Una cita con un Senpai
Capítulo 11
"¿Qué hacer con un rurouni terco?" se preguntó Kaoru. Había terminado de tomar su baño y estaba esperando pasar tiempo de calidad con Kenshin cuando lo atrapó saliendo de la casa. Dijo algo sobre quehaceres y que estaría de vuelta rápido y luego se había ido.
La había dejado sola y ella mecánicamente empezó a peinar su cabello. No sabía por que él había huido así. Había sido especialmente atento toda la tarde y ella esperaba algún cambio con su relación. Ya habían cumplido con la parte de la conversación, no debería ser turno para los besos y las otras cosas que Megumi le había dicho. Sintió un suave picor en su espalda y sonrió un poco vil con los pensamientos que cruzaron su mente. Ella realmente no quería apresurar las cosas con él, pero suponía que ahora era el mejor momento ya que Kenshin parecía haber finalmente superado su timidez.
Tal vez ella había cometido un error, tal vez todo lo que Kenshin quería era reforzar su amistad. 'Nah, no puede ser'. ¿Porque debería empezar a actuar paranoicamente? Kenshin había dicho que eran quehaceres, debería confiar en él. Sonriéndose a sí misma, dejó al peine deslizarse por su cabello, imaginando como sería peinar la roja cabellera de Kenshin. Tendría que aprender a autocontrolarse cuando se refería a él, y por la forma en que las imágenes seguían apareciendo en su cabeza, debería hacerlo cuanto antes. Su charla con Megumi se había convertido en ¡una clase A hentai! (cuando de hecho todo lo que Megumi le había dicho no iba más allá de besar cuellos y nada más.)
Hizo una mueca cuando recordó que era tarde y que Yahiko seguía en la clínica. Esperaba que Yahiko estuviera bien. Tal vez debería ir y echarle un ojo. Después de todo que clase de sensei era ella si no se preocupaba por Yahiko. Además le daría la oportunidad de despejar su mente de Kenshin. Tal vez él solo necesitaba un descanso de ella. Después de todo, él debía extrañarla de vez en cuando. ¿No era esa una de las cosas que Megumi le había dicho cuando tuvieron su pequeña charla?
Haciendo una mueca cuando el peine se topó con un nudo, decidió pedir algo de ayuda a Megumi. Tal vez ella pudiera darle una idea sobre que diablos le pasaba a Kenshin. Ajustó el largo de su cola y lo aseguró con su listón azul verdoso. Observó su reflejo en el espejo, ladeó su cabeza un poco y notó como su listón complementaba muy bien sus ojos azules. Sonrió, tenía la sensación de que algo iba a suceder ésta noche, y sus instintos nunca le fallaban. Se sentía inexplicablemente atolondrada interiormente, como aquella vez en que su padre por primera vez la llevó a la playa. Eso había sido divertido y aun podía recordar la forma en que su corazón latió aquel día, era igual a lo que sentía hoy. Energizada, llena de vida. Tomó aire profundamente y rió cuando su reflejo la miró con brillante ojos y sonrojadas mejillas.
Ya estaba vestida en uno de sus kimonos formales e hizo un esfuerzo por verse excepcionalmente bonita hoy. Por supuesto sin el complicado peinado, o la brillante cosa roja que Megumi y Tae habían puesto en sus labios, pero funcionaba para ella. De cualquier manera siempre se había visto así de magnífica. ¿Para qué cambiar algo que ya es genial? Con un encogimiento de hombros y una brillante sonrisa, vistiendo sus getas azules, sujetando el combinante monedero azul caminó fuera del dojo, cerró la puerta y se fue brincando camino al centro.
Kenshin había justo terminado de hacer los arreglos necesarios. Era una dura decisión pero sabía que tenía que hacerla. Cualquier cosa por asegurar una tranquila y relajada cena con Kaoru. Tae agitó la mano en despedida con una gran sonrisa en su rostro, el agitó la mano distraídamente y regresó a sus pensamientos previos. Solo necesitaba hablar con Sano, Yahiko y Megumi y luego con Kaoru y todo estaría listo. Solo deseaba tener el coraje para pedirle salir. Aun tenía un montón de cosas que planificar, lo último que quería era a Sano y Yahiko cayendo de un árbol tratando de ver si él la podía besar. El pensar en besarla trajo una repentina energía a su cuerpo e inmediatamente trató de poner algo de restricción en sus emociones. Después de todo, esto era solo el principio, tenía que hacer la más difícil parte de su plan funcionar, que en realidad era pedir a Kaoru una cita. Respiró profundamente y se dirigió a la clínica.
Tae estaba en extasis. Parecía que Himura-san había finalmente superado su vergüenza, y por supuesto era innecesario mencionar que su plan de anoche había sido de gran ayuda para el repentino cambio. Pensó por un momento si debería decirle a Megumi sobre esto, pero decidió que lo mejor sería mantener la boca cerrada. Y solo seguir las instrucciones de Kenshin. Solo por ésta vez. Después de todo, luego de esta cita en particular tendría suficiente tiempo para chismear. En cambio se fue rápidamente y llamó a su mejor cocinera para instruirla en lo que Himura-san había ordenado por cena.
Sano no estaba muy feliz sobre este día. Había empezado bastante mal, ya que Yahiko, el estúpido mocoso había recordado todo lo que había sucedido la noche pasada. Estaba empezando a creer que era capaz de lastimar al chico físicamente.
"Así que, felizmente no había policías de flirteo anoche." Dijo Yahiko sonando aliviado. Miró de reojo a Sano y le guiñó un ojo, el pequeño muchacho que lo estaba escuchando sonrió y lo animó a continuar con su muy interesante cuento sobre cierto cabeza de gallina y una zorra. Yahiko aceptó gustoso y empezó a recitar la conversación de Sano y Megumi. El joven muchacho se sonrojó y rió. Su madre, quien aun estaba dentro de la clínica de Megumi, tendría el susto de su vida una vez que regrese a casa con su hijo, y el pequeño Yusuke empezase a parlotear sobre besos y cosas con las que Yahiko lo había alimentado.
