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ESTE FANFIC PERTENECE A YUKI-SAN. Yo soy solo la traductora... snif!!

 

Título Original: A date with a Senpai

Autora: Yuki

User ID: 29220

E-mail:tanukigirl@edsamail.com.ph

 

Una Cita con un Sempai

 

Capítulo 7

 

Era una de esas noches que uno desearía no se terminasen. El frío aire era templado al tocar la piel. Encima de ellos, el cielo azul de media noche servía de perfecto contraste a las estrellas que parecían brillar más que nunca.

Bajo la sombra de un frondoso árbol, las tres figuras estaban paradas tranquilamente, parecían no darse cuenta del cielo sobre ellos. El lago estaba en calma y no habían olas que alteraran su superficie. De hecho, se veía como la plana superficie de un vidrio y la luz de la luna la hacía ver brillante. Las luciérnagas los rodeaban, docenas de pequeños insectos con un brillo ámbar flotaban sobre, entre y enfrente de ellos.

"Bien, no están aquí." Aclaró simplemente Yahiko. Mirando alrededor, añadió con disgusto, "Tal vez fueron al dojo." Se calló, pensando en eso, "nah, ¿que podrían hacer allí los dos solos?"

Sano lanzó a Yahiko una mirada asesina, sacudió la cabeza y volteó hacia el silencioso Kenshin. Las imágenes probablemente estarían apareciendo en la mente del rurouni, no había dudas al respecto. Kenshin era probablemente la única persona que él conocía que se preocupaba demasiado. En esencia por todo pequeño, enano, minúsculo, diminuto, ínfimo detalle de la vida de Kaoru. Y aun el baka no tenía el coraje para decírselo a la cara a Jou-chan. Abrió la boca para decirle algo de lo que pensaba y la cerró antes de que la primera sílaba saliera porque se dio cuenta de pronto de que Kenshin podría fácilmente patear su trasero a través del gran saco y con suerte para él aun estaba bien vivo. En silencio agradeció a los dioses del cielo.

Pero tan pronto como cerró la boca la volvió a abrir. Ésta vez, si es que eso era posible de una forma más cuidadosa.

"Hey, ¿vas a estar mudo para siempre?" preguntó a la sombra detrás de él, buscando señales de que Battousai quisiera repentinamente saltar y cortarle la cabeza.

Silencio.

Así que Sano prosiguió. "Oi, Kenshin," usó el nombre en caso de que Kenshin olvidara que ellos eran compañeros. En realidad cómplices. "Si estás molesto con nosotros... yo y Yahiko," oportunamente recordó a Kenshin que no era el único que lo golpeó en la cabeza algunos olvidados momentos atrás. "Solo dinos ¿está bien? Nunca me gustó la ley del hielo. Y además, en caso de que escapara a tu sensible juicio, sólo intentamos ayudar ¿ne?"

Kenshin volteó a verlo y Sano prácticamente vitoreó de regocijo ante el tranquilo y considerado rurouni que estaba presente delante de él. Bueno, al menos parecía calmado y considerando.

"Sólo estaba pensando..." empezó Kenshin.

Sano maldijo aguantando la respiración, "Allí es donde un montón de problemas empiezan ¿sabías? Sobrepiensas. Trata de no pensar tanto Kenshin. Estoy seguro que Jou-chan e Ichiro aun están haciendo cosas de niños..."

Kenshin se sonrojó y Sano no estaba seguro si fue por vergüenza o por celos. Supuso que por ambos.

"No sobre eso Sano. Confío en Kaoru."

"¿Pero no confías en Ichiro?" dijo Sano, mordiéndose la lengua para evitar hacer notar que Kenshin había estado lenta pero seguramente callando el sufijo -dono cada vez que decía el nombre de Kaoru. Y por eso Sano estaba eternamente agradecido, era una señal. Una señal del cielo de que él no estaba fastidiando la vida de nadie enredando los sentimientos de Kenshin y Jou-chan.

"Yo... yo no sé" dijo Kenshin mirando al cielo, no viendo realmente su magnífica belleza, perdido en sus propios pensamientos quizá. Después de unos momentos de silencio, en que Sano estaba planeando sacudir a Kenshin para despertarlo del trance, Kenshin volteó y encontró su mirada con ojos ligeramente ámbar. "Espero que no haga nada que disguste a Kaoru."

