El ingeniero escocés John Logie Baird (1926) jamás penso que su invento traería a las futuras generaciones grandes adelantos a nivel científico y social, su invento permitió que la T.V. pasara de una utopía a una realidad y creara objetivos y fines colocados en función del desarrollo de la humanidad y de los pueblos. Su influjo es innegable; la comunicación social, el desarrollo y conocimiento de las culturas, la información y el entretenimiento son unos de los atributos dados a este medio.
Hoy en el umbral del tercer milenio a escasos 19 meses del año 2000, pareciera que el hombre del siglo XXI ha perdido el timón de un medio que surge con fines tan nobles y dignificantes para la sociedad, un medio con una influencia acentuada en todos los niveles culturales actuales y que nos lo han convertido en un monstruo doméstico. Tal vez, John Logie Baird (1926) no pueda contener sus lágrimas al ver el monstruo en el que han convertido los adelantos televisivos, a lo mejor llore al enterarse de los objetivos y fines que ahora persigue la T.V.
Estimado lector ¿sabemos cuál es el objetivo y el fin que persigue la T.V.? ¿Qué medios utiliza para alcanzarlos? Tal vez no, porque con los ojos vendados por la vanidad, el consumismo, la moda, la pornografía, el individualismo, el amarillismo, los antivalores, la cultura de la muerte, etc.; muy difícilmente podemos ver objetivos claros y fines admirables en este medio. Estamos convertidos en marionetas de hombres egoístas que a costa de controlar y manipular conciencias, presentan modelos de conductas insoportables, modos de pensar con valores declinados y formas de concebir una vida al borde de la muerte y el riesgo, que buscan como objetivo: destruir al hombre, sus valores, cultura y su familia por entradas multimillonarias de dólares y colocarse como un poder dentro de una sociedad carente de identidad.
Queremos presentar un panorama real, el que usted vive, y al que usted inconscientemente defiende, queremos quitar la venda de sus ojos no tan solo para que observes la T.V. con sentido crítico, sino para que observes y detectes problemas que en los diversos núcleos familiares son latentes producto de la influencia irresponsable de quienes manejan la T.V. a su antojo.
Los antivalores son un hecho, son reales están ahí, en nuestra casa, a nuestro lado, en nuestras mentes, cada día los defendemos como "buenos e inofensivos" y los hacemos realidad en nuestra vida. Deténte y mirate, mira a tus hijos, tu esposo o esposa, tu familia y pregúntate ¿qué queremos? ¿qué esperamos? ¿de qué hablamos? ¿qué intereses nos mueven? ¿qué valoramos? y luego detecta los problemas.
Quizá te sorprendas al ver que tu niño (a) es uno más de los millones de aquellos que viven enfrascados en un mundo irresponsable, con instintos suicidas, deseosos de venganza, con un autoestima bajo, preparando un noviazgo prematuro que traerá como consecuencia la maternidad y paternidad adolescentes sin bases sólidas y con conceptos erróneos de amor, familia y libertad, donde el aborto se les muestra como única alternativa. Yendo al mundo juvenil (16 a 25 años) quizá te enteres de que tu hijo(a) es uno de los que imitando los modelos televisivos tiene como objetivo de su vida la diversión como una obsesión, asuma la moda como opción, tiene un lenguaje chabacano y un índice cultural muy bajo con valores como el saber, el ser, la moral y las buenas costumbres metidos en el bolsillo y en sus mentes y ante sus ojos droga, violencia y pornografía dirigiéndose a un profundo abismo.
Puede ser que descubras que en tu hogar y en los cercanos al tuyo la infidelidad y el divorcio estén carcomiendo la familia. Quizá seas tu una de esas personas que sufren porque su cónyuge le es infiel y no responde a su vocación de padre y madre, producto de una degeneración de los términos matrimonio y familia producida por la telenovelas, series y matrimonios de artistas donde se presenta el sacramento como un convencionalismo social y no como una opción de vida que exige la fidelidad y el amor mutuo.
Finalmente debes enterarte que lo anteriormente expuesto no es una invención de quien escribe sino una realidad en la que estás sumergido a diario y donde tu eres el protagonista
Dcno. Gerson Adrián
Duque Pérez
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