Mientras tanto Sano estaba cerca de amordazarlo y maldita sea no podía hacer nada al respecto. Megumi le había ordenado que callara al chico, pero aun no había podido hacerlo. Había hecho casi todo, incluyendo rellenar con un tabi la boca del mocoso pero eso falló. Esperaba que alguien llegara y callara al chico. Permanentemente.
"¿Megumi? ¿Estás aquí?" la familiar, alegre voz preguntó.
"¡Jou-chan!" exclamó Sano, aliviado de tener la oportunidad de pasar su obligación de callar a Yahiko. "¿Viniste a visitarme?" preguntó sonriéndole.
Ella devolvió la sonrisa, y fue a su lado a palmear su cabeza. "¿Cómo está tu tobillo, Sano?" preguntó brillantemente.
"Bien. ¡Hey alguien se levantó del lado derecho del futón hoy!" exclamó. "Me alegra, pero trata de no malograr el cabello ¿ok?" añadió alejándose un poco de las manos de Kaoru. No iba a palmear las manos de ella como normalmente hubiese hecho. Tal vez ella estaba de buen humor, pero él era suficientemente inteligente para no tentarla, y ella podía cambiar su humor con un chasquido de dedos.
"En realidad no dormí." Dijo Kaoru guiñándole juguetonamente, ignorando la manera extraña en que él la estaba mirando. Los ojos de Sano se agrandaron, pero antes de que pudiera siquiera preguntar a que se refería, Yahiko ya lo había empujado.
"¡Oh! ¡Cómo alguien que yo conozco!" dijo Yahiko.
"¡Ohayou Yahiko!" saludó Kaoru con el mismo entusiasmo. "¿Cómo está tu espalda?"
"Bien. Bien. En realidad deberías estar preguntando a Sano eso." Dijo Yahiko, cargando al pequeño niño y dejándolo en un taburete junto a los otros pacientes. "El y Megumi tuvieron una muy agitada noche." Le informó mirando alrededor para asegurarse que todos en la clínica estuvieran escuchando lo que él decía.
"¿Nani?" preguntó Kaoru confusa.
Yahiko resopló. "Ya sabes Busu, eres muy brillante, pero me imaginé que serías lenta en éste departamento."
Sano se lo quedó mirando, abriendo la boca. "Oh chico. Lo hiciste ésta vez Yahiko. ¡Arruinaste su día!" lo siseó. Yahiko, el estúpido idiota solo sacudió sus hombros. Sano mentalmente maldijo, ¡porque era que cada vez que Yahiko decidía irritar a Kaoru él tenía que estar allí y ser incluido en la furia de Jou-chan!
A ella le tomó un par de segundos antes de que la burla de Yahiko se registrara en su mente y estaba demasiado escandalizada para realmente molestarse con Yahiko por saber semejantes cosas y por decírselas en frente de casi toda la ciudad. "Na-nani?" dijo agrandando los ojos mientras se quedaba mirando a Sano.
"Jou-chan, no fue así. Lo juro. Yahiko solo..." trató de explicar Sano pero Yahiko lo interrumpió. De nuevo. El chico era un disco.
"... estaba diciendo que ellos empezaron en el suelo... siii, escuché el 'thud' y el coqueteo por un par de minutos antes de escuchar a Megumi cerrar el shoji y a Sano, suertudo, gritar '¡Espera Megumi! ¡Espera! ¡Ouch! ¡Ouch!"
Sano palideció. "¡No fue así como sucedió!" finalmente chilló.
"¿Oh si? Entonces porque la Zorrita decía algo como, "Punto uno para mi! Explica eso si quieres cabeza de gallina."
"Argg tu..." eso era todo, el chico realmente la iba a tener esta vez. Sano estaba a punto de lanzarse adelante aunque no había decidido aun que iba a hacer cuando escuchó la voz de Megumi.
Megumi escuchó la conmoción y rápidamente fue a ver que ocurría sabiendo que con Sano y Yahiko gritando, heridas podían llevar a muy malas cosas en las que ella no quería ni pensar. "¿En el nombre de Kami, que pasa aquí?" preguntó a Sano y luego a Yahiko. Sintió inmediatamente la presión en el aire y el silencio a su alrededor. Se volteó y se dio cuenta que todos se la quedaban mirando... extrañamente. "¿Sucede algo malo?" preguntó primero al joven adolescente que estaba sonrojándose hasta las puntas de los pies y luego a una anciana que la estaba mirando arrugando el ceño hasta el tercer grado.
Kaoru no pudo acallar la risa que borboteaba en su estómago y dejó escapar un tosido seguido de varias risitas. Megumi volteó a verla cuestionante. Ella trató de explicar. "Yahiko-chan solo estaba... um... quiero decir" tragó saliva para calmarse. "Nos dijo lo que ocurrió entre tu y Sano anoche... Megumi, nunca pensé que..."
Megumi casi se desmayó con las implicaciones de las palabras y reacciones de Kaoru. Ay Dios. Volteó hacia sus pacientes, les dio la sonrisa más profesional y pidió perdón pues necesitaba una reunión de emergencia inmediatamente con esas personas. No olvidó decirles que ellos tres estaban sufriendo de una extraña reacción por sobredosis de... bueno... um... queso. "Si. Han comido una mala porción de queso... con un virus muy malo en él y debo chequearlos primero." Dijo empujando a Sano, Kaoru y Yahiko adentro.
"Pero yo no... acabo de llegar..."
"No he comido nada aun maldita Zorra. ¿de qué estás hablando...?
"¡Esa fue una estúpida excusa Megumi!"
Las cabezas voltearon tratando de entender lo que los tres pobrecitos estaban diciendo. Ya no sorprendía porque habían estado actuando extraño. Era una buena cosa que Takani-sensei estuviera haciendo su trabajo. Decidieron que no queso por hoy.