"¿Y si lo hace?" incitó Sano, esperando oír lo que quería oír.

"Si lo hace..." el tono de Kenshin era amenazante. No, corrección, era peligrosamente amenazante y si Yahiko no hubiera interrumpido, Sano hubiera escuchado feliz la respuesta honesta de Kenshin.

"¡Hey!" chilló repentinamente Yahiko. ¡Busu viene!"

Y era cierto, porque dios lo perdone si Yahiko hubiera estado mintiendo, Kaoru iba hacia ellos seguido por Ichiro no lejos de ella.

"Y viene hacia acá!" rápidamente informó Yahiko.

"Che, lo sabemos. No somos ciegos. ¡Y no entres en pánico!" dijo Sano con un movimiento de la mano, "No va a venir hacia acá." Deliberadamente ignoró las maldiciones de Yahiko sin mencionar el increíblemente agudo chillido '¡NO TENGO PÁNICO!' que el chico decía y en cambio volteó hacia el solemne Kenshin. "Ok 'mano, éste es el momento. Todo lo que tienes que hacer es caminar hacia ellos, preguntarles si es cierto el rumor de que ya han anunciado su comprom-"

"Odio decirlo Sano, pero ¡vienen hacia acá!" dijo Yahiko, ésta vez jalando de la banda roja sangre de Sano y tirando de ella con todas sus fuerzas. "¡Anda y mira por ti mismo!"

Inclinado hasta la cintura, con su cabeza casi tocando el suelo, Sano murmuró todas las malas palabras que conocía y añadió algunas más que recientemente había creado. "¡Ya los veo! ¡Ahora suéltame mocoso estúpido!"

Yahiko casualmente lo soltó ocasionando que Sano perdiera el balance y cayera al suelo. El grave sonido resonó en cada parte del cerebro de Yahiko y estuvo tentado a tirarse al pasto y reír hasta morir si no fuera por el simple hecho de que Kaoru iba lentamente hacia ellos. Y si ella descubría que él había participado de todo esto de la cita mixta, mil movimientos serían el último de sus problemas.

 

Levantándose y cogiéndolo del collar, Sano siseó, "¡Tú pequeño tonto! Casi me rompes el cuello y la espalda!" A lo que Yahiko sólo respondió con una desafiante mirada, los brazos cruzados sobre su pecho. Sano hizo su mayor esfuerzo por no ser violento. Violencia provoca violencia ¿no? Aunque estaba considerando seriamente la idea de atar al chico de cabeza en el árbol, pero optó por mirarlo de una manera, esperaba, mandara al diablillo llorón a la cama esa noche, y silenciosamente juró vengarse por el dolor en su espalda y el palpitar en la base de su cabeza.

Yahiko, en su risa se perdió de la mirada y la promesa.

Kenshin mientras tanto observaba otra escena como para notar la riña del dúo frente a él. Kaoru caminaba al lado de Ichiro. No muy cerca, su hombro ni siquiera tocaba el de Ichiro, pero la imagen de ambos juntos trajo un pesado dolor a su pecho. El ya estaba familiarizado con el dolor. Fue entonces que se dio cuenta de que podía hacer algo al respecto.

Pero iba a seguir firme en su posición. No importaba cuan terco, cuan estúpido sonara para otros. Iba a hacer todo lo que estuviera en su poder para hacer feliz a Kaoru, incluso si significaba distanciarse de ella.

Los observaba aunque fuera lo último que quisiera hacer. Ella estaba diciendo algo interesante, él lo sabía. Se notaba por la manera en que Ichiro se aferraba a cada palabra que ella decía, la manera en que él la miraba como si fuese lo único que fuera a ver de ahora en adelante. Ellos caminaban juntos. Como un pareja.

Suspiró profundamente. Y eso era lo debían ser.

Podía listar todas las razones por las que él no debería seguir teniendo fuertes sentimientos por Kaoru y aun así podía listar muchas más razones de porque sí debería. Una parte de él sabía que merecía ser feliz. Que la merecía a ella. Y aun así no podía olvidar lo que él había sido. Lo que él había hecho. Cómo podía ser alguien como Ichiro. Alguien a quien su pasado no lo persiguiese constantemente, un pasado que podría traer peligro en incluso muerte a los que amaba.

