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ESTE FANFIC PERTENECE A YUKI-SAN. Yo soy solo la traductora... snif!!

 

Título Original: A date with a Senpai

Autora: Yuki

User ID: 29220

E-mail:tanukigirl@edsamail.com.ph

 

Capítulo 6b

Kenshin vio alejarse a Kaoru, los rayos del ocaso hacían ver su cabello de un tono azul oscuro, deseando desesperadamente seguirla y decirle que estaba mintiendo, que desde hacía mucho tiempo la deseaba en todas las formas en que un hombre lo haría. Quería tocarla, alejar el dolor que él mismo había infligido.

Miró sus manos.

Aun podía ver sangre, aun podía olerla.

Amaba a Kaoru. No había dudas al respecto. Sus sentimientos por ella eran una combinación de hirviente deseo y necesidad de proteger su inocencia. Pero sería un gran riesgo para ambos. Para ella el ser una constante carnada en contra de él y habían límites para cuanto él podía soportar. Tenía miedo de que llegara el día en que battousai pudiera eventualmente reaparecer y finalmente destruirlos a los dos.

Los recuerdos aun lo perseguían. La persona que él había jurado proteger había muerto por sus propias manos. No estaba seguro de si podría sobrevivir otra vez si ocurría una segunda vez. No podía permitir el abrirse a tan intensos sentimientos.

Y aun así amaba a Kaoru.

Y no había nada que él pudiera hacer para cambiarlo.

Las emociones en conflicto dentro de él no le sirvieron bien, pues ya era un poco tarde para cuando notó la botella de sake acercándosele a pocos centímetros de su preciosa cabeza. Encogiéndose para evitar el impacto contra su cerebro lo más posible vio con mórbida fascinación como ésta lo golpeó en la cabeza.

"Oro!"

El sonido de cerámica golpeando la terca cabeza del rurouni fue tan diferente que casi provocó una sonrisa cruel en el rostro de Sano. Resonó en cada rincón del silencioso dojo proclamando la finalización de la mitad del plan de Sano. Piezas de porcelana rota volaron en todas direcciones mientras el sake empapaba al atontado rurouni. Calló al piso y el ex peleador callejero rápidamente se le abalanzó para chequear si inadvertidamente había matado al insufriblemente tímido pelirrojo.

Dios, esperaba que no.

Jou-chan seguramente lo cazaría hasta el fin del mundo para sacudirlo neciamente hasta que sus sesos empezaran a salir por sus ojos.

Definitivamente no era una buena imagen.

"¡Maldita sea!" gruñó chequeando el pulso en el cuello de Kenshin. "¡Oi! No te me mueras... no aun ne?" dijo Sano acercándose más a Kenshin, quien tenía la espalda contra el suelo, sus ojos giraban. "No me sorprende que Hiko te llamara baka deshi. De hecho, te queda bien." Escupió Sano mirándolo fijamente. "Apuesto a que tu Shishou estaría terriblemente decepcionado con el sake derramado y el jarro arruinado. Diablos, si no hago un hombre de ti hoy, voy a ir a Kyoto a traer a tu maestro hasta aquí."

"¿Oro?" dijo Kenshin mientras trataba de pararse escuchando cada palabra que había salido de la boca de Sano. Intentando suprimir la mirada de condenación al pensar en su shishou siendo traído aquí por Sanosuke no menos y escuchar a su maestro decirle en la peor manera posible como sobreponerse a su culpa y dar el golpe con Kaoru. No pudo sino encogerse.

Sano lo ayudó cogiéndolo por el collar del rosado gi con el puño y levantándolo del piso. Sano se veía como si realmente fuera a golpearlo. Kenshin conocía la razón. Y si Sano lo hacía, el lo merecía.

"Bien, miren aquí a ver si no es éste el mayor idiota de Japón." Dijo sarcásticamente, como si solamente estuviera aclarando un hecho.

"Orororo" repitió Kenshin. Esperando evadir la próxima tira de 'como pudiste's y Kenshin no baka's '.

"Tu forma de hablar se está volviendo ridículamente molestas. ¿O lo haces a propósito para fastidiar a Jou-chan?" dijo Sano alegremente, sus ojos marrones atravesaban los de Kenshin.

"Apreciaría si me bajaras ahora de gozaru." Dijo Kenshin dolorosamente cordial.

"Dame una buena razón para desengancharte sin muchos daños físicos".