Dentro de la clínica de Megumi, Kaoru estaba arrastrando sus pies, tratando de no reírse mucho. Sanosuke trataba de explicar, fallando miserablemente al hacerlo y finalmente Megumi decidió cortar su balbuceo. "Te dije que lo callaras, no dejar que dijera a todo el mundo lo que pasó... o mejor aun, lo que no pasó anoche." Dijo implorante Megumi a Sano.
"Lo sé, lo sé. Mira, lo intenté. Pero nadie puede callar a ese mocoso boca-sucia..."
"Discúlpame, solo trataba de contarle a Kaoru los hechos." Dijo Yahiko tercamente.
"Nunca en mi vida había tratado de suavizar a un mocoso, pero puedo hacerlo ahora Yahiko si tu quieres." Replicó Megumi ácidamente. "¿Que fue exactamente lo que escuchaste y dijiste?" preguntó cruzando sus brazos.
Yahiko giró sus ojos. "Está bien, fue estúpido. Solo cambié los hechos y dije, básicamente a todos, que tú y Sano..." pausó, avergonzado de decir la palabra en voz alta.
"Que yo y Sano..." puntualizó Megumi.
"Yahiko insinuó que hiciste algo a Sano anoche, que quizá si o quizá no disfrutó." Terminó Kaoru. "Creo la parte del coqueteo, pero no lo de tu sabes..." dijo Kaoru sonriendo.
Megumi suspiró. No estaba de humor para contradecir, ni siquiera para pensar en vil cosas que decir. Los miró de cerca y giró los ojos. "Está bien, ustedes dos, fuera, antes de que decida hacer algo realmente malo, lo que voy a disfrutar." Y antes de que pudiera soltar otra amenaza Sano y Yahiko estaban cerrando la puerta detrás de ellos. Volteó hacia Kaoru. "¿Y por qué estás aquí tan temprano Tanuki-chan? ¿Algún problema del que deba saber?"
Kaoru se sonrojó, "Bien, yo... Kenshin y yo pasamos la noche juntos..." pausó y Megumi pudo pensar en el mejor escenario posible.
"¿Tu que? Tu... él no... ¿lo hizo? Te dije que no dejaras... Oh Dios..." dijo, lentamente levantando su voz.
"¡Oh, no! ¡No! No así. Solo hablamos." Protestó Kaoru, enarcando las cejas hacia Megumi que se reía de ella. "¿Qué?" preguntó Kaoru con un puchero, obviamente Megumi sabía que nunca habían ido tan lejos.
"Nada Tanuki. Es solo que... olvídalo." dijo Megumi, escondiendo sus sonrojadas mejillas.
"Espera, esto tiene algo que ver con Sano, ¿verdad?" preguntó tratando de esconder el humor en su voz.
"¿Sano?" preguntó actuando sorprendida. Kaoru levantó las cejas. "Ok. Bien. Yo... bueno... yo... ¡prométeme que no le dirás a nadie!" dijo Megumi bajando la voz.
Kaoru se emocionó en un instante. Esto iba a ser bueno. "Lo prometo."
"¡Lo besé anoche!"
El chillido que salió de la clínica de Megumi resonó por toda la cuadra y llegó hasta la oficina de la policía, rajando la taza de té de Saitoh y derramando el contenido sobre muy importantes papeles.
"¡Ahou!" maldijo.
Fue de bastante suerte para Kenshin que no la oyese, porque la hubiera reconocido fácilmente como la voz de Kaoru y hubiera podido abortar el plan de hoy. Pero la suerte parecía sonreírle al aparentemente inocente rurouni. Se encontró a Yahiko, quien estaba sentado solo a la orilla del río, la misma posición que ayer tenía cuando esperaba las siguientes instrucciones de Sano sobre su plan. Estaba lanzando piedras al río. Éstas rebotaban dos o tres veces, pero el chico no parecía verse del todo satisfecho. De hecho, no parecía feliz.
Kenshin estuvo contento de haberlo encontrado primero, porque sería más fácil hablar con el chico primero que con su contraparte más grande. "Ohayou Yahiko" lo saludó, acercándosele con una sonrisa de bienvenida, sin importarle el ceño fruncido que recibió a cambio. "Buen día, ¿no es así?" preguntó, tratando de abrir una conversación.
"No exactamente." Yahiko vio la mirada cuestionante de Kenshin. "No cuando Busu y Zorro planean una conspiración." Dijo pesadamente.
"Una conspiración, ¿eh? No lo creo. Tal vez ella solo quería chequearte a ti y a Sano. Pero te ves mejor ahora. ¿Cómo está tu espalda?" preguntó.
"Bien. Ni siquiera dolía. Solo les dijimos que Sano y yo necesitábamos de cuidados extra y atención y bla, bla, bla..." giró sus ojos. Obviamente el plan no había funcionado a la perfección como lo demostraba Kenshin vagando por el mercado y Busu fuera con Megumi. Continuó, "así que tu y Busu tuvieran la oportunidad de tener una charla privada y hablar, tu sabes... lo que sea..."
No lo había pensado de esa manera. Estaba calladamente agradecido de que al menos uno de los planes de Sano y Yahiko funcionara para bien. Decidió que debería agradecerles luego, después de todo, le habían hecho las cosas más fáciles... en una muy enredada manera. "Sabes, no es una causa perdida. Kaoru y yo hablamos anoche. Creo que todo va a salir bien, eventualmente." Dijo Kenshin, mirando como Yahiko enarcaba las cejas.
"¿Y para cuando sería eso?" murmuró oscuramente. No necesitaba escuchar la respuesta. Ahora, viniendo de Kenshin, sería algo como, 'Sólo tenemos que esperar y ver de gozaru' lo que no significaría nada en absoluto. "Así que, ¿qué haces aquí afuera si es que todo va a salir bien con Busu? ¿Y que significa 'salir bien' exactamente?" preguntó impacientemente.
"Pues, es difícil de explicar de gozaru. Pero ya he pensado sobre ello y creo que es mi turno de pedir a Kaoru salir a una cita." Dijo y antes de que pudiera terminar la oración Yahiko ya estaba riendo fuertemente. Miró al chico interrogante.
