Sé que desde hace tiempo no he traducido éste fic, y quiero disculparme con todos. Pero aquí estoy otra vez!! Espero que disfruten éste capítulo!!
Una cita con un Senpai
Capítulo 12
Sano gruñía camino al Akabeko. Había perdido el dinero que Kenshin les había ganado a ambos. En realidad era más suyo considerando la falta de interés de Kenshin por el dinero. Bueno, como fuera, al menos iba al Akabeko a tiempo. Justo como Kenshin se lo había pedido. Esperaba sinceramente que Kenshin hubiera seguido su consejo sobre vestir el gi rosado. No había nada malo con el color, excepto de que nadie tomaría en serio a un hombre vestido de ese tono. Si Kenshin era capaz de declarársele a Kaoru, que era algo que se había jurado no se perdería, entonces todo estaría bien.
Y demonios, una cena gratis en el Akabeko no era algo que se desperdiciara! Calló sus gruñidos y pensó que no había razón por la que llegar molesto. Después de ésta estaba pensando visitar a Kitsune-chan. Necesitaba tener una conversación con la mujer. Ya iba a mitad de camino al Akabeko cuando se dio cuenta de cuan oscuro estaba el cielo. Se preguntó fugazmente si llovería, e inmediatamente apartó el pensamiento. De cualquier manera no era bueno pronosticando el tiempo. A su lado, dos mujeres estaban conversando entre ellas, y escuchó que ya eran más de las 7 p.m. Había quedado en estar en el Akabeko a las 6:30. En punto.
"¡Genial!" murmuró apurando sus pasos. "A éste paso ya me habré perdido de Kenshin silabeando y sonrojándose como una langosta." eso hubiera sido muy interesante. Tenía una imagen de Battousai, no el vagabundo, pero declarándose a Kaoru y lo hallaba asombroso. Ojos ámbar, sonrojado y balbuceándole algo a Jou-chan.
Pobre Jou-chan. Pero ahora que lo pensaba, ¡pobre Kenshin!. Bien, verlo era mucho mejor que vagar por una apestosa casa de apuestas. Al doblar una esquina en dirección al Akabeko, se puso a pensar en posibles excusas por llegar tarde. Sonrió al encontrar una mientras pensaba en como mejorarla.
Yahiko estaba gruñendo también mientras caminaba por el Akabeko vestido en su uniforme. Solo desde hacía un año, Tae había implementado los uniformes para las camareras, o camarero en su caso. No había necesidad de decirlo, pero no había trabajadores hombres para Tae así que ella no había diseñado un uniforme para chico. Y por supuesto él no tenía uno que pudiera usar. Y no era suficientemente humillante que tuviera que usar un mandil con bobos y listón rosado en el collar, sino que tenía que estar con Tsubame.
Kenshin no le había dicho nada de esto. De hecho todo lo que recordaba era Kenshin pidiéndole que vaya al mercado a conseguir algunas cosas y luego al Akabeko pues el rurouni había solicitado su presencia en su cita con Kaoru. Solicitado. Le había gustado como sonó y sonrió recordándolo. Le gustaba como Kenshin hacía el esfuerzo por incluirlo en éstos eventos. Él no lo había pedido y no lo esperaba. Había querido darles a Kenshin y Kaoru privacidad. Se había negado al principio, pero luego Kenshin le dijo que Sano y Megumi también estarían allí. Y en una cita. Y no podía perderse eso. Así que después de terminar en el mercado había corrido excitado hacia el Akabeko y se encontró con Tae esperándolo.
Aparentemente Kenshin había solicitado otra cosa que olvidó decirle. Tae le dijo y juró por la tumba de su amado gato, sin mucho crédito pues Yahiko nunca supo que Tae había tenido uno, mucho menos uno muerto, pero escuchó pacientemente. Y se encontró con que Kenshin había instruido a Tae-san en hacer de él y Tsubame sus 'sirvientes' personales en la cita.