¿Muerte bajo las manos de sus enemigos? ¿Muerte bajo sus propias manos?

No. Nunca. Nunca volvería a ocurrir. La historia se repite ¿no?

Y Kenshin hacía lo posible para que no sucediera de nuevo. No a ella. No a su Kaoru.

 

 

 

 

Ella sonrió con la risa de Ichiro. Habían sido años desde que ella compartió los sentimientos de casi toda su vida con alguien. Claro, estaba Kenshin, pero ella siempre estaba renuente a contarle todo. Porque incluso si se abría totalmente a él, el nunca lo haría con ella. Nunca confiaría en ella en la manera en que ella lo necesitaba. Siempre habría algo entre ellos.

Su pasado. Sus secretos. Sus temores.

Y con Ichiro era diferente. Le había contado sobre la primera vez que había sido derrotada en combate que en realidad fue la primera vez que era derrotada en el mismo dojo de su padre, o la vez en que había llorado cuando el chico de la siguiente puerta rompió su shinai y le dijo que las niñas no servían en peleas, que deberían quedarse en casa lavando y cocinando. O cuan asustada estaba a veces porque pensaba que de alguna manera había olvidado a su madre. O decepcionado a su padre. Incluso las cosas de las que estaría normalmente avergonzada de hablar. Le dijo que era mala cocinera y él se rió con ella diciendo que su hermana era probablemente la peor en Japón. Tenía aun que probar la comida de su hermana, pero él le había asegurado que no estaba cerca de ser comible. Para probarlo la había invitado a cenar con su familia en su casa ancestral.

Ella se detuvo y lo miró a los ojos. Eran gentiles y tibios y honestos y ella supo que lo que él sentía por ella podía ser incluso más profundo que lo de Kenshin pero no había forma de que ella pudiera sentir lo mismo por él. "Ichiro, yo... tenemos tanto en común... pero apreciaría si pudiéramos quedarnos como amigos. Me has tratado con gentileza y me has hecho sentir especial en una forma... pero... lo siento. Nunca podrá ser más que eso."

Él entendió, aunque nunca supo realmente como ella podía sentir tanto por una sola persona. Ella era aun muy joven.

"Y tu también" ella arguyó. "Sólo soy la primera de muchas de las chicas que conocerás. Y un día verás atrás y recordarás que no mucho tiempo atrás pensaste que estabas enamorado de una chica tanuki en Tokio... pero no recordarás su nombre." Ella le sonrió cálidamente.

El suspiró y le prometió que nunca la olvidaría.

La primera chica que rompió su corazón.

"Bueno, si te consuela en algo, nuestros corazones se rompieron el mismo día." Añadió suavemente, recordando repentinamente su discusión con Kenshin. No fue ni siquiera una discusión. ¿Cómo puedes discutir con alguien que se niega a discutir contigo? Notando su cambio de humor, Ichiro empezó a contarle una historia sobre uno de sus amigos del dojo que se atrevió a correr desnudo alrededor de todo el colegio pero fue eventualmente atrapado y castigado, tuvo que quedarse desnudo hasta que se puso el sol... o algo así. Ella estaba perdida en sus propios pensamientos pero continuó caminando en silencio junto a él, pero tuvo que desviar la mirada, porque sabía que Ichiro notaría pronto que ella ya no estaba con él. Sino en otro tiempo, en otro lugar, con otro hombre.

Ella pensó en Kenshin, algo que no la sorprendió. Había pensado en él constantemente durante toda su cita incluso en el momento en que decidieron tomar una desviación para cruzar la ciudad y habían, sin querer, terminando aquí. En éste mismo lugar, donde el recuerdo de su aroma y sus fuertes brazos era mas poderoso que nunca.

El era un idiota mayor. De eso estaba segura y apostaría su vida en ello, sin hacer preguntas. Y cuando llegue a casa después de encontrarlo en la puerta esperándola con preocupados ojos enamorados, ella sacudiría su revuelta cabeza hasta que demande ser soltado para luego besar al estúpido idiota. Y luego hacerlo suplicar por ella.

Si. Cuan realista.

"¡¿Qué fue eso?!" la voz en pánico de Ichiro quebró la imagen mental que ella tenía en la cabeza.

"¿Qué fue que?" preguntó Kaoru repentinamente poniendo atención a lo que Ichiro señalaba.