"Lo siento. Es solo que... ¿tu y Busu?" se detuvo cuando se dio cuenta que Kenshin no se reía con él. "Esto es en serio ¿no?" preguntó, siendo incapaz de esconder el tono de disgusto de su voz.
"Si lo es." Por un corto tiempo estudió el rostro de Yahiko y le preguntó suavemente, "No pareces muy feliz al respecto Yahiko. Pensé que era esto lo que querías." Dijo sentándose a su lado, casi sabiendo que esto hubiera ocurrido antes o después. Con él, Yahiko era probablemente la persona más cercana a Kaoru. Podía entender si Yahiko empezaba a portarse, bueno, posesivo sobre ella. Esperaba que el niño preguntara, así él podría explicarle las cosas a él propiamente, pero nunca creyó que estuviera triste.
"Esto era lo que quería. Quiero decir, quiero que Busu sea feliz y sé que sería feliz contigo, pero..." Yahiko había visto esto venir. Había pensado en ello por mucho tiempo anoche. Estaba feliz por ellos, porque sabía que ambos se necesitaban. Más importantemente, había sentido el amor que ambos compartían. Fue por eso que aceptó seguir con el plan de Sano en primer lugar. No hubiera hecho nada si creyera que no había forma en que los dos estuvieran juntos, por que eso hubiera sido algo realmente malo para Kaoru y Kenshin también. De cualquier manera, el plan había funcionado y ahora se encontraba con los pensamientos que lo hacían de alguna manera, odiar... no, no odiar, pero si disgustar la idea de Kenshin y Kaoru como pareja.
No era tan tonto como para no saber que sucedería después si eventualmente ambos decidieran casarse. Necesitarían de toda la privacidad y ambos empezarían una nueva vida juntos. Lo cual, señoras y señores, no lo incluía a él. Él era solo un estudiante, por supuesto había desarrollado un fuerte lazo, a veces extraño, con Kaoru. Bordeando de hermana y hermano y extediéndolo a veces hasta madre e hijo. Y él estaría condenado de por vida si negara que Kaoru le importaba más que ninguna otra persona en el mundo. Pero también la había fastidiado sin piedad, le había dado dolores de cabeza de la peor clase, infiernos, ¡había destruido uno de sus jarrones favoritos! Por supuesto, ella era la familia que nunca tuvo. Pero sería fácil para ella el dejarlo ir. Un gran mocoso, que no ha sido nada más que un fastidio para su lindo y pequeño trasero.
Kaoru le había dado comida, techo... y más que eso. Mucho más, que tenía miedo de que se hubiera vuelto demasiado dependiente de ella. Pero cuando Kaoru decidiera que él se fuera del dojo para que ella pudiera empezar su nueva familia, lo que sin duda incluiría una docena de gritones ultra-hiper mocosos pelirrojos, no habría nada más que hacer para él que obedecer.
"¿Pero que Yahiko? Vamos, puedes decirme." Dijo Kenshin mirándolo de cerca. De alguna manera, ya tenía una idea de lo que Yahiko pensaba, o mejor, de lo que temía.
"Pero... pero... cuídala, ¿bien? Si no lo haces, y la haces llorar, entonces tendré que, no sé, cazarte o algo. "¿'Ta bien?" dijo Yahiko mirándolo directamente a los ojos.
Kenshin trató de mantener su sonrisa, después de todo el chico se veía serio. "Es un trato." dijo asintiendo gravemente.
Yahiko dejó escapar un suspiro y volteó la cabeza de vuelta hacia el río, observó silenciosamente como éste corría sin fin. Al menos Kenshin le había dado su palabra de que Kaoru estaría en buenas manos. Ella estaría bien cuidada. Podía dejar el dojo pacíficamente sabiendo eso. Suspiró de nuevo.
Kenshin parecía haber leído su mente porque habló sobre sus exactos pensamientos. Miraba a la misma dirección que Yahiko. "Sabes, ella nunca permitiría que te sintieras de ésta manera." Dijo Kenshin volviendo a mirarlo.
"¿Nani?" Preguntó Yahiko, aunque tenía una buena idea sobre de lo que estaba hablando.
"Quizá ella no te lo diga muy seguido... creo que nunca lo ha hecho, pero te quiere como a un hermano. Eso es un hecho." Puntualizó.
Los ojos de Yahiko se agrandaron, volteó a verlo casi suplicante. "¿Hontou?" preguntó, su voz un poco tensa y un poco débil comparada con sus usuales mofas y gritos.
Kenshin asintió otra vez y miró el horizonte. "Sé que las cosas van a cambiar Yahiko, pero de una cosa estoy seguro y es que Kaoru nunca te dejaría. Siempre serás una parte de su familia. Estuviste allí cuando ella te necesitó y ella lo aprecia más de lo que crees." Dijo honestamente. Se acercó a Yahiko y vio como su ceño fruncido desaparecía para convertirse más bien en una sonrisa. "¿Y honestamente crees que ella te patearía fuera de la casa solo porque va a tener sus propios niños?" le preguntó levantando las cejas.
"Yo... yo creo que no." Respondió Yahiko débilmente. Le tomó un tiempo procesar todo lo que Kenshin le había dicho, pero después de un momento dejó escapar una relajada carcajada. "Apuesto a que incluso me hace cuidar a sus pequeños monstruos." Dijo divertidamente mientras encogía su nariz fingiendo disgusto. Compartieron un momento en silencio, admirando el paisaje en frente de ellos, luego Yahiko habló. "Gracias Kenshin." Dijo suavemente.
Sonrió de nuevo con su boba sonrisa patentada de puedo-ser-tan-baka. "¿Hey, Kenshin?" preguntó callando para ver al una vez temido asesino de todos los tiempos. El nombre que casi todo hombre temía pronunciar, pero si pudieran verlo así. Podría ser el padre de cualquiera. Kenshin lo miró expectante. Sus grandes ojos dándole valor.
