Una cita con un Senpai
Por Yuki
ESTE FANFIC PERTENECE A YUKI-SAN. Yo soy solo la traductora... snif!!
Título Original: A date with a Senpai
Autora: Yuki
User ID: 29220
E-mail:tanukigirl@edsamail.com.ph
*Suplicantes ojos azules
piden nada mas que amor
por que te retienes?
La brisa matutina era cálida en su bella piel, adhiriendo un tono rosa a sus mejillas. El cielo sobre ella era casi tan azul como sus ojos. Podía oír a los pájaros al cantar su alegre canción, saludando el nuevo día.
Kamiya Kaoru amaba las mañanas primaverales. Lo nuevo la rodeaba, la suave caricia del viento en su cabello y sus labios. En días como estos ella se encontraba de muy buen humor.
Pero no hoy.
Refunfuñando en su camino al dojo, estaba tentada a gritar y maldecir y enfurecerse, desafortunadamente no tenía la energía para hacerlo. Estaba tan endemoniadamente cansada!
Se detuvo a medio camino, cerrando los ojos, calmando la irritación que lentamente crecía en su interior, deseando nada más que estar en casa, bañada, limpia, y sorbiendo te verde y caliente al lado de Kenshin, sus ojos violetas riendo.
No funcionó. Usualmente, cuando se encontraba en este estado de animo, solamente pensaba en su vagabundo y todo estaba bien. Era como si él tuviera este poder de tomar los pesados pensamientos de su mente y su cuerpo, y su corazón.
En cambio el pensar en su vagabundo estaba acompañado por la imagen de su rostro preocupado, sus ojos violetas completamente sombreados con pequeños matices del feroz dorado. Tembló ante el pensamiento. 'Kenshin de seguro tiene un ataque' pensó resumiendo su caminata.
Las plantas de sus pies dolían, en realidad, todo su cuerpo dolía. 'Mejor razón para que él esté sobre mí. Mou!'
No es que a ella no le gustara la atención extra, Kami-sama sabía cuanto la anhelaba. Pero no de esta manera. No como si ella fuera una frágil porcelana china que podría quebrarse fácilmente. Quería cariño y atención y más que nada - respeto. Ella lo merecía. Era su constante cuidado el que la hería más.
La manera en que un hombre cuidaría por un pequeño niño perdido.
'Ya no soy una niña! Cuando va él a verlo?' se preguntó a sí misma mientras rodeaba la esquina y llegaba a la entrada de su dojo. 'Y definitivamente no lo necesito como un hermano o un padre, ni siquiera como mi protector.'
Se detuvo en la entrada; un pequeña sonrisa apareció en sus labios al encontrar a tres hombres acurrucados juntos en la puerta de su hogar. Yahiko, recostado entre Kenshin y Sanosuke, estaba roncando; durmiendo como un niño de su edad y no el 'Samurai de Tokyo' como solía llamarse. Los dos, el ex-ganster y el ex-hitokiri estaban bien despiertos.
Sano fue el primero en saludarla cuando ella entró en la casa, quitándose sus getas. Los ojos cansados de Sano la miraron, pero en la suave luz de la mañana, lo hacía ver casi como si fuera un hermano mayor listo para reprender a su hermana por llegar tan tarde.
'Desearía que hubiese sido así. Hubiera sido mucho mejor que lo que realmente ocurrió' pensó mientras que Sano se paraba y cruzaba sus brazos alrededor de su pecho.
"Che. Pensé que habías decidido huir y convertirte en un vagabundo también."
No esperaba un 'bienvenido a casa' con los brazos abiertos. Al menos no del chico cabeza de gallina. Ignorando a Sano, volteó hacia Kenshin quien también se había levantado de su posición.
No parecía importarles que Yahiko haya caído sobre el piso, roncando y babeando.
Los ojos de Kenshin y Kaoru no podían apartarse, a pesar de que ella no podía comprender que era lo que había en sus ojos violetas. "Tadaima." Saludó suavemente.
"Okaerinasai Kaoru-dono" respondió él igual de suave.
"Ignorándome, ne?" Murmuró Sano, escupiendo en el gras y luego mirando a Kenshin y Kaoru. 'A la cuenta de tres Kenshin va a decir: Daijoubu Kaoru-dono? Sessha estaba realmente preocupado por ti anoche. Y Kaoru va ir como una bala por los siguientes quince minutos con su: Estoy bien, de verdad lo estoy, deja de preocuparte, dije que estoy bien.'