"Ya me has golpeado en la cabeza Sano, pero si necesitas una mejor razón te daré una." Dijo Kenshin, su voz casi letal.

Sano lo dejó ir con un suspiro de disgusto y lo vio como el rurouni caía graciosamente sobre sus pies. "Mereces eso y más." Dijo Sano calladamente.

"Hai. Sessha merece más..."

"¡Ah córtala!" lo interrumpió Sano, "Estoy seguro que ya se lo dijiste a Jou-chan. Y por su expresión fue tu mejor diálogo." Aparentemente calló en oídos sordos ya que Kenshin empezaba a secarse, exprimiendo sus mojadas ropas. El olor a sake se esparcía por el aire. Sano maldijo y trató de pensar en algo más para hacer hablar a Kenshin y más importante, para hacerlo ACTUAR.

La roja melena de Kenshin estaba aplastada contra su cabeza, como un trapo mojado tirado sobre él, estaba húmedo hasta el estómago, se veía como un gatito empapado. "Sessha tiene que cambiarse y limpiar el piso. Kaoru-dono estará molesta si lo dejo como está." Dijo cabizbajo, sacándose las pequeñas piezas de cerámica que quedaban sobre sus hombros.

"¡Oh no, no lo harás!" dijo Sano sujetándolo antes de que pudiera dar un paso. Miró a un lado y dijo, "Ya puedes salir, Yahiko", llamó Sano tan pronto sintió la presencia del chico. Conociendo a Kenshin, había estado consiente de Yahiko desde antes que él, pero no lo dijo por temor de que Yahiko también formara parte de la conspiración. 'bueno, eso está muy mal Himura, prácticamente todas las almas de esto dojo han estado en la conspiración... claro, después de que hable con ellos por supuesto si las cosas no funcionan hoy'.

"¿No salió como lo planeado huh?" dijo Yahiko casualmente apoyándose en el marco de la puerta.

"Limpia este desorden por nuestro amigo" ordenó Sano.

"¡Hey, eso no es justo! ¡Tu lo ensuciaste!" protestó Yahiko gritándoles.

"Bueno, fue la culpa de Kenshin. Después de todo si él hubiera sido cooperativo no hubiera tenido la necesidad de golpearlo." Replicó Sano mirando directamente a Kenshin. "'demás tenemos que ir al Akabeko antes de que Jou-chan empiece su cena y tenemos como 15 minutos para preparar a Kenshin. ¿Ne Kenshin?"

Kenshin lo miró con la expresión en blanco. "Sano, no deberíamos..."

"Oh, sí deberíamos." Dijo Sano, sus marrones ojos brillaban con alegría irreprimida.

Tenía un plan.

A prueba de todo.

Libre de fallas.

Siii, seguro.

 

 

 

Kaoru pinchó viciosamente su comida, "¿Qué le hace creer que sabe lo que nos haría felices? Es realmente molesto la forma en que me trata... ¡cómo si fuera una vulnerable niña débil!" exclamó Kaoru con disgusto, "Ni mi propio padre me trató así, ¿sabías?, ¡Argh! ¡Ese terco hombre!" Empezó a masticar la comida, sus ojos brillaban más que nunca. "Y ese estúpido cabeza de gallina..."

Ichiro sólo la miraba mientras ella enfocaba su ira en la comida. Ella había roto tres palillos durante el curso de su cena y Tae ofreció amablemente a Kaoru un cuchillo. No era exactamente lo que Ichiro llamaría seguro. Pero decidió mantener la boca cerrada mientras Kaoru alegremente aceptaba la pieza de metal de su amiga.

"¿Por qué no puede entender lo que trato de decirle? Quiero decir, se ha quedado conmigo por casi un año... ¡un año! ¿Puedes creerlo?" le preguntó Kaoru, sus ojos azules brillantes y llorosos.

"Um... claro Kaoru-chan. Pero si te entristece tanto tal vez no deberías pensar más en eso y tratar de disfrutar nuestra cena." Dijo Ichiro tratando de salvar su cita.

Kaoru levantó la vista hacia él y suspiró. "Soy una mala compañía. Lo sé. Tal vez deberíamos ir a casa Ichiro, sólo estoy arruinando tu noche." Dijo con un puchero. "Soy tan estúpida. Sigo hablando de... de otro chico cuando tú estás siendo tan lindo conmigo y todo."