"Prométeme que no le dirás a Busu sobre ésta charla, ¿ne?" pidió un poco implorante. "A veces tengo estúpidas ideas." Añadió gentilmente.
"No lo haré Yahiko-chan." Dijo Kenshin, era el momento perfecto para jalar de algunas cuerdas sobre Yahiko. Después de todo el chico le debía bastante tiempo. Éste era exactamente el tipo de temas que Yahiko trataba de mantener privadas. Que él era aun, sin importar cuanto tratara de negarlo... aun un niño.
Por mucho que quiso Yahiko no pudo hacer o incluso decir nada sobre el 'chan' que Kenshin le había tirado a la cara así que solo respondió con una adolorida mueca, que hizo reír al rurouni. O debería decir ex-rurouni pues parecía que finalmente había encontrado su lugar con ellos. Con Kaoru.
Y así era.
"Por supuesto, con una condición." Terminó Kenshin con un movimiento de su mano.
"¿Nani?" exclamó Yahiko. Nunca había visto a Kenshin de esta manera... con pequeños rasgos del taimado de Sano. Era una idea que asustaba. Si Kaoru le estaba haciendo esto a él, no se atrevía a pensar que otras cosas estaría dispuesto Kenshin a hacer por su Busu-sama.
"Es bien simple." Le aseguró Kenshin. "Todo lo que tienes que hacer..."
Mientras Yahiko escuchaba a Kenshin sintió una especie de deja vu. Era como planear con Sano todo otra vez, solo que ésta vez era con Kenshin, lo que significaba un plan que si funcionaría. Empezó a asentir con la cabeza entusiastamente. Demonios, el plan de Kenshin era mejor que el de Sano. Tan bueno que no podía evitar sonreír de oreja a oreja, anticipando el fin y por supuesto los resultados del plan.
¡Ahí vamos Kenshin!
Megumi acababa de contar a Kaoru lo que había ocurrido anoche justo al mismo tiempo en que Kenshin terminaba de hablar con Yahiko. A Kaoru le cosquilleaban los tobillos. Era tan romántico. Le dio un par de vueltas más a la idea de sus residentes gato y perro juntitos. Tenía una imagen mental de ambos mordiéndose uno al otro y le dijo esto a Megumi, a lo cual, la usual fría y calmada doctor respondió con un encantador chillido, pellizcando a Kaoru en el brazo por pensar semejantes cosas.
No tenía la misma idea formada en la cabeza que la de Megumi, pero sabía e hizo que Megumi se sonrojara. Preguntó cuan serio todo era, y Megumi le aseguró que realmente que no era tan importante o al menos nada que llevara a... bueno, cosas más complicadas que fueran más difíciles de explicar. Kaoru había presionado lo que había llevado al tema de bueno... de sexo.
La primera lección de Kaoru. Megumi había sentido pena por la Tanuki que se volvió tan roja y tan caliente que pensó que la niña terminaría con fiebre. No quería ser la que explicara a Ken-san por que Kaoru había desarrollado tal cosa por una conversación. Y ni siquiera había dado detalles aun. Solo la idea básica. Aireó a la chica por un momento, la dejó sola mientras ella le decía a sus pacientes que tomaría algún tiempo con Himura-san y que ellos tendrían que ir por sus revisiones con Genzai-sensei. Regresó después de un rato, feliz de que Kaoru hubiese regresado a su color y temperatura normales.
Después de que Kaoru recobró un poco de sus sentidos decidió que esa clase de cosas eran demasiado pronto para ella... pero quien sabe. Después de todo era solo un beso, como había dicho Megumi a la ligera mientras trataba de cambiar de tema, lo que felizmente la llevo a algo que si podía discutir fácilmente.
Kaoru se sonrió a sí misma, aunque sabía que eso le importaba a Megumi más de lo que dejaba entrever, había decidido mantener la boca cerrada. Y el hecho de que ya no tuviera que preocuparse de que Megumi coqueteara con Kenshin. Tendría que encontrar algo de tiempo para poder sacar el resto de Sano, pues sentía que Megumi había editado algunas partes vitales de la historia, pero eso sería después. Estaba segura de atrapar a la gallina en la cena. Miró como Megumi distraídamente sonreía y pensó que esa era exactamente la misma manera en que ella se veía. Nadie podía hacer de mejor espejo para ella. Y Megumi se veía realmente feliz. No podía esperar a decir a Kenshin sobre esto, tal vez incluso darle una idea o dos. Y si él le respondía con un 'oro' tendría que hacer exactamente lo que Megumi había hecho.
Tomar al chico por sorpresa.
Y así fue el turno de decir a Megumi * todo *. No tenía mucho que decir, aun. Pero algún día, ella estaría aquí, con una mucho más cosquilleante historia que Megumi. Solo era cuestión de tiempo. Pero por ahora, empezó con la forma en que Kenshin no paraba de mirarla en el camino al dojo la noche anterior.
Para cuando Kaoru llegó a la parte en que ella y Kenshin conversaban en la entrada del dojo, Kenshin había dado con Sano quien estaba en camino a la Escandalosa Casa de Rufianes a apostar y perder más de su dinero. Kenshin no tuvo suerte ésta vez ya que Sano, prácticamente lo empujó dentro de la casa de juego antes de que él pudiera protestar. La casa estaba llena de hombres que estaban amontonados por mesas, alentando bulliciosamente a otros o a sí mismos.
Sano había ordenado dos jarras de sake, que para los estándares de Kenshin, y demonios, para los estándares de casi todos, era un poco temprano. Pero Sano no lo escuchó. Después de terminar la primera botella, Kenshin se negó rotundamente a tomar de la segunda, y Sano decidió que era hora de jugar. Encontró una mesa y se sentó. Había jugado dos veces mientras Kenshin observaba silenciosamente a su lado, sabiendo porque Sano seguía perdiendo su dinero. Primero porque tendía a apostar después de haber bebido, lo que era una mala cosa siempre y más obviamente, simplemente no tenía buena suerte. Las dos veces Sano perdió ante el mismo tipo larguirucho de ayer y del día anterior y ahora que lo pensaba, de la semana anterior y la semana anterior a esa. Sano maldijo quedamente.
