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 EDITORIAL

No somos gentes de mala calaña

Las visitas presidenciales al Chocó en los cuatro últimos cuatrenios de Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe Vélez, no han arrojado un saldo positivo para la región en materia de obras de aliento esperadas con resignación por los chocoanos desde siempre. Ricas en promesas y paliativos sí lo han sido. De cuando en vez llega un cheque estatal de unos cuantos cienos de millones de pesos con destino específico para subsanar temporalmente un asunto coyuntural. Pero anexo al cheque viene la reprimenda y la censura que nos expone ante el país como gentes de mala calaña.

Es cierto que en el Chocó existen rateros del erario público, como abundan en todo el territorio nacional, en cuantías infinitamente superiores y con mayor grado de peligrosidad y sofisticación para la defraudación. Pero no está bien que el agua sucia de la corrupción se la arrojen a los chocoanos, ahí si sin discriminación, para señalar un talante concupiscente que está lejos de corresponder a nuestra consustancialidad.

Ahora bien: Con ocasión de la última visita presidencial se destaparon ollas podridas en la administración de las ARS y en el sector salud. Lo de las ARS es tan grave que el gobierno nacional piensa eliminarlas en todo el país y sustituirlas con las cajas de compensación familiar.

La cuestión del sector salud en el Chocó merece capítulo aparte. Desde hace algunos años, desapareció la empresa de licores del departamento.

La Lotería se vino a menos por los mismos manejos fraudulentos que determinaron el marchitamiento de la empresa de licores, y sobre los cuales no queremos detenernos en esta ocasión. La una y la otra están en imposibilidad legal y fiscal de entregarle a la clase política, nombramientos y contratos a granel. So pena de severos juicios y de su postración definitiva en materia económica que significaría su desaparición como empresas estatales.

¿Qué sigue? Dasalud ha sido identificada, por sus recursos, como una fuente subsidiaria para el enriquecimiento personal y la financiación de campañas políticas.

Hoy es el mayor trofeo que puede adjudicarse en el gobierno departamental, para pagar favores electorales.

Ese criterio es el origen de los escándalos que hoy sobresaltan a las gentes de bien en el Chocó.

Dasalud, como también lo vivió la aduana nacional en el pasado, es perseguida como un destino para el enriquecimiento fácil.

Al gobernador del departamento le corresponde mantener un nivel de vigilancia sobre esta entidad, a fin de que no se reproduzcan en lo sucesivo los hechos delincuenciales que hoy son objeto de investigación y, sobre todo, para poner a salvo los recursos sustanciales que precisa el Chocó en materia de salud.

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