Yahiko se había negado en cuanto entendió las palabras de Tae, pero después de haberlo reconsiderado aceptó. Después de todo, Kenshin podría estar aun un poco reservado en su primera cita y deseaba la presencia de gente a la que conocía. Y eso estaba bien. Y el super bono extra era que trabajaría con Tsubame de cerca y eso le daba una innegable sensación de mareo. Pero cuando el asunto del uniforme apropiado salió, se sintió inmediatamente mal de haber aceptado. Pensó en escabullirse y luego correr por su vida, pero imaginó que no funcionaría. Y Kenshin lo esperaba allí, no tenía intenciones de defraudarlo. Sin ninguna otra opción se había puesto gruñendo el horroroso traje. Claro que Tsubame se veía bien con él, pero por todos los demonios, dudaba que él se viera bien.
Pero más que nada, su mal humor se debía a la aparente falta de sentido del tiempo de parte de Kenshin y Kaoru. Habían quedado en llegar a las 3:30 y ya eran casi las 8 y ellos aún no venían. Había estado vistiendo ese estúpido... vestido... delantal, como quiera llamarlo por una eternidad. Finalmente suspiró cuando vio el cabello parado de Sano. Al menos Sano había venido, sin sorprenderle que llegara tarde. El tonto cabeza de pollo probablemente vagó por el pueblo después de tomar el camino equivocado pensando en el callejón oscuro era un atajo. Yahiko giró los ojos al pensarlo. Sano definitivamente no era un viajero. Torció el cuello esperando ver la pequeña figura de Kenshin al lado del ex-gangster, pero maldijo calladamente cuando se dio cuenta que Sano estaba solo.
¿Donde diablos estaban Kenshin y Kaoru?
Kaoru suspiró soñadoramente. Esto no era lo que ella había esperado de él. No lo había esperado en lo absoluto. Miró hacia el cielo y dejó escapar una dulce y satisfecha sonrisa. Tímidamente volteó a ver a Kenshin, quien estaba observándola. Cerró los ojos y recordó cada momento que había transcurrido; aun sin creer que todo ello estuviera sucediendo.
Había estado algo sorprendida cuando se habían dirigido al dojo y no a algún restaurante lujoso como ella esperaba. Había creído que Kenshin quería que ella se cambiara a un kimono más formal, pero antes de que ella pusiera un pie adentro, Kenshin la detuvo y le dijo que esperara allí. Trató de preguntarle que era lo que estaba planeando, pero Kenshin la calló presionando sus dedos sobre sus labios y dejándolos allí por toda una eternidad, o eso le había parecido a ella. Él desapareció en la esquina y ella estaba casi a punto de chillar su nombre a todo pulmón cuando él reapareció con una juguetona sonrisa en los labios y brillantes ojos morados, mezclados con algo de ámbar que la hacían derretirse. ¿Cena? ¿Como podía ella pensar en cenar cuando Kenshin estaba en frente de ella sonriendo conspiradoramente?
"Qué..."
El solo sonrió, tomó su brazo silenciosamente y la guió a la parte trasera del dojo. Los ojos de Kaoru se agrandaron sorprendidos cuando captó la visión de su techo; había sido alumbrado con docenas de velas, quizá más. Pequeñas llamas brillando en la noche. Ella no sabía que sucedía y levantó cuestionantes ojos hacia Kenshin, quien respondió señalando una escalera parada al lado del dojo.
Sonriendo traviesamente, la ayudó a trepar. Los temblores que recorrían por la columna de Kaoru le causaban sobresaltos en sus brazos. Rió nerviosamente y Kenshin solo asintió siguiéndola de cerca. Kaoru se sonrojó las 15 gradas en que él estaba tan cerca que ella podía oler su suave esencia a jengibre mezclado con su particular aroma masculino que la hacía pensar en... bueno, cosas... Rió para sí misma y luego tomó aire profundamente. Si se reía de nuevo Kenshin pensaría que había llegado al filo y perdido la cordura por una simple cita. Y por el amor de Kami, ella era la shihondai de un respetable dojo: debería al menos demostrar un poco de control. Suspirando, se mantuvo tranquila el resto de las gradas.