Estaba claro como el día que Sano no estaba cerca de re-ganar los 60 yens del mismo modo en que Kenshin no estaba cerca de sacarlo y hablar con él seriamente. Impaciente y ya sufriendo de un repentino ataque de pánico (después de todo estaban cerca del almuerzo y la siguiente cosa que Kenshin notaría es que era hora de cenar y todos sus planes serían nada si no sacaba el trasero de Sano de la mesa de juego) Kenshin tomo el dado y agradeció al bueno de Kami por que ganó y ahora tenía 50 yens extra del tipo larguirucho y ahora gruñón.
"¡Yatta! ¡Vamos Kenshin! Bien, vamos a ver que tal te va con mi amigo, ¿he?" dijo Sano tirando los 50 yens con un movimiento de la mano. Cogió el dado y se lo dio a Kenshin.
"¿Oro?" preguntó Kenshin. Esta no era la forma en que las cosas debían salir.
"Vamos Kenshin, ¡estas en una racha de suerte! ¡Tira los malditos dados! ¡Gana, maldición gana!" dijo Sano y Kenshin estaba medio sorprendido de no oír a Sano cacarear.
"Sessha....demo...." empezó Kenshin, aceptando sin darse cuenta el dado de la mano de Sano.
Sano dejó caer la cúbica cosa en la mano de Kenshin y lo palmeó en la espalda, "Debía haber sabido que eras bueno en esto. Deberíamos hacerlo siempre." Dijo Sano contento. Tal vez andando con Kenshin podía contagiarse de algo de buena suerte del rurouni. Y esperanzadoramente, todo cambiaría, no solo con su suerte al apostar, o debería decir su mala suerte al apostar, sino con su actual status con Megumi.
No había podido quitar su mente de esa maldita Kitsune, especialmente después de compartir ese beso con ella. Esperaba que pasar algo de tiempo apostando aclararía su mente sobre sus deseables labios y curvado cuerpo, pero estaba fallando miserablemente. "Ahora concéntrate Kenshin." Dijo tomando un trago de sake. "Apuesta a par." Dijo convencido.
Con un suspiro, Kenshin giró el dado en su palma, lo tiró atravesando la mesa y apostó a impar.
Fue impar. ¡Habían ganado de nuevo!
"¡Lo sabía! ¡Lo sabía!" dijo Sano triunfante, lanzando un puño al aire.
"Apostante a par idiota, si el no hubiera cambiado, yo hubiera ganado." Murmuró el larguirucho sujeto.
"¿Qué fue eso?" preguntó Sano irritado. "En caso de que no lo hayas notado el punto de esto, su papel," dijo Sano señalando a Kenshin "es contradecirme. ¡Así es como ganamos! ¿Lo entendiste?" preguntó acalorado.
"Maa, maa Sano." Dijo Kenshin parándose entre ellos. "Hemos ganado dos veces ya y has recuperado tu dinero, vámonos antes de que yo también empiece a perder ¿ne?" dijo Kenshin mientras trataba de apartar a Sano de la mesa.
"Pero... pero..." miró Sano añorante la mesa que de repente estaba llena de hombres que esperaban que el sujeto larguirucho estuviese de mala suerte y pudieran sacarle ventaja. Sin más mesas volteó a Kenshin y gruñó. "Mejor que sea bueno." Dijo mientras dejaba que Kenshin lo sacara afuera.
Kenshin estaba camino a la clínica y aun tenía la misma sonrisa en sus labios. La mirada en el rostro de Sano cuando le contó que le iba a pedir a Kaoru salir a comer era mejor de lo que esperaba. Sus ojos marrones se habían agrandado hasta ser largos como platillos... "¿Tu que?" le había preguntado, los efectos del sake de repente se habían esfumado de su sistema.
"Sano, no le he preguntado aun." Corrigió Kenshin sonriendo tímidamente a la extraña mirada que Sano le estaba dando.
"Oh." Dijo simplemente, al parecer sin palabras. Luego un pensamiento repentino pareció hacerlo inconfortable mientras le lanzaba a Kenshin una mirada evaluadora y luego preguntaba en una grave voz. "Bien, que demonios pasó entre ustedes dos anoche?" preguntó Sano, sonando un poco raro.
Y él entendía la razón de ese tono. Sano era el hermano mayor que Kaoru nunca había tenido. Y Kenshin estaba casi seguro que cualquier hombre con las mejores intenciones en mente que se cruzara con Kaoru no querría nada más que protegerla. El acto de chica fuerte que ella aparentaba era fácilmente visto por ambos y los dos entendían que ella era mucho mas vulnerable de lo que dejaba ver. Le había dicho a Sano que se relajara y que ellos solo había conversado durante toda la noche. Sano le respondió levantando una ceja y preguntando de nuevo para estar seguro.
"Hai. Solo conversado Sano." Le aseguró.
Y de repente Sano le estaba diciendo por que solo habían 'conversado' y Kenshin estaba tan confuso que no fue capaz de contestar la pregunta. No había que decir que Sano entendía la necesidad y deseo de Kenshin por Jou-chan, advirtió a Kenshin así como lo había hecho Yahiko, pero Sano tenía una mejor manera de explicarlo.
"Te mato."
Había dicho simplemente y otra vez Kenshin se encontró tratando de no reírse de Sano, porque parecía lo suficientemente serio como para realmente hacerlo. Kenshin le dijo que no se preocupara por manchar sus manos con la sangre del rurouni pues él nunca había pensado en lastimar a Kaoru de ninguna manera. Y, Sano, rudo como era, le recordó que lo haría, eventualmente, si seguía con el sufijo 'dono', que añadió Sano ponía a Jou-chan completamente molesta.