"Allí, detrás del árbol. Había algo o alguien moviéndose allí hace un rato." Le informó Ichiro, parándose galantemente en frente de ella aunque técnicamente, él era solo el estudiante y Kaoru la maestra.

Kaoru ajustó la vista para ver mejor en la oscuridad. Detrás del frondoso árbol no podía ver nada más que el baile y balanceo de las sombras. "¿Estás seguro de que viste algo?" dijo ella enmarcando las cejas.

"Bueno, ahora que lo mencionas no estoy totalmente seguro. Pero era algo... alto"

"¿Alto?" preguntó Kaoru, volteando la palabra en su cabeza una y otra vez. Tomó la mano de Ichiro y lo jaló con ella mientras caminaba hacia el árbol. "Sólo hay una manera de saber si hay alguien allí. Vamos Ichiro."

Ichiro estaba muy lejos para notar que podían estar caminando hacia su muerte en esas sombras oscuras, el tenía la mano de Kaoru en la suya y en lo único en que podía pensar era en cuan desagradablemente sudada estaba su propia mano.

 

 

 

"¿Nos vieron?" preguntó Sano pegándose contra el tronco del árbol, si se pegaba un poco más se volvería el árbol, pensó Yahiko.

"No idiota, no nos han visto. ¡Te han visto!" Yahiko le lanzó una mirada acusadora. "¡Ahora todos vamos a morir!" añadió con efecto.

"¡Cállate! ¡Vienen hacia aquí!" dijo Sano conteniendo el aliento. Ciertamente no quería ser cogido escondido y siguiendo a Jou-chan especialmente desde que era obvio que era la mente maestra tras este grandioso plan. Deseando extender su vida por un par de semanas, meses con suerte, volteó y susurró, "¡Vienen hacia aquí! ¡Escóndanse!"

"¡Esconderse donde?" preguntó Yahiko.

"¿Porque debemos escondernos?" preguntó Kenshin al mismo tiempo.

"Por que… Kenshin tengo que explicarlo AHORA?" preguntó Sano exasperadamente.

"¿Esconderse donde?" repitió Yahiko impaciente, volteando la cabeza para ver donde y cuan lejos estaban Kaoru y el chico sempai de su posición. Tragó saliva. Se acercaban. Muy cerca para Yahiko y ¡Sano y Kenshin estaban discutiendo! "¡Hola! ¡Nuestras vidas están en peligro! ¡Si vamos a dejar que busu nos vea al menos debemos tener una buena razón sobre porque estamos aquí! ¡Pero si me preguntan, prefiero esconderme!" Ninguno le prestó atención. Suspirando, inhaló profundamente y luego empezó a trepar el árbol, agradecido de la oscuridad y rogando por que sus movimientos pasen inadvertidos. Sujetándose a una delgada rama en la parte más alta tuvo una vista clara de Kaoru e Ichiro acercándose a ellos y que Dios ayude a esos dos, porque ¡aun estaban en el suelo hablando!

"Si Sano. No vinimos aquí a preguntar a Kaoru si..." comenzó Kenshin.

"¡No ahora! No cuando estoy contigo. Tienes que hacerlo por tu cuenta o ella pensará que te forzamos o algo..."

Kenshin levantó las cejas pero Sano no estaba para estúpidos juegos. Cogiendo el gi de Kenshin dijo, "lee mis labios. Ella NO va a estar feliz si se entera de que soy el responsable de este fiasco, TU eres quien va a sufrir si ella pierde la calma."

Kenshin en realidad amaba cuando Kaoru no podía aguantar ese famoso temperamento, especialmente porque esas eran las ocasiones en que sus ojos azules eran más oscuros que el cielo infinito.

Sano resopló con disgusto, buscó a su alrededor para encontrar cualquier hueco donde pudiera colarse.

"Vienen hacia aquí. ¿Podrían ustedes dos subir al árbol?" preguntó Yahiko. Era una cosa terrible que Sano estuviera perdiendo la cabeza mientras Kenshin estaba soñando con cierta diosa de cabello de cabello-negro-ojos-azules. Bastante intimidante también. "¡Sano trepa al árbol!"

Sano lanzó a Yahiko una mirada venenosa, "¿Tratas de ser un fastidio o una ayuda? ¡Porque la respuesta es JAMÁS!"