Solo para sonrojarse más cuando, accidentalmente, se resbaló y él la sujetó rápidamente. Su cabeza estaba prácticamente sobre el cuello de Kenshin; su respiración cosquilleaba la piel de Kaoru, uno de los brazos de él la rodeaba por la cintura protectoramente. Ella rió suavemente y murmuró algo sobre ser torpe. Pero entonces llegó al techo y al instante todas las palabras se le perdieron. Se quedó boquiabierta ante la imagen en frente de ella.
Era triplemente romántico. Era como si se estuviera en un sueño o si se hubiera caído de la escalera, golpeado la cabeza duramente y estuviera teniendo una alucinación.
Solo que era muy real.
Su corazón latía rápidamente en su pecho.
El había tendido una manta en el techo y había puesto la comida en ella, en contraste con el azul-negro del cielo y las pequeñas luces de las casas del pueblo e incluso del pueblo siguiente... y más aun. ¡Tal vez todo el camino a Kioto! ¡Oh! ¡Como deseaba que Misao pudiera ver esto! ¡Estaría encantada!
Volteó hacia Kenshin (quien había estado parado silenciosamente a su lado, anticipando su reacción y apreciándola) con una mirada cuestionante. ¿Tal vez él cometió un error? ¿Esto era para ella?
El parecía haber leído las preguntas en sus ojos y le sonrió tomando sus manos y presionándolas contra las suyas.
"Es... es..." ella de calló y miró al picnic en el techo. Con todas las estrellas brillando sobre ellos, y la suave, dulce brisa que hacía mover la llama de las velas. "Es increíble." dijo encontrando su voz finalmente y mirando tímidamente a Kenshin.
"Aa." asintió él con su voz ronca acercándose a ella. 'Solo para ti' parecían decir sus ojos.
Ella se estremeció maravillada, y tembló más cuando él puso su brazo al rededor del sus hombros para calentarla y guiarla hacía la manta.
Y así había empezado su cita. En la privacidad de su propio hogar y el calor y brillo de su pequeño círculo... o mejor dicho frontera que Kenshin había planeado y creado.
El la observó, con sus dos brazos descansando a su lado, la relajada sonrisa que ella tenía radiando un brillo más tibio que el de las llamas a su alrededor. "¿Kaoru?" murmuró suavemente, temeroso de interrumpirla.
Ella volteó y le dio una tímida sonrisa que hizo que el corazón de Kenshin de pronto dejara de latir. Inconscientemente lamió sus labios y calladamente tomó la mano de Kaoru. La dejó apoyar la mayor parte de su peso sobre él; la espalda de ella contra su pecho, su cabello negro cosquilleando suavemente y acariciando la piel debajo del gi. La escuchó suspirar y estaba feliz de saber que ella había disfrutado su cena. La paz y tranquilidad que los rodeaba era casi perfecta. Solo había una cosa más que hacer. La sujetó más fuertemente y empezó a practicar mentalmente sus siguiente palabras.
Ai shiteru. Ai shiteru.
Era todo menos tranquilo en el Akabeko. Sano llegó tarde y tuvo la valentía de reírse de Yahiko en cuanto lo vio. Se había olvidado de su excusa en cuanto sus asombrados ojos marrones notaron la apariencia de Yahiko.
Yahiko estaba mentalmente recitando la primera y única lección de Tae al servir a los clientes. "El cliente siempre tiene la razón. El cliente siempre tiene la razón." Lo saludó con su mejor sonrisa de "Voy-a-matarte-bienvenido-al-Akabeko-espero-que-se-envenene-y-disfrute-su-estancia". Tsubame también había hecho lo mismo y fue recompensada con la tibia sonrisa de Sano, pero no fue capaz de tener por mucho tiempo su atención, pues él volteó a ver a Yahiko.