Uno.
Dos.
Tres.
"Daijoubu Kaoru-dono? Sessha estaba realmente preocupado por ti."
'Estoy bien o estoy bien?' Sano se contestó silenciosamente.
"Hai. Sólo un poco cansada." Dijo Kaoru un poco sin aliento. La mira en el rostro de Kenshin.
"Hontou ni?" preguntó Kenshin, sabiendo que estaba empezando otra ronda de 'Estoy bien' y 'estás herida de gozaru.' Sin embargo, necesitaba saber que no estaba herida. Y que su ausencia la última noche no tenía nada que ver con su pasado o sus enemigos tratando de atraparlo a él usando a Kaoru. Pero más que nada, solo necesitaba de su presencia. Su ausencia anoche había causado un gran agujero en su mente y su corazón e incluso en su alma, parecía, como si lo hubiese partido. Por ese corto período de tiempo, la había extrañado mucho.
'Kuso! No voy a tener esto por desayuno!' pensó Sano. Antes de que Kaoru pudiera siquiera responder interrumpió, algo rudamente interponiéndose entre ambos, "Donde diablos fuiste anoche?" gruñó.
Yahiko roncó pacíficamente e incluso más fuerte, no afectado por el alboroto que estaba por empezar.
"Casi volteamos la maldita ciudad buscándote. Pensamos que probablemente habías ido con Tae-chan, pero cuando no viniste a cenar, tuvimos que tocar en cada maldita puerta preguntando si habían visto a la chica tanuki. Fuimos incluso a buscarte al dojo de Yaminobu-sensei donde se suponía que debías estar enseñando kenjutsu. Y adivina que, te había ido tres horas antes. Así que qué hacías Jou-chan?"
"Hey, si que estás bien mal hoy Sano." Contestó Kaoru monótonamente.
"Tan solo contesta la maldita pregunta, o estaremos escuchando a éste," dijo retrocediendo y señalando a Kenshin quien observaba con grandes oro-ojos ." arrastrándose hasta el próximo mes con su 'sessha' no fue por ti."
"Humph!" Dijo Kaoru estampando su pie en la estera ignorando el dolor que resultó de golpear el suelo. "No tengo que decírtelo! Zoquete!"
"Oi, ser sacado de una racha de buena suerte en la casa de apuestas solo para caminar alrededor de la ciudad hasta las cuatro de la mañana, sin parar, buscándote no es mi idea de diversión. Puedes al menos decirnos porque tuvimos que soportar esa estúpida actividad cuando estuviste bien todo el tiempo mientras que preocupábamos nuestros traseros."
"Onegai Kaoru-dono. Sano tiene razón. Sessha solo quiere estar seguro de que estás bien." Rogando suavemente, Kenshin tenía que detenerse a sí mismo de empujar a Sano a un lado y tomar a Kaoru entre sus brazos. No una tarea muy fácil de realizar cuando ella se veía tan vulnerable y linda.
Allí iba él. Haciéndolo de nuevo. Y no había nada que ella pudiera hacer sino derretirse siempre que él usaba ese tono con ella. "Gomen. Yo uhm, yo estaba" se detuvo escogiendo sus palabras cuidadosamente. Estas no eran particularmente muy buenas noticias. "Un amigo de mi padre tiene un dojo en la siguiente ciudad y descubrí por Yaminobu-sensei que un pequeño yakusa estuvo amenazándolo para que dejase su dojo. Así que fui allí para hablar con él, por que, ya saben, eso me pasó a mí y sólo quería darle algunos consejos, cualquier cosa para tranquilizarlo. El ya es viejo, Tomizawa-sensei, ese es su nombre. Como sea, el fue tan bueno conmigo cuando mi padre murió" sus palabras eran tristes.
A ella no le gustaba mencionar la muerte de su padre, abría viejas heridas. No había sido hace mucho tiempo, no había sanado completamente, pero ella nunca admitiría eso, aunque sabía que sus amigos a veces podían ver a través de ella. Suspiró de nuevo, "Como sea, no estaba planeando quedarme, sólo una visita, pero luego"
"Para resumir las cosas, pillos vinieron y tu te enredaste en el barullo. Pateaste algunos traseros y fuiste pateada también. Estoy en lo cierto?" preguntó Sano, su voz había regresado a la normal; de hecho sonaba sólo un poquitito tensa y una nada de preocupada.