Sus ojos azules se disculpaban e incluso Ichiro estaba a punto de decirle cuan en lo cierto estaba, pero le dio una dulce sonrisa en cambio. "¡Oh no! Kaoru-chan, adoro estar contigo. Es sólo que..." se detuvo. El ya sabía que su pequeña oportunidad de tener a Kaoru se había evaporado en el aire, pero eso no quería decir que se iba a dar por vencido en tratar de ser su amigo.

Era mejor que nada. Había probablemente equivocado su encaprichamiento con ella por algo real, razonó tratando de calmar el dolor que sentía en el pecho en ese mismo momento. Cada sonrisa que había cruzado el rostro de Kaoru fue por algún recuerdo de otro hombre... no por él. Había dolido el realizar que ella no estaba interesada en él. No como su novio al menos. Lo mejor que podía hacer era tratar de ser su amigo y ayudarla con éste Kenshin. "Kaoru-chan, mírame por favor." Dijo encontrándose con la renuente mirada de Kaoru. "Dime, éste hombre, el... ¿realmente lo amas tanto?"

Kaoru asintió silenciosamente, mordiéndose los labios. "Lo amo y la verdad es que SE que él siente algo por mí también. El solo está... no sé. Asustado o algo." Agregó suavemente, lágrimas asomaban por sus ojos. "Lo siento, no debería..."

"Está bien. Dime Kaoru-chan, tal vez pueda ayudar." Respondió tentativamente.

Los ojos de Kaoru brillaron, pero se oscurecieron rápidamente. 'Kaoru no baka' pensó regañándose. Estaba casi feliz de que Ichiro halla finalmente aceptado que sólo podrían ser amigos pero ella aun sentía culpabilidad por llegar a pensar en usar a Ichiro contra Kenshin. Era decididamente algo inmaduro e insensible. "Daijoubou, Ichiro, yo puedo arreglarlo. Probablemente solo tenga que sacudirlo un poco fuerte y más seguido ¿ne?" dijo y una sonrisa cruzó su rostro al imaginar los morados ojos de Kenshin girando en frente de ella.

Ichiro trató de ignorar lo que ella acababa de decir y asintió feliz, una pequeña sonrisa iluminó todo su rostro. Realmente no sabía como reaccionar a eso. Nunca había visto a este Kenshin y rápidamente se preguntó que tipo de hombre sería, obviamente uno suficientemente paciente como para dejar a Kaoru-chan sacurdirlo sin sentido y eso más que nada lo intrigaba más.

"Así que dime, ¿cómo empezaste con el kendo?" preguntó ella, deseando cambiar de tema y al menos sacar de su cabeza a cierto maravilloso e insensible pelirrojo.

Tae observaba a la joven instructora de kenjutsu hablar con su cita. Parecía triste y ¿por qué no? La pobre chica está en una cita romántica, en un de los mejores restaurantes de Tokio ¡con alguien a quien no ama! Se preguntaba por que Kaoru había aceptado este particular arreglo. Debía estar muy frustrada y Tae inmediatamente se enojó al pensar en Kaoru terminando con alguien completamente equivocado para ella.

Llámenla romántica sin remedio, pero Tae se moría por corregir este pequeño problema. Ella sabía quien estaba hecho para Kaoru-chan.

Himura Kenshin.

Claro, mucho podía decirse acerca del hombre, pero la mejor manera de describirlo sería - denso - maravillosamente denso, pero maravilloso ni más ni menos. Y bondadoso también, y honesto y ¿debería olvidar cortés? Y... bueno el sería perfecto para Kaoru.

Ichiro parecía un destacado joven que estuvo pasmado-trabado con Kaoru-chan cuando se encontraron momentos atrás. Tae había hablado con el chico varias veces y más bien lo encontró encantador con buenos modales, como sea no podía evitar sentir que no importaba cuan honestos sus sentimientos fueran por Kaoru, él nunca podría hacerla realmente feliz porque ella ya había entregado el corazón a Himura-san.

Con otra mirada a la joven pareja, Tae empezó a tramar. El objetivo central: juntar a Kaoru con el hombre que ella realmente amaba. Sabía que todo esto no era asunto suyo y la última vez que trató de ayudar falló miserablemente, pero si no estuviera segura de que los sentimientos entre Kaoru-chan y Himura-san no eran recíprocos ella se hubiera retirado complacida.

Y además esto era diferente.