"¡Te ves bonito Yahiko-chan!" exclamó apreciativamente, mirando a Yahiko de pies a cabeza y luego estallando en oleadas de risa, y golpeando su pierna mientras se doblaba en dos a risotadas.
Aparentemente fue fácilmente sorprendido por el vestido de Yahiko y el hecho de estar casi en estado de ebriedad lo estaba haciendo sentir un poco alegre. Trató de calmarse y puso una mueca en su rostro y esperó a que Yahiko abriera la boca para maldecirlo sin fin. Estuvo sorprendido cuando el chico no hizo nada. Juró que sacaría una reacción de Yahiko esa noche. Esto estaba saliendo mejor de lo que él había creído.
Yahiko se las arregló para darle una rara sonrisa y en un tono agrio pidió a Sano que lo siguiera a la mesa que lo esperaba, sin mencionar a la cita que aguardaba. Quien estaba de hecho volviéndose loca por tener que esperar todo ese tiempo por Sanosuke. Sería interesante una vez que Sano se hubiese sentado en frente de Megumi y se diera cuenta que estaba a punto de quemarse.
Megumi escuchó la voz y olió el sake. Las orejas de zorro aparecieron casi al mismo tiempo que Sano entró y la encontró esperándolo pacientemente. Trató de convencerse a sí misma que le estaba haciendo a Kenshin un gran favor y trató de sacar lo mejor de la situación. Pero otra parte de sí misma, la misma que había estado ignorando exitosamente desde dos semanas sabía que había estado añorando ese aroma, esos intensos ojos marrones y esos labios... "¿Finalmente apareciste huh?" preguntó ella ácidamente, saboreando la forma en que los ojos de Sano casi se caen de sus órbitas. '¡Así se hace Megumi!' se victoreó a sí misma, una gran sonrisa jugando en sus labios.
"Que... espera un segundo... esto es... ¡Éste no era el plan!" exclamó Sano. Si recordaba bien Kenshin le había dicho que él estaría allí en caso de que Kenshin dijera algo estúpido y fastidiase a Jou-chan. Su papel era comer a una distancia segura y al primer signo de problemas salvar el trasero de Kenshin. No esto. Miró a Megumi de nuevo y luego a su media engrasada vestimenta y luego otra vez al fresco y dulcemente aromatizado kimono de Megumi. Si, ella estaba vistiendo un kimono. Un kimono rojo oscuro con pétalos de sakura plateada que combinaba con sus labios rubí y resaltaba el color de sus mejillas. Esa era la Megumi que no había que fastidiar.
Definitivamente un error. Un enredo. Un terrible enredo.
Sujetó el listón de Yahiko... o lazo... o como quieran llamarlo los del Oeste, francamente en éste momento no le importaba si Yahiko usaba una falda... estaba en problemas. "¿Donde está Kenshin?" siseó amenazante al oído del chico mirando como Megumi levantaba las cejas, sonriendo un poco. Ohh demonios.
"No aquí como puede ver Señor." dijo Yahiko por entre sus apretados dientes. Y con sus ojos le comunicó lo que ya había estado suponiendo desde el principio.
Los ojos de Sano de agrandaron al darse cuenta. Hora de pagar. El no iba a presenciar la cita de Kenshin y Kaoru como Kenshin se lo había prometido. El iba a una cita con Megumi. No estaba listo para eso. Abrió la boca para disculparse, entrecerró los ojos ante el intenso olor a alcohol, que Megumi de seguro no se había perdido, y trató de disculparse cuando Tae lo empujó a su asiento.