"No fue así completamente!" protestó Kaoru.
Sano sólo parpadeó.
Ella murmuró algo y miró al piso, "la parte del barullo está exagerada Sano." Respondió suavemente.
"Estás herida Kaoru?" Preguntó Kenshin olvidando completamente su usual cortesía.
Kaoru sonrió notando el desliz. "Iie, solo un poco dolida. Esos perdedores no sacaron lo mejor de mí."
"Che, Jou-chan, tu inquebrantable espíritu me hace llorar. No estás herida, ego dañado, nada serio ne? Así que ahora podemos seguir con nuestras vidas? preguntó, escuchando más que sintiendo el ruido de su estómago.
Kaoru asintió en aceptación, feliz al no tener que decir el resto.
"Que pasó con los hombres que atacaron el dojo?" preguntó Kenshin, no listo aún para dejar el tema. 'Un poco dolida' había dicho Kaoru, pero ella estaba de seguro disminuyéndolo, debía tener algunas lesiones. Una imagen mental de Kaoru siendo atacada por hombres de un Yakuza se infiltró en su cerebro, y de alguna manera eso hizo que quisiera quizá acabar a tan sólo uno de ellos por poner sus manos en su Kaoru. Tan posesivos pensamientos eran brillantes e igualmente peligrosos, porque la barrera que había construido entre ellos lenta, pero seguramente se caía. Algo para lo que no estaba listo. No aún.
"Tuvimos a la policía de esa ciudad para arrestarlos e incluso unos de esta ciudad también fueron a ayudar. Gracias a Kami-sama, el Lobo no estaba allí, hubiera muerto de vergüenza si me llamaba Tanuki en frente de los alumnos de Tomizawa-sensei." Explicaba mientras trataba de borrar la culpa de los ojos de Kenshin. 'Porque tienes que hacerte eso a ti mismo?' preguntó silenciosamente. 'Siempre culpándote, no sabes que entiendo. Que no siempre puedes estar para mí. Para protegerme.' Quería decir esas palabras a él, en voz alta. Que bien podría hacer cuando él no escuchaba. !Mou! Kenshin, para alguien de tu edad de seguro eres muy terco!'
"Estás segura de que no estás herida Kaoru-dono? Si quieres puedo ir por Megumi-dono para que te vea." Ofreció Kenshin.
Kaoru frunció en ceño. "Estoy bien." Dijo cortantemente.
"Tal vez deberías recostarte un poco de gozaru. Solo para estar"
"He dicho que estoy bien! Tengo que tatuármelo en la frente?" preguntó apretando los dientes de pura frustración.
"Hey! No te pongas toda gruñona con Kenshin. Sólo está preocupado por ti." Sonriendo sarcásticamente, Sano agregó, "Maa, maa futari-tomo"
Cuando los dos se lo quedaron mirando con ojos sorprendidos, se encogió de hombros, "Qué? Nunca pude decir eso, además, algunas veces ustedes dos actúan peor que yo y Yahiko-chan aquí."
De algún lugar cerca de ellos escucharon un suave lloriqueo de protesta. "No me llames CHAN, zoquete!" seguido de un corto resoplido que más parecía un ronquido.
"Baka! Está despierto o que?" Murmuró Sano, retrocediendo. Si el chico estaba desierto, la contestación era de esperarse. El chico se quedó ahí. Sano maldijo de nuevo, levantó la vista y vio a Kaoru disculparse. 'Heh, no ves eso siempre.'
"Gomen Kenshin. No quise gritarte, Sólo estoy cansada y tu siempre te preocupas mucho por mi, y, y" Su voz era una mezcla entre un débil regaño y leve confusión, se sonrojó sabiendo que le que decía no tenía sentido. "Como sea, el punto es, estoy bien, por favor deja de preocuparte." Dijo con una pequeña sonrisa. tratando de quitar la preocupación de los ojos violetas de Kenshin.
"Daijoubu Kaoru-dono. No necesitas disculparte. Wakkatta." Hizo una ligera reverencia. la caída de su brillante cabello rojo cubrió su rostro. Era la única manera en que podía pensar para cubrir la mirada de pura necesidad de su rostro. La necesidad de abrazarla, cargarla entre sus brazos, llevarla hasta la cama y asegurarse que nadie intente lastimarla otra vez. Pero se negó a sí mismo ese deseo interno. Sería demasiado pronto. Para ella, para él. Para los dos.