Su plan no incluía ningún anillo de compromiso o medias - declaraciones, así ¿qué podría salir mal?. Habiéndose convencido, rápidamente fue a la cocina y buscó en el cuarto a una empleada especial.

La que era conocida por su gran boca y chismes amorosos, la contadora oficial de la ciudad de quien sale con quien y que esposo fue encontrado en la casa de placer cerca de la ciudad. La había elegido a propósito porque jugaría un papel principal en este plan.

Inclinándose sobre ella, Tae susurró algo a los oídos de la niña.

Los oscuros ojos de la empleada se abrieron y empezó a asentir seriamente y después de algunos comentarios en voz baja salió rápidamente.

Tae miró agudamente a la niña cuando ésta cogió a Tsubame de entre todos los de la cocina y susurró algo a la tímida niña quien se sonrojó inmediatamente con las noticias recibidas.

La onda del rumor sobre Kamiya Kaoru y Onoda Ichiro pronto sería una gran ola y esperaba alcanzase al rurouni a tiempo, y luego todo sería perfecto.

 

 

Megumi estaba camino a casa después de pasar por la clínica para ver si tenía algún otro paciente. Afortunadamente Genzai-sensei lo tenía todo cubierto y había sugerido a Megumi que vaya a casa y descansase. Ella aceptó casi al instante, algo que era muy extraño en ella, pero había sido un largo día. Y entre jugar a la hermana mayor con Kaoru y tratar con Sanosuke, ella estaba endemoniadamente cansada. Su mano le dolía. Pero no tenía nada que ver con atender a los pacientes. Oh, no tenía nada que ver.

Ese Sano...

Esa cachetada le había hecho chirriar los huesos, no exactamente lo que ella se proponía, pero estaba satisfecha con eso. Sagara había tenido suerte, había sido capaz de agacharse justo a tiempo, antes de que lo golpeara en la cara. Después de todo, cortar su circulación por dos minutos más o menos no pareció funcionar, así que ella decidió que el cabeza de pollo necesitaba más convencimiento de que, no ella no tenía dinero y no ella no estaba coqueteando con él.

Recordaba con satisfacción, ese sonido crujiente que hizo al conectar de lleno con la mandíbula de Sano. Se sorprendió de no haber dejado una marca en su piel que hubiera sido más placentero para ella. Algo que sacar en cara en caso de que Sagara ingeniosamente olvidara mencionarlo a alguien.

¿Y qué había producido tan violenta reacción de la señorita doctor?

No solo Sagara le pedía dinero como si ella fuera alguna clase de 'dulce mami' pero había audazmente sugerido que su desprecio hacia él era producto de frustrados avances sexuales que ella le había estado mostrando durante los pasados meses.

Ella se perdió entonces.

Y por encima de todo, intentar ir por la ciudad, escuchando de casi todo el mundo que la señorita zorro también conocida como Takani Megumi estaba loca por el idiota cabeza de gallina. Suficientemente loca como para ir siguiéndolo suplicando por se-

Se atragantó ante el recuerdo. El golpe parecía casi irrelevante junto a los rumores que él había estado esparciendo. Por supuesto ella aun no tenía sólidas pruebas de que hubiera sido él quien había empezado las habladurías sobre ellos convirtiéndolos en noticia. Pero Tae lo había escuchado y pero aun ¡lo había creído!

Ella se había enfrentado a Sagara cuando lo pescó comprando dos botellas de sake en una tienda y ¿qué le había dicho él?

'Zorrita, si te molesta tanto, solo di a todo el mundo que es cierto y entonces los rumores pararán porque entonces ya no le interesará a nadie, ¿ne?' dijo él y luego se fue dejándola con la boca abierta.

Ella estaba molesta porque a él no parecía importarle y porque para él todo era sólo rumores.

Sólo rumores.

'Qué malo que no sea cierto ¿ne?' canturreó una voz en su cabeza y después de estar escuchándola casi todos los días fue capaz de bloquearla sin ningún problema. Pero no fue capaz de bloquear las voces de dos mujeres chismorreando ociosamente.

Ella no quiso espiarlas, pero con la mención de los nombres Kaoru e Ichiro no pudo evitar el acercárseles y descubrir a que se debían las habladurías. Y se alegró de hacerlo. Incitando a las dos mujeres a empezar por el principio, sus ojos lentamente se agrandaron hasta casi tener el tamaño de los platillos de lujo usados en el Akabeko.