Tae había tenido lo que se merecía, pensó ella arrepentida, y no podía culpar a Himura-san por la ligera decepción. Así que tenía que arreglárselas con la situación presente. Sonrió presumidamente, un poco agradecida con Himura-san, después de todo parecía que tendría la oportunidad de jugar de emparejadora otra vez. Y oh, que adorable pareja. Tendría que hacer mucho más de lo que se esperaba de ella ésa noche, pero claro, Sano y Megumi habían estado hirviendo en tensión sexual por los pasados meses y ella podía prácticamente oler amor en el aire. "Su comida estará lista en un minuto Señor. Si necesita algo puede llamar a Yahiko-chan y Tsubame-chan ¿ne?" dijo sonriendo brillantemente a la gruñona pareja . "Y por favor, traten de disfrutar su cena." Añadió, para luego excusarse con Tsubame, dejando a Yahiko en la mesa.
Sano pidió agua a Yahiko y éste se fue rápidamente a traerla. Se estremeció ligeramente al darse cuenta que ahora estaban solos. "Lo siento... esto no era lo que tenía en mente." empezó a decir Sano. Megumi se lo quedó mirando fríamente. "Así que, um, ¿qué te dijo Kenshin exactamente?" pregunto.
"Me pidió que tuviera un ojo sobre ti, para que no fisgonees su cita." le informó, su tono era franco y desinteresado, pero sus ojos hablaban a montones.
Y entonces Sano se dio cuenta de que Megumi supo todo el tiempo que ellos cenarían esa noche y se había tomando su tiempo para verse doblemente impresionante. Y lo había conseguido. "Oh, así que es por eso que estás toda arreglada." bromeó Sano recuperando un poco de su compostura y su marca de arrogancia.
La barbilla de Megumi se cayó. Se había puesto un kimono y quizá un poco de perfume y un tono más oscuro de lápiz labial, pero eso era todo. Ella no creyó que Sano lo notase. "Yo no..." comenzó a decir.
"Si lo hiciste." terminó Sano por ella. Se calló un momento y se le acercó. "Me gusta." le susurró fieramente.
La sangre corrió por el cuello de Megumi y se sintió increíblemente caliente. El dijo que le gustaba. ¿No es cierto? "Estoy segura que sí." sonrió letalmente. "Estás loco por mi." dijo con su voz igualmente callada.
"Che, tan loco como uno puede estar Kitsune-nena." dijo Sano asintiendo pensativamente. "¿Me extrañaste?" preguntó levantando sus cejas sugestivamente y sonriendo ante la mirada sorprendida de Megumi que brillaron con furia y pasión. Antes de que Megumi pudiera responder, él vio a Yahiko acercándose con el vaso con agua en las manos. Alcanzó la cara del chico y lo empujó a un lado.
Hubo una apagada maldición y un ruidoso crash seguido por el distintivo sonido de un vaso rompiéndose y luego el silencio. El coqueteo continuó.
Kenshin y Kaoru eran más sutiles cuando se trataba de coquetear. No era lago que uno esperaría de una tanuki de sangre caliente y de un legendario hitokiri. Habían estado sentados lado a lado en el techo, observando y esperando por estrellas fugaces. Ninguna vino y los dos empezaban a sentirse intranquilos. Sus hombros habían rozado más veces que las que pudieran contar y las sonrisas tímidas habían sido intercambiadas intensamente durante las últimas horas. Más de dos veces Kenshin estuvo cerca de decir las palabras mágicas pero luego terminó tosiendo, y la segunda vez que lo dijo fue tan suave que Kaoru volteó hacia él y le había preguntado con sus grandes y curiosos ojos azules, "¿Qué?"
Sintiéndose increíblemente estúpido, se había quedado callado, y ella también. Kaoru por otro lado estaba cerca al punto en que saltaría sobre Kenshin, pero considerando la altura a la que estaban, ella simplemente no podía pensar en ningún suave movimiento que no los llevara a huesos rotos o costillas quebradas. Miró a Kenshin de reojo, tal vez fue por eso que él había escogido éste lugar. Él sabía que ella le temía a las alturas. Pero ya tendría otras oportunidades. Solo tenía que tratar y mantener la calma. Suspiró de nuevo. "¿Kenshin?" preguntó tentativamente.
"Hai Kaoru?" respondió suavemente.