Volviendo a su modo juguetón pero respetuoso de vagabundo preguntó bromeando, si no enredadamente, si Kaoru quería que él le preparara su baño ofreciendo que el agua tibia aliviaría todas sus molestias.
Parpadeando ante tan repentino cambio de humor, Kaoru aceptó gustosa "Eso sería genial. Arigato Kenshin. Solo voy por mis ropas. Tenlo listo dentro de cinco minutos." Luego se dirigió rápidamente hacia su cuarto. Pensando en el significado oculto del tono que Kenshin había usado con ella. Kenshin parecía estar perdiendo un poco. 'Bueno, mucho mejor.' Eso significaba que ella no tendría que usar a Ichiro-san.
Inmediatamente después se sonrojó al pensar en el joven hombre que se le había propuesto solo horas atrás. 'Hablando de iluminarse rápido! Si solo Kenshin aplicase ese principio en su vida personal ella no habría aceptado salir con Ichiro-san. No es que estuviera interesada pero,"
'Bueno, como sea, todavía tengo todo el día para decidir si acepto su propuesta.' Por ahora un baño caliente estaba esperándola.
Afuera, Kenshin aumentaba algunos troncos más, asegurándose de que el fuego durase. Kaoru amaba tomarse largos baños. Algunas veces mientras el estaba afuera, permitía que el aroma a jazmines llenase sus sentidos y se contentaba con escuchar su suave tarareo. Se preguntaba como sería compartir tan privado momento con ella.
Sobando su espalda, besando su cuello, su largo cabello negro cayendo hermosamente sobre sus pechos...
"Aquí estás!" La voz de Sano lo trajo de vuelta haciéndolo chocar contra la realidad. Dolorosamente.
Kenshin se puso completamente rojo. En que diablos estaba él pensando! No era posible que hubiera imaginando...
"Oi! Que diablos está mal contigo? dijo Sano agachándose a su lado, mirando directamente al rostro de Kenshin. El vagabundo se veía como si estuviera sonrojado. "Por que te vez como si justo hubieras visto a Jou-chan desnuda?"
Kenshin farfulló una respuesta que de alguna manera se enredó en su garganta dando como resultado tos.
Sano palmeó a Kenshin en la espalda que casi causa al pelirrojo el caerse. Se rió de corazón. "Atta, Kenshin chico, nunca pensé que tendrías eso en ti!" dijo felicitando al aun sonrojado, farfullando y tosiendo vagabundo. "Bueno, tiene pezones más grandes ahora?" agregó como broma.
Una mala, realizó instantáneamente cuando Kenshin le dirigió una mirada mortal. Tuvieron sus ojos un color amarillo, Sano hubiera corrido más rápido de lo que alguien puede decir 'oro'.
"Sano."
Esa fue toda la precaución que necesitó. "Che, Kenshin, estaba sólo bromeando." dijo Sano agitando su mano, su única manera de disculparse.
"Lo sé Sano. Sólo trata de no hablar de Kaoru-dono de esa manera. Ella estaría extremadamente disgustada si te escuchara"
'Si claro Kenshin. estoy seguro de que estaría tan disgustada como tu ahora.' pensó. "Hai. hai."
Kenshin se paró, yéndose renuente, mentalmente notando el aroma a jazmín en el aire, señal de que Kaoru entraba en la tibia bañera, incluso escuchó el suave suspiro de placer al sentir el agua azotarse suavemente sobre su piel desnuda. Se sonrojó de nuevo. "Como sea Sano, que estás haciendo aquí, pensé que te habías ido a la clínica de Megumi-dono para decirle que Kaoru-dono había regresado a salvo?"
"Bueno, es que olvidé decirte algo después de que le preguntaste a Kaoru si quería su baño." dijo Sano siguiendo a Kenshin a la entrada del dojo.
Ninguno notó a Yahiko, aun soñando sobre el tatami.
"Que es eso que olvidaste decirme, Sano?"
Sano se aclaró la garganta y dijo: "Que diablos estabas pensando?!"
"Que quieres decir Sano?" preguntó Kenshin, confuso.