Así que tenemos, o eso parece, la primera víctima de la ola.

Agradeciendo a las mujeres por la información vital rápidamente volteó la esquina hacia su casa y se fue al dojo.

 

 

 

 

 

"Vamos Kenshin, todos sabemos que estás enamorado de ella." Empezó Sano llevando a Kenshin por entre las calles junto a Yahiko no muy lejos de ellos. Sano vio a Kenshin abrir la boca y le advirtió: "Y juro, un oro más de ti y voy a plantarte en el suelo y la próxima primavera tendrás flores de cerezo incluso en el trasero." Dijo enarcando las cejas ligeramente, preguntándose de donde había sacado eso. Incluso Yahiko le lanzo una extraña mirada. Sano se encogió de hombros "¿Qué?" preguntó defensivamente, "He usado todas las amenazas que sé. Estoy seco, mocoso."

Yahiko giró los ojos. "Kenshin, ¿por qué haces esto tan difícil?" preguntó lentamente.

"¡Ha! ¡Así que el chico tiene cerebro después de todo!" dijo Sano ignorando la mirada fatal que obtuvo de Yahiko. "No como tu" dijo mirando a Kenshin que estaba a su lado mirando hacia la sucia calle. "Deberíamos culpar en parte a Jou-chan por eso. Che, sacudirte sin sentido y golpearte con su bokken a cada rato, quien sabe cuanto a dañado tu cabeza. Deberíamos parar donde Megumi para que te revise o algo." Añadió con una ligera nota esperanzadora en la voz.

"¡Puhleeez! Solo estás sugiriendo eso porque quieres ver a Megumi. ¿Podemos aclarar nuestras prioridades aquí?" dijo Yahiko haciendo movimientos en el aire. "Kenshin y Kaoru primero. Luego arreglamos tu obsesión con Megumi, ¿ok?"

"¡Calla mocoso!" bramó Sano, contento de haber terminado el sake en el camino y que nadie lo note sonrojarse por sus ya sonrojadas mejillas.

"Esa fue una débil réplica zoquete, ¿cuál es tu problema, perdiendo ya la habilidad?" respondió Yahiko alcanzándolos y caminando al lado de un silencioso Kenshin.

"No puedes culparme. He usado todas mis energías tratando de entrar en la dura cabeza de Kenshin." Murmuró Sano sombríamente.

Kenshin dejó escapar un suspiro y se detuvo. Había tenido suficiente de los constantes apodos y amenazas de muerte que había recibido. Si esto hubiera sucedido en sus días de hitokiri los dos, Sano y el niño, hubieran probablemente huido llorando de miedo. "Daijoubou." Dijo finalmente mientras sus dos amigos lo miraban expectantes. "Sessha... sessha ama a Kaoru-dono." Dijo lentamente, con la voz calmada y segura.

Completo silencio mientras los dos lo miraban pasmados. Duró por unos segundos y fue reemplazado por gritos de júbilo y de bromas sin piedad.

Kenshin se sonrojó intensamente.

"¿Eso no fue tan difícil he?" preguntó Sano "No te mató ¿o sí?" añadió con una sonrisa.

"Ahora todo lo que tienes que hacer es caminar hacia Busu y decírselo" concluyó Yahiko, feliz de que todo el asunto terminara e impaciente por regresar al dojo y cenar.

"No... no puedo" dijo Kenshin lúgubremente, sus ojos violetas sombríos.

"Ves, es aquí donde el problema empieza." Dijo Sano mirando desdeñosamente a Kenshin. "Sé que no te sientes digno de ella, pero déjame preguntarte, ¿alguna vez ella te lo ha dicho? ¿alguna vez Jou-chan te ha hecho sentir así?" preguntó Sano levantando las cejas.

Yahiko miraba con curiosidad, preguntándose porque de pronto estaba viendo a Sanosuke como un adulto serio por primera vez desde que lo conoció. ¿Era algo en el aire? ¿O era algo en el sake?

"No" respondió tranquilamente Kenshin.

"Bien. Estamos llegando a alguna parte. Ahora, también entiendo que tengas miedo de perderla y no ser capaz de protegerla. De todas las veces que Jou-chan se ha metido en problemas por culpa de tu pasado, ¿alguna vez te ha culpado a ti?" continuó Sano observando al rurouni.

"No. Pero..."