Ella calló de nuevo, saboreando su nombre sin barreras, para luego sonreírle brillantemente. "¿Recuerdas la última que estuvimos sentados en el techo?" preguntó.
"Aa." Asintió Kenshin. Golpeándose mentalmente. Había pronunciado casi tres palabras en todo el curso de su cita. Kaoru, Aa y Hai. Suspiró. Trató de relajarse y hacer que las palabras salieran de su boca antes de que Kaoru empezara a pensar que su cerebro se había reducido al tamaño de un maní. "Fue en Kioto." dijo, aliviado de que no lo hubiera dicho tan estranguladamente como creía. Se sentía extrañamente inseguro, como si de nuevo volviese a ser un inseguro-adolescente de 15 años. Casi tenía 30, por todos los cielos. 'Trata de actuar como un adulto' se dijo a sí mismo.
"Ajá, fue una noche hermosa, ¿no es así?" Kaoru ladeó su cabeza, dando la impresión de que trataba de ver el cielo de Kioto esa noche, y Kenshin estaba otra vez sin palabras. "Gracioso," dijo Kaoru sonriéndole tímidamente, "Sigo esperando que Yahiko aparezca repentinamente y haga algo estúpido, o me haga hacer algo estúpido. Y bueno, Sano también..." rió suavemente, lo que le recordó vagamente a Kenshin a pequeñas campanas, todas sonando juntas a un ritmo mágico. "No me sorprendería si todo el pueblo viniera... como los oni..." volteó hacia él. "Solo que ésta vez no dirás adiós. ¿Verdad?" preguntó, escondiendo el miedo en su voz.
Kenshin parpadeó. Sorprendido del miedo y anhelo que detectó en su voz. "Por supuesto que no Kaoru." Finalmente tuvo el coraje para tomarle la mano. La tuvo entre las suyas por un momento, recorriendo su rostro con sus ojos, tratando de aliviar el dolor que él había causado meses atrás. Con su mano aun entre la suyas, la acercó a su mejilla marcada y la presionó cuando ella trató de alejarla. "Me quedaré aquí. Si eso es lo que quieres." Vio como ella estaba a punto de protestar y él la silenció apoyando su cabeza en la de ella. Los ojos azules de Kaoru estaban abiertos de para en par, y él pudo ver la incertidumbre en ellos, mezclados también con anticipación y miedo. "Demo... sessha..." se detuvo para acomodar sus pensamientos. "Tu ya sabes quien soy y quien era y aun así me has abierto tu hogar y tu corazón. Voy a atesorar eso Kaoru... tu gentileza, tu lealtad... pero más que todo tu amor... incluso si sessha no lo merece." dijo débilmente.
Su voz era tan baja que Kaoru tuvo que esforzar sus oídos para escucharlo. Era como si él estuviera asustado de decir algo que a ella no le gustase. Y él estaba probablemente en lo cierto. Cuando sus palabras flotaron hasta su lento cerebro, ella no quería hacer otra cosa que golpearle algo de sentido a él. En cambio, le susurró casi desesperada, pero con cálido cariño, "¡Baka!"
El sonrió tristemente al escucharlo. El sabía que él estaba en lo cierto incluso si Kaoru pensaba lo contrario, él aún era indigno. "¿Pero no ves cuan egoísta soy?" le preguntó a ella. "Deberías estar con alguien que nunca halla sido una máquina de matar, que casi se pierde a sí mismo... casi pierde a aquellos a los que ama..."
Kaoru se puso más agitada. Él no tenía razón para sonreír así, como si supiera de lo que estaba hablando. Porque él no lo sabía. Y definitivamente no tenía ningún motivo para sentirse así tampoco. "Eso no es cierto. ¡Calla!" dijo ella murmurando, aunque él podía distinguir claramente el tono de cólera y molestia en su voz. "Detente ahora mismo. No es cierto. Nunca lo ha sido." Ella levantó su otra mano y tomó la de él. Sus respiraciones se mezclaron, y ella supo que eso era lo que ella quería. Estar así de cerca a él. Siempre. "¿Por que no me crees?" preguntó ella, pero esta vez con un puchero.
