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 EDITORIAL

Quibdó nos duele

Sin que provengan del despacho del actual alcalde –¿mayor o menor?– de Quibdó, impedido por razones obvias para poner el espejo retrovisor o lanzar juicios de valor críticos sobre la gestión de su antecesor, poco a poco diversas instancias gubernamentales han ido corriendo el velo sobre la realidad fiscal del municipio y sobre la bancarrota a los cuales nos precipitó una obsesión de poder.

Para ser objetivos, el municipio de Quibdó no gozaba de una envidiable situación financiera cuando el hoy ex alcalde Patrocinio Sánchez asumió el cargo. Pero juntamente por ello y para ponerle término, se eligió a una persona hasta entonces al margen de la mezquina política, y diametralmente opuesta al grupo que venía usufructuando la posición desde años inmemoriales, con los fúnebres resultados que muestran a Quibdó como la capital de departamento más atrasada del país.

Pero el remedio que apoyamos esperanzados los quibdoseños en urnas, al parecer resultó peor que la enfermedad, si nos atenemos a los cuestionamientos y reservas que abundan de parte de los órganos de control locales y de los organismos del orden nacional que transfieren recursos para fines específicos.

Al término de su gestión el hoy ex personero de Quibdó Yadir Antonio Torres, lanzó una bomba de profundidad que ha debido poner en conocimiento público con mejor oportunidad. En su informe El Revés de la Administración Pública denuncia que "los 4.358 millones que recibió el municipio de Quibdó por sobretasa a la gasolina en el período 2001-2003, a pesar de la recuperación de la carreras 4, 7 y 24", no se ven reflejados. Y que la administración quitó arbitrariamente el carnet del Sisben a más de dos mil personas sin que exista justificación para la inversión en salud de 3.462 millones en el mismo período, que eran el soporte de la ampliación de cobertura. Y concluye: "La forma como se manejan en el municipio los recursos de destinación específica no guardan correlación con lo que determina la ley".

Para nadie es un secreto que las vías urbanas en la capital muestran como nunca un estado deplorable que las vuelve intransitables para peatones y automotores.

Sin ningún criterio técnico de planeación y de aplicación de recursos se abrieron a discreción grandes cráteres que hace meses ofrecen un panorama insalubre en vías claves y contribuyen a agudizar el caótico tránsito de la población.

No paran las cosas allí. En el sector salud, durante el período 2001-2003, las transferencias del situado fiscal alcanzaron la

suma de 30 mil millones que abarcaban la cofinanciación en el régimen subsidiario y programas especiales en sectores rurales. De ese acápite no se conoce hasta hoy un informe que refleje su debida utilización.

En las recientes sesiones del concejo, los secretarios municipales revelaron –con reticencias– el alcance de la bancarrota y solicitaron facultades para reestructurar deudas. Pero Quibdó sigue con saldo rojo en el ministerio de hacienda, lo que en principio acrece las dificultades para el acceso a nuevos créditos. En este rosario de penas que flagelan a nuestra ciudad, nos encontramos con las graves denuncias que en declaraciones radiales hizo la doctora García, directora de desarrollo del Planeación Nacional: "El municipio de Quibdó no ha sido serio. ¿Qué han hecho en el municipio de Quibdó de septiembre a esta fecha? Nada. No hacen nada. Lo preocupante es la parte administrativa, el manejo de personal. La alcaldía no hizo contratos a los 74 encuestadores que laboraron. El alcalde, muy folclórico, me dijo que aquí se hacían contratos verbales y para en el DNP eso no existe"... "Así 74 contratos se convierten en 340"...

En Planeación Nacional no solo están indignados sino aterrados por la manera irresponsable como se administra un recurso que como el Sisbén beneficia a la comunidad. "Estas irregularidades podrían suspender los desembolsos para Quibdó"... "Parece que se le comenzó a dar un manejo político. Esto coincidió con el período de elecciones y la oficina Sisbén empezó a funcionar desde la alcaldía".

Señalamientos los anteriores hechos con autoridad, libres de toda sospecha.

Porque nos duele Quibdó y todo lo que nuestra ciudad concurra, registramos una vez más con preocupación que los signos de su postración siguen vigentes y de que aún no encontramos al "gran capitán" que, libre de los apetitos del poder, la sirva sin segundas intenciones.

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