"Donde estaba la sacudida de lágrimas, terremoto de reunión que yo estaba agonizantemente anticipando? El abrazo apasionado? Los feroces besos? La promesa de amor?" preguntó con exasperado suspiro.
"Oro?" repitió Kenshin, con todo, parecía perdido ante la actuación dramática de Sanosuke.
"No me digas ese 'oro' de mierda a mí! Kenshin, idiota! Dejaste que otra perfecta oportunidad se te pasara de nuevo! Como pudiste!?" Demandó Sano, disgustado ante la timidez de Kenshin.
"No sé de que me estás hablando!" protestó Kenshin, de alguna manera débilmente.
"Tu bien sabes a que me refiero, demonios!" farfulló Sano.
"No. No lo sé." Dijo Kenshin calmadamente. Deseando evitar la siguientes palabras, que para ahora, había parcialmente memorizado.
"Jou-chan! Estoy hablando de Jou-chan"
"En serio?" respondió Kenshin con fingida inocencia.
Sano pasó por sobre el dormido Yahiko y agarró a Kenshin por el gi. Sacudiéndolo sin sentido. 'Che este es el trabajo de Jou-chan, pero si esto es lo que necesito para llegar hasta tu dura cabeza'
"Qué está mal contigo?! Ella regresa a casa después de haber peleado con una mancha de perdedores y en vez de tomarla entre tus brazos y confortarla, sigues adelante con tu juego de alegre doncella de Japón a prepararle el baño!" La respiración de Sano estaba caliente contra el rostro de Kenshin. "Ahora dime, que diablos fue todo eso?"
Con sus ojos en círculos, Kenshin sacudió las manos de Sano de su gi. "Prepararle el baño?" preguntó después de que las vacas y estrellas desaparecieron de su vista.
"Kuso! Kenshin! Eres abosulatamente inútil! Y no me digas que no querías tomarla entre tus brazos. Vi la mirada que tenías en el rostro. Que te está deteniendo de admitir finalmente lo que sientes?"
"Kenshiiiiin! El agua está poniéndose fría! Intentas congelarme o que?"
"Estoy yendo Kaoru-dono." replicó Kenshin, calladamente agradeciendo a cualquier dios que estuviese viendo por él. No estaba listo para responder a la pregunta de Sano.
"Kaoru-dono!" Sano imitó a Kenshin alejándose.
"Hey, Sano, donde estás yendo?" preguntó Kenshin.
Te diría que ésta es otra oportunidad para tan solo atravesar esa puerta y calentarla tu mismo, pero me imagino que tan solo me vas a 'oro'rear. Cual es el caso. No es como si nunca te vayas a dar cuenta de lo que te estás perdiendo. Tal vez nunca lo hagas." Sano se detuvo un momento y luego volteó. "Un día te darás cuenta y va a ser un poco tarde. Hay muchos chicos allí afuera, la mayoría de ellos tiene buenos ojos también y el coraje para ir y sacar a Jou-chan fuera. No estoy diciendo que ella salte a cualquier chico, pero a la velocidad en que ustedes dos están yendo. No podría culparla tampoco si es que lo hace." Con eso Sano dio la vuelta y continuó su camino. La palabra 'Aku' cogiendo el primer rayo del sol.
"Sano!" llamó Kenshin, desesperado por que su amigo le dijera que estaba bromeando, que Kaoru esperaría por él, que ella le pertenecía sólo a él.
Sano nunca volteo, se encogió de hombros y le dijo, con todo el sarcasmo que pudo juntar: "Me voy a la clínica de la mujer Zorro, donde voy a jugar a la alegre doncella, limpiando sus jeringas". Su sombra desapareció al voltear la esquina.
Dejando a Kenshin parado solo. Sintiéndose solo. Suspiró, dejando que las palabras de Sano se asentaran. El sabía suficientemente bien que era la verdad, pero si otro, un chico más digno cogía la atención de Kaoru, el simplemente se haría a un lado y la vería irse? De eso ya no estaba tan seguro.
Notas del Autor:
Ok, no estuvo tan mal, o sí? Pero de nuevo, cuantos fics han leído con el mismo argumento? Ugh! Lo odio cuando sé que es lo que está mal con mi historia. C&C son bienvenidos. A la segunda parte (es este el momento para suplicar?)
* Amo haiku. Escribo los haiku, con Kaoru (obviamente) en mi mente. Espero que suene bien.
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