"¿Nani?" preguntó Kenshin. No podía pensar correctamente teniéndola tan cerca. Con sus labios a solo centímetros de los suyos. Él veía como se movían con intensa fijación para solo entender las palabras después de un segundo o dos. No quería nada más que probarlos. Rozar sus labios con los de ella... besarla con toda la pasión que ardía dentro de él. Trató de apartar su mirada de los labios de Kaoru para concentrarse en lo que ella estaba tratando de decirle.
"Creo que alguien realmente te ha golpeado un poco fuerte en la cabeza." dijo tratando de atrapar los ojos de Kenshin. Cuando él finalmente la miró, no pudo creer que ella le estuviera sonriendo. "Kenshin, eres tan baka a veces." le dijo ella mientras se le acercaba y los besaba en los labios.
Tan solo fue el simple paso de aire de los labios de Kaoru a los suyos, pero lo dejó completamente sin defensas y abierto. Por un momento pensó que iba a tener una ataque cardíaco y arruinaría la noche. La idea casi lo hace reír fuertemente, pero él aun podía sentir los labios de Kaoru y eso fue suficiente para devolverle algo de sentido a su ya enredado cerebro.
Los labios de ella. Suavemente rozando los suyos. ¡Y quería más de eso! ¡Sentir más!
Parpadeó varias veces, no creyendo completamente lo que ella había hecho. Buscó su rostro otra vez y se dio cuenta que él ya no la estaba sujetando. Ella estaba otra vez en su posición original, abrazando sus rodillas contra su pecho, observando el cielo. "¿Kaoru?" preguntó, su voz ronca y aun cuestionante.
"Sabías que mi padre solía decirme que cuando tu deseas a una estrella fugaz, eso se cumpliría. El dijo que yo tenía que anhelarlo mucho y luego trabajar mucho por ello." dijo ella sin voltear, su mirada fija en el cielo. "¿Sabes que pediría?" preguntó, ésta vez mirándolo directamente a los ojos. Ella aun estaba sonrojada por el beso. La mitad de ella le gritaba y bailaba en su cabeza arguyéndole que solo saltara sobre el y lo llenara de besos hasta que él se viera forzado a admitir sus sentimientos. Pero la otra mitad quería que Kenshin lo admitiera primero. Ella quería escucharlo de él. El podía mostrarle luego cuanto la amaba luego, pero por ahora, ella necesitaba la seguridad de sus palabras.
Bajo la poca luz de las velas ella parecía estar a punto de llorar. Las lágrimas brillaban en el borde de sus ojos. Kenshin se encontró a sí mismo mirando no a Kaoru, la joven que él había jurado proteger, sino a Kaoru la mujer que él amaba. Fuerte, inteligente, vulnerable, orgullosa, adorable, inocente, encantadora. Ella era todo eso. Y más.
"¿Qué?"
Tímidamente, ella desvió la mirada, escondiendo las lágrimas que cosquilleaban sus ojos. "Desearía poder alejar tu dolor." murmuró suavemente, "Desearía que me dejaras." terminó.
El no sabía como responderle a eso. ¿Cómo podría? ¿Realmente ella sabía que era lo que pedía? Las cosas que él había vivido, esas eran cosas que el deseaba desesperadamente que nadie viviera, especialmente su Kaoru. ¿Y ella le pedía que compartiera todo su dolor? La oscuridad que el poseía. "Kaoru..." empezó a decir, y cuando ella volteó a verlo, todas sus preguntas desaparecieron. La mirada de determinación en sus maravillosos y claros ojos azules. La mirada de aceptación que él siempre había anhelado ver. Estaban allí, y todo lo que él tenía que hacer era aceptar... éste regalo de ésta increíble mujer que había despertado tantas emociones en él, emociones que él había creído desde hace mucho muertas. El amor surgió que su corazón hizo que todos sus temores se fueran. Que incluso en éste mismo momento, ella ya estaba quitándole algo de dolor.
