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   No en vano los ingleses rebautizaron al Estrecho de San Carlos como "el callejón de las bombas". En las horas y los días que siguieron a su desembarco en la costa de la Isla Soledad, sus buques y efectivos puestos en tierra fueron machacados en persistentes ataques de los cazabombarderos de la Fuerza Aérea Argentina. Junto a ellos y tripulando maquinas similares, los pilotos de la Aviación Naval sumaron su aporte. El hundimiento de la HMS "Ardent" fue un caso de típica acción conjunta, según ha podido reconstruirse mucho tiempo después de aquellos combates.

Ambos, junto con el T.F.Marcelo Márquez integraban 1ª sección de la 3a. Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque Que en la tarde del 21 de mayo, bombardeó a la fragata HMS "Ardent". Los tres fueron Derribados  poco después por una PAC de Harrier. Márquez murió en el ataque pero Arca y Phillipi lograron eyectar y se salvaron. E1 primero cayó cerca de Puerto Argentino y fue recogido por helicópteros del Ejército (ver nota sobre “caballería del aire”). En tanto Phillipi, que era el jefe la sección, vino a descender en paracaídas, cerca de Puerto King, donde ganó la costa y días después se reintegró, vía Puerto Argentino, a su unidad.

Izq. a Der.: C.C. Alberto Phillipi y T.N. José César Arca.

   A1 llegar desde Puerto Argentino las informaciones que alertaban sobre un desembarco en San Carlos el Comando de la Aviación Naval ordenó a la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Ataque, con sus aviones A4Q, que atacara allí alas fuerzas británicas.

   Una sección integrada por el capitán de corbeta Alberto Phillipi, el teniente de navío José César Arca y el teniente de fragata Marcelo Márquez despegó desde la Base Aeronaval Río Grande alas 15.15 horas. Cada avión llevaba cuatro bombas de 500 libras provistas de cola retardada tipo "snake eye”', que permitía al avión alejarse de los efectos de la explosión de su propia bomba.

    El método de ataque, único posible por las características y efectividad de las armas de rechazo del enemigo, consistía en una aproximación rasante hacia el blanco, en cuya parte final se perdía inevitablemente el factor sorpresa por la detección radar; el lanzamiento de la bombas se efectuaba en una sola pasada en reguero, espaciadas automáticamente con el uso de un intervalómetro.

Esta foto fue tomada el 1 de mayo de 1982, allí se ven un A4-Q  , matricula 3-A-305 siendo alistado por su dotación de ingenieros, a bordo del portaaviones 25 de Mayo.A partir del 2 de mayo la flota regreso a puerto y estas naves operaron desde Río Gallegos.Nótese la “dedicatoria” en una de las bombas.

   El ataque, que obligaba a pasar indefectiblemente sobre el buque, debía hacerse a una altura tal que permitiera el armado de la espoleta de las bombas luego de su desprendimiento del avión.

   Ninguno de los A4Q estaba provisto de sistema alguno de ayudas electrónicas que permitieran al piloto saber si había sido "iluminado" o detectado por algún radar enemigo. La única información sobre el enemigo en el área de combates só1o podía provenir del avión explorador que estaba orbitando en la boca sur del Estrecho San Carlos, pero lamentablemente la sección del capitán Phillipi no logró comunicarse con é1.

   Cuando estimaron estar a una distancia apropiada, comenzaron el descenso; al salir de una gruesa capa de nubes fueron sorprendidos por la presencia de las primeras islas del archipié1ago. Continuaron acelerando su pérdida de altura hasta !legar casi hasta el nivel de las olas y así en vuelo rasante a más de 800km por hora, casi 14km por minuto, recalaron al sudoeste de la isla Gran Malvina, para buscar contorneando la costa el Estrecho de San Carlos.

   E1 tiempo había empeorado: había apenas 150metros de techo de nubes y la visibilidad se reducía a 1.000 metros por chubascos, 1o que obligaba a cerrar la formación para no perder el contacto entre uno y otro. Los golpes de mar salpicaban los parabrisas, dificultando la visión. Si una fragata o destructor británico estaba en el canal, no había ninguna duda que avistaría anticipadamente a la formación y le dispararía sus  misiles mucho antes que los aviones pudieran tener noción de su presencia.

Otro A4-Q siendo reabastecido sobre la cubierta del portaaviones 25 de mayo, matricula 3-A-314, esta aeronave fue piloteada por el Teniente de Fragata Marcelo Gustavo Márquez muerto en Malvinas durante el ataque a la Fragata "HMS Ardent". Una réplica de esta aeronave se encuentra en la entrada del Aeroclub de Batán , Mar del Plata ,del cual era miembro.

 

    Pero los aviones siguieron adelante, tal como 1o habían hecho antes los camaradas de la Fuerza Aérea, y como lo harían tantos otros de ambas Fuerzas después. Avanzando por el Estrecho, pegados a la costa Oeste de la isla Soledad, continuaron hacia Puerto San Carlos.

    Cinco millas antes de llegar a la Bahía Ruiz Puente, vieron detrás de unas altas rocas, desprendimiento de Punta Federal, los mástiles y las antenas radar de un buque de guerra que ganaba con velocidad el centro del Estrecho. Los tres pilotos avistaron el buque al mismo tiempo e iniciaron su ataque de inmediato, girando hacia la izquierda y cruzando el blanco de popa a proa, desde la aleta de babor hacia la amura de la otra banda. A medida que lo hacían fueron lanzando sus bombas en reguero, tal como estaba previsto: el numeral dos, teniente Arca, observó un impacto directo en popa obtenido por el capitán Phillipi y el numeral tres, teniente Márquez, otro impacto igual de las bombas lanzadas por el numeral dos, todo en medio de una severa resistencia antiaérea del enemigo.