"¡Bien! Yo me quedo aquí y salvo mi trasero!" dijo Yahiko desapareciendo entre el espeso follaje.

"¡Kuso!" Inhalando profundamente Sano subió al árbol. Esperando y rogando porque el viajo árbol pueda soportar los pesos combinados. Miró hacia abajo, a Kenshin esperando que hiciera lo mismo y ahogó un gruñido al encontrarlo parado como un cuerpo muerto bajo el árbol. "¡Kenshin!" lo llamó. Grandes, interrogantes ojos violetas lo miraron. "¿Qué demonios estás haciendo? ¡Sube aquí!"

Kenshin sacudió su cabeza. Regañándose a sí mismo por ser un idiota y seguir las locas ordenes de Sano. Pero hay que afrontarlo, él no estaría aquí en primer lugar si no quisiera. Pudo haber fácilmente dicho que no. Pero tenía que venir, tenía que verla con otro hombre. Tenía que...

"¿Podrías trepar al maldito árbol ¡YA?!" dijo Sano a través de sus apretados dientes. En cualquier momento Jou-chan descubrirá su pequeño plan y luego probablemente todo el infierno se liberaría.

Kenshin suspiró, evidentemente tendría que trepar al maldito árbol...

"Uh-oh. Dale un beso de despedida a tu vida Sano, porque aquí llega Kaoru..."

Sano le dio a Kenshin una mirada de salvaje súplica, pero se encontró mirando al suelo, luego sintió una ligera sacudida al árbol, levantó su cabeza y luego allí estaba el insufrible pelirrojo sonriéndose inocentemente. "¿Cómo diablos hiciste eso?" preguntó.

"¿Importa? Estoy aquí ahora. Deberíamos quedarnos callados." Con eso Kenshin se acomodó en una rama, no tan gruesa como la de Yahiko o Sano porque su peso era menor que el de ellos y observó al par rodear al árbol. Sujetos de la mano.

 

"Bueno, parece que no hay nadie aquí." Resumió Kaoru. "Tal vez solo lo imaginaste."

"Ta-tal vez" se las arregló Ichiro para decir, más como un graznido. La mano de ella era suave y vagamente le recordaba al kimono de terciopelo favorito de su madre. "¿Um, Kaoru-chan?" preguntó lentamente, dándose cuenta de pronto de cuan cerca estaban y cuan oscuro era bajo el árbol que con las justas podía verla, excepto por sus radiantes ojos azules.

"¿Si?" dijo Kaoru acercándosele. Tenía problemas en ver a Ichiro, el espesor de las ramas y el follaje cerraban la luz en el lugar donde se encontraban.

Ichiro podía oler su aroma. Jazmín. ¡Era jazmín! ¡¿Cuán genial era eso?! Una chica que realmente olía como una flor. El decidió justo allí y en ese momento de que ellos tal vez nunca serían una pareja pero al menos podría pedirle un beso. Un pequeño y puro beso que seguramente completaría el día.

 

 

 

 

Viéndolos de cerca, Kenshin podía verlos claramente, como si estuviera maldito a estar acostumbrado a la oscuridad por los años siendo un hitokiri que podía ver algo como esto.

Y olerla también.

¿Iba realmente a dejarla ir? ¿Así como así?

"¿Qué están haciendo? ¡No puedo ver!" susurró Yahiko acercándose pesadamente a Sano.

"Cállate mocoso. Yo tampoco puedo ver. Hey Kenshin, ¿qué están haciendo? ¿Por qué se callaron de pronto?"

Kenshin no pudo encontrar su voz para responder. E incluso si tuviera voz no sería capaz de decirles que Ichiro iba a besarla solo porque él había sido un estúpido, estúpido tarado, y Kaoru decidiría dejarlo.

¿Ella también lo besaría?

El pensar en otro hombre sintiendo a Kaoru en tan dulce e íntima manera hacía que la sangre de Kenshin ardiera. ¿Cómo pudo dejar que esto sucediera? En primer lugar pudo haberlo detenido desde el principio. Él sabía que Kaoru quería que él dijera que no a salir con Ichiro. ¿Pero que hizo él? Aceptó dejarla ir a esta cita.