Él tomó su mano y sonrió. Ella aun no estaba llorando aunque podía ver que solo tomaría una palabra para quebrarla. "Chica terca." pensó tiernamente, sujetando el rostro de ella en sus manos.
Ella parecía estar en pánico, pero se relajó cuando él le sonrió. "¿Me dejarías?" preguntó, con sus ojos azules un poco grandes y asustados. Sus labios un poco separados. Queriendo hablar más pero temerosa de hacerlo.
Otra vez él se quedó con una de esas tres palabras. "Aa." dijo sonriendo ampliamente ante la sorprendida expresión de ella. Kaoru parecía esperar que él dijera que no. '¿Aún insegura koiishi?' preguntó mentalmente, gustándole el termino de cariño que apareció en su cabeza y se quedó en su corazón. Para borrar cualquier duda, tomó aire y murmuró en los labios de ella, dulce y sinceramente, "Ai shiteru."
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Notas de la Traductora:
Pues bien, aunque no lo crean, éste sábado me senté frente a mi computadora, diccionario en mado, y me dije: "Koneko-chan, tenemos al menos que traducir la mitad de éste capítulo hoy." No sé como, pero no me levanté de la compu hasta terminar de traducir TODO el capítulo... ya estoy viendo doble...
Espero que les haya gustado. ¡¡¡SOLO FALTA UN CAPÍTULO MAS!!! Así si!!! Con el cap13 éste fic se acaba.
Espero leer sus review!! Quiero saber que opinan de éste fic!! A mi realmente me encantó!!
Ahh, a pedido de varios lectores estoy adjuntanto un pequeño diccionario de términos en japonés. Espero que les sea útil.
· aa - si, forma informal
· ahou - idiota, pero en una manera mucho más fuerte que Baka
· ano - umm... er...
· aishiteru - Te amo.
· arigatou - gracias
· baka - idiota, estúpido.
· busu - fea
· daijoubu - Está bien.
· dame - detente
· demo - pero
· doushite - Por qué
· getas - zapatos de madera que usan los japoneses
· gi - cosa rosada que Kenshin usa. Esa especie de polo. El de Yahiko normalmente es verde.
· gozaru (de gozaru, de gozaru ka, de gozaru ya, etc) son variantes de la misma forma. No significa nada en castellano, pero demuestra mucho respeto. Solo Kenshin lo usa.
· hai - si
· hakama - especie de pantalón. El de Kenshin es medio blanco. Kaoru usa uno azul osucuro.
· hentai - pervertido
· hontou - verdad
· Iie - no
· Jou-chan - literalmente: Pequeña Señorita, es el apodo que usa Sano con Kaoru.
· Kami - Dios (Kami-sama)
· kirei - hermoso
· Kitsune - Zorro
· koishii - cariño, mi amor.
· mou - excalmación de exasperación
· nani - qué
· ne - ¿no?
· okaerinasai - bienvenido a casa
· ohayou - Buenos días
· onna - mujer
· onegai - por favor
· onigiri - son esas bolitas de arroz que Kenshin hace (con formas de animalitos)
· oyasumi nasai - buenas noches
· rurouni - vagabundo
· sake - licor de arroz
· sessha - yo, en el estilo de Kenshin, literalmente significa: "indigno"
· sensei - maestro, también se usa para doctores.
· sumanu - lo siento
· sessha mo - yo también (dicho por Kenshin)
· shoji - Puertas japonesas, hechas de papel.
· sou - en serio?
· tadaima - Ya llegué, ya estoy en casa.
· Tanuki - mapache
· tasukete - Ayuda (oh ayúdame)
NO SE OLVIDEN DE ESCRIBIRME UN REVIEW!!! ESE BOTONCITO ALLÍ ABAJO!!!
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