Chocó 7 días

Secciones

 

 

 

Chocó, despreciado por sus propios hijos

Por Barry Robert Rumpf

Nuestros ancestros no podían amar el Chocó porque fueron traídos con engaños o tomados prisioneros en guerras tribales, forzados a la esclavitud, y vendidos al mejor postor en una costa africana.

Marcados como bestias, eran encadenados en oscuras bodegas de pesados barcos, donde se respiraba un hediondo aire con excrementos, vómitos y orines.

Para las mujeres la tortura se agravaba en alta mar, cuando la tripulación las escogía, convirtiendo la mitad del barco en una cama de cordero y la otra mitad en un burdel.

Cada barco traía unos 500 esclavos y morían en la travesía entre cien y 150. En las mañanas se extraían los cadáveres y los moribundos de las bodegas y eran arrojados a los tiburones. Otros esclavos se enloquecían y eran cruelmente asesinados. Y quienes sobrevivían al infernal viaje de tres meses, eran exhibidos y vendidos desnudos en una plaza.

Al llegar a tierra chocoana, nuestros ancestros no la querían por la violenta separación de sus familiares, por el diferente idioma y costumbres de los amos, por la continua violación de sus mujeres. Aunque algunos habían sido reyes o reinas, príncipes o princesas, todo ello fue olvidado al pasar las generaciones, inclusive su idioma, razón por la cual todos hablamos el español.

En las últimas tres décadas nuestros líderes han escogido caminos de opresión para el pueblo, han robado el erario público, impidiendo el progreso del Chocó. Y luego, muchos de estos malos hijos, dejan su tierra para vivir en palacios en el interior del país.

La antorcha de progreso que añoró Manuel Saturio Valencia murió con su fusilamiento. La tenue y titubeante luz de la UTCh declina y se oscurece cuando sus estudiantes vendieron su conciencia el pasado 26 de octubre a los nuevos amos, dejando de lado limpias alternativas como Rosa Lemos.

Gracias a Cristo Jesús aún hay unos chocoanos que amamos esta tierra y buscamos soluciones, como el caso de Julio Ibargüen, a quien le damos la bienvenida a su llegada como gobernador, hombre serio, trabajador, de palabra y preparado para regir el departamento.

Que Jesucristo ayude a Julio Ibargüen, le de entendimiento, sabiduría, salud y vida, le abra puertas y nos ayude en su bondad. Suerte Julio.

© 2003 Chocó 7 días
http://www.choco7dias.vze.com