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ARMADURA

La culpa no es de los otros

Amilcar Cuesta Torres

Por una razón aun no establecida, los negros chocoanos denominamos 'paisa' a toda persona que tenga un tono de piel más claro que el nuestro; no importa si es bogotano, boyacense o santandereano, para nosotros todos son paisas. Incluso, cuando un hijo nos sale más 'clarito' que los demás lo apodamos paisa.

Así mismo, se nos ha vuelto costumbre culpar a otros del atraso del Chocó y de nuestro malestar ciudadano. Que los paisas vienen, consiguen plata y se van, que la gente le fía al negro pero al paisa le compra de contado, que los paisas ya son dueños de medio Chocó, que ya se atreven hasta a aspirar políticamente. Es cierto, muchos interioranos vienen de paso en aventuras comerciales que no traen ningún beneficio, otros han venido a legalizar dineros obtenidos de manera subrepticia, pero los verdaderos culpables del atraso y de la ruina del Chocó somos nosotros mismos. Hace más de medio siglo nos hemos gobernado soberanamente y a nuestro albedrío hemos escogido a los peores administradores.

El desastre de las calles de Quibdó, el desgreño del Sisbén, la rapiña en las EPQ, la escasez de agua, el reguero de basuras y el resto de problemas sin solución tienen nombre propio. A la casta politiquera que maneja esta tierra la hemos empoderado nosotros los negros de corazón y pigmento. Y es a los beneficiarios de esa casta a quienes debemos enjuiciar.

Culpar a otros de nuestras desgracias es un recurso cobarde, propio de una sociedad terca. Averigüemos más bien cuántos apartamentos tienen los ex gobernadores en otras ciudades, cuánto valen las propiedades de los ex representantes y ex senadores, a cuánto ascienden los bienes de algunos funcionarios públicos.

No señores, la culpa no es de los demás, somos nosotros mismos quienes escogemos a nuestros dirigentes, y una región progresa según la intención de sus líderes. Los paisas no quebraron la fábrica de licores, no manejan la Universidad Tecnológica del Chocó, ni la lotería, ni Dasalud. Muchos comerciantes paisas consiguieron su capital aquí y lo han dejado aquí; paisa era Carlos Mazo, el compositor del más bello Canto al Atrato.

Basta entonces de culpar a los paisas. Esa gente, en la mayoría de los casos, viene aquí a trabajar, a aportar al engrandecimiento de esta tierra; debemos más bien ser hospitalarios y aprender de ellos.

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