Constituimos un pequeño grupo de artistas e intelectuales latinoamericanos a los que les duele una misma herida: nuestra América. Hemos sido educados en la cultura europea —occidental y cristiana, modernista y capitalista, racionalista y etnocéntrica—; con todo, hoy adherimos a un ideario que se aparta significativamente de nuestras fuentes. Sin renegar de ellas, hoy nos esforzamos por hallar nuestra identidad, la que, en principio, sabemos no es europea. En el transcurso de nuestra búsqueda hemos sido sucesivamente dogmáticos, escépticos, críticos y, por último, hermenéuticos.
Con este término no designamos algo que se relacione con el ocultismo, sino más bien con el arte de Hermes: descifrar signos. Estamos convencidos de que en verdad el problema capital de nuestra especie pasa por la interpretación que se hace de la materia que conforma lo que comúnmente llamamos «realidad». Los problemas del hombre son problemas de interpretación. Por tanto, deben ser estudiados y resueltos por medio de un arte hermenéutica.
Es bastante posible que esta última aseveración traiga a la mente de algunos el recuerdo del atomismo lógico, del Círculo de Viena y del inefable Wittgenstein de la primera época. Confesamos que algo le debemos al Círculo de Viena, tanto como a la filosofía analítica en general. Mas no por esto estamos comprometidos con alguna escuela de pensamiento en especial. Nosotros aspiramos a algo más que a conformar un convincente sistema de ideas, que al fin de cuentas sólo sirve para satisfacer el egoísmo de sus creadores y para medrar merced a alguna actividad académica. Nosotros aspiramos a trabajar por la recuperación de la capacidad simbólica de los hombres desde y para nuestra América.
Los símbolos, que operan a modo de contraseñas que nos dan acceso a la realidad, son las únicas herramientas que poseemos los seres humanos para vivir como tales. La crisis que hoy padecemos se origina en la paulatina pérdida de esa capacidad simbólica. Nuestra civilización está enferma de autismo. Ya no dominamos la ciencia de Hermes y, en consecuencia, el cosmos en que vivíamos se ha trocado en caos primigenio. Aun cuando se preste para tejer argumentaciones erísticas, ya que nosotros utilizamos ese mismo medio para darnos a conocer, creemos que un hombre navegando por la Internet es el más cabal símbolo del autismo cultural que padece la humanidad. La suma de todos los símbolos da como resultado un ente no significante, así como la suma de todos los colores produce el blanco, que ya no es ningún color.
Pero... ¿de qué manera «vivimos» semejante estado de cosas en nuestra América? En un continente tan peculiar, de riquísimas culturas autóctonas, de identidad problemática hasta el desgarramiento, la crisis que sufre la humanidad se siente, se experienta y se piensa de modo diverso y tan conflictivo sin duda como el resto de su problemática. En un continente cuyos pueblos padecen de esquizofrenia cultural, el conflicto adquiere características sui generis.
Nos hemos impuesto una dura tarea: vamos a descifrar signos; mas no unos signos cualesquiera, sino los signos de América. Para ello proponemos una hermenéutica antropológica de raíz americana. A las puertas del tercer milenio de la era cristiana, los seres humanos vivimos una crisis radical, la que nos pone al borde de todo, incluso de nuestra propia extinción. Y América, como periferia, andurrial o suburbio de civilizaciones económicamente más poderosas, sobrelleva esta crisis en condiciones desventajosas. Debido a este carácter subalterno somos la carne de cañón, o la materia prima, para cualquier posible solución que implementen esas otras civilizaciones. Por ende, se hace perentorio comenzar a trabajar en pos de una clarificación de nuestro actual estado: sólo empezando a poner orden en la presente confusión, que por otra parte es propia de toda crisis, podremos aspirar a encontrar soluciones a nuestros problemas. Es por esto que decimos que vamos a descifrar signos, los signos de América. Es por esto que nuestra tarea se viabiliza a través de un heterogéneo grupo llamado Hermes-Nahuel.
No adherimos a ninguna ideología en particular, tampoco pertenecemos a iglesia alguna: somos, elementalmente, americanos en crisis.
Si Usted que lee estas líneas desea colaborar con nosotros, bienvenido sea al Grupo Hermes-Nahuel. Necesitamos de Usted, pues hay mucho por hacer y el tiempo de que disponemos es poco. América ya no espera.