Tal vez era hora de que hiciera algo respecto a sus sentimientos. Y por primera vez empezó a pensar en sí mismo para variar. Probablemente aun no había sufrido suficiente, pero el mero hecho de ver a Kaoru en los brazos de alguien más era suficiente para fomentar su ira.

¿De cualquier manera porque estaba actuando como un niño de 6 años? Tenía casi 30, debería saber que cuando encuentras a alguien especial, alguien que está destinado a ser tuyo no la dejas ir. Te aferras a eso.

Sus ojos brillaron repentinamente, no sería ni el rurouni que volaba a la ligera insinuación de cercanía con alguien ni sería Battousai que era demasiado reservado para mostrar sus sentimientos mientras protegía fieramente a Kaoru al mismo tiempo que ponía una pared entre ellos. Iba a ser solo Kenshin, quien la amaba y estaba listo para arriesgarlo todo dejándole saber esa simple verdad y luego ella tendría que decidir que hacer un baka enfermo mental como él.

Si Sano no hubiese estado ocupado tratando de encontrar la posición correcta para mirar lo que Kaoru y el joven estaban haciendo, hubiera visto el cambio en los ojos de Kenshin. La forma en que brillaron en la noche, no como el dorado ámbar sino un determinado morado que finalmente se había decidido a hacer algo correcto.

 

 

 

 

 

Kaoru aguantó la respiración ante la mirada de Ichiro.

"Kaoru-chan. Sé que tú y yo nunca seremos lo que yo deseo que seamos, pero me atrevo a preguntar, " tomó aire, deteniéndose por medio segundo antes de parlotear de corrido, "¿Puedo besarte?"

 

 

 

 

 

Tal vez ellos no podían ver en éste momento, pero definitivamente podían escuchar.

Sano y Yahiko soltaron un grito sofocado y se asomaron más, rogando por luz que les permitiera ver a la pareja y pudieran vislumbrar el beso.

Testigos del primer beso de Jou-chan, Sano sintió inmediatamente pena por Kenshin.

 

 

 

 

 

Kaoru sonrió tibiamente, "En serio Ichiro, puedes ser tan formal. En realidad no necesitabas preguntar, estaba planeando darte uno antes de que la noche termine..."

Ichiro no sabía si había puesto las palabras en la boca de Kaoru y la había escuchado mal. Estaba a punto de reírse de vergüenza y decirle que estaba bien, que ella no debería tomarlo seriamente, que solo estaba bromeando...

Kaoru se acercó más y sonrió tímidamente a Ichiro.

Ichiro iba a morir. O peor, se iba a orinar.

 

 

 

 

 

 

"¡No puedo ver! ¡No puedo ver!" se quejó Yahiko, empujando más a Sano.

"Córtala mocoso..." empujó él.

El empujar, culebrear, jalar y susurrar juramentos continuó hasta que un casi inaudible sonido retumbara en la silenciosa noche.

SNAP!

Las caras de horror de Kenshin y Sano desaparecieron de la noche cuando la fuerza de gravedad los hizo caer.

"¡Oh santa mierda!"

"Ororororororo"

 

 

 

 

 

 

 

"Pero que..."

Los cuerpos de Sano y Kenshin yacían tendidos en el suelo, brazos y piernas en un extraño enredo.

"¡Quítate de mí!" gruñó Sano.

"¿Oro?"

Sano maldijo otra vez. Podía escuchar vagamente la risa fuertemente controlada de Yahiko en sus oídos y el 'oro' de Kenshin. "Oh maldita..." murmuró oscuramente tratando de encontrar sus piernas y sus brazos, por un momento casi deseo que la caída lo hubiera dejado inconsciente. Era de seguro no su mejor día.

Ichiro retrocedió jalando a Kaoru con él. Estaba haciendo varias preguntas al mismo tiempo para notar la reacción de su cita.

Kaoru reía histéricamente, secándose las lágrimas que salían de sus ojos. Si no hubiera sido algo tan gracioso Kaoru hubiera golpeado a Kenshin y Sano en el suelo.

Pero, dioses... esta estaba convirtiéndose en una de las ¡mejores noches de su vida! Y no podía esperar para saber que iba a ocurrir después.

 

Fin del capítulo 7

Notas de la Traductora:

Bien qué esperan?? Pasen al sgte capítulo que las cosas se ponen peor!!

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