"Ah, ah, sin peros." Dijo Sano moviendo un dedo en el aire. "Y tu sabes que ella está enamorada de ti y si vas a insistir en que es solo una tonta fijación infantil, voy a desnudarte y luego tirarte en la casa de baño a primera hora de la mañana, justo cuando Jou-chan está tomando su baño." Sano se calló viendo la sangre subirle a Kenshin hasta las mejillas. 'Demonios, hablar así es difícil, sueno tan estúpido, incluso a mis propios oídos.' Se estremeció, 'pero probablemente sea la única manera de que me tome en serio. Después de esto voy a hacer sufrir a Kenshin pidiéndole que me ayude con Megumi.'

Yahiko interrumpió de pronto "Y su comida realmente no te molesta o su falta de gracia y sutileza o la forma en que viste, la manera en que golpea gente cuando está de mal humor o la forma en que te grita y el fecho de que a veces pueda ser un fastidio?"

Sano miró a Yahiko raramente, su ceño se hizo más profundo ante el casual encogimiento de hombros de Yahiko. "Mocoso" murmuró Sano.

"¡Por supuesto que no!" protestó Kenshin, "Amo a Kaoru-dono por quien es e incluso por sus defectos."

"Así que adelante e irrumpe en el Akabeko y dile todo lo que acabas de decir" dijo Sano casi golpeándose a sí mismo.

"No" dijo Kenshin con determinación, la voz ronca debido a las emociones contenidas.

Sano levantó sus manos al aire "bien, me rindo. Me parece que ya te decidiste a herir a Jou-chan. He hecho todo lo que he podido. Déjame decirte Kenshin y créeme, al paso al que vas Yahiko va a tener 3 hijos antes de que puedas decirle a Jou-chan lo que realmente sientes. Apuesto a que ya lo sabe, demonios sólo un idiota se perdería de lo de ustedes. Pero si quieres echarlo a perder, está bien conmigo. ¿qué me importa de todos modos un hombre egoísta como tu?

"¿Fue una oración completa? Oh vaya, y creo que hasta tuvo bastante sentido para mí!"

Una voz femenina los interrumpió y con suerte para Sano, los dos, Yahiko y Kenshin voltearon en dirección a la voz y no notaron la sonrisa soñadora que cruzó su rostro. 'Zorrita' pensó miserablemente, recordando repentinamente la cachetada que le había tirado temprano temiendo que ella lo recrease.

"Creo que ya se rindió Sanosuke" dijo Megumi parándose con ellos.

"¿Huh? En caso de que se haya escapado a su tan publicado sentido común, ¡solo bromeaba!" respondió Sano con un desafiante movimiento de cabeza, feliz de que el tema de la cachetada no fuera a reaparecer.

"Bueno, aparentemente Kaoru-chan no está dispuesta a esperar más." Dijo Megumi ignorando a Sanosuke a propósito y notando en cambio el involuntario temblor de Kenshin al escuchar su declaración. 'Lo hiere' pensó Megumi. Pero esto probablemente le duela más. "Ken-san, hay algo que necesito decirte..."

 

 

 

"¡No!"

 

 

"Aw, dame un descanso. Vamos ¿después de lo que acabas de escuchar? ¿No me digas que solo te vas a quedar aquí a revolcarte en tu autocompasión? Sano agitó un puño frente al rostro de Kenshin.

Después que Megumi soltó la bomba Sano había observado contemplativamente, como Kenshin luchaba por controlar las emociones en su interior. Sabía que no se había equivocado cuando vio los ojos violetas cambiar a ámbar por un segundo. Megumi también lo había notado, e incluso Yahiko. Ellos habían dejado a Kenshin parado allí, plantado en su sitio, mientras que los tres trazaban un plan C. Después de mucho discutir y de terribles riñas decidieron que había que llegar a los extremos.

Lo que significaba una confrontación entre Kaoru, Ichiro y Kenshin.

Megumi se había ofrecido a ser una no-colaboradora en algo tan ridículo, sin mencionar absurdo y se había ido con una advertencia: Nunca jueguen con el corazón roto de un hombre.

A lo que Sano y Yahiko habían entornado los ojos. Las mujeres podían ser tan melodramáticas. Si alguien iba a terminar con el corazón roto sería el chico maravilla Onada Ichiro.

Era hacer de Kenshin parte de la pelea lo que estaba probando ser difícil.