    Pero no había tiempo para mayores verificaciones; saltando sobre la superestructura del buque inglés los aviones se pegaron nuevamente al agua y a máxima velocidad, tratando de tomar el camino por donde habían llegado. Pero su suerte estaba echada; un par de Harriers estacionados como Patrulla Aérea de16 halcones, una "bandada" completa, forma frente a sus leales "Skyhawk". Combate (PAC) en el área, aún cuando no habían podido evitar el sorpresivo ataque de los A4Q, los divisaron cuando escapaban hacia el sudoeste volando sobre el canal, y los atacaron.

    El teniente Márquez, joven y brillante oficial, luego de advertir al resto sobre la presencia de los Harriers, recibió una ráfaga de cañones de 30 mm que hizo explotar su avión, desintegrándolo. Ninguno de los otros pilotos lo vio. El teniente Arca observó sin embargo el impacto de un misil en el tubo de chorro de la turbina del avión del capitán Phillipi quien, tomando altura, se eyectó. (El capitán Phillipi cayó al agua, nadó hasta la costa, y supervivió por sus propios medios durante tres días, para reintegrarse finalmente a las líneas argentinas).

 El avión del teniente Arca fue impactado en ambas alas  por fuego de cañón. Con su avión averiado trató de llegar hasta Puerto Argentino, soportando en el camino un nuevo ataque de una PAC enemiga. Una vez sobre Puerto Argentino, los observadores en tierra pudieron constatar que el tren de aterrizaje estaba tan dañado que su descenso seria imposible. Se le indicó entonces que se dirigiera hacia la Bahía y eyectara. Así1o hizo el teniente Arca. Un helicóptero del ejército fue a rescatar al piloto caído en el agua. Este helicóptero no estaba equipado para esos efectos pero su piloto, el capitán Svendsen del Ejército Argentino, sin medir riesgos, recurrió a un procedimiento extremadamente peligroso: hundiendo los esquíes del helicóptero en el agua facilitó que el náufrago se aferrara a uno de ellos y así, colgado a muy baja altura, lo recuperó llevándolo hasta la playa.

Una foto con historia. Fue tomada en la Base de Villa Reynolds (San Luis), antes de la partida del Escuadrón A 4B ("Halcones").De izq. a der.: teniente Juan Arraraz, 1er teniente Manuel Bustos, teniente Luis Cervera, Teniente, Hugo Gómez y Capitán Antonio Zelaya, (El teniente Arraraz moriría el 8-6-82 y Bustos el 12-5-82, en sendos ataques a la flota enemiga).

    Volviendo un poco atrás y recurriendo a una información británica sabemos con más exactitud lo ocurrido al buque atacado ese día.

    Era la Fragata Clase 21 HMS "Ardent", armada con Exocet MM38 y equipada con misiles SAM Sea Cat, cañón de 4,5 pulgadas y antiaéreos de 20 mm.

 Dice así:

    "Durante la madrugada del 21 de mayo, el buque realizó tareas de protección a las fuerzas anfibias que llegaron a San Carlos para establecer una cabeza de playa. Luego se aproximó a la costa de !a Bahia Ruiz Puente para bombardear las posiciones argentinas en Goose Green y Darwin."

    "Una hora y media después, al amanecer, la nave comenzó a soportar una secuencia de dieciséis ataques llevados a cabo por aviones Mirage y A4B de la Fuerza Aérea Argentina."

    "El capitán de fragata Alan West, Comandante de la Ardent, declaró a la revista "Navy News" (Julio de 1982), que dos aviones A4B hicieron blanco provocando un Mecánicos y armeros posan junto a uno de los A 4 combatientes y su piloto.incendio que fue controlado rápidamente. Fue entonces que, para buscar protección en la costa y tratar de reparar los daños, condujo al buque hacia Puerto San Carlos."

    "Según el relato de West, posteriormente tres aviones A4 realizaron un nuevo ataque en una corrida de popa a proa, impactando dos bombas de 500 libras, de cola retardada, que provocaron otros incendios y destruyeron la popa debajo de la línea de flotación."

    "Dos horas má1s tarde todo el barco estaba en llamas. Como no había ninguna posibilidad de salvarlo, West ordenó a la tripulación que 1o abandonara. En momentos en que los botes se dirigían hacia la costa, la Ardent se hundió." (Informe Británico).

    Era la guerra desatada en toda su furia. Los ingleses habían sufrido terribles golpes y pérdidas. Pero también esa noche, en los comedores y dormitorios de la Base Aeronaval Río Grande y en otras Bases más, los pilotos de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea evitaban mirar las sillas y las camas vacías... las mesas de luz donde fotos de seres queridos hablaban de la esperanza de un deseado regreso.

Las dotaciones de tierra de los A 4B en Río Gallegos despiden a uno de sus aviones que parten rumbo al combate.Las dotaciones de tierra de los A 4B en Río Gallegos despiden a uno de sus aviones que parten rumbo al combate.

Julio Limardo
LV-JCL

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