Kenshin respondió renuente que él siempre lo había sabido, pero que había sido la mejor manera de poner distancia entre ellos entonces. Después de toda la charla finalmente pudo decirle a Sano su propio plan. Sano le lanzó una mirada dudosa y preguntó para que lo necesitaba a él. Y así Kenshin le explicó. Después de un par de minutos de tratar de persuadir a Sano y prometiéndole de que vendría con él a ganar algo de efectivo otra vez, Sano finalmente aceptó, golpeándolo sinceramente en la espalda y felicitándolo.
"Y ahora, si me disculpas, hay una mesa esperándome." Le había dicho Sano mientras veía al ex-ganster entrar a la casa de apuestas. Estaba ya a mitad de la calle cuando Sano gritó su nombre. Giró expectante y escuchó mientras Sano le gritaba la frase exacta.
"¿No vas a vestir ese, um... gi rosado tuyo?" preguntó botella de sake en mano.
Kenshin asintió, sonriendo mientras trataba de no decir a Sano que no era rosado, por todos los cielos. Era magenta, un tono oscuro de rojo si querías, pero por Dios no, no rosado.
"Bueno, uh, verás... sugiero que vistas algo... no sé... menos... colorido." Gritó Sano otra vez.
Kenshin le dio una forzada sonrisa y recordó que tenía una gi azul en algún lugar. Probablemente serviría y después de prometer a Sano que se cambiaría y dejaría el sufijo 'dono', Sano le dio la despedida con un débil saludo.
Suspirando con el recuerdo se detuvo frente a la clínica de Megumi, que estaba sorpresivamente vacía. "¿Megumi-dono?" llamó.
"¡Ken-san!" lo saludó Megumi, le indicó que entrara lo cual él hizo, mirando alrededor del lugar, aliviado de que nadie pareciera estar herido ese día. "¿No hay pacientes hoy ¿ne?" preguntó naturalmente contento.
Megumi asintió y sonrió. "Acabas de perder a Kaoru, va camino al Akabeko y luego a la escuela de kendo al borde del pueblo. Estaba preguntando por Yahiko también. ¿Has visto al chico?" preguntó Megumi sentándose en frente de Kenshin.
"Hai. Lo vi en el río, pero le pedí que recogiera unas cosas por mi en el mercado y que las dejara en el dojo." Respondió un poco cansado, sentándose sobre el tatami.
Megumi le ofreció té, lo que él aceptó gustoso. "¿Has almorzado ya?" preguntó ella.
Bueno, un pequeño pedazo de carne que comió en la casa de rufianes no era lo que él llamaría almuerzo, pero asintió. Estaba seguro que incluso con toda la comida servida en frente de él, no sería capaz de comer.
"Bueno, en cuanto llegues a casa, dile a Yahiko que Kaoru ha arreglado que almuerce en el Akabeko. Y si Sano está allí, pues, dile que puede comer allí siempre y cuando tenga con que pagar la cuenta. Lo que dudo." Dijo Megumi distraídamente. "¿Has visto a Sano?" preguntó, sus ojos brillantes y expectantes.
"Uh si. Esta en... en la casa de uno de sus amigos." Mintió. Estaba salvando el trasero de Sano y creía necesario el mentir para hacerlo.
"¿Un amigo? ¿Un hombre?" Kenshin asintió y Megumi estaba aliviada, aunque trató de no mostrarlo. "¿Así que te trae aquí Ken-san?" preguntó finalmente.
"Necesito tu ayuda Megumi-dono" dijo tranquilamente.
Y Megumi era toda oídos.
Kaoru iba camino a casa, unas vueltas más y vería el exterior familiar de su dojo cuando encontró a Kenshin parado al lado de un árbol, mirando pensativamente al poniente sol. Y estaba su vista jugándole trucos o Kenshin estaba vistiendo un gi nuevo. Un gi azul marino, que resaltaba su cabello. El rojo naranja del sol añadido al color de su cabello hacía parecer que estaba en llamas. ¡Se veía tan caliente! Quería correr hacia él y besarlo como Megumi había hecho. "¡Kenshin!" llamó dudosa, lista para alejarse si no era Kenshin, aunque dudaba que hubiera otro chico con el mismo brilloso y llameante cabello.
Kenshin volteó y tomó aire rápidamente. Ahora si. La hora de la verdad. Agitó su mano y vio como Kaoru se le acercaba. Ella vestía un kimono formal y sus ojos azules era brillantemente claros.
"¡Hey!" saludó Kaoru. "¡Lindo gi!" Kenshin sonrió un poco pasmado y Kaoru se dio cuenta que había dicho algo bastante estúpido. Tímidamente miró hacia abajo y pasó un poco de cabello atrás pues había volado por el suave y frío viento de la tarde. Detrás de ellos, el sol estaba hundiéndose en el río, las estrellas empezaban a aparecer. Era un maravilloso atardecer y se lo estaban perdiendo. Pero estaba bien, ellos estaban en su propio mundo.
"Hey." Contestó Kenshin, su voz de alguna manera más suave, un temblor recorrió la espalda de Kaoru y ella se sonrojó de inmediato. "Te estaba esperando" dijo Kenshin, y ésta vez fue su turno de sonrojarse.
Kaoru levantó la mirada y le sonrió. "¿Me esperabas? Quiero decir... um, gracias... solo fui al dojo Tomizawa para decirle que no daría lecciones ésta semana." Kenshin la miró cuestionante. "Solo necesito un descanso. Pero volveré a enseñar la próxima semana." Dijo, teniendo finalmente los sentidos para ver el sol, ya medio escondido, descender aun más. La mitad del cielo ya estaba pintado con una combinación de negro y azul. Era como si alguien hubiera derramado una botella de tinta sobre el cielo. Ella sonrió. "¡Mira Kenshin! ¡Es magnífico!" Exclamó.
"Como tú. En realidad tu eres más bonita que eso." Murmuró Kenshin suavemente e inmediatamente se dio cuenta que lo había dicho lo suficientemente fuerte como para que Kaoru lo escuchara. Ella había volteado hacia él, grandes ojos azules, sin creer completamente lo que había escuchado. Estaba sonrojada y sus labios estaban separados ligeramente. Se veía tan hermosa... no... se veía perfecta. Era la única palabra en la que él podía pensar para describir la forma en que ella se veía.
