique como miembro de una especie. El periodo crítico o sensible se produce entre las ocho y doce semanas de vida.

Don Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros es Asesor y Terapeuta en Comportamiento Animal (Título propio de la Universidad de Granada - España); Estudió Etología en la Facultad de Ciencias (Universidad de Granada - España); es Presidente de AEPE (Asociación para el Estudio del perro y su Entorno); Jefe del Departamento de Etología aplicada al perro. Co-autor del libro HUTA (Texto oficial de la Escuela Andaluza de Comportamiento y Adiestramiento Canino).

Enlaces relacionados:
AEPE - Asociación para el Estudio del perro y su Entorno
Centro para el Estudio Integral del Comportamiento Animal - Univ. de Indiana (inglés)

 

El Adiestramiento con "Clicker" Por Benigno Paz Ramos

Para muchos un método nuevo, el adiestramiento con Clicker tiene más de 40 años de éxitos adiestrando desde delfines hasta... ¡llamas!

En España comenzamos a oír hablar del adiestramiento con el clicker. Pero ¿qué es eso? El clicker en sí es una simple cajita con una lámina metálica en su interior, así de sencillo. Pero desde otra perspectiva, el clicker es una potente herramienta de adiestramiento.
 

El adiestramiento con el clicker se basa en la aplicación de los principios del condicionamiento instrumental utilizando un sonido (el que realiza el clicker esa simple cajita con una lámina metálica en su interior que al apretar y soltar hace un sonido característico). La particularidad de esta técnica de adiestramiento está precisamente en la introducción del sonido, el clicker, que es el reforzador secundario, inicialmente asociado con un reforzador primario (algo que motiva al perro) y posteriormente se utiliza el sonido del clicker para hacerle saber al perro que el comportamiento que ha realizado es el que deseamos. La ventaja de la utilización del clicker sobre la voz es que nos permite indicarle al perro el instante preciso que deseamos premiar (hace que el "timing" de presentación del premio sea perfecto) con lo cual se acelera el aprendizaje al mantener una comunicación fluida entre el adiestrador y el perro.
La aplicación de esta técnica de adiestramiento resulta muy intuitiva y muy divertida para perro y amo.

Las sesiones de adiestramiento se hacen cortas y divertidas, es todo un juego súper interesante para ambos donde ya no se utiliza la fuerza o los tirones de la correa para indicarle al perro lo que deseamos que haga, por lo que se reducen los niveles de ansiedad, estrés o temor por parte de nuestro alumno.
 

Los principios del adiestramiento con el clicker comenzaron aplicándose en EEUU a principios de los sesenta, inicialmente se aplico en le adiestramiento de los delfines (utilizando el silbato ¿Te suena?), fue la puesta en práctica de los trabajos en el laboratorio del Prof. Skinner, el trabajo de campo lo realizaron Bob Bailey, Marian Breland y Karen Pryor. En los últimos quince años se ha comenzado a aplicar esta técnica de adiestramiento en todo tipo de animales domésticos, perros, gatos, caballos, llamas, etc., tanto en EEUU como en Gran Bretaña.

El adiestramiento con el clicker se está utilizando con excelentes resultados en todos los aspectos del adiestramiento, perros para minusválidos, perros para sordos, detección de drogas, perros para anuncios y películas, pero también y sobre todo con los perros de compañía.

Para mí esta técnica nos recuerda la importancia de seleccionar el instante preciso para premiar a nuestro alumno y nos remarca la importancia de trabajar en positivo (evitando el castigo) para conseguir la colaboración de nuestro perro y mantener su motivación. Esto sin duda resulta de gran valor tanto para los aficionados como los profesionales del mundo del adiestramiento.

Se utiliza el clicker porque realiza un sonido peculiar que muy probablemente nuestro animal de compañía no ha oído anteriormente, y esto nos permite realizar la asociación del clicker con el reforzador positivo (algo que nuestro perro desea, juego, caricias, comida, etc.), además es algo que utilizaremos específicamente para comunicarnos con el perro (a diferencia de la palabra, o el silbato).

Lo realmente interesante es lo que hacemos con el clicker, cuando lo hacemos sonar y las asociaciones que establecemos con él.
Es fundamental establecer la asociación entre el sonido y los reforzadores positivos. Utilizaremos el sonido del clicker para hacerle saber al perro que lo que estaba haciendo en el PRECISO INSTANTE en que sonó el clicker es lo que estamos premiándose.

Como vemos no se trata de que el perro hace algo, esperamos cinco minutos y luego hacemos el sonido para permitirle que recoja su premio. ¿Qué sentido tendría esto? Es curioso ver como en el adiestramiento tradicional tenemos muy claro que hay que corregir al perro en el instante en que está haciendo el comportamiento (olisquear, tirar excesivamente de la correa, etc.) y no segundos, por supuesto no minutos más tarde, porque el perro no es capaz de relacionar la corrección con el comportamiento. Todos de acuerdo en esto ¿No? Lo sorprendente es la facilidad con que nos olvidamos de aplicar el mismo principio básico a la hora de premiar un comportamiento deseado (por lo que no me sorprende encontrarme como muchos adiestradores que están convencidos de que el castigo da mejores resultados).
 

El castigo es una herramienta / técnica con muchísimos efectos colaterales, y hay que utilizarla con mucho tacto o pierde todo su valor. Debemos de recordar que hace mucho tiempo que se ha superado aquello de que "la letra con sangre entra" y el aprendizaje de todos los animales se rige por los mismos principios.
 

Como decía el adiestramiento con el clicker hace posible comunicarle al perro que es lo que deseamos reforzar en el preciso momento en que ejecuta la acción. Tan sencillo y tan elemental como eso.

Otras peculiaridades del adiestramiento con el clicker son:

El perro forma parte activa del adiestramiento ya que ha de ofrecernos el comportamiento para que nosotros podamos premiarlo. Lo que él hace es importante.

Enseñamos al perro utilizando el moldeado por aproximaciones sucesivas.

No introducimos la orden hasta que el perro es capaz de realizar el comportamiento que deseamos.

Los perros siempre nos han demostrado su gran capacidad para adaptarse, podríamos añadir a esto su gran capacidad para aprender, sobrevivir. Muchos perros han conseguido aprender todo tipo de ejercicios pese a la torpeza de sus amos y pese que se hayan aplicado los métodos más inapropiados. Pese a ello han aprendido (en ocasiones los comportamientos no deseados por sus amos, por supuesto). Sin duda todo un alarde de capacidad de adaptación y supervivencia. Pues bien, imaginémonos lo que sería si utilizásemos el método correcto para establecer una comunicación fluida y adiestrar a nuestros perros, si fuésemos capaces de trabajar en positivo. Esto es realmente lo que se propone en el adiestramiento con el clicker.

Benigno Paz Ramos es instructor de movilidad con perros guía, formado en la organización "Guide Dogs for the Blind" (Perros Guía para Ciegos), de Gran Bretaña.

Enlaces Relacionados:
Clicker Training (en inglés)
Guide Dogs for the Blind (en inglés)

KNS Ediciones

 

 

 

 

 

 

 
                                                                        

 

                                                                     anbianucci@ciudad.com.ar   

                                                                    Casilda - Santa Fe - Argentina