Infiernos, Sano no se sorprendió con eso. Así que el suplicar y razonar había llegado a su fin. A todo lo que Sano sugería, Kenshin simplemente respondía con 'no'. Sano estaba llegando al límite.

"No, Sano. Si Kaoru... si Kaoru a elegido a... él... es su decisión" dijo Kenshin, su mandíbula fuertemente apretada. Lo líquidos ojos violeta estaban más oscuros y sombríos de los que ellos nunca hubieran visto.

"¡Tu tonto! ¡Por supuesto que Jou-chan aun no lo ha elegido! Aun tienes tiempo" arguyó Sano.

"No" dijo Kenshin terminantemente.

"Bien, ¡Yahiko, plan C!"

Antes de que Kenshin pudiera preguntarse que era el plan C, los dos Yahiko y Sano estaban sobre él y de algún lugar apareció un gran saco marrón.

Y allí fue donde se quedó todo el viaje hasta el Akabeko.

Con un apagado lloriqueo de protesta cuando Sano lo depositó en el suelo, finalmente Yahiko se apiadó de él y lo liberó.

Bueno, sólo hasta el cuello.

Poniendo el saco justo detrás de Sano, Yahiko miró a Kenshin, una silenciosa amenaza para el rurouni para mantenerlo callado, que era realmente innecesaria porque ya habían amordazado al pobre pelirrojo y principalmente porque el una vez temido asesino aun tenía sus ojos morados girando y girando y girando.

Tae miró a Yahiko y a Sano y luego otra vez a Sano. "Te involucraste en alguna pelea callejera hoy Sagara-san?" preguntó Tae fijándose en el golpeado, herido y vendado Sanosuke.

"Ano... um... podría decirse." Dijo entre tosidos. "Jou-chan aun está aquí?" preguntó mirando dentro del Akabeko. Habían aun muchos clientes dentro y ninguno de ellos era Jou-chan.

"Oh, justo acaba de irse. Ellos se fueron hace unos minutos." Informó Tae distraída por el saco marrón detrás de Sano. Repentinamente Tae dejó escapar un grito de sorpresa, sus manos volaron hacia su boca acallando otro grito.

"¿Qué sucede?" preguntó Sano preocupado mirando detrás de él y luego retornando a Tae con una mirada curiosa en su rostro.

"¡El saco marrón... se movió Sagara-san!" dijo Tae con voz temblorosa.

"Oh, eso." Sano se arrimó para dejar ver a Tae el saco marrón, con la cabeza de Kenshin sobresaliendo de la soga que la ataba. Ella levantó la mirada confusa y temerosa a Sanosuke.

"Es un larga historia" dijo con un suspiro. "Estoy seguro de que no querrás oírla ahora." Dijo solemnemente.

"Hai. Estoy segura que no." Respondió Tae tajantemente.

"Oi hey, Tae-san, antes de que lo olvide ¿tienes alguna idea de adonde fueron Jou-chan y su cita?" preguntó Sano tratando de atraer la atención de Tae de vuelta. Ella parecía un poco aturdida.

"Escuché que caminarían por el lado del río cerca al dojo de Kaoru." Respondió, sus ojos aun fijos en Kenshin dentro del saco marrón. "Ano, Sagara-san... ¿Himura-san está bien? Quiero decir, él no está... no está..."

"Está bien. Perfectamente bien." Dijo Sano con una sonrisa de júbilo en el rostro. Cargó a Kenshin sobre su hombro y agitó la mano en despedida, agradeciendo a Tae por la ayuda. Yahiko iba detrás de él, la misma sonrisa inocente plasmada en su rostro.

Tae se quedó parada en la entrada del Akabeko, tratando de convencerse a sí misma que lo que había visto, realmente lo había visto.

No ilusiones. Era real y ciertamente no se había vuelto loca al imaginar algo así.

Himura Kenshin atado dentro de un saco marrón balanceándose suavemente en la espalda de Sanosuke mientras éste se alejaba con Yahiko brincando feliz no lejos de él.

Y no era parte de su plan.

 

******

Traductora:

Bien, esto ya está a punto de calentarse hasta lugares que no se pueden imaginar. Con el próximo capítulo van a MORIR DE RISA.

Pero creo que nadie está leyendo esto... para qué mandat el próximo capítulo???

Hay alguien allí que lo quiera??? Por lo menos UNA persona que haya leido los 5 primeros capítulos??? Hay alguien???

 

ESCRÍBANME!!!!! Lesly_17@yahoo.com

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