'Bien Kenshin, ahora o nunca. No lo malogres. Solo dile... dile...'
Tragó saliva fuertemente y trató de verse tranquilo. Había estado practicando lo que iba a decir toda la tarde y hablar con un silencioso árbol muerto no era particularmente útil. Tomó aire y un paso más hacia donde Kaoru estaba parada.
El corazón de Kaoru oficialmente había dejado de latir, al menos normalmente. No se había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración. Los ojos violeta de Kenshin eran tan intensos y ella no sabía si el brillante sol detrás de ellos había puesto el tono dorado. Aclaró la garganta y respiró rápidamente cuando él tomó su mano y la jaló más cerca de él.
Ella podía olerlo ahora. Estaba tan cerca. Nunca antes había estado tan cerca, excepto por la noche en que le había dicho adiós. Repentinamente, fue asaltada por el temor de que fuera a decirle adiós otra vez. Y ahora sería final, no habría nada que ella pudiera hacer. 'No... por favor... no lo digas...' le suplicaban sus ojos.
El vio claramente su miedo y rió suavemente, 'No Koishii, nunca te dejaré de nuevo' respondió silenciosamente. Se rió un poco más, su respiración movía el cabello de Kaoru. Un mechón cayó sobre sus labios y se quedó allí. Hábilmente, con dedos temblorosos, él tocó sus labios y removió el afortunado mechón de cabello. Luego. Ya tendría la oportunidad de probar y tocar. Alejó el temor de ella sonriéndole y después, todos sus temores, toda su culpa, la pesadez de su corazón se fue. "¿Kaoru?" preguntó, asegurándose de que ella notara que no había dicho el respetuoso pero distante 'dono' junto a su nombre.
'¿Kaoru?' la palabra hacía eco dentro de su cabeza, y dentro de su corazón. '¡Al fin!' gritó internamente. No pudo evitar sonreírle, peleando contra la urgencia de lanzar sus brazos alrededor de su cuello y chillar de felicidad. "¿Si?" respiró suavemente.
La mirada de sorpresa que pasó por el rostro de ella seguido de la encantadora sonrisa que ella le dio fue suficiente para darle a Kenshin todo el coraje que necesitaba. "¿Me darías el honor de salir a cenar conmigo?" preguntó, sorprendido por cuan tranquilo sonó.
Lágrimas asomaban detrás de sus ojos y ella se regañó por ser tan llorona. Y por un corto y adormecido momento lo escuchó hacerle la pregunta y ahora ella no estaba muy segura de si seguía cuerda o estaba imaginándolo todo. No parpadeó, estaba media asustada de que si lo hacía, se encontraría a sí misma parada en frente de un árbol, sujeta a una rama muerta.
Kenshin no se atrevió a respirar mientras esperaba por una respuesta, no quería perderse el que ella dijera si. O no. El silencio ya duraba algo de tiempo y Kaoru, por un instante tuvo una mirada congelada. Cuando él estaba a punto de retirar sus palabras, los ojos de ella sonrieron mientras decía "Si".
¡Dijo que si!
¡Realmente dijo que si!
¡Di algo baka! ¡Antes de que ella cambie de opinión!
Pero no podía encontrar las palabras correctas. Ambos dejaron escapar un suspiro y ambos rieron.
Era quizá, uno de los mejores momentos que tuvieron juntos, uno que sería incluido en una larga lista de momentos. La primera vez que sus corazones habían latido al unísono. Y continuarían latiendo como uno por el resto de sus vidas. Pero por ahora tenían éste momento. Y ambos lo disfrutarían.
Su primera cita.
"Porque Kenshin, te tomó tanto el invitarme a salir, ésta cita más vale que sea especial." Bromeó tratando de esconder el nervioso tono de su voz.
"Lo prometo" dijo Kenshin. Y silenciosamente tomó su mano y la guió hacia el dojo.
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· aa - si, forma informal
· ahou - idiota, pero en una manera mucho más fuerte que Baka
· ano - umm... er...
· aishiteru - Te amo.
· arigatou - gracias
· baka - idiota, estúpido.
· busu - fea
· daijoubu - Está bien.
· dame - detente
· demo - pero
· doushite - Por qué
· getas - zapatos de madera que usan los japoneses
· gi - cosa rosada que Kenshin usa. Esa especie de polo. El de Yahiko normalmente es verde.
· gozaru (de gozaru, de gozaru ka, de gozaru ya, etc) son variantes de la misma forma. No significa nada en castellano, pero demuestra mucho respeto. Solo Kenshin lo usa.
· hai - si
· hakama - especie de pantalón. El de Kenshin es medio blanco. Kaoru usa uno azul osucuro.
· hentai - pervertido
· hontou - verdad
· Iie - no
· Jou-chan - literalmente: Pequeña Señorita, es el apodo que usa Sano con Kaoru.
· Kami - Dios (Kami-sama)
· kirei - hermoso
· Kitsune - Zorro
· koishii - cariño, mi amor.
· mou - excalmación de exasperación
· nani - qué
· ne - ¿no?
· okaerinasai - bienvenido a casa
· ohayou - Buenos días
· onna - mujer
· onegai - por favor
· onigiri - son esas bolitas de arroz que Kenshin hace (con formas de animalitos)
· oyasumi nasai - buenas noches
· rurouni - vagabundo
· sake - licor de arroz
· sessha - yo, en el estilo de Kenshin, literalmente significa: "indigno"
· sensei - maestro, también se usa para doctores.
· sumanu - lo siento
· sessha mo - yo también (dicho por Kenshin)
· shoji - Puertas japonesas, hechas de papel.
· sou - en serio?
· tadaima - Ya llegué, ya estoy en casa.
· Tanuki - mapache
· tasukete - Ayuda (o ayúdame)
NO SE OLVIDEN DE ESCRIBIRME UN REVIEW!!! ESE BOTONCITO ALLÍ ABAJO!!!
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